El Puño de Hierro
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Re: El Puño de Hierro
Arkh mientras sigue paseandose por los alrededores de Nevesmortas juntando ingredientes para mejorar su alquimia a la vez que ofrece sus servicios como mercenario a quienes esten interesados, aclarando que no realiza asesinatos ni mandatos poco honrados que le hagan falta a su camino como Yelmita...
A la vez que toma pruebas a nuevos ingresantes al puño de hierro junto a su compañero y amigo Calendor (tomando la prueba teorica Arkh y la parte practica Calendor) siempre realizadas en la arena de Sundabar.
Las cuales fueron algo modificadas debido a su dificultad, ofreciendose a quien la pase intentar la version original de la prueba, no incidiendo ya en el resultado de la misma.
La prueba en caso de no aprobar puede tomarse las veces que se desee, pero no se repiten ese mismo dia.
Cosa que tuvo que repetir Arkh en los dos ultimos examenes que no fueron pasados en la arena... los aspirantes que no pasaron la prueba de todas maneras dejaron una muy buena impresion en el Yelmita, pues no se trataba de simples aventureros en busca de poder u oro, sino con objetivos interesantes y puntuales en la organizacion.
Por otra parte en la ultima reunion del Puño de hierro (algo improvisada por lo que no fue una reunion oficial) se decidio expulsar a Oliverio de nuestro grupo, por algo que puso muy triste a Calendor...
Y luego de esto se convoca a una reunion del puño de hierro oficial, Arkh envio mensajeros a informar a los miembros mas cercanos con su firma y aclarando que debe preguntarles algo muy importante en persona y con caracter de secreto.
A la vez que toma pruebas a nuevos ingresantes al puño de hierro junto a su compañero y amigo Calendor (tomando la prueba teorica Arkh y la parte practica Calendor) siempre realizadas en la arena de Sundabar.
Las cuales fueron algo modificadas debido a su dificultad, ofreciendose a quien la pase intentar la version original de la prueba, no incidiendo ya en el resultado de la misma.
La prueba en caso de no aprobar puede tomarse las veces que se desee, pero no se repiten ese mismo dia.
Cosa que tuvo que repetir Arkh en los dos ultimos examenes que no fueron pasados en la arena... los aspirantes que no pasaron la prueba de todas maneras dejaron una muy buena impresion en el Yelmita, pues no se trataba de simples aventureros en busca de poder u oro, sino con objetivos interesantes y puntuales en la organizacion.
Por otra parte en la ultima reunion del Puño de hierro (algo improvisada por lo que no fue una reunion oficial) se decidio expulsar a Oliverio de nuestro grupo, por algo que puso muy triste a Calendor...
Y luego de esto se convoca a una reunion del puño de hierro oficial, Arkh envio mensajeros a informar a los miembros mas cercanos con su firma y aclarando que debe preguntarles algo muy importante en persona y con caracter de secreto.
Re: El Puño de Hierro
// Pego estos relatos aca, que tambien corresponden a lo que va haciendo el Puño.
Shamandalie_Vethas escribió:Una serie de pisadas se dibujaban en la nieve, hasta detenerse justo delante de ellos. Varios miembros del Puño de Hierro estaban allí reunidos, en el Bosque Frío. Calendor, Arkh, Kashar y Nihilath pronto sabrían que no estaban solos.
- Es un placer verte, Maranwë. Llegas justo a tiempo.
La elfa se hizo visible entre la niebla, jadeando, al disipar el conjuro.
- Precavido como siempre. Es bueno saber que no pueden tomarte por sorpresa, Arkh.- sonrió.- ¿Cuál es el encargo esta vez?
- El mercader nos encargó una excursión al Palacio de Hielo. Al parecer está interesado en los objetos que custodian los gigantes...- respondió Calendor. - Un encargo peliagudo. Espero que sea algo importante.
- Vamos, el tiempo apremia y las protecciones no son para siempre.- la voz alterada por la magia de Nihilath se hizo oír sobre las demás. Sin mucho más rodeo, el ahora más numeroso grupo se adentró en la guarida de los gigantes.
Como era de esperarse, la batalla se libró ni bien llegaron a las húmedas cuevas. El martillo de Arkh y los estoques de Kashar impactaban certeros en los cuerpos enemigos. Detrás de ellos, los tres arcanos evocaban desde la una pequeña chispa hasta llamas que eran capaces de abrazar a más de uno de los gigantes.
Sin embargo, parecía ser que uno de ellos no tenía precisamente una preferencia por la escuela de magia elemental. Maranwë notó este detalle después de varios encuentros.
"Llanto de sangre ¿eso no era acaso Nigromancia?... Una fulminacion instantánea con un toque... Eso definitivamente es Nigromancia." Pensaba, mientras miraba a Nihilath conjurar. Sin embargo, el momento requería que se concentre en sus conjuros. No era buena oportunidad para sus tan recurrentes accidentes mágicos.
- ¡Vamos, rápido! Tramperos adelante, esta zona es peligrosa-. Poco faltaba para que llegasen al extenso pasillo que antecedía al palacio.
- ¿Oyen eso? Ahi vienen... ¡A la carga!
Pero entre la niebla, los gigantes que arremetían contra ellos no eran de hielo...
- ¡¿Qué demo...?!- No llegó a decir Calendor. Una mano mágica enorme lo aprisionó antes de que terminara de hablar. Los arcanos reconocieron en seguida a la Mano Aferradora, lo cuál los descondertó aún más.
- ¡Gigantes de fuego!- Maranwë gritó lo obvio. Un numeroso grupo de ellos se defendian con espadas, puños y magia. El pequeño grupo de aventureros redobló esfuerzo, iluminando a la cueva con la más amplia gama de hechizos y conjuros, al compás del movimiento de los estoques y las mazas.
Había caído el último gigante a la vista.
