Sueños y lágrimas de invierno

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Winter Dreams

Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Winter Dreams »

Mía

"Si en un punto de mi margen fuese ave,
sabrá Dios que he de ser la sentenciada.
Si en el cenit del cielo me provoca,
sabrá el Diablo que he de ser la liberada.
Si a los lados del camino mi piel rozas,
sabrás tú que he de ser tu bienamada.
Más si en medio de la brisa me reencuentro,
sabré yo que he de ser la condenada."




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“En ciertas ocasiones, no sabes lo difícil que ha sido no morir”


Amn. El hospicio.



Apenas un rayo tenue de luz dejó la escueta rendija colarse entre el suelo y el concreto. Las frías baldosas de la enorme sala eran toda la bienvenida recibida, muros negros de concreto sin ventanas, largas mesas de maderas trabajadas y en medio de la sala tan solo mi llegada.

Tenía apenas cuatro años cuando la puerta del hospicio se abrió delante de mí llevándose consigo todos mis sueños a cuestas en medio de una habitación enorme, repleta de niños de entre cuatro y dieciséis años que era sin dudas un enorme taller de trabajos.

Mis pequeñas manos llevaban en ellas el único objeto que desde siempre me ha pertenecido, aquel viejo espejo de plata en el que ya casi no podían distinguirse imágenes. Fue entonces cuando uno de jóvenes se puso de pie y se acercó a mi, pasó su mano por mi cabello y tomó mi rostro con fuerza preguntándome a los gritos mi nombre y si estaba yo dispuesta a servirle o sufrir el castigo por negarme. En ese mismo momento él apareció… y cual fiera salvaje apenas liberada se abalanzó sobre el muchacho que le doblaba en tamaño haciendo que me soltase. Varios de los demás niños tan sólo observaban inmutables como los “Generales”, tal se hacían llamar los más grandes, golpeaban sin piedad a ese muchachito rubio de no más de diez años que sin motivo aparente había decidido arriesgarse tan sólo por salvarme.

Cuando los cuidadores se decidieron a detenerlos, él estaba ya tendido en el piso, sangrando por casi todos sus orificios y aún así, seguía luchando. Le llevaron a una habitación de castigo y a mí me culparon por la riña dejándome sin comer durante tres largos días.



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Esa fue mi gran entrada a “La Antesala del Infierno”, como llamaban en Esmeltaran al hospicio en que sobrevivimos durante los más terribles años, en los cuales el único respiro posible era adentrarme durante las largas noches solitarias, en la vieja sala de lectura para devorar con mis ojos todo libro, documento o papiro que allí se encontrase y ejecutar sin ser tocados los viejos instrumentos musicales allí abandonados a su suerte imaginando entre lágrimas cuan maravillosos serían sus sonidos.

Desde aquel día, no recuerdo un solo segundo de mi vida sin Alex a mi lado pues desde entonces, juntos los dos, resistíamos el hambre, el frío y los maltratos diarios a los que todos allí éramos sometidos.

Las mañanas comenzaban apenas el sol despuntaba en el horizonte y sin nada en el estómago éramos dirigidos al taller de trabajos el cual, según nuestras habilidades podía variar entre desescamar, vaciar o cortar filetes de toda clase de pescados. Trabajábamos por diez o doce horas seguidas entre los insultos y castigos de los guardias que no dudaban golpear a quien desafiara la orden de no levantar la vista de la tarea encomendada. Los “Perros”, como los llamábamos, eran en su mayoría humanos, fieles servidores de sus empleadores y pertenecían a lo más bajo de la “Mena”. Levaban en sus cinturas cintas de cuero a modo de látigos, algunos de ellos con trocitos de metal anudados en las puntas lo que sin dudas, nos hacía pensar dos veces antes de desobedecer las reglas.

De entre ellos Tork, un hombre de algo más de treinta años era el único que se presentaba amable con algunos de nosotros entre los que yo parecía ser su protegida, pues por alguna extraña razón que mis en ese entonces escasos años no comprendía, tenía él una extraña fijación hacia mi persona.

Recuerdo el aroma fétido de esa noche sin luna cuando sigiloso, se acercó hasta el borde de mi manta y con un gesto de silencio me indicó que le siguiese, sin hacer ruido entonces me levanté despacio y me encaminé tras él hasta una de las húmedas habitaciones del subsuelo. Al bajar las escaleras ya sus manos recorrían mi pequeño cuerpo de tan sólo diez años de tal forma que aún sin entender cuales eran sus fines se resistía a sus caprichos. Poco podía yo hacer más que llorar implorando una muerte rápida cuando en medio de la oscuridad las manos de Alex le tomaron por el cuello y por unos escasos segundos me soltó para golpearle. Inútil fue su ira y todo su odio contenido pues, en menos de un instante dos Perros más lo tomaron por sus brazos y le encerraron en la celda de castigo golpeado de tal forma que ni sus dedos eran capaces de moverse.

