A Capa y espada
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Re: A Capa y espada
La Danza del Agua I
La cerradura emitió un chasquido, señal inequívoca de que se había abierto.
“¿Ves? La clave está en mantener la calma” El niño de pelo castaño guardaba las ganzúas mientras aleccionaba a su compañero de correrías. “¿Siguen los guardas en la puerta?”
“Si, no me pudo creer que sean tan estúpidos” Sonrió el chaval pelirrojo.
“Sí” rió el más bajo de los dos “Son unos idiotas, pero con calma ¿eh? Como se enteren nos cortan en cachitos pequeñitos” Señaló con el índice al grandullón.
“¡Eres un pesado Cuervo!” parecía disgustado “No me fastidies ¿vale? Ya sé que pasó la última vez, no eres mi madre” añadió mientras se anudaba una cuerda a la cintura.
“No tenemos padres Ratón” en el rostro de Cuervo se dibujó una mueca de incomprensión.
“Es igual... ¿Vas a bajar o que?” respondió el pelirrojo.
“Vale, vale... pero despacio” el chaval castaño se dio por vencido.
Ratón abrió mucho las piernas adoptando la postura más estable que podía, mientras rodeaba su cadera con la cuerda.
“Listo” Afirmó.
“Voy” contesto el pequeño de los dos.
Cuervo se dejó caer despacio por la abertura, Ratón le doblaba en estatura y en peso, así que a pesar del tirón inicial no hubo mucho zarandeo. Despacio y con calma Cuervo se deslizaba hacia el suelo de la estancia.
“Despacio” Siseó. Si el grandullón respondió no se escuchó. “¡Para!” Exclamó contenido.
Ahí estaba, la madre de todos los cofres, de negra caoba ribeteado en oro, sólo Tymora sabría que riquezas contendría. El muchacho colgante se dispuso a cogerlo rápido y dar los dos tirones convenidos. Con un movimiento rápido de manos el cofre ya estaba en el saco y cuando estaba dando el segundo tirón la cerradura de la puerta comenzó a chirriar con apresurada velocidad. ¡Los habían pillado! ¿Pero cómo? Cuervo miró al pedestal “¡Magia! Maldita sea” Pensó mientras daba frenéticos tirones a la cuerda, enseguida comenzó a escalar mientras Ratón lo izaba al mismo tiempo.
Los guardias entraron vociferando y dando la alarma en el momento que Cuervo se encaramaba al respiradero y salía a la azotea.
“¡Cagando leches!” Dijo el chico con la cuerda a aún en la cintura mientras el grandullón pelirrojo le ayudaba a incorporarse. Los dos asintieron en silencio y comenzaron a correr por los tejados en direcciones opuestas como habían ensayado y practicado cientos de veces. Los guardas no tardaron en disponer una escala de bambú para perseguirlos a través de los tejados. Pero Ratón no esperó un segundo para dejarse caer a nivel de calle, su especialidad, desaparecería entre el gentío o bajaría a las cloacas si era necesario.
Por su parte Cuervo corrió a través de tejados de pizarra y azoteas ajardinadas, saltando entre grúas y pasarelas elevadas, casi podía volar.
Algún guardia resbaló detrás de sí con el consecuente estruendo de metal y sangre “¡Latas! No podrán alcanzarme” Sonrío satisfecho de si mismo el muchacho, otro salto y otra caída perfecta, algunos guardias a nivel de calle le lanzaban piedras pero Cuervo era un blanco difícil, pequeño y en movimiento. Un sencillo cambio de dirección bastó para perder de vista a los guardias del suelo.
Sólo dos le seguían de cerca saltando por las azoteas, no vestían pesadas armaduras tan solo un jubón ligero de cuero y una espada corta. Igualmente eran más pesados y grandes que el chiquillo y la distancia que este interponía entre él y sus perseguidores cada vez era mayor. “Acabaré con esto de una vez” Pensó confiado y cambiando de nuevo la dirección se dirigió a una de las pocas calles que podría decirse que era ancha en Marsémber.