- ¿Qué diantres hacen esos seres aqui?
- No venía preparado contra esto... - Murmuró Nihilath a unos metros de distancia.
- Ese objeto... ¿Qué es? ¿Qué es lo que buscamos?- Preguntó Maranwë recuperándose. - ¿Creen que vengan por eso? Pensaba que las criaturas de fuego no toleraban lugares como estos... al menos no con gusto.
- No sé que demonios buscan, pero quizás deberiamos descansar. Parece que la expedición será más dificil de lo previsto...- Sugirió Calendor, liberándose al fin de la Mano que lo apresaba.
Intentó asentarse un momento en el suelo, quizas para revisar su libro de conjuros, pero un temblor sacudió la cueva poniendo a los cinco aventureros en marcha nuevamente.
- ¡No podemos quedarnos aqui! - chilló Maranwë. -¡No tenemos opción!
- ¡Avanzamos! -dijo Nihilath finalmente y atravezaron la entrada hacia el pasillo que conducía al Palacio.
Pero lo que les esperaba era aún peor.
Gigantes de dimensiones colosales, mefits de fuego, canes que se abalanzaban contra ellos. Las puertas del Palacio de Hielo eran, ahora, el más siniestro de los infiernos.
Los gritos de batalla de Arkh y Kashar parecieron mudos en cuanto mágicos de ambos bandos comenzaron conjurar. Lluvia de fuego, calor abrazante. Rayos y trombas que pintaban el aire y se desvanecían en segundos, para volver a mostrarse. Maranwë veía a sus compañeros recibir los golpes, alcanzada por una Mano Aferradora que la había sentenciado a ser una mera espectadora de la masacre.
Trombas mágicas impactaban contra ella, su cuerpo se destrozó en pocos segundos, segundos que le bastaron para ver a sus compañeros caer... Y oír a Nihilath repetir "No estaba preparado..."
No estaba preparada.
Un sueño, eterno y fugaz al mismo tiempo. La suplica de una nueva oportunidad a la Dama de los Misterios. Sueño que se resumía en esa simple frase...
Abrió los ojos, quizo moverse. Un dolor punzante que veía de todos los rincones de su cuerpo la dejó en el suelo varios minutos. Un quéjido de abatimiento se oyó a sus costados.
- Apenas puedo moverme...- musitó Calendor. Arkh aún no había dicho palabra, incorporándose con una expresión de dolor.- ¿Los otros? ¿Están... vivos?
Kashar avanzó a su lado, parecía haberse incorporado hace rato. Pero su cuerpo se mantenía en pie de milagro. Todos estaban destrozados. Todos menos uno...
- ¿Donde está Nihilath? - preguntó Maranwë, que no lo encontraba. De hecho recordaba que el mago había estado allí en la lucha.
- No está aquí - dijo Kashar.- Al menos no lo he visto. Solo quedamos nosotros.
Con ayuda de su bastón, Maranwë se incorporó. Buscando alrededor, solo encontró una moneda de oro recubierta de ceniza. Quizás algun diablillo la había perdido al caer.
- Vamonos ya de aquí- se limitó a decir. - Tomense de los brazos y aferrénse.
Una vez en la puerta norte de Neves, la elfa no esperaba más sorpresas para esa noche, pero se equivocaba.
- ¡Por Lathander! ¿Qué les sucedió?- una voz conocida les regaló un dichoso momento de amparo. Era Dana, para fortuna de los combatientes que penosamente habían llegado a entradas de la villa.
Intentaron hablar. Calendor y Kashar apenas pudieron explicar lo ocurrido. Maranwë sin embargo, estaba en otra cosa, pensando... Solo rompió el silencio para negarle a Dana su pertenencia al Puño.
Dana los atendió uno por uno. La bendición del Dios del Alba no se hizo esperar por sus plegarias. Sus heridas cerraron en unos instantes. Calendor y Arkh fueron abatidos a la posada ni bien sus musculos se lo permitieron, no sin antes agradecer a la clériga por su atención.
- Un tipo encapuchado me dijo que estaban en grave peligro. Corrí en seguida para ayudarles. ¡Pero están aqui!
- ¿Un tipo encapuchado dices? - Mara alzó la vista a la pelirroja. - ¿Qué tipo encapuchado dices... exactamente?
Y por obra de la casualidad o el destino, Nihilath apareció a unos metros de ellos.
- ¡Él mismo!- Afirmó Dana nomás verle.
- Ninguno de nosotros esperaba encontrar a esos gigantes- dijo Nihilath al acercarse. -Nos tomaron por sorpresa y nos vieron divididos en el combate. Apenas pude salir con vida para buscar ayuda-. Era imposible adivinar si había sufrido heridas, pues esa túnica solo ofrecía especulaciones sobre el estado físico de su portador.
"Eramos cuatro caídos. El peso de cuatro personas hubiera hecho imposible el viaje por los planos... Si lo he comprobado. ¿Pero nos dejó allí? ¿Siendo destrozados? Tampoco estaba corriendo trás nosotros con vendas en la mano..."
- Cuando voltié, todos yacían en el suelo- continuó Nihilath - Como devoto de Kelemvor, no puedo resucitar a los caídos...
"¿Devoto de QUÉlemvor? Un devoto de Kelemvor que fulmina gigantes con nicromancia? Jah, me recuerda en algo a Ilfirin..." La elfa le dirigió una mirada de desconfianza a Nihilath que le fue imposible dismular.
- Digale a los otros que salí con vida. - Terminó por decir.
- Descuide - replicó Maranwë - Un "detalle" como ese no se me olvidaría por nada...
La risa de Kashar al comentario puso fin a la charla. La joven elfa giró sobre sus talones, y tras escuchar las palabras mágicas que pronunció Nihilath desapareciendo, entró a la villa naufragando entre sus propios pensamientos.