Terminado su propósito conmigo Tork, me arrastró de vuelta a las barracas con al promesa de inimaginables tormentos si el incidente llegaba a oídos de los Fox, creciente familia comerciante de pescados y perteneciente a los más altos estratos del "Mithril", dueños benefactores de la Antesala.

Desde ese día Alex juró venganza y en cada ocasión en que Tork me poseía el era encerrado y golpeado hasta el hartazgo intentando así evitar interviniese.

En la luna nueva de Uktar, del año del Bastón , tras la fiesta de inauguración de la carretera de la Gema que une Keczulla y Esmeltaran el tal Tork irrumpió en la sala dormitorio por última vez.

Como siempre me tomó de los brazos y me arrastró hasta el sótano jurando matarme si emitía algún sonido, revisó la manta de Alex y notó que él dormía allí, o al menos eso parecía. Bajamos entonces las escaleras en silencio…resignada, solo atinaba llorar suplicando nuevamente me matase para terminar de una vez y para siempre con el tormento cotidiano cuando de entre las sombras un brillo asomó de repente introduciéndose en la espalda sudorosa del guardián que vertió su sangre tibia sobre mi rostro antes de caer sin vida sobre mi cuerpo desnudo.

En medio de la confusión del momento, Alexander tomó mi mano y me cubrió con una manta, caminamos entonces sigilosos entre los guardias y con la llave que él había tomado de los pantalones de Tork, salimos de la Antesala luego de años de sufrimientos y castigos inenarrables.





La Huída y Calimshám.


“Eso que algunos llaman imposible, es aquello que no han visto jamás”


Esa noche corrimos por las praderas de Amn hasta el cansancio, cruzamos montes y valles sin mirar atrás con la certeza de que el mundo nos pertenecía desde entonces y que nada ni nadie habría jamás de separarnos.

Durante los largos meses que duró la huída nos refugiábamos en cuevas o cabañas abandonadas, comíamos frutos y animales salvajes, parando en cada poblado para que Al, mediante sus habilidades, lograse conseguir todo aquello cuanto necesitábamos para subsistir.

Huyendo a veces de los cazadores de ladrones e intentando en más de una ocasión acabar con ellos, llegamos así a la esplendorosa Calimshám y nos adentramos en el puerto que bañan las aguas del mar de las Espadas.

La ciudad de Calimport era todo lo que habíamos soñado encontrar.

La mitad oeste del puerto central y los puertos públicos, tenían el mayor amarradero de barcos de la ciudad, incluyendo al barrio de la Armada. Poseían la mayor cantidad de almacenes de muchos gremios de comerciantes que enviaban sus productos por mar, a pesar de no albergar muchas sedes gremiales. También poseía la distinción de tener la mayor concentración de mancebías y tabernas de todos los barrios de Puerto Cálim. Si alguien buscaba problemas o solo deseaba un lugar ruidoso y lleno de camorristas, el barrio del Puerto era su destino obligado. Y como todos los puertos tenía numerosos tugurios, lupanares y posadas que nos abrían un sinnúmero de posibilidades para subsistir sin demasiado esfuerzo.

Nos instalamos en una vieja barcaza abandonada y allí, durante cinco largos años logramos vivir gracias a las andanzas y apuestas de Alex como también a las monedas que, por mis canciones e historias recibía a diario en “La Novena Campana”, una de las más concurridas y turbias posadas del puerto.

Fue durante los eternos ocasos del mar de las Espadas cuando nos hicimos tan cercanos, cuando casi sin darnos cuenta nos amamos hasta el cansancio en cada una de las tardes adormecidas sobre la enmohecida cubierta del bote.

Nos teníamos tan sólo el uno al otro y eso, eso nos bastaba para estar satisfechos y saber que más allá de todo y del resto de las gentes seríamos uno por siempre. Éramos felices a nuestro modo y a pesar de los enojos y malos tratos a los que a veces Alex me sometía en sus malos días, podría decirse que fueron esos mis mejores años.

Había entre nosotros acuerdos implícitos de trabajo pues, en cuanto algún contrabandista adinerado anclaba su nave en las dársenas iba yo a su encuentro a ofrecerle mis encantos recolectando así la información necesaria para que luego, él se encargara de lo suyo y tomara cuanto pudiese de sus bienes. Algunas veces eran simples robos o extorsiones y en contadas ocasiones, si la suerte estaba de nuestro lado, nadie salía lastimado.