Enfiló la recta que otras tantas veces había recorrido y se dispuso a repetir el salto que tantas veces había realizado, un salto que sólo él por su agilidad y peso podía realizar sin caer al vacío. Pudo ver por el rabillo del ojo como los guardias detenían su carrera al ver a donde se dirigía el muchacho, probablemente convencidos de que sólo tendrían que esperar para recoger el cofre del cadáver aplastado del chaval en el suelo.
La cerradura emitió un chasquido, señal inequívoca de que se había abierto.
“¿Ves? La clave está en mantener la calma” El niño de pelo castaño guardaba las ganzúas mientras aleccionaba a su compañero de correrías. “¿Siguen los guardas en la puerta?”
“Si, no me pudo creer que sean tan estúpidos” Sonrió el chaval pelirrojo.
“Sí” rió el más bajo de los dos “Son unos idiotas, pero con calma ¿eh? Como se enteren nos cortan en cachitos pequeñitos” Señaló con el índice al grandullón.
“¡Eres un pesado Cuervo!” parecía disgustado “No me fastidies ¿vale? Ya sé que pasó la última vez, no eres mi madre” añadió mientras se anudaba una cuerda a la cintura.
“No tenemos padres Ratón” en el rostro de Cuervo se dibujó una mueca de incomprensión.
“Es igual... ¿Vas a bajar o que?” respondió el pelirrojo.
“Vale, vale... pero despacio” el chaval castaño se dio por vencido.
Ratón abrió mucho las piernas adoptando la postura más estable que podía, mientras rodeaba su cadera con la cuerda.
“Listo” Afirmó.
“Voy” contesto el pequeño de los dos.
Cuervo se dejó caer despacio por la abertura, Ratón le doblaba en estatura y en peso, así que a pesar del tirón inicial no hubo mucho zarandeo. Despacio y con calma Cuervo se deslizaba hacia el suelo de la estancia.
“Despacio” Siseó. Si el grandullón respondió no se escuchó. “¡Para!” Exclamó contenido.
Ahí estaba, la madre de todos los cofres, de negra caoba ribeteado en oro, sólo Tymora sabría que riquezas contendría. El muchacho colgante se dispuso a cogerlo rápido y dar los dos tirones convenidos. Con un movimiento rápido de manos el cofre ya estaba en el saco y cuando estaba dando el segundo tirón la cerradura de la puerta comenzó a chirriar con apresurada velocidad. ¡Los habían pillado! ¿Pero cómo? Cuervo miró al pedestal “¡Magia! Maldita sea” Pensó mientras daba frenéticos tirones a la cuerda, enseguida comenzó a escalar mientras Ratón lo izaba al mismo tiempo.
Los guardias entraron vociferando y dando la alarma en el momento que Cuervo se encaramaba al respiradero y salía a la azotea.
“¡Cagando leches!” Dijo el chico con la cuerda a aún en la cintura mientras el grandullón pelirrojo le ayudaba a incorporarse. Los dos asintieron en silencio y comenzaron a correr por los tejados en direcciones opuestas como habían ensayado y practicado cientos de veces. Los guardas no tardaron en disponer una escala de bambú para perseguirlos a través de los tejados. Pero Ratón no esperó un segundo para dejarse caer a nivel de calle, su especialidad, desaparecería entre el gentío o bajaría a las cloacas si era necesario.
Por su parte Cuervo corrió a través de tejados de pizarra y azoteas ajardinadas, saltando entre grúas y pasarelas elevadas, casi podía volar.
Algún guardia resbaló detrás de sí con el consecuente estruendo de metal y sangre “¡Latas! No podrán alcanzarme” Sonrío satisfecho de si mismo el muchacho, otro salto y otra caída perfecta, algunos guardias a nivel de calle le lanzaban piedras pero Cuervo era un blanco difícil, pequeño y en movimiento. Un sencillo cambio de dirección bastó para perder de vista a los guardias del suelo.
Sólo dos le seguían de cerca saltando por las azoteas, no vestían pesadas armaduras tan solo un jubón ligero de cuero y una espada corta. Igualmente eran más pesados y grandes que el chiquillo y la distancia que este interponía entre él y sus perseguidores cada vez era mayor. “Acabaré con esto de una vez” Pensó confiado y cambiando de nuevo la dirección se dirigió a una de las pocas calles que podría decirse que era ancha en Marsémber.
