Hoy no voy a dejar tan solo retazos de mí sino todo mi ser en estas letras. Me siento como un pájaro en medio de la tempestad, mis fuerzas ya no son las mismas y la soledad me cala hasta los huesos. Me encuentro en medio de la nada y si bien las gentes me rodean sus rostros se desdibujan al caer la tarde, sus manos no me alcanzan y no logro percibir las palabras que como palomas, sus labios sueltan al viento frío de la apacible tarde de la Villa.
Así como el olvido borra a los muertos de la memoria de los vivos, olvidarte avasalla mi alma impura que te busca en cada recoveco de la nada en la que me encuentro, aún sabiendo que jamás voy a encontrarte.
Las tardes que antes nos pertenecían son ahora eternos ocasos y las noches interminables prisiones de mis deseos más absurdos. Estoy casi abandonada a mi suerte en medio de la multitud y si miro hacia atrás no logro distinguir los pasos que me trajeron hasta acá, a veces me reconozco carcelera y otras, prisionera de mis propias acciones y mientras mi alma yace casi inerte en este árido desierto sin restricciones, mi corazón sólo busca tenerte.
No es por absurda ni por temerosa, pero me retracto de mis errores e intento salir a diario de esta tumba que cavé para nosotros , juro que lo hago...
Aún doy todo de mí sin esperar nada a cambio, aún amo y odio con intensidad, bebo de mis pasiones y navego en los fluidos de los cuerpos que voy dejando atrás. Mas a pesar de mil intentos, todos los caminos me llevan al mismo sitio, la misma puerta, el mismo lodazal en el que me siento inmersa, solitaria y aterrada de saber que el día recién comienza y me espera con su deslumbrante contraluz como desafiando mis instintos.
Me sé tan solo una más en el camino y me aferro a las palabras como si ellas fuesen en verdad capaces de cambiar al mundo. Sin embargo las huellas que dibujo son las mismas y los segundos avanzan uno tras otro sin control mientras espero, tiemblo, nazco y muero con cada sonido que emito en tanto mis lágrimas llenan poco a poco inmensos mares de aguas turbias en los que flotan a la par las esperanzas y los sueños, los demás con sus historias y cientos de restos devastados de otros cuerpos tan cansados y tiesos como el mío.
Espero ver a lo lejos una orilla, un muro, algo que me indique que he llegado, que el puerto está cerca y sin embargo al mirar al horizonte solo veo sentencias ajenas y falacias de mi boca que no son más que promesas incumplidas y fantasías inalcanzablemente inciertas.
En las noches a veces me parece que te encuentro cerca, que me tocas y deseas, mas entre las tibias sábanas de mi cama ancha, sin embargo, tan solo encuentro mis manos, que resbalan solitarias por mi cuerpo tratando de descubrir cómo es que te necesito tanto si quizás nunca te tuve cerca...
Dicen que crisis es sinónimo de oportunidad y eso es lo que vinimos a buscar en estas heladas tierras.
Gentes, rostros diferentes y manos, cientos de manos meciéndose al compás de mis palabras, y tu boca…maldita sentencia a la que me condena pertenecerte…
Las ideas eran claras, “Sobrevivir significa que otros no lo hagan y tú, tú sobrevives a mi lado o simplemente, no lo haces...”, mil veces escuché de sus labios esa frase tanto, que quizás terminé creyéndola cierta.
Entre todas esas gentes un hombre, uno en especial que todo lo tenía, inteligente y sabio, callado, tierno, suave como terciopelo…y rico.
El mago fue la víctima señalada, a él debía yo dirigir mis miradas y cada uno de mis pasos tan sólo debía caminar hasta su encuentro. No había opciones, nunca las hubo, esto era la vida y así debía ser, pues eran las reglas. Fue simple en un principio, como todos, él admiraba mi belleza y enmudecía ante mis palabras pues era simplemente uno más.
Pero como dicen los sabios, el tiempo y los atardeceres cambian las cosas. Quizás fueron sus labios, su aroma delicado o el tono de su voz…El mundo se veía diferente desde su ventana pues al ver tras los cristales todo cambiaba de color, acaso…¿Sería yo digna de una vida diferente?
Ilusa, tonta e ilusa…Soñadora.
No existen vidas distintas para quienes no las merecemos, no hay caminos que elegir, no hay cristales de colores ni hombres capaces de ver más allá de sus propias narices y sus deseos, no importa cuánto intentes cambiar, cuánto le entregues de ti, cuánto le ames o cuánto te esfuerces en ser digna…siempre serás lo que eres, nadie.
Podría decir que lo amé, que soñé con él sueños imposibles de soñar, que tejí en mi mente miles de veces, una tras otra las dichas que nos aguardaban juntos
Ilusa, tonta e ilusa…Indigna.
¿Qué has creído que mereces el amor de un hombre íntegro? El tiempo suele ser verdugo y en los otros, la razón prevalece al corazón, siempre. Hubiese jurado en esos días que la salvación era posible, que el abanico por fin se abría ante mis ojos dejándome descubrir amaneceres mas él lo sabía, lo sabía y me lo dijo, tenía sus sueños y esos sueños no eran los míos.