Ryudo_Tenjin escribió:-Con esto bastará *Dijo Nihilath, tras salir del bosque maldito. Había estado realizando investigaciones en ese lugar, desconociendo que una pequeña criatura estaba observándolo oculta... El arcano, luego de exorcisar a las apariciónes, terminó por colocar su mano en un árbol, llevarse un par de ramas, y alejarse hacia la bifurcación.
En ese mismo lugar, quiso el destino que se encontrase con tres de los miembros del Puño de Hierro. Calendor, Arkh y Kashar, quien recientemente había sido admitido entre sus filas
-Que los trae por este camino en una noche tan fría como esta? Preguntó curioso el arcano. No eran los primeros aventureros que se había cruzado en su viaje, habiéndoles advertido a los anteriores que tuviesen cuidado, pues algo más que solo bandidos acechaba en la noche.
-Nos encontramos en una misión Dijo Calendor, informando al arcano sobre la razón de su viaje.
-Una misión para un cliente importante, un comerciante Retrucó Arkh, poniendo aún más luz en el asunto.
Kashar, por su parte, se mantuvo distante, observando al arcano. Casi no se habían visto en ocasiones anteriores, y no confiaban aún el uno del otro lo suficiente como para intercambiar más que algunas palabras.
-Supongo entonces que quereis contar con mi poder... Verdad? Dijo el arcano de negras túnicas, mirando alternadamente a los tres mercenarios.
-Nos dirigimos al Templo de Hielo, y vamos en busca de una runa... Pero no sabemos donde queda, mencionó Arkh.
-Ya he estado en ese lugar... Y los peligros que os encontraréis son inimaginables terminó por mencionar el arcano.
-Entonces, podrías guiarnos? Somos compañeros del Puño. insistió Calendor.
Entre tanto, un pequeño ser observaba a los aventureros conversar, desde detrás de una roca, su presencia era casi indetectable, y ninguno de ellos lo había notado.
-Claro que puedo escoltarlos... Aunque no me interesa la runa, sí estoy interesado en los artefactos que protege el guardián del templo.... Era claro que el arcano quería algo a cambio de escoltarlos.
-Sabes bien que los tesoros los repartimos equitativamente entre todos los miembros Impuso firmemente Arkh. No permitiría que tal punto fuese cuestionado bajo ningun concepto.
-Ya lo arreglaremos dentro del templo... Ahora seguidme, el camino mas cercano es por Adbar... Pero tomad esto antes, no me sirven muertos... Con esas frías palabras, Nihilath les arrojó a los mercenarios amuletos que les protegerían contra el frío, y entre todos emprendieron marcha hacia el Templo de Hielo. Nada más se supo de la criatura que los observaba desde las sombras.
El viaje fue largo, y el clima muy hostil... El frío calaba los huesos, el viento hacía sacar lágrimas de lo fuerte que era, y los constantes ataques de osos polares y gnolls hicieron que los aventureros tengan que viajar con cautela.
Kashar y Arkh despejaban el camino a martillo y espada, mientras que Calendor utilizaba su poder en evocación para incinerar a los enemigos.
Nihilath, por otra parte, parecía acabar con ellos solo con tocarlos con sus manos.
Una vez cruzado el Pantano de Hoscaluz, decidieron atravesar el territorio bárbaro, aún tras haber leído las advertencias que presagiaban muerte y desmembramientos a los forasteros.
Nihilath guiaba al grupo... -Rodead el río... Tened cuidado con los tigres Eran las palabras que el misterioso arcano tenía para ofrecer.
Casi en la entrada del Templo de Hielo, la figura de Maranwe sorprendió a los aventureros...
-Es un placer verte, Maranwë. Llegas justo a tiempo. Dijo Calendor, saludando amablemente a la otra arcana.
Maranwe fue informada de la misión de aquel avaro comerciante, que había contratado a un grupo de mercenarios para tomar ciertas runas para su colección de artículos estrafalarios.
Guiados por el misterioso Nihilath, protegidos por Arkh y sus conjuros, y las espadas de Kashar, y con el poder ofensivo de Maranwe y Calendor, los cinco aventureros se adentraron a los peligros del Templo de Hielo.
Pasadizo por pasadizo, puente por puente, pasaje por pasaje, lucharon contra los gigantes de hielo... Era un grupo bien equilibrado, muy poderoso, que resistió a los ataques de los gigantes, incluso atravesando su campamento... Kashar fue un factor importante para lograr todo esto, pues era el trampero del grupo.
Pero ellos no esperaban encontrar diablillos, demonios y gigantes de fuego al otro lado del campamento... Los arcanos habian preparado sus conjuros para combatir contra criaturas débiles al fuego... No para criaturas inmunes al mismo, por lo que éste combate fue mucho más duro que los demás...
Tras haber derrotado a la primera oleada, los mercenarios comenzaron a dudar. Sería mejor volver y prepararse? Deberían descansar? O ya que estaban allí, seguir adelante?
Nihilath, con una sola palabra, indicó que debían proceder. ¡Avanzaremos!
Una vez adentrándose y acercándose a la entrada al Palacio, un buen grupo de demonios y gigantes de fuego los esperaba. En medio del combate, el grupo fue separado en la batalla por los demonios... Solo se veía fuego y sombras, y se sentía el olor a cenizas en el viciado aire de la caverna.
Uno a uno, los aventureros del Puño de Hierro fueron cayendo... Nihilath sabía que no triunfarían con el poder que tenían, pero esperó al momento idóneo para escapar teleportándose... Una vez que todos los aventureros cayeron, algunos inconscientes, otros quizás muertos, el arcano escapó de ese lugar...
Bien sabía que solo eran mercenarios, eran prescindibles en su plan, solo fichas de un tablero peligroso, de una partida que en ese momento ya estaba perdida.