Enfiló la recta que otras tantas veces había recorrido y se dispuso a repetir el salto que tantas veces había realizado, un salto que sólo él por su agilidad y peso podía realizar sin caer al vacío. Pudo ver por el rabillo del ojo como los guardias detenían su carrera al ver a donde se dirigía el muchacho, probablemente convencidos de que sólo tendrían que esperar para recoger el cofre del cadáver aplastado del chaval en el suelo.
Re: A Capa y espada
interesante historia 
y la posada se llama la rosa y el martillo, no la flor y el martillo jeje

y la posada se llama la rosa y el martillo, no la flor y el martillo jeje
Re: A Capa y espada
La Danza del Agua II
“¡Mierda! ¡El cofre!” pensó, pero Cuervo ya estaba volando por el aire y contemplo horrorizado como el peso extra del botín hacía que se precipitase con mayor velocidad, inexorable hacia el muro del edificio. Interpuso manos y piernas, con la vana esperanza de reducir el impacto, rezó, rezó a todos los dioses que estuviesen mirando y escuchando. Impactó, no le cogió por sorpresa, pero de algún modo el muro cedió… se vió rodeado de astillas de madera y polvo de yeso, una envejecida tarima lo recibió con un fuerte golpe que lo dejó sin respiración.
Al rato despertó ¿Cuanto tiempo había pasado? No lo sabía. Estaba mareado y dolorido, sentía la saliva pastosa y sanguinolenta, con gran esfuerzo se levantó y dando tumbos trató de encontrar la salida. Era un edificio abandonado, así que el niño decidió abandonar toda precaución y salir lo antes posible de allí.
"Llegas tarde muchacho" Una figura inmóvil bloqueaba la salida.
Al principio Cuervo no dijo nada, mudo a causa del terror, hasta que se atervió a preguntar "¿Quién..?¿Quién eres?"
"Eso depende de ti muchacho" dijo escueto, dando un paso al frente. Ahora el niño podía ver las facciones de su interlocutor, un hombre más bien pequeño con el pelo revuelto y un gesto amable en su rostro, nada temible.
Envalentonado ahora que veía que sus miedos eran infundados, se permitió cierto tono de orgullo al hablar. "¿Cómo que depende de mi? ¿Eres un sacerdote de esos o que?" El hombre se hecho a reir lo cual confundió a Cuervo.
"No, muchacho, soy una elección" Dijo el adulto mostrando un cofre de ébano y ribeteado en oro. "¡Eh!¡Eso es mío, devuélvemelo!" El joven de cabellos castaños se lanzó sobre el extraño, este girando sobre su talón derecho esquivó sin mayor problema al chiquillo que ante una carga mal efectuada acabó tendido en el suelo. "Te decía, soy una elección, tu elección" hizo una pausa "Podría acabar con esto aqui mismo" mientras caminaba alrededor de Cuervo que se incorporaba con dificultad "Podría salir y entregarte a la guardía que te lleva buscando toda la noche y parte de la mañana" se paró frente al crio y acercando mucho su rostro dijo casi en un susurro "O podrías traerme las cosas que te pida" mientras sopesaba el cofre en una mano "Cualquier cosa que crea que necesito".
"No tengo elección" se enfurruñó Cuervo "Eres libre, siempre hay elección" contestó tranquilo el extraño.
"Entonces... ¿sería tu recadero?" El hombre permaneció en silencio, sin moverse, delante del chico. "A parte de no morir... ¿Qué saco a cambio?" la pregunta hizo que su interlocutor comenzara a reir con ganas. "¿Tenemos trato muchacho?" El niño sólo asintió desganado y el adulto le repondió con idéntico movimiento de su cabeza.
Tras unos instantes que se hicieron eternos, Cuervo reunió el valor suficiente para repetir la pregunta "¿Quien eres?"
"Soy tu Maestro de Danza" fue toda la respuesta que obtuvo.