Una tarde de aquellas inolvidables fue en la que conocimos al viejo Faruk. El “Paladín”, como lo llamaban sus empleados, dirigía un pequeño gremio de ladrones y timadores que durante los días de faena se adentraban en las Drúdacas y Sabanes en busca de aquellos que, descuidados e incautos, dejaban quizás abierta una de sus puertas o ventanas, para tomar de sus casas todo aquello de valor que pudiese ser vendido mediante los miles de contrabandistas que se encontraban a las orillas del mar esperando para transportar por agua, todo tipo de mercancías y bienes a los diferentes puntos del continente y las islas aledañas.



Barok.

“A veces cuando ganas, pierdes"


En esos días el bote se había transformado en una especie de guarida para muchos como nosotros y el viejo "Paladín", conforme con el trabajo de los “Soldados” de su orden nos brindaba ciertas comodidades que de otra forma jamás hubiésemos logrado obtener. Fue una noche de reunión cuando uno de los muchachos contó la historia acerca de los “Portales al infierno” que según sus dichos se formaban en los espejos. Sin dudarlo y en su afán de refutar dicha historia Alexander tomó mi viejo cristal espejado y colocándolo frente a mí me ordenó convocara a un demonio. Haciendo uso de mi lengua afilada y disfrutando de las caras aterradas de algunos crédulos recité una especie de cántico onírico apenas compuesto para esa ocasión. Grande fue mi sorpresa cuando una extraña luz color púrpura salió despedida del espejo arrasando con todo a su paso…La luz no era tal cosa sino una enorme bestia adormecida en el cristal desde hacía milenios esperando una muchacha la despertase de su sueño eterno. Se presentó ante mí diciéndose “Lord Barok” señor del séptimo infierno y asegurando sembraría el mal a lo largo y a lo ancho de todos los territorios de los Reinos.

Entre la confusión y el miedo, uno de los integrantes del grupo aseguró conocer la forma de cerrar ese portal si y sólo si yo, dueña absoluta del mismo, estaba dispuesta a hacerlo.

Seguí sus instrucciones al pie de la letra ordenándole a Barok por su nombre, volviese al sitio al cual pertenecía y en menos de un segundo la luz volvió a adentrarse en medio del marco plateado de la reliquia. Dijo el joven arcano luego, que ese espejo jamás debía ser separado de entre mis pertenencias y que le guardase de caer en las manos equivocadas pues, un demonio suele encandilarse por los ojos de su dueña y de separarnos, él buscaría la forma de llegar hasta donde sea que me encontrase destruyendo lo que sea con tal de lograrlo.

Difíciles días siguieron a esa noche puesto que, la voz había corrido rauda entre las gentes que comentaban que en una vieja barcaza de la dársena sur una bruja convocaba seres infernales con fines maléficos que llevarían a la ruina a toda la humanidad.

Apenas un par de amaneceres más tarde, mientras dormíamos, un grupo contratado de asesinos irrumpió en el interior del bote con el único fin de quitarme la vida y destruir así los males que según ellos, causaría mediante mis convocaciones de infernales. Fue en menos de un segundo que Alexander nuevamente tomó su daga y con exactos y medidos movimientos degolló uno a uno a los cuatro inquisidores quienes desaparecieron entre las rendijas de las maderas viejas como si jamás hubiesen existido antes.

Nuestros días en Calimshám habían acabado.

Fue entonces cuando tomamos nuestras escasas pertenencias y nos colamos en la bodega de un viejo barco que partía sin rumbo conocido apenas despuntase el día siguiente.



El Arribo.


"Quizás la locura nos conduce a la demencia más es preferible ser medio loco que ser un idiota entre los inquisidores, además entre locos... nadie es tan loco."



El viaje fue extenuante y a cabo de varios días de permanecer ocultos entre bultos y ratas la nave se detuvo.En ese instante fue que aprovechando el ajetreo de la anclada, abandonamos la bodega y pisamos por primera vez la nueva tierra en la que nos juramos pertenecernos por siempre y cumplir cada uno de nuestros sueños.


“Pesada lápida sobre mis parpados,
cenizas en mis ojos y el azul antiguo,
el abra del azur y la oración
en lo abierto definitivamente cerrado
de los túneles del insomnio
donde las ratas danzan su ritual de pestes
y exterminio. El viento que antiguamente
me abría al infinito, las manos espejos
de las aguas más claras y profundas,
la piel de aquel que amé en sueños,
todo enterrado bajo la pesada máquina
de la muerte que aún pasea en
las silenciosas calles de la soledad
a las que nos condenó amarnos…”




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Mía.
Ecnath

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Ecnath »

//Genial trasfondo! yo no hago uno porque me da mucha fiaca y porque practicamente seria ilegible, inentendible y vomitivo...

Saludos mia!

y a ver cuando vemos el del hermano loco ese que tiene la pobre barda :P
pegasus1974

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por pegasus1974 »

Me gusto mucho la historia :)

Un saludo :P
Nagor Silver

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Nagor Silver »

Alexander Vlad Stormwhispers.