Por algo que quizas haya sido obra de los dioses, al otro lado del portal lo esperaba Dana Patson, conocida clériga de Lathander. Nihilath reconoció su armadura y sus símbolos, y enseguida le informó de algo que un alma bondadosa no podría dejar pasar...
-En el Palacio de Hielo... Cuatro aventureros han caído... Por alguna razón que desconozco se encontraban demonios y gigantes de fuego... Apenas he podido salir con vida yo... Aún están alli abajo... La siniestra voz del arcano, alterada por la magia y por el paso de los años, presagiaba terribles infortunios para sus compañeros de grupo.
Dana Patson sabía que debía hacer algo... No podría dejar a esos pobres aventureros moribundos en ese frío lugar... Se apresuró para partir, esperando quizás la ayuda del arcano, pero tuvo que partir sola... -Con mi poder actual no podré ayudarla... Solo esto puedo hacer por usted Dijo Nihilath, conjurando una pequeña protección hacia Dana, la valiente Dana... Esa Dana que no sería la primera vez que se lanza hacia las mismísimas fauces del mal solo por ayudar a un desprotegido.
Una vez Dana dejó Sundabar, el arcano reveló sus verdaderas intenciónes para sí... -Te he enviado a una muerte segura, devota de Lathander... Tu dios no te protegerá allí abajo, y los mercenarios probablemente estén muertos... Parece que ahora necesitaré nuevas marionetas que poder controlar... El perverso arcano soltó una risa estruendosa y siniestra que cubrió todo el lugar, y se dispuso a partir a Nevesmortas.
En el camino se encontró con Dana, aquella pobre mujer que él había enviado a una muerte casi segura, que ahora venía a informar que no habia podido atravesar las gruesas puertas congeladas del Palacio de Hielo. Nihilath, le agradeció por sus esfuerzos, maldiciéndo para sí mismo que su plan había fracasado... Era la oportunidad perfecta de deshacerse de una seguidora de Lathander poderosa, y había fracasado...
Tras esto, siguió hasta Nevesmortas, donde al cabo de algunas horas y para su sorpresa, encontró a Dana conversando con Maranwe y Kashar. Dos de los cuatro aventureros que había dejado morir allí abajo se encontraban con vida.
El arcano de tunicas negras se acercó para demostrar su leve sorpresa ante el hecho de que habían sobrevivido... Maranwe, algo recelosa, pensó que el arcano los había abandonado a su suerte, a pesar de que Dana explicó que él la había enviado a rescatarlos, pero que no tuvo éxito.
Quizás Maranwe tenía razón, pero también era consciente de que un arcano cuya salud siempre ha sido mala como la de Nihilath, no podría cargar con cuatro cuerpos y conjurar exitosamente un teletransporte, por lo que terminó por guardarse sus quejas y agradecer a Dana de todas formas.
-Avisad a Calendor y Arkh que estoy con vida. Dijo fríamente Nihilath, y tras despedirse, pudo ver cómo un paladín se acercaba al grupo. William, con crucifijo en mano, realizaba su patrulla como de costumbre, cuando encontró a los aventureros y se acercó amistosamente a saludar. No era la primera vez que los paladines, por órdenes de la Dama Lanzagelida, y tras los ataques pasados de vampiros, salían a bendecir las calles.
Tras mencionar unas palabras de despedida, el arcano de tunicas negras se teleportó lejos de Nevesmortas, maldiciendo porque su plan había fallado esa vez...
Se habría quedado sin los artefactos mágicos del templo... Y sin haberle causado muerte a una devota de Lathander.
Pero si la misión realmente era importante, sabía que volvería a ser convocado... Esa podría ser la oportunidad de realizar la jugada perfecta...
Re: El Puño de Hierro
//hago lo mismo ^^ esta divertido esto del foro, me recuerda al que moderaba yo XD"Les tengo un encargo peligroso... algo que no cualquier grupo de aventureros puede conseguir..."
Dijo el mercader Hagane a Arkh cuando en el blazon decidio contratar al Puño de Hierro.
- Bien sabes que eso no nos asusta mercader *dice con tono firme al recibir tantas advertencias*
*luego de esto Hagane se encargo de explicar que el es un gran coleccionista de artefactos magicos y que desea ciertas runas que se encuentran ocultas en el templo de hielo y de fuego respectivamente, lugares mas que peligrosos para cualquiera ya que estan protegidos por enormes gigantes y que por esto se nos contrata, luego de pedir ciertas indicaciones del lugar y de las runas en cuestion el grupo fija un encuentro con algunos de sus miembros para asi emprender viaje*
*ya en el hospicio al norte de Nevesmortas Arkh se encuentra con Calendor y Kashar*
- Bien me alegro que hayan acudido a mi llamado... pues este encargo es algo complicado. Ademas no conosco bien el sitio al que vamos, alguno de ustedes fue alguna vez al templo de hielo que hay pasando el bosque frio?
*Calendor y Kashar niegan*
- Bien. Supongo que tendremos que recurrir a él... *recuerda que Nihilath le comento que iba a encontrarse haciendo unas investigaciones en el bosque maldito*
- Vayamos a buscar al arcano Nihilath, no estamos muy lejos de donde suele investigar, de seguro en alguno de sus experimentos ya estuvo por ese sitio y nos servirá de guia.
*Kashar pregunta si es el arcano que decidio tomarle una prueba extra haciendolo luchar contra un Balor para medir su poder cuando ingreso al puño y Arkh asiente mientras se prepara para partir*
*ya llegando a bifurcacion se cruzan con el arcano Nihilath con unas protecciones arcanas muy notorias*
(vaya... me pregunto que tanto se habra adentrado en ese bosque para su investigacion para necesitar tanta magia encima...)
