Un día mas frió de lo normal en la Villa de Nevesmortas, llega una carroza tirada por dos pura sangres. De ella salen dos mujeres junto con una niña de unas catorce primaveras.

Las mujeres son de alta cuna. Su forma de hablar, sus movimientos y sus joyas las delatan. Van tapadas las tres con ropas de luto, negras de arriba abajo. Por alguna extraña razón las dos señoras no dejan que se les vea demasiado el rostro, que les cubre con un fino velo negro. La niña va cargada con una maleta a la espera de que le expliquen que a de hacer.

Mujer noble: Querida Tatiana a llegado el momento de que empieces a volar sola, tienes que poner en practica todo lo aprendido. Tienes lo necesario en la maleta, te quedaras en esta pequeña Villa.
Segunda mujer noble: No estarás sola, la diosa estará contigo. No olvides de mantenernos informadas. Nosotras volveremos el dia que cumplas los veinte años.
Una de las mujeres en un acto maternal empieza a acariciarle las mejillas, sonriendo a la pequeña. De golpe empieza a pellizcarle fuertemente ambas mejillas, dejando ambas rojas por el daño.
Mujer noble: Las mejillas sonrojadas son muy bonitas, no lo olvides nunca cielo. Una última cosa, la hermandad prefiere que uses tu apellido antes que tu nombre. Adiós querida, que la diosa este contigo.
Las mujeres suben a la carroza, le dan unas instrucciones al cochero y se van.
La pequeña mira de lejos el pueblo que sera su hogar. Por alguna extraña razón, piensa que tendrá mucho trabajo por delante.

Continuará...