Entre los oscuros callejones de Amn se escuchaba un llanto de crio que desperto a mas de un viejo que intentaba dormir. Uno que otro gritaban silencio mientras que un joven guardia se acerco a donde venia tal llanto. Alli en esa pequeña cesta junto a una nota y una manta se encontraba un bebe de apenas unos dias con cabellos claros y unos ojos hermosos, llanto desconsolado que solamente un biberon podia calmar. No tardaron en encontrarle sitio al huerfano desdichado nacido de mala madre. Un mal oliente decia conocer a la madre del crio, la prostituta aquella que mas de uno habia tenido en su regazo aquellas noches de verano, desde pequeño con verguenza heredada, hijo de meretriz y reconocida. No dudaron en meterlo en el hospicio mas cercano dejando en mano de sus cuidadores su crianza.
Apenas hablaba y ya los niños de edad mas avanzada se mofaban de su madre, aunque no entendia sobre que era una meretriz una prostituta con golpes le hacian entender que era algo indevido, cuando de tanto escucharlo lo pronunciaba con la inocencia de un niño. Sus cuidadores como a otros tantos, le mantenian encerrados en pabellones largos alejado de los niños mayores, una vez al dia le dejaban un caldero repleto de comida, pero solamente pocos comian, aquellos que eran mas fuertes, rudos y astuto que el resto y en esa jungla de mentes viejas lograr sobrevivir como ratas que eran.

Mientras corrian los años mas salvaje se volvia la selva, los mayores ya no les llevaban dos o tres años, sino mas de 8 años, era cuando cumplian los seis le cambiaban de salas para que vayan aprendiendo oficios diferentes donde mas que oficios eran explotados a trabajar para que ellos vendieran los productos alli fabricados e hicieran de un hospicio su negocio.

Relato de Alex:

Me sentia una mierda, cuando estaba por cumplir los seis creia que toda esa angustia que sentia encerrado en esas habitaciones heladas donde el sol nunca ingresaba iba a cambiar, ahora podria salir al patio donde grandes rejones cercaban el predio metros y metros de alturas poseian aquellas murallas para que, pufff simples niños no escapacen. Al cumplir los seis me trasladaron al pabellon de los niños mayores, donde a golpes te enseñaban a respetarlos, temerles y admirarlos, dependiendo tu metologia de vida, claro. El lugar, era una mugre, grandes columnas decoraban los grandes salones donde veias tres cosas a destacar, niños trabajando, mesas llena de instrumentos para aprender los oficios y gente mayor paseandose golpeando a quien no trabaje o intentara conversar con el que tenia al lado. En un dia particular ingreso aquella pequeña, mocosa de unos cuatro años, me asombro al ver a alguien tan pequeña y bonita en aquel pabellon, me cautivo su cara de pena, era nueva en el resinto donde la habran encontrado, me murio de pena al ver aquel gordo mugriento arrojarse sobre ella creyendose dueño de su voluntad, jamas habia sentido tanta rabia en mi vida. Cometi una gran estupides, me arroje sobre aquel tipo y le golpee obligandole a soltarla, menuda paliza me dieron los Generales. Fue la primera de cientos de ellas.

Aquel dia decidi ser el protector de aquella muchacha, parecia un heroe cuando dije que asi seria, que pasaba por mi mente no lo sabia, con mi caracter rudo lograba obtener mas de uno de complice a travez del miedo que emanaba mi mirada, muchos me respetaban porque me enfrentaba solo a los "Perros" aunque nunca ganaba. Cuando en la sala de castigo yo en aquel rincon lloraba, la pena de haber nacido maldito, de vivir en aquel hospicio, solo su suave voz me daba tranquilidad y me hacia resistir para poder continuar. La muchachita, Roseline era llamada, cabellos rojizos y ojos azules como la mar, mirada cautivante, nuestro vinculo era de hermanos reales en aquel entonces, yo vivia y luchaba por ella, mentia y recibia castigos para librarla a ella.

Pero como contener mi ira cuando recuerdo aquel dia, Tork llevandolo a urtadillas por los sotanos del hospicio en aquella noche oscura, al maldito lo habia visto haciendolo otras veces, con la diferencia que nunca regresaban aquellas niñas, carajo, la llevaba de la manita a la inocente Roseline que ingenua le seguia, los segui a escondidas para evitar que aquella cosa sucediese. Cuando comenzo a hacerlo senti que me transformaba en otra persona, mi ira crecia y crecia, su cuello, su espalda, su tranpiracion y sus gemidos apuntos de cometer la pechoria, me avalance ante él sin pensar, grave error.