- He descubierto mas cosas de las que pensaba en ese bosque! jajajaja creo que mis investigaciones aqui han finalizado. Que precisan de mi Puños de hierro? *dice Nihilath*
- Nihilath... conoces tu que te la pasas investigando cosas para aumentar tu poder, conoces algo del templo de hielo? *dice Arkh*
- Oh si... He estado ahi, podria serviros de guia si me dejan quedarme con algunos artefactos magicos que se encuentran alli
*Luego de de ponerse de acuerdo con el arcano sombrio sobre como dividir las ganancias del viaje todo el grupo guiado por Nihilath comienza el viaje hacia el famoso templo que Nihilath parecia conocer muy bien*
*En el camino se libraron varias batallas contra Gnolls y pequeños grupos de barbaros que protegian sus territorios... pero casi llegando al sitio donde se encontraba el templo notan unas pisadas en el hielo delatando una presencia que los seguia*
*Arkh quien por precaucion suele ir siempre con V verdadera inmediatamente reconoce de quien se trata*
- Asi que tu tambien has venido... *Dice Arkh a Maranwe quien se hace visible al instante*
- Es bueno saber que no se puede tomarte por sorpresa Arkh, que clase de trabajo estan haciendo esta vez? *responde Maranwe*
- Un encargo algo peligroso, un mercader quiere una runa que se esconde en el templo de hielo que hay mas adelante, si gustas puedes unirte... no nos viene mal la ayuda.
*Nihilath interrumpe la charla diciendo que es mejor avanzar rapido pues los barbaros ya saben que estamos en su territorio y no tardaran en volver a vengar a sus camaradas caidos y las protecciones magicas no son eternas*
*Asi es como el grupo conformado por Arkh, Calendor, Kashar y ahora Maranwe se adentra en el palacio de hielo y a medida que avanzan van barriendo a los gigantes de hielo uno por uno... El grupo entero esta mas que feliz con el desempeño del "nuevo" Kashar, ya que es su primera mision para el Puño de Hierro, quien con agiles ataques a dos armas pelea a la par de Arkh mientras los arcanos conjuran potentes magias desde atras*
*Tanto Calendor como Maranwe notan en el combate que las magias que usa Nihilath no son para nada similares a las que usan ellos, es ciertamente un nigromante... uno muy poderoso, tanto que hasta Calendor reconoce su poder*
Aun sin conocer el terreno Arkh y Kashar fueron al frente todo el camino hasta que algo no encajo con los datos proporcionados por Hagane ni por lo que esperaba Nihilath...
Enormes seres de fuego se avalanzaron contra el grupo de aventureros, dejandolos sordos, ciegos, reduciendole su resistencia magica e inmovilizandolos con manos aferradoras.
Aun sin sus sentidos e inmovilizado siguio luchando devolviendo redoblados los golpes que sentia iba recibiendo su cuerpo que como siempre iba regenerandose monstruosamente de toda herida que recibia cosa que le hacia resistir mas de lo normal en batalla, cuando se sentia cerca de la muerte se conjuraba restablecimientos mayores que le devolvian brevemente sus sentidos *procurando racionar lo mas posible su uso* y poder para continuar luchando y curando a sus compañeros en esta desafortunada e inesperada vuelta del destino...
Cuando finalmente el ultimo ser cayo muerto por su martillo vio a su alrededor e inmediatamente fue a curar a los heridos... y mientras esperaban desaparesca la mano que aferraba a Calendor el grupo se puso a discutir que cosa es lo que pasaba en ese lugar.
"Gigantes de fuego en el templo de hielo?" no paraban de preguntarse que logica tenia eso...
Cansados por la dura batalla Calendor propuso descansar para recobrar fuerzas... pero el lugar parecia desmoronarse por lo que no hubo tal chance... y luego de muchas dudas se decidio avanzar.
Poco mas sabe Arkh de que sucedio de ahi en adelante... solo recuerda ser apresado por mas de 5 o 6 manos aferradoras y tener encima a 3 gigantescos seres atacandole e impidiendole ir a ayudar a sus compañeros... en esta lucha Arkh uso todos los recursos que tenia, curaciones restablecimientos y demas... pero ni eso basto, y luego de un tiempo de resistencia finalmente cayo inconsciente...
*Arkh despierta lentamente y nota como todo su cuerpo esta hecho pedazos al igual que el de sus compañeros, exceptuando a Nihilath que no se encontraba e el lugar*
- Que... que es lo que sucedio? las criaturas esas ya no estan *dice con mucha dificultad mientras intenta reincorporarse*
- Lo siento, no pude hacer nada contra esos seres *dice Kashar*
- Lo has hecho mas que bien, estas criaturas no son de este sitio... no estabamos bien preparados *dice Arkh y Maranwe le asiente*
Calendor pregunta si continuamos investigando, pero viendo el estado en el que despertamos todos y sin entender bien como o porque seguian con vida, se llego al acuerdo de que lo mejor sera volver teletransportandonos lejos para curarnos y volver mejor preparados la proxima vez
Asi es como maranwe con las pocas fuerzas que le quedaban llevo a todo el grupo sobreviviente a nevesmortas... donde casi al instante encuentran a Dana, que dice que cierto hombre encapuchado les dijo que los ayude.
Arkh ni bien es restablecido por Dana, le agradece y vuelve a reconocer el inmenso respeto que tiene por ella *ella le ha salvado la vida en cierta ocasion cuando era mas joven* y luego de contarle brevemente lo ocurrido decide ir a preparar pociones elementales para la proxima vez que decida ir, pues el Puño de Hierro jamas deja una mision sin completar.
Re: El Puño de Hierro
Me acerque al tablón de la villa en busca de algún encargo por realizar y en vez de eso encontré una nota en la que se citaba al Puño de Hierro, sorprendido al leer el anuncio di media vuelta y bajé del entarimado para buscar a algún miembro del Puño, cuando vi a Calendor acercarse a la fuente, nos saludamos y me habló de una reunión en el Hospicio con más miembros de la organización.