“¡Mierda! ¡El cofre!” pensó, pero Cuervo ya estaba volando por el aire y contemplo horrorizado como el peso extra del botín hacía que se precipitase con mayor velocidad, inexorable hacia el muro del edificio. Interpuso manos y piernas, con la vana esperanza de reducir el impacto, rezó, rezó a todos los dioses que estuviesen mirando y escuchando. Impactó, no le cogió por sorpresa, pero de algún modo el muro cedió… se vió rodeado de astillas de madera y polvo de yeso, una envejecida tarima lo recibió con un fuerte golpe que lo dejó sin respiración.
Al rato despertó ¿Cuanto tiempo había pasado? No lo sabía. Estaba mareado y dolorido, sentía la saliva pastosa y sanguinolenta, con gran esfuerzo se levantó y dando tumbos trató de encontrar la salida. Era un edificio abandonado, así que el niño decidió abandonar toda precaución y salir lo antes posible de allí.
"Llegas tarde muchacho" Una figura inmóvil bloqueaba la salida.
Al principio Cuervo no dijo nada, mudo a causa del terror, hasta que se atervió a preguntar "¿Quién..?¿Quién eres?"
"Eso depende de ti muchacho" dijo escueto, dando un paso al frente. Ahora el niño podía ver las facciones de su interlocutor, un hombre más bien pequeño con el pelo revuelto y un gesto amable en su rostro, nada temible.
Envalentonado ahora que veía que sus miedos eran infundados, se permitió cierto tono de orgullo al hablar. "¿Cómo que depende de mi? ¿Eres un sacerdote de esos o que?" El hombre se hecho a reir lo cual confundió a Cuervo.
"No, muchacho, soy una elección" Dijo el adulto mostrando un cofre de ébano y ribeteado en oro. "¡Eh!¡Eso es mío, devuélvemelo!" El joven de cabellos castaños se lanzó sobre el extraño, este girando sobre su talón derecho esquivó sin mayor problema al chiquillo que ante una carga mal efectuada acabó tendido en el suelo. "Te decía, soy una elección, tu elección" hizo una pausa "Podría acabar con esto aqui mismo" mientras caminaba alrededor de Cuervo que se incorporaba con dificultad "Podría salir y entregarte a la guardía que te lleva buscando toda la noche y parte de la mañana" se paró frente al crio y acercando mucho su rostro dijo casi en un susurro "O podrías traerme las cosas que te pida" mientras sopesaba el cofre en una mano "Cualquier cosa que crea que necesito".
"No tengo elección" se enfurruñó Cuervo "Eres libre, siempre hay elección" contestó tranquilo el extraño.
"Entonces... ¿sería tu recadero?" El hombre permaneció en silencio, sin moverse, delante del chico. "A parte de no morir... ¿Qué saco a cambio?" la pregunta hizo que su interlocutor comenzara a reir con ganas. "¿Tenemos trato muchacho?" El niño sólo asintió desganado y el adulto le repondió con idéntico movimiento de su cabeza.
Tras unos instantes que se hicieron eternos, Cuervo reunió el valor suficiente para repetir la pregunta "¿Quien eres?"
"Soy tu Maestro de Danza" fue toda la respuesta que obtuvo.
Re: A Capa y espada
Excelente historia y bravos relatos xD sigue asi y te compraré un chupachup xDD
Re: A Capa y espada
La Danza del Agua III
"Llegas tarde muchacho" Esas fueron las primeras palabras en cuanto Cuervo cruzó la puerta. "Tenía que ver si Ratón aparecía en la plaza... yo..." Intentó escusarse. "Mañana estarás aqui por la mañana" El niño por un momento pensó en responder, pero en el tono del hombre daba a entender que no iba a dar su brazo a torcer.
"¿Las has traido?" Prenguntó el adulto "Sí... no ha sido dificil con la nota que me diste... pensé que querrias que robase algo... o algo... no sé" el muchacho comenzó a divagar. "Déjame ver" Fue todo lo que dijo su maestro, Cuervo volviendo al mundo real le entrego dos barras de hierro con unos discos pequeños casi en el extremo de cada una. "Perfecto" Sentenció el hombre mientras examinaba ambas piezas.