Cuando ni los dedos podia mover, cuando al respirar te duele todo el cuerpo, cuando rezar a los dioses que te arrebaten la vida para evitar tanto sufrimiento, es cuando te das cuenta que naciste maldito. Pero toda maldicion y peticion de muerte desaparecia cuando de su dulce y triste vocesita aquella dulce melodia se pronunciaba, quebrando mi corazon en pedazos por no poder defenderla de tal degenerado. Me odiaba a mi mismo, por ser tan debil, tan idiota. Aquella noche donde mis ojos lloraban sangre jure con lo mas profundo de mi corazon que Tork moriria, como, no lo sabia. Noche tras noche mis planes eran frustrados al ser encerrado y golpeado para prevenir que interviniese.

Pero no sabian que su castido era mas tiempo para que mi mente formulara planes y mas planes. Recorde la celebracion de la luna nueva que iba a darse en la carretera por la inaguracion. Todos los perros estarian alli, bebidas, oro facil y muchachas guapan irian, jamas se lo perderian, eran los unicos autorizados a salir del hospicio cuando una celebracion se brindaba en la ciudad. Aquel dia era mi oportunidad, cuando el cocinero dio la espalda, me hice de un afilado y gran cuchillo, que cortaba la carne como pocos. Se noto la desaparicion, pero estaba bien escondido, nadie lo encontro. Ya anochecia, los perros salieron sonriendo y a risas fabulando sobre que sucederia. Todos ya dormian, mi plan comenzaria, disculpame Carson, jamas quise hacerlo, eras tu o era ella. Le tape la cara al subsiguiente de mi cama con la almohada de paja hasta que dejo de moverse, era apenas un niño, pero tenia cabellera rubia, que podria aparentar ser yo. Lo deje en mi cama asi muerto como estaba y en su sitio solamente puse una bolsa de patatas y lo tape. Tork entro sigiloso y reviso en mi cama si yo estaba durmiendo, con movimientos suaves pero bruscos me picaba la nariz para ver si reaccionaba. Completamente dormido aparentaba, aunque realmente se trataba de Cartson que en paz descansaba. Por los mismos senderos que todas las noches bajaba no se daba cuenta, siquiera sospechaba que alguien le asechaba. Con paciencia y cautela espere el momento adecuado. Sus suplicas, las de Rosaline se escuchaban, mientras este con sus brazos la sujetaba. Era mi unica oportunidad, la desaprovechaba y me habia jurado que la mataba, luego me suicidaba. No soportaria que ella sufra un dia mas. Lentamente me acercaba a tan aberrante escena, cerraba los ojos y cortaba mi respiracion para no omitir ruido alguno mientras mis descalzos pies daban pasos justos y precisos. Tenia el cuchillo empuñado, él estaba de espalda y ocupado. Sutil y rapidamente le clave aquel cuchillo en su espalda. Habia asesinado a sangre fria por segunda vez en mi vida y en una misma noche, por una misma causa. Protegerla y cuidarla. Le cubri con una manta, arrebate la llave de tal guardia y comenzamos a huir de aquel infierno que nos apresaba. Mientras corria aquel plan se repetia una y otra vez en mi mente, me sentia orgulloso de mi mismo al haber cumplido. Pero me sentia apenado por haber asesinado a Cartson. Tork, sentir como cada capa de su piel y carne se perforaba rapida pero tan lentamente para mi, me hacia sonreir y aliviar la pena de lo sucedido con Cartson.

El tiempo venidero tampoco fue muy bueno. Pero Tork no existia, era una afliccion menos, refugiandonos por cualquier cobacha que hayabamos y robando para alimentarnos. Que dias de frio y hambre pase en aquellas corridas. No siempre alcanzaba para ambos la comida, pero ella lucia hambrienta y no podia dejar de alimentarla, total, preferible que se alimente ella. Recuerdo las huidas y disparadas que tenia que hacer en cada poblado para evitar ir preso, si iba preso, que seria de ella... No podia permitirlo, todas mis energia depositada en cada huida, esa transpiracion repentida y velocidad que te da el temor de ser atrapado, esa dulce y adictiva adrenalina. Pero creo que en alguna parte fuimos felices, habiamos llegado finalmente a buen puerto, creo, vah literalmente era un puerto, solamente que sus negocios eran turbios. Alli comenzamos a subsirtir nuevamente pero con esperanzas y futuro.

