Leandra

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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changeling

Leandra

Mensaje por changeling »

Historia de Leandra I parte.

Desde siempre creyó que provenía de una familia de las afueras de Argluna, una pequeña aldea de artesanos dedicados a la venta de leche y queso. Cierto día, tras descubrir sus cualidades mágicas, decidió, no tras poca meditación y mucho pesar, que debía abandonar su lugar de origen y partir hacia Nevesmortas donde podría encontrar gente que le ayudara a entender su don dado que en su pequeña aldea estos hechos son anecdóticos.

Permaneció allí una larga temporada en la cual ingresó como alumna en la escuela de magia, lo que le había facilitado conocer mucha gente. Su entrada en dicha escuela había sido maravillosa, dado que al ser innata la acogida había sido de buen grado. Sin duda alguna, estaba viviendo uno de los mejores momentos de su vida.

Esa mañana se levantó pronto, decidió dirigirse hacia la flecha para poder practicar alquimia ya que hacía varios días que no pasaba por allí. Por el camino, intuyó que ese día no era tan normal como había parecido en su comienzo, al pasar por delante del aserradero sucedió algo extraño. Notó como algo la engullía, la sensación la estremeció pero no pudo hacer nada, todos los intentos por salir resultaban en vano no pudo hacer nada más que dejarse llevar.
Cuando el viaje llegó a su fin, Leandra estaba totalmente aturdida, lo que le impidió realizar un reconocimiento de la sala en la que se encontraba, pero a modo de defensa, mantenía los sentidos activados al no saber exactamente donde se encontraba.
En un primer reconocimiento algo llamó su atención, sintió como el pánico se apoderó de su cuerpo e involuntariamente empezó a conjurar, pero algo en su interior le impidió llevar hasta el final el conjuro, albergaba hacia la criatura un sentimiento que no llegaba a comprender. En un fugaz recuerdo se la escuela de magia, se dio cuenta que aquel ser que tenía delante aparecía en un libro de la biblioteca, se trataba de un golem. Ante su asombro, el golem dirigió su mirada hacia ella y pronuncio unas palabras: “bienvenida a casa ama Zorla”


-¿Zhorla?, ¿Quién es Zhorla?- Respondió a su frase con una pregunta, miró alrededor buscando a la persona a quien se dirigía el golem. No había nadie más que ellos.

-Tú eres Zhorla, mi ama- dijo el impasible, careciente de inexpresividad como era común en ellos. - Te he estado buscando y al fin te encontré.

Al terminar la frase le pareció percibir, por un instante, un atisbo de felicidad en el rostro del golem.

-¿Buscándome?...-confusa torció el gesto- Yo no soy ser quien dice… me llamo Leandra… estaba en el bosque y de repente aparecí aquí… ¿Dónde estoy?...- hizo una pausa mirando alrededor -¿Qué hago aquí?...-le miró esperando una explicación por su parte, empezaba a ponerse nerviosa.

-Bienvenida a casa, Zhorla- dijo desapareciendo por el umbral de la puerta dejándola sola en la habitación.

Exasperada por la repentina desaparición del golem y sin haber podido sacar nada en claro decidió dar respuestas a las preguntas que rondaban por su cabeza, sobre todo para poder salir de allí y volver a Nevesmortas. La parte élfica se guiaba por la belleza del lugar, tapices vistosos colgaban de las paredes del salón, mesas y sillas talladas artesanalmente, grandes alfombras cubrían el suelo con colores vivos simulando un campo lleno de flores, mientras la humana lo hacía por el mero hecho de curiosear el lugar. Poco a poco se fue adentrando en lo que parecía un castillo, llegó a esa conclusión al ver la cantidad y tamaño de las habitaciones.