Ilusa, tonta e ilusa…Meretriz.
Como el agua de lluvia se lleva consigo las hojas secas en los otoños de Calim, así Ronan se llevó mis primeros sueños. Sus sentencias eran ciertas, era yo tan solo el monigote de los caprichos de un hombre que, signado por la maldición de ser impío tan sólo buscaba destruir todo aquello que tuviese yo cerca, si hasta el viento de la tarde celaba con pasión tan sólo por rozarme.
Ilusa, tonta e ilusa…Solitaria.
La soledad como siempre me hallaba inerte en medio de la multitud cuando el mundo en sus mil vueltas se llevó consigo al carcelero y los mismos infiernos que desde siempre me aguardaban fueron fauces hambrientas de su miedo, mis cadenas se quebraron con la brisa, mis manos fueron nuevos horizontes y dos invisibles alas crecieron en mi espalda.
¿Cómo puede un objeto tan simple ser la clave que me guíe hacia todos mis deseos?
La Dama requería de mis servicios, era simple, llevar un libro a la ciudad amurallada y regresar a salvo del camino.
Fue en los recovecos del sendero que la irracionalidad pudo más, esas páginas amarronadas por el tiempo eran quizás la única salvación a mi condena, esa que se cernía sobre mis hombros como un manto oscuro desde aquella vez en que Barok había jurado encontrarme. El tomo mágico sin dudas sería mío.
Caminos.
Recorrimos parajes peligrosos, la lluvia arreciaba con fuerza y el viento mecía violento mis cabellos mientras mis pasos dejaban huellas imposibles de borrar, nada ni nadie habría de detenerme pues, ese libro, capaz de abrir portales a su Reino tal vez sería la llave de aquellos candados que me unían con gruesas cadenas al infierno.
Intenté por todos los medios abrirlo, hurgar entre sus notas y saber de una vez por todas como llegar a desafiarlo en sus dominios. Tenía en mis manos el tesoro más preciado, la gema irrepetible del pórtico a la Estigia.
Claro que como siempre hubo extrañas intuiciones, el volumen fue robado y con él, mis escasos sueños. Fue en medio de la nada, la densa oscuridad en la agonía de esa tarde nos envolvió como un manto tardío y alguien, quien también al parecer le pertenecía se llevó consigo aquel tesoro. Frustrados, escuetos en palabras y cansados sólo nos restaba disculparnos por la tarea no cumplida… y el fracaso.
Una vieja posada en el camino y de pronto…luces, coloridas luces, enceguecedoras candelas mágicas que todo lo iluminaban abrieron ante nuestros ojos ávidos la puerta al infinito. Un denso portal de brumas se mostraba impío y orgulloso y un hombre, rostro enjuto y mirada oscura, manos trémulas y palabras recias recitaba cánticos prohibidos. Él tenía la llave, él poseía la mueca perfecta y con lentos movimientos conjuraba el exacto verso, poema directo a la nada que yo tanto ansiaba.
Intentamos detenerlo, buscamos persuadirlo y hasta convencerlo pero el canto acababa en el ocaso y mis sueños…mis sueños morían en esa fosa que sus palabras cerraban como un pórtico se cierra al caer la noche oscura en medio del silencio. Imposible detenerlo.
Astutos otros, tomaron del suelo el libro y otra vez cerrado, viajó en mis manos hacia su destino, ese que yo celaba con ahínco, el que no debía cumplir, el que tenía prohibido.
Busqué la forma de tenerlo, de adueñarme de sus letras y entenderlo mas, nada había que hacer, el resto era preciso, alguien había ordenado devolverlo y así, debía ser devuelto.
Mis manos casi temblaban al soltarlo y entonces, en medio de las interminables estanterías de la vieja biblioteca de Sundabar quedó dormido, entre tantos otros junto con mis versos, escapándose con ellos al rincón casi olvidado de todos mis deseos.
Quizás este otoño me encuentre sollozando, mas no por faltas sino por sobras.
He tenido aventuras ciertas y otras, no tanto, he amado y odiado con tal intensidad que podría decirse que no hay ya sitio en estas tierras para tanto sentimiento… He acabado conmigo misma infinidad de veces y he fallado con ferviente pasión otras tantas, a veces por tonta y otras, simplemente por necesidad.
Me he rodeado de gentes que sin esperar nada a cambio me han bienquerido, y algunas que otras que mi muerte han deseado y han de mí, recibido el mismo trato... He oído los aplausos, música del alma si la hay, y he gozado de cada gota de mí tal vez, tan abiertamente que muchos dirían que esta trovadora no ha vivido nunca, sino que la vida misma vive dentro de ella.
Puedo decir que he crecido un poco, sin dudas también he aprendido bastante "Mía…Rosaline, nada llueve en lluvia de estrellas, por todo aquello que ansías, has de pagar por tenerlo."