En aquellas tardes donde solamente nos teniamos el uno al otro, nada mas alrededor, teniamos los estomagos llenos y parecia que esa vida me conformaba. En realidad no del todo.
Comence a frecuentar diferentes sitios, conociendo nuevas personas y vinculandome con ellos, ya no eran simples negocios, ya era una amistad que conservaba con este grupo de personas. Adoraban a un Dios llamado Mascara, el dios del ladronsillo y las sombras, pues las mentiras le habian sido arrebatadas. Decian que todo lo que era es porque Mascara asi lo queria, era un bendito de aquel Dios que mediante diferentes pruebas fue enriqueciendo mis habilidades. Podria dominar con mi cuerpo a parte de su dominios, podria ser alguien unico, ser uno solos con las sombras, esconderme donde quisiera y donde el dominio de mascara este presente... Pero un ritual debia ser llevado, me pidieron una joven que sea bonita y de menor edad. Pues claro, comence a buscarla por los puertos jamas habria pensado que aquellos amigos con los cual habia compartido mesas de charlas y vino, aquellos con los que habiamos librado un demonio, o algo asi explicaban, insisto que era una ilusion del aprendis de mago. Pero porque jamas pense que ellos iban a intentar usar a mi amada, a mi adora, a.... Mía. Como pronto le decia de forma cariñosa. Cuando llege y descubri que habia una nota que me esperaban en el muelle mas alejado de "Paladin", corriendo atrasado iba. Logre llegar justo cuando aquellos endemoniados seres tenian maniatada a mi hermana y practicando aquel ritual. Solamente mi estoque puede saber que sabor tenian ellos. Jamas toquen a mi amada. Jamas toquen a Mía, malditos. Se los repetia mientras ella miraba aterrada como su hermano u amado, mutilaba y arrojaba al mar aquellos cuerpos. Pensar que ella creyo que solamente por haber "convocado" un demonio querrian matarla. Sino fue mas por ambos actos, mi habilidad en el estoque era buena. Pero mi habilidad para dar golpes a los insurrectos mientras estan desprevenidos de mi presencia, era excelente. Si bien parecian asesinos experimentados, no eran mas que unos pueblerinos enfurecidos que quisieron amedentrarnos, uno fallecio en el intento, forjandonos, una vez mas a huir de todo lo que teniamos. Su vida y ahora la mia corrian peligro.

Nos escondimos y esperamos que el primer barco zarpe, agazapados y cubiertos con una manta rezando en voz baja que nada nos delatara. Que nuevo destino nos esperaba, de haberlo imaginado, hubiera preferido que me asesinaran.

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LordWill

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por LordWill »

y pones una imagen de sephirot para terminar el relato? xDD que ganas hay que hecharle... no podias encontrar una imagen menos reconocible? xDDD

Wena historia los dos ^^ una mejor redactada que otra pero buenas las dos XDD
Nagor Silver

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Nagor Silver »

No justamente esa imagen me inspiro a crear el rol de Alex. Y por cierto es el portrait que usa tambien :).
Ryudo_Tenjin

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Ryudo_Tenjin »

La historia buenisima, y la imagen de Sephirot dennota que tenes buen gusto, jajaja.

Aguante Sephirot! XD
Winter Dreams

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Winter Dreams »

Soneto de mí

Si mi boca dibuja una sonrisa
que no refleja la forma de mi alma,
si mi calma desgasta las lágrimas
que trazan de mis labios las palabras...

Cómo el viento amontona los ocasos
cual dos gotas de rocío en la mañana,
ha de ser mi canto adormecido
la calandria posada en tu ventana.

Las fronteras de mi mundo son tus ojos claros.
Las farolas de mi noche negra son tus manos.
Los jirones de mi dicha son apenas ratos.

Te presiento amado mío en mi voraz desierto.
Te deleito corazón en mi presente incierto.
Y te pierdo cada día en que con él despierto.



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Mienten los espejos, reflejan rostros sonrientes frente a mi imagen y sé que en medio de la nada me encuentro, amenazada por el destino que intento torcer a mi capricho...Mas las fuerzas no bastan, el alma se me resquebraja y las manos resbalan por mi vientre yermo de tanta pena.

¿Cómo vivir mi vida sin pronunciarte en mis palabras?
¿Cómo respirar sin tu aliento en mis mañanas?
¿Cómo salvarte del infierno hecho migajas?

¿Cómo rezar mis rezos sin nombrarte?
¿Cómo perdurar mis noches sin amarte?
¿Cómo morir, sin tu piel en cada tarde?

Dicen que al despertar, morimos con el día poco a poco y que la noche se asemeja al muro eterno, el que busco a cada roce de su boca cuando tu néctar al pensarlo me sofoca...
Ya no hay otoños amarillos aguardando, ni primaveras florecidas en mis manos, sólo tu ángel que me encuentra dormida, en el torbellino que desea a tus espacios.

Y en cada recoveco del pasado desdibujo, las imágenes del viento y mis fracasos, pues de nada les sirve a los impíos, verme el alma muriendo y sollozando.
Mas los océanos de tiempo que he cruzado, para hallarte en la tormenta agazapado, solo son escollos de mi muerte que provocan, la tentación de alcanzarla a cada paso...


Mía
Winter Dreams

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Winter Dreams »


Alfred Del Alcázar Cenit
(O la posesión del arpa de Sheanine)



Y fue un intento de saberte mío
Y fue la dicha de encontrarte tibio,
No se como te trepaste a mi regazo
Ni se cuando fuiste alas en mis brazos.