Sin decir una palabra lanzó una de las barras de hierro a Cuervo que sorprendido no pudo atraparla al vuelo "Mañana la cogerás... ahora recógela". El muchacho, malhumorado, arrastró los pies hasta donde se encontraba la barra y con desgana y hastío la recogió del suelo. "Esa no es la forma, chico" dijo con tranquilidad su maestro "esto no es una espada a dos manos de caballero".
"¿Espada?" Cuervo le dedicó una mirada a la barra maciza de hierro "Esto no es una espada, es una barra y ¡Es muy pesada!" Rezongó el niño sujetándola con ambas manos.
"Pesa lo que tiene que pesar" dijo el hombre ignorando el resto de protestas del crio. "Sólo necesitas una mano, sólo eso". Cuervo asíntió y de mala gana se esforzó por sujetar la, en su opinión, pesada barra con una sola mano.
"Ahora... Tu postura, está todo mal" Su tono seguia siendo calmado, casi frio y distante. "Pónte de lado" el niño obedeció "Bien, bien" Concedió el hombre mientras corregía la postura del muchacho con la barra espada "Eres delgado..." Cuervo estaba confuso "eso es bueno, así eres un objetivo más pequeño" enfatizó con la mano, cambiando el tono y el muchacho no pudo evitar sonreir. "Enséñame como sostienes la espada" Cuervo levantó la barra con una sola mano intentando hacer todo lo que su maestro le había pedido hasta ahora "Bien... el agarre ha de ser delicado" obligó al niño a relajar un poco la mano. "¡Pero así se me caerá la espada!" Protestó el chico. Su maestro dio un pasó atrás esgrimiendo la barra con gesto sorprendido "¡La espada tiene que ser una parte de tu brazo!" mientras realizaba "cortes" al aire "¿Se te puede caer una parte del brazo? No"Se respondió a si mismo y al niño se le escapó una risa.
"Vámos, no estas sujetando un hacha de guerra estás sujetando una..." "Barra" Cuervo no pudo evitar interrumpir a su maestro con una infantil chanza "...una aguja" le corrigió su maestro dedicandole una sonrisa. Imaginandose sosteniendo una aguja el muchacho relajó su agarre y destensó su posición. En respuesta el hombre asintió sonriendo en silencio.
"Bien, ahora comienza la danza" Dijo el hombre mientras se acercaba al niño con una guardia muy abierta, exhibiendo el vientre desprotegido. El muchacho no lo pensó dos veces y atacó, frontalmente, sin precaución ni precisión. Su maestro fintó casi sin esfuerzo y de un golpe seco desarmó al niño, este intentó recuperar la espada del suelo pero el hombre ya había echado mano de ella mucho más rápido y le apuntaba directamente al cuello con la otra espada.
Otra vez sin decir una palabra la barra voló en dirección al muchacho, pero esta vez no le cogió por sorpresa y pudo atraparla en el aire "Bien" sonrió su maestro.
"Recuerda muchacho, no es el baile del Este lo que te estoy enseñando, la danza del caballero, golpes, acometidas y descargas de un hierro pesado" Acompañó sus palabras de pesados golpes al aire. "Esta es la danza de Marsémber, la danza del agua..." Empezó a hacer bailar la espada a su alrededor en molinos de mortal hierro en movimiento "es fluida y ¡Repentina!" Con la exclamación descargó un golpe que quedó a escasa distancia de la nuez prepuber del muchacho, Cuervo todavía sorprendido no entendía por donde había venido el golpe.
Su maestro recuperó la posición alejandose del niño "Ahora intenta golpearme" De un manotazo el hombre apartó la espada de práctica de Cuervo, casi lanzándola al suelo "Buen agarre" dijo dándole la espalda al muchacho y poniendo distancia entre ambos. Cuervo aprovechó para descargar un golpe transversal sobre su despreocupado oponente.