Guiada por un susurro casi inaudible llegó a una habitación bastante sencilla, tenía una estantería que ocupaba toda la pared izquierda de la habitación y un escritorio enfrente de esta mirando hacia la pared.
En la estantería había una gran colección de libros, todos ellos sobre magia. Estaba mirando la estantería cuando de repente, por el rabillo del ojo, creyó ver una figura que pasaba por delante de la puerta a la vez que sintió una sensación gélida poniéndole el vello de punta. Se acercó hasta la puerta pero no vió nada, el pasillo se encontraba desierto, no le dio mayor importancia y entró de nuevo a la habitación. Pasado unos minutos volvió la misma sensación, pero esta vez no la cogió de improvisto, salió corriendo al pasillo y se quedó paralizada al ver lo que había en el, se trataba de una chica vestida de azul, de más o menos su estatura, rubia con el pelo recogido en una coleta, no tenía el pelo muy largo; mirándola con más detenimiento dedujo, por sus orejas, que se trataba de una semielfa, su silueta era parecida a la suya; cada vez tenia mas curiosidad y se acercaba cuando descubría nuevos datos recordándole a alguien conocido, al verle la cara parpadeó repetidamente estupefacta , era como si se estuviera mirando en un espejo, era ella pero con una pequeña diferencia…era brumosa y transparente!!.

El fantasma no se dio cuenta de su presencia y no tuvo problemas en seguirla, quería llegar al fondo de esto “tiene que haber una explicación” se decía a sí misma, daba vueltas por la casa representando cosas cotidianas: se sentaba a la mesa a comer mientras parecía que charlaba con los demás comensales cuando no había nadie más en la habitación, sostenía un libro imaginario mientras leía en un butacón de la sala, se metió en la bañera simulando que se bañaba, hasta que llegó a una habitación donde no pudo seguirla, tenía la puerta de hierro y estaba cerrada con llave con la que “ella” no tuvo problemas en traspasarla pero Lea no pudo entrar. Esperó a que saliera sin éxito. Inquieta decidió buscar la llave, al ver pasar de un lado a otro revolviendo las cosas, el golem se acercó preguntándola que qué buscaba, se lo explicó y el golem sacó una llave depositándola en la palma de su mano:”me concretaste que no se la diera a nadie bajo ningún concepto, solo a ti”, dicho esto se fue de nuevo dejándola sola.” Que habrá tan importante para que le dijera esas palabras su señora” pensó y le entró aun más curiosidad.

Se acercó hasta la puerta y metió la llave encajando perfectamente en la cerradura, dio varias vueltas hasta escuchar un “crack” giró el picaporte y se adentró en la habitación.
Nada mas entrar se encontró unos huesos apilados enfrente de la puerta, tenían un ligero brillo, al verlos se le encogió el corazón y las lagrimas empezaron a brotar por sus mejillas, no entendía su reacción, se secó las lagrimas y pudo ver de nuevo el fantasma, pero esta vez era consciente de su presencia, señalaba con su dedo índice hacia el escritorio instándola a acercarse.
A simple vista se trataba de un escritorio corriente con sus utensilios para la escritura, una pequeña lámpara de aceite, la cual tuvo que encender para poder ver, y un libro cubierto de polvo en que se podía leer “Diario”.
Al abrirlo pudo ver las amarillentas hojas del paso de los años, pero había algo que le resultaba familiar, al pasar la primera hoja pudo ver de que se trataba, con letra sencilla pero elegante escrito: “Diario personal e investigaciones por Zhorla Tinúviel”, era su propia letra!!
Con manos temblorosas pasó las hojas del diario leyendo el contenido.

Mazho, 10.

[…] ¿Recuerdas el resfriado de hace unos días? Pues por lo visto me han detectado una extraña enfermedad, pero con pruebas pueden saber de qué se trata, los médicos son bastante optimistas. Mis padres están muy preocupados al ser su única hija temen perderme, yo les tranquilizo diciendo que solo es un resfriado mal curado. Me encuentro bien, solo me da de vez en cuando fuertes accesos de tos.
Pronto volveré a escribirte, sabes que estoy liada con los experimentos.

Zhorla Tinúviel.

Alturiak, 1.