Y el ocaso aquel verano fue ladino
Y llevóse consigo mi destino,
No se como alcanzaste al ruiseñor
Ni se cuando hiciste del naranjo flor.

Mas la luna que celaba tu belleza
Vio morir en la llama la tristeza,
De saber que tus maderas lo deseaban
al rubor que mis palabras provocaban.

Las arenas del tiempo fueron nuestras
Y las tardes nos trajeron las respuestas
Añadiendo a mi lamento en medio tono
El sabor agridulce de tu trono.

Sabrá Dios si he de morir cantando
Cuando el muro me encuentre sollozando,
Mas será con tus notas en mis manos
O será con tus cuerdas en mi canto.





Mía

Imagen
Winter Dreams

Re: Sueños y lágrimas de invierno

Mensaje por Winter Dreams »

…Y de cómo Alfred y yo fuimos uno desde aquella vez…


Aún recuerdo mis manos temblorosas sosteniendo aquel espejo al llegar al hospicio, era todo cuanto tenía en el mundo y casi me bastaba para sentirme segura leer en su reverso las palabras:

“Para mi niña con amor, Mamá."


Era un objeto simple, de plata labrada apenas redondeado en sus márgenes y bordeado con dos rosas en relieve finamente talladas en el argénteo metal de su marco. Nada fuera de lo común salvo por aquella noche en la barcaza anclada en Calim, cuando los jóvenes “Soldados” del “Paladín” me retaron a probar que su teoría era cierta y que en verdad, todos los espejos eran mágicos, y que algunos, en las manos adecuadas podían abrir paso entre los planos, incluso al mismísimo infierno.

Incrédula pues, juré que como decían, si ese cristal poseía magia no habría de verse esa misma noche.

Fue entonces cuando Alexander en su afán de refutar los dichos de los otros me ordenó utilizar el espejo y demostrar que, nada había en él más que mi bella imagen reflejada en su destello. Cómplice de sus palabras recité los versos de un onírico cántico apenas compuesto…
Mis ojos así como los de los demás se abrieron de par en par al ver las aguas mecerse bruscamente bajo el bote mientras el mismo permanecía inmóvil, como flotando sobre el aire húmedo del puerto y no sobre las olas arremolinadas que creaban un vórtice justo debajo de nosotros.

Apenas unos instantes pasaron hasta que del portal una figura espléndida emergió cual sirena se asoma a cantar en las noches sin luna del Mar de las Espadas. Era el hombre más hermoso que jamás había yo visto quién casi sin darme cuenta se acercó lentamente hasta mi tomando mi mano, que al sentir sus labios sobre ella se tiño por un instante del color morado que su piel, al tiempo que me rozaba adquiría, mientras todo su cuerpo cobraba ante nosotros su forma original. La más aterradora criatura se presentó orgullosa delante del grupo y dijo llevar por nombre Barok, a lo que agregó que aguardaba desde hacía centurias esperando tenerme.

De entre los muchachos del gremio al cual Alex pertenecía, el único amable, un arcano de nombre Ashnar me vio a los ojos y sin dudarlo me advirtió que sólo mi voluntad evitaría en ese momento que tal horrendo ser fuera la causa de la destrucción total de los reinos tal y como se los conocía hasta ese día.

Tomé valor entonces y mirando al Demonio a los ojos le ordené volviese a su plano hasta tanto no se le solicitara hacerse presente nuevamente. El vórtice volvió a arremolinarse bajo las maderas de la cubierta y en menos de un segundo los cielos se volvieron rojos en tanto mi corazón latía con tal fuerza. que las bravas olas marinas parecían mudas ante el sonido de la sangre bombeada por mis venas.


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Barok entonces desapareció sin dejar rastros más que los ojos inquisidores de mis acompañantes y la mirada siempre turbia de Alexander posada en mis ojos claros…

Esa misma noche los hombres que habían visto tal horrorosa escena decidieron darme por nombre bruja, aunque después supe no era tal el motivo de su afán por llevarme consigo, sino el entregarme a su guía, clérigo de Máscara que con ansias deseaba apoderarse del espejo. Fue cuando vinieron por mi que Al acabó con todos y cada uno de ellos y como desde siempre salvándome de una muerte segura, me arrastró a las afueras del puerto.

Allí fue que Klint se nos acercó.

Klint era un joven Tiefling que ya en algunas noches claras había yo visto en la Novena Campana escuchándome cantar y al que creí tan solo atraer por mi voz. En contadas ocasiones él y yo habíamos conversado a cerca de su naturaleza y si bien siempre negó su parte demoníaca, difícil le era negar que sangre de los infiernos corriera por sus venas así como corren en Estigia, ríos de lava repletos de condenados suplicantes desterrados al olvido.

