Un Juramento. Lirian Arlein
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Un Juramento. Lirian Arlein
Por mi honor de caballero...
Desperto un día extraño. Habia hablado con la señorita Elyria y ella parecia bastante molesta con el caballero Bjorn. En pos de que no hiciese ninguna tonteria decidi acompañarla, ofrecerle mi ayuda, protegerla o lo que precise y todo termino en un viaje por el bosque.
Durante la senda, hablamos sobre mi. Me preguntaba de donde venia, por que habia decidido ser quien soy, que era exactamente lo que era... Ya me entendeis. De tanto en tanto parabamos para aplacar alguna que otra emboscada osga que habia decidido arruinarnos el día y mancillar la rosa que bajo mi custodia reposaba. No lo consentí. Ese día me di cuenta que la señorita Elyria incluso enfadada puede llegar a ser muy social y interesada por los que le rodean.
Todo fue a pedir de boca hasta que terminamos cruzando un puente de madera bastante grueso que atravesaba el río Lanzagelida. Allí pude ver una de las maravillas que la naturaleza crea a veces, un oso del tamaño de una caravana que habia decidido que hoy seriamos su cena. No podia consentirlo. No cuando habia tanto en juego.
-"No conoceré el miedo cuando haya gente bajo mi custodia, no me frenaré por el dolor mientras haya hermosas rosas que proteger, no dudará mi filo ante los que amenacen con destruir la belleza. Tenga esta la forma que tenga."- No debaja de repetir esas palabras una y otra vez mientras frenaba a duras penas las arremetidas del poderoso animal enrabiado. Aunque he de decir que aquella vez, no salió como esperaba.
Entre oración y oración el oso se abalanzo sobre mi en un movimiento rapidisimo, sorprendente tengo que decir para un animal de ese tamaño, mordiendome con toda su fuerza el hombro. Clavé una rodilla en el suelo, aun con el animal encima mientras todo empezaba a volverse borroso. "No conoceré el miedo... no conoceré el miedo..." Al poco pude notar como mis fuerzas me fallaban y lo unico que sentí fue un alivio inmenso. Era mi fin y lo tenia claro, y aunque no podia mirar atrás tenia la esperanza de que la señorita Elyria ya se habría marchado. Pese a todo, había valido la pena. De pronto, todo se volvió negro.
De pronto, contra todo pronostico desperté en el suelo de un templo de piedra. Podia sentir el frío del viento acariciar mi piel, volvia a sentir el dolor de un cuerpo malherido, pero, ¿por qué?. Busque con la mirada por la estancia y pude divisar dos inmensas alas negras que murmuraban algo mientras me miraban. Una tenue sonrisa nacia de sus labios mientras me reincorporaba y negando con la cabeza, lo unico que me dijo fue - Menos mal que estas vivo. Será mejor que descansemos.- No supe responder mas que con un leve asentimiento.
Al entrar nos dejamos caer en sendas camas, cansados y heridos pero vivos, supongo. Me habia salvado la vida y habia cargado conmigo hasta el hospicio de Marzhamor. Pudo terminar muerta y aun así no me dejo atrás. Le debo la vida, se lo debo todo y creo que era un buen momento para demostrarselo. Descansamos durante horas, quiza algun que otro día, quien sabe, yo al menos habia perdido la nocion del tiempo.
Al despertar me levante, caminando en direccion a su cama y le apoyé la mano en la frente para comprobar si tenia fiebre o algo debido a la perdida de sangre. Por suerte, no se dió el caso. Ella reacciono levantandose violentamente y apoyandome una flecha en el cuello. Supongo que la gente de su raza no deja de ser una rareza y hay demasiado monstruo suelto que le gusta la idea de conseguir a alguien como ella. Cuando se fijo en quien era, bajo la flecha y asintio apartandome con delicadeza y bajando de la cama. - Estoy bien, estoy bien. No te preocupes.- le sonreí- Me asegurada de que no habiais coguido ningun tipo de enfermedad por mi culpa, pero veo que no es así, lo cual me alegra.- Me aparte, dejandole espacio y me puse a blindarme de espaldas a ella, cuando me giré la vi arreglandose el pelo en el reflejo de
mi armadura. Jé, supongo que ella también podria sacarle partido a tan reluciente armadura, ¿no?. Cuando se percato que la miraba sacudio la cabeza y se aparto de mi, carraspenado. -Podeis terminar,tranquila- Una jovial carcajada nació de sus labios. -Anda, vamos a hacer algo de probecho.
Cuando nos disponiamos a partir tire de su mano para llamar su atencion, y una vez obtenida me aparte un poco de ella. Desenvainé la espada de mi orden y la clave en el suelo, mi rodilla izquierda la siguió. Apoye ambas manos sobre la empuñadura y agache lentamente la mirada, mientras ella me miraba descolocada.
"Me habeis salvado la vida y estoy en deuda con vos. Yo, Lirian Arlein, cruzado de la Dama de los Cabellos de fuego, os juro por mi honor de caballero que saldaré mi deuda, aunque ello me cueste la vida."
Arlein, alzaos
Le asenti y me reincorporé, envainando mi espada de nuevo y sonriendole. Me nego con la cabeza mientras saliamos del alberge y de nuevo, retomamos la conversación sobre mi. Hay que ver lo curiosos que pueden llegar a ser los avariel.
//Estoy algo desentrenado en esto de escribir, ahora cuando me vuelva a poner enserio recuperaré la practica xD pero antes de que se me olvidase queria escribir sobre esta escena que jugamos, puesto que fue importante para mi personaje. Ale, ya he hablao mucho hoy xD un saludo a todos ^^