Nos dirigimos hacia al norte, fuimos los primeros en llegar al lugar y como disponíamos de algo de tiempo Calendor me explico el origen de ese encuentro, Habían recibido un encargo por parte de un comerciante llamado Hagane. Quería conseguir no se que gemas de un templo en las frías tierras del norte y para ello se lo encargaba al Puño. Al poco tiempo apareció Arkh, dando las últimas explicaciones y el camino que íbamos a seguir hasta reunirnos con otro miembro más, ese siniestro arcano.
Comenzamos el viaje que al parecer iba a ser largo sin demorarnos más, hacia el norte y llegados al Camino de la bifurcación hacia el oeste, los seguía sin tener muy claro nuestro destino y lo que deberíamos hacer para terminar con esa misión. Cuando cerca de ese Bosque Maldito una figura negra envuelta en un aura de misterio se detuvo antes nosotros. El primer impulso fue coger el estoque, en ese momento Arkh empezó a hablar con él, se trataba de Nihilath. Le explicó la situación y lo que andábamos buscando, le pidió ayuda, reconociendo el conocimiento del arcano sobre el lugar y lo que podríamos encontrar allí.
Nihilath antes de aceptar intentó sacar tajada, algo mayor que los demás, cosa que Arkh cortó de raíz dejando claro que todos somos iguales en ese aspecto en el Puño.
Aclaradas esas pequeñas diferencias el siniestro arcano marcó el camino a seguir, subiríamos por el camino de Adbar para después llegar al pantano de Horcaluz. Durante todo el viaje guarde las distancias con Nihilath, me recordaba mucho a cierta dama que había visto en sueños “la muerte”, pero más real ya que la tenía allí mismo, su sola presencia me hacia sentirme mal y que los animales del camino corrieran despavoridos a su paso.
Por fin llegamos a las cercanías del Bosque Frío. Hasta el momento habíamos tenidos varias escaramuzas con Gnoll y osos que se habían resuelto sin mucho problema gracias a las habilidades del grupo.
Ahora empezaba a ponerse la cosa seria, bárbaros y felinos del norte serían los siguientes obstáculos a parte del terreno.
Seguimos el curso ascendente del río como aconsejó Nihilath hasta llegar a la ladera de una montaña que rodeamos, hicimos un pequeño alto en el camino para descansar y despejar algunas dudas del lugar hacia el que nos ibamos a adentrar.
En ese momento alguien aviso de una presencia cerca de nosotros, creo que fue Arkh. Estaba preocupado comprobando mi equipo que no reparé en ello hasta que sentí una mano en el hombro y un susurro en mi oído, era Maranwë conjurando algunas protecciones sobre mí. Se nos unía y eso hacia dentro de lo que cave la misión algo más sencilla si se podría decir así.
Nos adentramos en la cueva, no tardamos mucho en encontrar gigantes, que no se alegraban de vernos allí, el combate comenzó. Los arcanos hicieron un considerable despliegue de poder, junto a Arkh estuve peleando lo mejor que pude. Avanzamos por las galerías de la cueva, el número de gigantes aumentaban conforme íbamos hacia el interior de la cueva. Algunas trampas y viejos portones de madera nos hacían frenar la marcha, era complicado anular esas defensas en esas circunstancias, el tremendo frío y los continuos ataques no ayudaban.
Al llegar a una nueva sala de la cueva el paisaje cambió bruscamente, ahora era el fuego lo que nos acechaba, criaturas demoníacas y enormes gigantes de fuego. A todos nos pilló por sorpresa, de repente la oscuridad cayó sobre todos, la lucha fue encarnizada, conjuros, armas, gritos, una batalla más dramática de lo que nadie podría esperar. Algunas criaturas cayeron abatidas, en medio de todo pude distinguir los cuerpos de algunos compañeros en el suelo, hasta que me quede ciego, sordo e inmovilizado por algo no que sabría describir. El silencio inundó el lugar.
Poco a poco, recupere la conciencia, lo primero que vi fue el hielo del suelo ensangrentado, no muy lejos de mi, Maranwë, Calendor y Arkh. Todos mal heridos o conmocionados menos el siniestro arcano, de él no se oía ni el castañear de huesos que le acompaña.
A medida que recobrábamos algo de fuerza, nos acercamos unos a otros, preguntando lo que había pasado pero nadie tenia el recuerdo muy claro, solo el ataque de esas criaturas en ese helado lugar. Y donde estaba Nihilath.
Los arcanos y el clérigo no comprendían que podían hacer allí, en ese gélido ambiente criaturas de fuego.
La verdad que no reparé en ello hasta que lo dijeron, bien podrían haber sido tejones de las praderas que mi preocupación en esos momentos era no morir allí.
Habían muchas preguntas que requerían respuesta, pero ni las fuerzas y tal vez los ánimos eran los más idóneos. Aconsejados por Maranwë regresamos a la villa, con la promesa de Arkh y Calendor de volver y averiguar lo que sucedía en ese lugar, mejor preparados.
Nos dirigimos hacia al norte, fuimos los primeros en llegar al lugar y como disponíamos de algo de tiempo Calendor me explico el origen de ese encuentro, Habían recibido un encargo por parte de un comerciante llamado Hagane. Quería conseguir no se que gemas de un templo en las frías tierras del norte y para ello se lo encargaba al Puño. Al poco tiempo apareció Arkh, dando las últimas explicaciones y el camino que íbamos a seguir hasta reunirnos con otro miembro más, ese siniestro arcano.
Comenzamos el viaje que al parecer iba a ser largo sin demorarnos más, hacia el norte y llegados al Camino de la bifurcación hacia el oeste, los seguía sin tener muy claro nuestro destino y lo que deberíamos hacer para terminar con esa misión. Cuando cerca de ese Bosque Maldito una figura negra envuelta en un aura de misterio se detuvo antes nosotros. El primer impulso fue coger el estoque, en ese momento Arkh empezó a hablar con él, se trataba de Nihilath. Le explicó la situación y lo que andábamos buscando, le pidió ayuda, reconociendo el conocimiento del arcano sobre el lugar y lo que podríamos encontrar allí.
