Amryl Duimere

[Tharlorn]

Muchos me habéis preguntado quién soy o de dónde vengo. Y quizá es cierto que hace falta una presentación formal si, como parece, es voluntad de Torm defender estas heladas tierras del mal siempre acechante.

Pero empecemos por el principio. Mi nombre es Amryl Duimere. Quizá aquellos comyreanos entre vosotros reconozcan en mi apellido una de las más prósperas familias de la burguesía de Suzail. Alguien que haya navegado por el Lago de los Dragones (y eso va por ti, mi buen amigo Borag), quizá se haya cruzado alguna vez con los navíos de los Duimere, las velas restallando en dirección a la rica Sembia y su oro. Quizá los más instruidos entre vosotros incluso sepan que fue Azoun IV el que nos concedió el honor de portar un título de nobleza, y que este fue concedido en los tiempos en que las tierras orientales estaban bajo la amenaza de la Horda Tuigana. Sí, somos una familia noble muy joven, vista por encima del hombro por aquellas familias más antiguas y orgullosas.

Tymora me sonrió al nacer en el seno de una familia tan agraciada. Tuve los mejores maestros y una educación que desgraciadamente no está al alcance de muchos en el Reino del Bosque. Pero como todos los dones de la Diosa Fortuna, también tiene una doble cara. Como cuarta hija en la línea sucesoria, me encontraba siempre detrás de mis hermanos mayores. Nunca me he hecho ilusiones de heredar ni un sólo pulgar de cobre de mis padres, y mi único puesto allí era estar a la sombra de ellos. Como mujer, se esperaba de mi que contrajera matrimonio con algún joven de alguna casa más antigua para consolidar la posición de la familia. Lo que me esperaba era en definitiva una jaula de oro, joyas, vino especiado y comodidades, pero una jaula al fin y al cabo.

Hice lo que nadie se esperaba e ingresé como templaria en una Abadía de Torm. Nadie tendría que preocuparse de mi futuro, y yo podría desentenderme de un camino que mi madre ya había trazado sin pedirme opinión. No deja de ser irónico que fuese la rebeldía la que me condujera en un principio al camino recto de un paladín, pero fue precisamente así. Fui formada en el credo de Torm por los sacerdotes, y los Dragones Púrpura templaron mi habilidad con la espada. Lástima no haberte tenido como tutor, Sobreespada Reinhardt, hubiera aprendido mucho de vos.

¿Y por qué estoy aquí, en La Marca? Como podéis suponer a estas alturas de mi relato, deseaba aparte de ese mundo de fría banalidad que mi cuna suponía. Aunque algunos, me habéis dicho que sigo siendo noble de corazón, no podía soportar los coqueteos de jóvenes empingorotados y los cotilleos de ociosas damas de corte. Más a gusto me he encontrado siempre en el campo de batalla, tratando de hacer de Los Reinos un lugar mejor.

Quizá mis manos no tengan la delicadeza de una Marquesa de Suzail, pero llevo los cayos que produce la espada con orgullo. Unas cuantas gestas he hecho ya por esta tierra y la distante Dama Lanzagélida me ha abierto las puertas de su casa en no menos que dos ocasiones para ayudarla con sus tribulaciones. Y, como le digo muchas veces a mi buen Hart, luchar contra las amenazas de La Marca no hace rico a nadie. Pero ver la gratitud de la gente a la que ayudas merece la sangre que derramamos por ellos.

Firmado,

--Amryl Duimere

[Gorfuk]

//plas plas

[Ecnath]

//muy buen relato, cortito entretenido y facil de leer ^^, veamos que le depara a la marca a Amryl.

[Malar]

Muy bueno

[Tymora]

Buen trabajo.

[Tharlorn]

¡Gracias chicos!

Tengo pensado actualizarlo con una sección de "relaciones con otros personajes", pero es que conozco ya a tanta gente que se me hace un poco cuesta arriba .