Al encaminarse lentamente hacia nosotros sintió en su garganta la daga de Alex amenazante, mas no dudó en acercarse de todas formas, aludiendo que sabía todo cuanto había sucedido la noche anterior en la vieja barcaza que llamábamos hogar y tenía la explicación a tal terrible acontecimiento.

Dijo ser un enviado de mi madre y que sólo él tenía la solución a mis pesares pues, sea donde sea que me escondiese, Barok me consideraba de su propiedad y jamás dejaría de intentar encontrarme hasta hacer de mí su próxima consorte.

Aterrorizada por esas palabras le rogué a Alexander no le hiciese daño y dejara que le escuche todo cuanto tenía para decirme, a lo que él accedió sin quitar su daga del cuello del Tiefling ni por un solo segundo.

Fue entonces cuando con movimientos pausados sacó de su morral de piel de alce un arpa dorada, la más bella de las arpas que jamás han existido sobre la faz de Faèrum. Si tuviese que describirla pues, los ni todos los adjetivos existentes en mi vocabulario serían suficientes ante tal belleza.


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Dijo entonces casi susurrando que en esas cuerdas habitaba Alfred Del Alcázar Cenit, un viejo Caballero del Cáliz que en innumerables ocasiones había logrado detener al Demonio pero que en la última de las contiendas entre los dos, y luego de que Barok poseyera a su mujer salvajemente, había caído muerto bajo las temibles garras de aquel infernal que a sabiendas, había engendrado en ella a su único hijo varón. Al ver tal desgracia mi madre, había huido del sitio dejando atrás el vórtice por el cual debía seguirle y supo refugiarse en una vieja cantina abandonada al sur del distrito comercial de pescadores de Amn.

Unos meses después un pequeño nacería de su vientre y sería llamado Klint…

Al cumplir el joven los catorce años la mujer habíale entregado un arpa de su propiedad pidiéndole se marchase y regresase tan solo si en su corazón sentía alguna vez que debía hacerlo pues, otro niño llevaba en su ser y se negaba a criarlo junto a quien era producto de la vejación provocada por uno de los más poderosos Señores de los Nueve Infiernos. Advirtiole antes de dejarlo partir que en el viejo instrumento habitaba el alma de su amado paladín y que desde donde sea que este se encontrase vendría en ayuda de la niña que aseguraba nacería para la fiesta de la Luna y que, por herencia sería sin dudas la presea más deseada por Barok.

Supo al tiempo el joven Klint, que Alfred me pertenecía por derecho propio y que, llegado el momento debía él entregármelo para así cumplir con el deseo de mi madre quien tiempo después de darme a luz, había muerto, seca y ya sin alma en una de las habitaciones del sótano de la vieja taberna en la que se hospedaba.

Habló entonces sobre la melodía de Sheanine…


“En tiempos de la creación, se dice que las lágrimas de Sheanine se mezclaron con la sangre de Corellon, derramada en sus incontables batallas contra Grummsh, para formar la raza élfica. Fue así que la Señora de los Sueños al llorar compuso con cada una de las gotas vertidas la más misteriosa de las melodías jamás compuesta en las tierras y que quedó plasmada en un viejo papiro que al tiempo desapareció sin volver a ser vista y sin haber sido jamás por nadie ejecutada…”

Pues según Klint, esa melodía era la única capaz de regresar de una vez y para siempre a Barok a sus dominios para no volver verle nunca más sobre la faz de Faèrum, y que, sin dudas debía ser en el momento indicado, tocada por mis manos sobre las cuerdas gastadas de Alfred, quien desde entonces me acompañaría dejando a cada paso su estela brillante sobre mi andar.

Pesada carga en mis hombros fueron sus palabras esa noche y si bien Alex no creyó una sola de ellas sentí en lo más profundo se mi ser que todas ellas eran ciertas.

Antes de irse dijo haber seguido la pista de la vieja melodía hasta un sitio impreciso de la Marca y que, en algún lugar olvidado por los dioses hacía tiempo ya, las notas esperaban por mi alma para ser liberadas del papiro que las tenía hacía tanto tiempo aprisionadas.

Fue cuando insistí a Alexander le dejase ir con vida y abordar nosotros el primer barco que zarpase aludiendo mi temor por las consecuencias de las muertes de aquella última noche en Calimport, y a sabiendas del destino de aquella nave los dos nos escondimos en la bodega para navegar juntos hasta las márgenes argénteas de la Marca, lugar en el que al llegar, un surtido grupo de ladrones me arrebató el espejo del cual no he tenido noticias hasta hoy y el que espero nada ni nadie sepa jamás activar pues, Barok aún me llama en las noches oscuras del invierno dibujando en mi mente adormecida sus dominios y tentándome sin dudas a pertenecerle por siempre…



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Mía.
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