Nihilath antes de aceptar intentó sacar tajada, algo mayor que los demás, cosa que Arkh cortó de raíz dejando claro que todos somos iguales en ese aspecto en el Puño.
Aclaradas esas pequeñas diferencias el siniestro arcano marcó el camino a seguir, subiríamos por el camino de Adbar para después llegar al pantano de Horcaluz. Durante todo el viaje guarde las distancias con Nihilath, me recordaba mucho a cierta dama que había visto en sueños “la muerte”, pero más real ya que la tenía allí mismo, su sola presencia me hacia sentirme mal y que los animales del camino corrieran despavoridos a su paso.
Por fin llegamos a las cercanías del Bosque Frío. Hasta el momento habíamos tenidos varias escaramuzas con Gnoll y osos que se habían resuelto sin mucho problema gracias a las habilidades del grupo.
Ahora empezaba a ponerse la cosa seria, bárbaros y felinos del norte serían los siguientes obstáculos a parte del terreno.
Seguimos el curso ascendente del río como aconsejó Nihilath hasta llegar a la ladera de una montaña que rodeamos, hicimos un pequeño alto en el camino para descansar y despejar algunas dudas del lugar hacia el que nos ibamos a adentrar.
En ese momento alguien aviso de una presencia cerca de nosotros, creo que fue Arkh. Estaba preocupado comprobando mi equipo que no reparé en ello hasta que sentí una mano en el hombro y un susurro en mi oído, era Maranwë conjurando algunas protecciones sobre mí. Se nos unía y eso hacia dentro de lo que cave la misión algo más sencilla si se podría decir así.
Nos adentramos en la cueva, no tardamos mucho en encontrar gigantes, que no se alegraban de vernos allí, el combate comenzó. Los arcanos hicieron un considerable despliegue de poder, junto a Arkh estuve peleando lo mejor que pude. Avanzamos por las galerías de la cueva, el número de gigantes aumentaban conforme íbamos hacia el interior de la cueva. Algunas trampas y viejos portones de madera nos hacían frenar la marcha, era complicado anular esas defensas en esas circunstancias, el tremendo frío y los continuos ataques no ayudaban.
Al llegar a una nueva sala de la cueva el paisaje cambió bruscamente, ahora era el fuego lo que nos acechaba, criaturas demoníacas y enormes gigantes de fuego. A todos nos pilló por sorpresa, de repente la oscuridad cayó sobre todos, la lucha fue encarnizada, conjuros, armas, gritos, una batalla más dramática de lo que nadie podría esperar. Algunas criaturas cayeron abatidas, en medio de todo pude distinguir los cuerpos de algunos compañeros en el suelo, hasta que me quede ciego, sordo e inmovilizado por algo no que sabría describir. El silencio inundó el lugar.
Poco a poco, recupere la conciencia, lo primero que vi fue el hielo del suelo ensangrentado, no muy lejos de mi, Maranwë, Calendor y Arkh. Todos mal heridos o conmocionados menos el siniestro arcano, de él no se oía ni el castañear de huesos que le acompaña.
A medida que recobrábamos algo de fuerza, nos acercamos unos a otros, preguntando lo que había pasado pero nadie tenia el recuerdo muy claro, solo el ataque de esas criaturas en ese helado lugar. Y donde estaba Nihilath.
Los arcanos y el clérigo no comprendían que podían hacer allí, en ese gélido ambiente criaturas de fuego.
La verdad que no reparé en ello hasta que lo dijeron, bien podrían haber sido tejones de las praderas que mi preocupación en esos momentos era no morir allí.
Habían muchas preguntas que requerían respuesta, pero ni las fuerzas y tal vez los ánimos eran los más idóneos. Aconsejados por Maranwë regresamos a la villa, con la promesa de Arkh y Calendor de volver y averiguar lo que sucedía en ese lugar, mejor preparados.
Re: El Puño de Hierro
Entonces empezá a pasarte más por el foro!!animero17 escribió: //hago lo mismo ^^ esta divertido esto del foro, me recuerda al que moderaba yo XD


Re: El Puño de Hierro
Cuando Calendor se dirigía de Sundabar a Nevesmortas , se encontró a las afueras de esta ultima varios rostros conocidos.
Entre ellos reconoció a Daya, Keila, Navinsinho y Soleith Bella.
Para su sorpresa Daya y Keila parecían estar impacientes esperándolo por la manera en que lo observaban llegar.
Descubrió que sus impresiones eran correctas cuando fue llamado por estas dos muchachas a un lugar apartado solicitando hablar con el en privado.
La preocupación de Calendor aumento al ver el suspenso que estas muchachas mantenían.
Mientras se alejaba a donde había sido llamado, vio como Navinsinho se retiraba a cazar al bosque.
Preocupado por Keila le pregunto si se encontraba bien, pero esta rápidamente le entrego una carta advirtiéndole que era solo para ser leída por los líderes del Puño de Hierro.
Calendor instintivamente ofreció pagar por este servicio que consideraba tan importante pero ambas se negaron y se retiraron satisfechas tras haber cumplido satisfactoriamente con su deber.
Una vez vuelto al grupo, Soleith y Calendor ven llegar a Navinsinho corriendo todo herido siendo perseguido por tejones.
Entre Calendor y los guardias de Nevesmortas detuvieron a los tejones salvando la vida del muchacho mientras Soleith Bella acudió rápidamente a sanar sus heridas.
Luego de aquel momento de tensión Calendor se ofreció como voluntario para enseñarle a Navinsinho a ser un cazador y se retiraron acompañados de Soleith.