[…]Ha pasado ya un mes desde la última vez que escribí. He estado juntando algunas piezas de hierro y he pensado en construir un golem; George me las trae a escondidas y ya he juntado algunas libras, pronto empezaré a construir ¡me hace una ilusión!. Mis padres preocupados no quieren que salga del castillo para no empeorar, con el golem al menos tendré con que entretenerme, aun no sé qué nombre le pondré aunque aún es pronto.
La enfermedad sigue igual, ahora mancho el pañuelo de sangre cada vez que me da un acceso de tos, los médicos aun no saben a que es debido. Me hacen tomar un montón de redomas a cada cual sabe peor, pero bueno al menos la tos disminuye cuando las tomo.
Esta vez no tardaré tanto en escribir, te lo prometo *dibuja una cara sonriente*.

Zhorla Tinúviel.



Mirtul, 9

Hoy es mi cumpleaños y cumplo la mayoría de edad, van a celebrar una gran fiesta en el salón, estoy deseando que llegué ya la noche, les he enviado las invitaciones a mis amigas espero que vengan, hace mucho tiempo que no las veo.
[…]Sobre la enfermedad, he empezado a notar un pequeño hormigueo en las manos, me han quitado alguna medicación para ver si es debido a eso. Estoy tranquila, los médicos dicen que están cerca de encontrar una solución.
Ya te contaré como ha ido la fiesta, tengo que ir a prepararme, ¡Qué nervios!.
[i]
Zhorla Tinúviel.


[/i]Eleint, 27.

[…]La enfermedad continua creciendo, esta vez el hormigueo lo siento por todo el cuerpo, las manos cada vez están más débiles, se me resbalan las cosas al no poder cerrar bien los dedos, esto me ocurre a veces. Los médicos están preocupados no encuentran cura para la enfermedad. Padre ha mandado llamar a los mejores médicos del reino para que estudien mi caso. Me han dicho que no me preocupe, intento estar ocupada para no pensar en ello.
El golem ya está terminado le he puesto en marcha pero aun tengo que enseñarle a hablar, me ayuda en el laboratorio y me hace mucha compañía, poco a poco le voy enseñando palabras sueltas. Le he puesto el nombre de Shem.
Te prometo siempre que voy a escribirte pronto, pero siempre rompo mi promesa espero que me perdones.

Zhorla Tinúviel.

Noctal, 30.

Esta página está llena de tachones, la letra es escrita con esfuerzo y se asemeja a la letra de un niño no mayor de dos años.
Lea solo pudo descifrar algunas partes de la página:

[i]No me quieren decir que me ocurre siempre están cuchicheando en la habitación, estoy harta que me digan que no me preocupe que todo se solucionara. No puedo moverme de la cama, estoy encerrada en mi propio cuerpo, las piernas y los brazos ya no responden. Han venido a verme centenares de médicos y todos ponen la misma cara de preocupación.
Madre tiene mala cara llena de arrugas y ojeras, siempre tiene una sonrisa para mí cuando viene a verme pero por dentro está sufriendo. Padre lo lleva mejor, sabes que no es de mostrar sus sentimientos.
Siento que pronto acabará todo.

Zhorla Tinúviel.




Las lágrimas recorrían el rostro de Lea, sentía como si una parte de ella moría al leer aquel diario. Quería saber más sobre esa parte de ella que no conocía, pasó las páginas del diario pero no había nada mas escrito, frustrada buscó en el suelo desordenado. Encontró varios informes médicos y arcanos, en ellos decían que procederían a realizar un ritual en el cual Zhorla aparecería en un plano distinto, olvidando su plano natal, sin rastro de la enfermedad, reencarnándose. Desconocían el plano donde iba a aparecer.