También debo decir, ha habido ocasiones en las que los labios de la muerte han osado besarme y yo, así como sobre un tablado en mil volteretas danzando, he podido evitarle, mas …
En las noches, cuando duermo aún tú te me apareces, aún te oigo entre las gentes y aún siento que me tocas entonces, tiemblo.
Se contradicen mis deseos de gozar sabiéndote muerto y morir, sabiendo que eso es cierto…Es entonces cuando cierro los ojos y te veo, mitad tú, mitad demonio, acechándome desde tus mil infiernos, con el gemido de tu voz sonando lejos y el aroma de tu piel llegando incierto.
"Y he sido yo quien ha enviado matarte."
Luego el tiempo ha sido ameno, se ha llevado al asesino a tus infiernos y mi secreto ha guardado en el olvido.
Y fue entonces que le he conocido, el hombre santo y de mirar divino que me cuida y me sostiene, me ama y me contiene y al que yo… he de ver morir un poco cada día, y no, no por causa de otras gentes sino por amarme y yo no merecerle, por gozarme y yo no contenerle, por mentirle y él…creerme.
Han pasado ya algunas primaveras, otras bocas me han besado y muchas otras, sin dudas lo han deseado entre tanto, yo he aprendido a amarlo mas aún, sigo fallando y en cada plegaria que a tu nombre he rezado podría jurarte, vida mía que una y cien veces a mi misma me he matado.
Fuga de estrellas
Vino el llanto flotando
hasta mí como un ángel
brotando de mi surco
de mi sombra y soledad.
Arde en fuga una estrella
me salpica y humea
como carne herida
Se despedaza, vida.
Y este rincón de hierba
tiene calor humano
¡OH lenguas de cenizas
que lagrimea la luna!
Una herida con alas
de tu imperio de fiebres
mi orbita de lirio
mi calma infinita.
Acércate desvelo
abraza mi médula
y de tus mil desiertos
trae gotas de lamento.
Voy hacia ti en vuelo
nocturno de cigarra
camino por los sueños
en tus ríos del tiempo..
Escucho el latido
de tu corazón muerto
que me llama a gritos
desde tus mil infiernos.
"El silencio se llena de suspiros y
tus pútridas tinieblas de absurdos desencuentros"
Con mis pies cansados naufrago en el ayer y divago el mañana como en un juego de preguntas y respuestas. Cargo mis bolsillos de objetos viejos e inservibles, reniego de mi suerte, desespero por el futuro incierto y me apeno por lo que no fue. A pesar de eso puedo ver más allá de mis narices, aceptar mis miedos y emfrentarlos, ser verdugo de mis propias miserias y cazadora influyente de mis actos.
No temo a la derrota ni me siento vencida al perder una batalla. Me reconozco perdedora, cautiva victoriosa como todas. Sé de mis muchos defectos y mis escasas virtudes y de lo desagradables que pueden ser mi vocabulario banal y mis ideas absurdas. Reniego hasta del último ápice de lo impuesto y enarbolo la equidad por sobre todas las cosas. Envidio a los sabios, admiro a los justos, amo a los indigentes, represento a los oprimidos, reconozco a mis miles de enemigos y le pertenezco sólo a quien amo. Me siento pájaro en la tormenta más terrible y oasis en el desierto más inhóspito, puedo ser el sol en las mañanas y la helada de la noche con tan solo un suspiro de diferencia.
Analizo cada paso dado por el resto y sin embargo doy los míos sin pensar siquiera a dónde me llevan, luego avanzo en la oscuridad de la noche tan insegura como en la claridad del día. No temo nunca no llegar a destino pues, sé que a pesar de los obstáculos nadie escapa a su yugo.
Disfruto del vértigo de no saber que me espera, aprovecho los segundos, bebo de mis propias lágrimas y aprendo de las desgracias como si lo bueno y lo malo se fundiesen en un solo ser desintegrado en mil moléculas, el cual respiro y vuelvo a desintegrar según me plazca o me convenga. Sé de lo terrible de la muerte y lo maravilloso de la vida, de lo espantoso de vivir y lo aliviador del fin. Tengo dudas y certezas, odios y amores por doquier, aciertos y miserias, falacias y sentencias. Pero ante todo me sé humana, débil en fortaleza, millonaria en la pobreza, ferviente seguidora de mi misma y un ser puro y complicado como los demás, con buenos y malos momentos, con cientos de triunfos y el doble de fracasos, con heroicos actos en mi haber y varias bajezas reconocidas...
Enfrento mi futuro con firmeza y mis ojos no pierden de vista al resto, sus rostros son espejos de lo que quiero o no ser. Los observo, los analizo y los diseco centímetro a centímetro, bebo de sus néctares y respiro sus olores, me baño en sus sudores y en sus íntimos fluidos. Algunos de ellos son por quienes vivo y he de morir algún día, la razon de las noches en vela y las tardes desvanecidas por la espera, sabiendo que en poco tiempo he de ser yo, la única, la incondicional, la amante salvaje, la madre perfecta...La que un día no muy lejano se encontrará en su propio Nirvana sabiendo que ha hecho todo lo que se esperaba de ella.