Mientras Navinsinho y Soleith luchaban contra trasgos, Calendor vigilaba que ambos tuvieran buen desempeño desde lejos para no interferir.
Vencidos los trasgos continuaron el camino encontrando Ogros.
Usando la anterior táctica, Calendor solo se dedicó a dar indicaciones sin participar de la batalla.
Tranquilo y seguro de las habilidades que adquirían sus compañeros frente a los Ogros, abrió la carta que había recibido para leerla.
La carta logró entristecerlo de tal manera que las fuerzas lo abandonaron pudiendo apenas mantenerse en pie.
Se disculpo con sus compañeros y se retiro no antes sin indicarles de una posada en la que estaría esperándolos y podrían huir por protección por cualquier inconveniente.
Entre ellos reconoció a Daya, Keila, Navinsinho y Soleith Bella.
Para su sorpresa Daya y Keila parecían estar impacientes esperándolo por la manera en que lo observaban llegar.
Descubrió que sus impresiones eran correctas cuando fue llamado por estas dos muchachas a un lugar apartado solicitando hablar con el en privado.
La preocupación de Calendor aumento al ver el suspenso que estas muchachas mantenían.
Mientras se alejaba a donde había sido llamado, vio como Navinsinho se retiraba a cazar al bosque.
Preocupado por Keila le pregunto si se encontraba bien, pero esta rápidamente le entrego una carta advirtiéndole que era solo para ser leída por los líderes del Puño de Hierro.
Calendor instintivamente ofreció pagar por este servicio que consideraba tan importante pero ambas se negaron y se retiraron satisfechas tras haber cumplido satisfactoriamente con su deber.
Una vez vuelto al grupo, Soleith y Calendor ven llegar a Navinsinho corriendo todo herido siendo perseguido por tejones.
Entre Calendor y los guardias de Nevesmortas detuvieron a los tejones salvando la vida del muchacho mientras Soleith Bella acudió rápidamente a sanar sus heridas.
Luego de aquel momento de tensión Calendor se ofreció como voluntario para enseñarle a Navinsinho a ser un cazador y se retiraron acompañados de Soleith.
Mientras Navinsinho y Soleith luchaban contra trasgos, Calendor vigilaba que ambos tuvieran buen desempeño desde lejos para no interferir.
Vencidos los trasgos continuaron el camino encontrando Ogros.
Usando la anterior táctica, Calendor solo se dedicó a dar indicaciones sin participar de la batalla.
Tranquilo y seguro de las habilidades que adquirían sus compañeros frente a los Ogros, abrió la carta que había recibido para leerla.
La carta logró entristecerlo de tal manera que las fuerzas lo abandonaron pudiendo apenas mantenerse en pie.
Se disculpo con sus compañeros y se retiro no antes sin indicarles de una posada en la que estaría esperándolos y podrían huir por protección por cualquier inconveniente.
Re: El Puño de Hierro
//jajajaja una aclaracion, te dijeron que la carta era para Arkh, que no la leyeses tu jijijiji
Re: El Puño de Hierro
//no importa, la carta era para Arkh o Calendor...
Oliverio, luego de atar conjeturas con el nuevo miembro del Puño de Hierro, Zech, sobre una disputa que presenciaron en las cercanías a la villa, llegaron a la conclusión de que dentro de su antigua organización hay un infiltrado. Se sintió enormemente traicionado, le explicó a Zech el agravio y advirtió que debe hacerse algo rápido. Primero informar, luego actuar. Dejó a Zech un mensaje para que envíe a sus superiores, pero por las dudas fue a la tienda de Riam a comprar una pluma, (la suya se la presto a alguien que jamás se la devolvió, era una "rotring" de Suchardt) con ella se fue a la Rosa y el Martillo a escribir una carta anónima, en la que advertía de la debilidad de las lineas del Puño de Hierro, levemente encriptada en una analogía.
Mientras se paseaba por la ciudad, buscando alguien confiable como mensajero, considera a uno que ya le había dado el trabajo de enviar un mensaje a Hidan, su leñador de confianza, el arcano Aikanaro, pero como no tuvo noticias del leñador decidió buscar a otro confidente. Fue ahí cuando vio Daya, Belioven y Keila, en ellas deposito su confianza para que la carta llegue a destino que su contenido se develase. Oliverio, vuelve a sus quehaceres diarios (beber, beber, beber, comer, beber, rezar a Mielikki, beber y finalmente, aunque con las malas nuevas le cueste, dormir).
Oliverio, luego de atar conjeturas con el nuevo miembro del Puño de Hierro, Zech, sobre una disputa que presenciaron en las cercanías a la villa, llegaron a la conclusión de que dentro de su antigua organización hay un infiltrado. Se sintió enormemente traicionado, le explicó a Zech el agravio y advirtió que debe hacerse algo rápido. Primero informar, luego actuar. Dejó a Zech un mensaje para que envíe a sus superiores, pero por las dudas fue a la tienda de Riam a comprar una pluma, (la suya se la presto a alguien que jamás se la devolvió, era una "rotring" de Suchardt) con ella se fue a la Rosa y el Martillo a escribir una carta anónima, en la que advertía de la debilidad de las lineas del Puño de Hierro, levemente encriptada en una analogía.
Mientras se paseaba por la ciudad, buscando alguien confiable como mensajero, considera a uno que ya le había dado el trabajo de enviar un mensaje a Hidan, su leñador de confianza, el arcano Aikanaro, pero como no tuvo noticias del leñador decidió buscar a otro confidente. Fue ahí cuando vio Daya, Belioven y Keila, en ellas deposito su confianza para que la carta llegue a destino que su contenido se develase. Oliverio, vuelve a sus quehaceres diarios (beber, beber, beber, comer, beber, rezar a Mielikki, beber y finalmente, aunque con las malas nuevas le cueste, dormir).