La habitación se inundó con una melodía suave y melancólica, la misma que se sorprendía ella misma tarareando inconscientemente, brotaba de una caja de música que llevaba en sus manos el fantasma de Zhorla mientras se acercaba a ella.
Cuando quiso darse cuenta la habitación se había desvaneció apareciendo de nuevo en la parte norte del bosque. Shem la acompañaba, era tiempo de volver le explicó. Se despidieron con tristeza, pero sabían que estaban conectados más allá de la distancia que los separara, cuando estuviera en peligro o triste, Shem la haría llamar regresando a su plano natal.

Sus amigos, después de varios días buscándola, la encontraron sentada en la roca del aserradero absorta mirando la caja de música que demostraba que no había sido un sueño.


//Es una quest que me hizo en su momento Oghma sobre la historia de Lea. Espero que os guste. :wink:
Última edición por changeling el Mar Mar 09, 2010 5:15 pm, editado 3 veces en total.
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varang
Oso Terrible
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Mensaje por varang »

//anda! cómo tú por aquí?! buena forma de anunciar tu regreso!
Toda la oscuridad del mundo, jamás podrá apagar la luz de una velita.
Brenn / Elaras Nuelaf / Budd / Vulvayn / Deläggerson / Bakuh
D.E.P. Varang Grey, Naralas Nuelaf, Vulzart Klent, Jarol y Bandy. Víctimas del paso del tiempo.
Sargonas

buena

Mensaje por Sargonas »

buena historia y a mi entender muy original...estare atento a la continuacion, bravo!!! :idea:
rusillo

Mensaje por rusillo »

ains, si es que es la tejoncilla number one.

*se pone la chapita en forma de tejon del club de fans de Magic Leandra*
changeling

Re: Leandra

Mensaje por changeling »

Un final inesperado de la guerra

Se encontraba en el interior de la ciudadela enana, fuera la niebla oscurecía las montañas tiñéndolas de azabache como si los dioses, espectadores de la batalla, les avisaran de la gran mancha de orcos que se acercaba. Los aventureros corrían de un lado a otro ultimando los preparativos para la batalla.

Leandra esperaba nerviosa a que todo comenzara, no le gustaban los conflictos y menos si terminaban en guerra, pero esta merecía ser vivida, la Marca Argéntea estaba entera en peligro pudiendo ser arrasada. Se refrescaba en la fuente, intentando despejar las dudas, cuando escuchó una voz rasgada, dibujó en su rostro una amplia sonrisa y se giró, era su amigo Jarol, “viento” como el gustaba que le llamasen, que venía con la intención de invitarla a cenar, ella aceptó gustosa, necesitaba distraerse y era una buena forma de conseguirlo. Bajaron a la posada de la parte inferior, la de arriba estaba demasiado abarrotada de aventureros, pidieron una buena cantidad de bebida y comida, celebraban el reencuentro o posible despedida…

Se despertó aturdida con fuerte dolor de cabeza, parecía que habían pasado por encima 20000 enanos con sus armaduras y escudos, parpadeó repetidas veces al no reconocer la habitación, se asustó y llegó arrastrándose hasta la cabecera de la cama, unas palabras tranquilizadoras se escucharon en el fondo de la habitación:

-Lea… tranquilízate, estás conmigo… - Hablaba desde la butaca, sentado esperando a que despertase.

-¿Dónde estamos?, ¿Qué me has hecho?...- Un repentino dolor le vino a la cabeza haciendo que se llevara las manos a la sien.

-Como puedes comprobar sigues vestida con las mismas ropas que ayer… y estamos en Yalanzhar.-Dijo con voz queda.

Lea se miró comprobando si era cierta la afirmación, suspiró tranquila al ver que seguía vestida con el traje negro que tanto le gustaba, pero no menos nerviosa, no entendía nada.

Jarol carraspeo varias veces, no sabía cómo iba a reaccionar cuando le dijera lo que había hecho, su mente dibujaba a él corriendo delante de las bolas de fuego que Lea le lanzaba. Reunió fuerza exhalando aire por la boca.

- A ver cómo te lo explico… verás, tú eres Lea y… ¿Qué hace Lea? Lo correcto, aunque eso signifique meterse de cabeza en una guerra… y yo soy Jarol y…. ¿Qué hace Jarol? Mirar por lo suyo. En este caso, tú eres lo mío. Como sabía que no iba a convencerte para que no te presentases en la batalla… bueno ehm…- Sus palabras denotaban una mezcla de sentimientos, conocía demasiado bien a la semielfa para saber su reacción. -… eché algo a tu comida… te drogué- .

-¡Tenemos que volver! Seguramente haya heridos… Necesitaran ayuda… ¿Dónde están mis cosas?- Se levantó rápidamente recogiendo sus cosas para partir cuanto antes. Jarol la cogió de los brazos mirándola a los ojos con gesto temeroso, incomodo. Intentó tranquilizarla.

-La guerra ya terminó, Lea… han frenado al ejército con éxito, sin tu ayuda.- Remarcando esto último, temeroso. Hace ya dos días de esa cena. –sonrió fugaz y forzadamente.

-¡¿Puedes imaginar las vidas que se arriesgaban en esta batalla?! Era mi elección estar allí, junto a la Orden… - Su voz se quebró sollozando de nuevo- Si mi destino era morir allí… - el llanto interrumpió la frase.

-¡Qué egoísta! ¡Qué pasa con los que sí se preocupan por ti! ¿Porque te crees que te he ido a buscar? No quiero perder de nuevo a alguien a quien… - Obligándose a sí mismo a no terminar la frase. Cogió aire y lo expulsó suavemente. – Bueno… ya está hecho, no hay vuelta atrás… si quieres enfadarte, enfádate.- Mirando la cara de enfado, resignado no esperaba agradecimiento alguno por su rastrero plan- Tómatelo como la revancha por tirarme al pozo.-

Se dibujó media sonrisa en los labios.- No es lo mismo, Jarol aquello fue una broma que se nos fué de las manos.- Cabizbaja movía las manos en gesto nervioso, le costaba mucho pronunciar las siguientes palabras.- Lo siento mucho, me duele de corazón decirte esto… pero… pero… - levantó la vista hacia su amigo, su amigo del alma, amigo con el cual había vivido grandes cosas, con gesto de dolor.- No puedo perdonarte…- tragó saliva, quería hacerlo lo más rápido posible.- Agradezco que hayas pensado en mí, pero mi vida no vale más que la de los demás, espero que comprendas… -

- No lo hagas, no es necesario Lea. Sabía que te enfadarías, pero me da igual. Estás viva y eso es lo único que me importa. - Se acercó a Lea con paso firme, la besó en la cabeza y peinó el pelo despeinado con cariño.- Te quiero muchísimo Lea y te prefiero enfadada a muerta…- Se alejó de ella, hacia la puerta y salió de la habitación.

- Dame tiempo, el tiempo lo cura todo. Lo pasé muy mal aquella vez que nos enfadamos y esta no será menos, espero volver a como antes… pero solo te pido algo de tiempo.- Sentada en la cama, con cara compungida mordiéndose el labio inferior para no romper en sollozos, no delante de él.- Por favor… solo te pido eso…-

- Tómate el tiempo que necesites, yo estaré bien, ni siquiera me siento culpable. – Dirigió una última mirada a la triste Lea.- Vamos, no me irás a decir que no ha sido un gesto de lo más romántico. – una última sonrisa burlesca le acompañó mientras cerraba la puerta-.

Esperó en la habitación a que los pasos de Jarol se alejasen para poder salir, necesitaba sentir la suave brisa que le ayudara a volver a respirar disolviendo el nudo que se formaba en su pecho. Tuvo que tomar una decisión, no podía quedarse de brazos cruzados ahogándose en sus problemas mientras en Felbar sufrían las consecuencias de la guerra. Borró las lágrimas del rostro y se encaminó hacia la ciudadela, ya tendría tiempo para ahogarse en sus problemas.


//Esta es la excusa onrol de Leandra para no presentarse el día de la guerra. Gracias a Jarol por el rol :wink: . Espero que os guste.
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