Con un rápido movimiento de cadera, agachandose para volverse a levantar, la guarda de la espada-barra golpeó directamente la mano derecha de Cuervo lanzando la espada por el suelo. "Muerto" Dijo su maestro mientras inmovilizaba la mano de la espada del niño con su brazo libre y apuntaba la espada de práctica directamente a la cara de este.
"Otra vez" ordenó el hombre. El niño obedeció y recogiendo la espada del suelo volvió a atacar. Una defensa y una finta después el hombre presionaba la punta de la barra contra el vientre del muchacho "Muerto" sentenció con tono tranquilo. Seprandose de nuevo maestro y aprendiz comenzaron la danza de nuevo.
"Muy muerto" dijo con una sonrisa esta vez.
Y el baile continuó.
"Llegas tarde muchacho" Esas fueron las primeras palabras en cuanto Cuervo cruzó la puerta. "Tenía que ver si Ratón aparecía en la plaza... yo..." Intentó escusarse. "Mañana estarás aqui por la mañana" El niño por un momento pensó en responder, pero en el tono del hombre daba a entender que no iba a dar su brazo a torcer.
"¿Las has traido?" Prenguntó el adulto "Sí... no ha sido dificil con la nota que me diste... pensé que querrias que robase algo... o algo... no sé" el muchacho comenzó a divagar. "Déjame ver" Fue todo lo que dijo su maestro, Cuervo volviendo al mundo real le entrego dos barras de hierro con unos discos pequeños casi en el extremo de cada una. "Perfecto" Sentenció el hombre mientras examinaba ambas piezas.
Sin decir una palabra lanzó una de las barras de hierro a Cuervo que sorprendido no pudo atraparla al vuelo "Mañana la cogerás... ahora recógela". El muchacho, malhumorado, arrastró los pies hasta donde se encontraba la barra y con desgana y hastío la recogió del suelo. "Esa no es la forma, chico" dijo con tranquilidad su maestro "esto no es una espada a dos manos de caballero".
"¿Espada?" Cuervo le dedicó una mirada a la barra maciza de hierro "Esto no es una espada, es una barra y ¡Es muy pesada!" Rezongó el niño sujetándola con ambas manos.
"Pesa lo que tiene que pesar" dijo el hombre ignorando el resto de protestas del crio. "Sólo necesitas una mano, sólo eso". Cuervo asíntió y de mala gana se esforzó por sujetar la, en su opinión, pesada barra con una sola mano.
"Ahora... Tu postura, está todo mal" Su tono seguia siendo calmado, casi frio y distante. "Pónte de lado" el niño obedeció "Bien, bien" Concedió el hombre mientras corregía la postura del muchacho con la barra espada "Eres delgado..." Cuervo estaba confuso "eso es bueno, así eres un objetivo más pequeño" enfatizó con la mano, cambiando el tono y el muchacho no pudo evitar sonreir. "Enséñame como sostienes la espada" Cuervo levantó la barra con una sola mano intentando hacer todo lo que su maestro le había pedido hasta ahora "Bien... el agarre ha de ser delicado" obligó al niño a relajar un poco la mano. "¡Pero así se me caerá la espada!" Protestó el chico. Su maestro dio un pasó atrás esgrimiendo la barra con gesto sorprendido "¡La espada tiene que ser una parte de tu brazo!" mientras realizaba "cortes" al aire "¿Se te puede caer una parte del brazo? No"Se respondió a si mismo y al niño se le escapó una risa.
"Vámos, no estas sujetando un hacha de guerra estás sujetando una..." "Barra" Cuervo no pudo evitar interrumpir a su maestro con una infantil chanza "...una aguja" le corrigió su maestro dedicandole una sonrisa. Imaginandose sosteniendo una aguja el muchacho relajó su agarre y destensó su posición. En respuesta el hombre asintió sonriendo en silencio.
"Bien, ahora comienza la danza" Dijo el hombre mientras se acercaba al niño con una guardia muy abierta, exhibiendo el vientre desprotegido. El muchacho no lo pensó dos veces y atacó, frontalmente, sin precaución ni precisión. Su maestro fintó casi sin esfuerzo y de un golpe seco desarmó al niño, este intentó recuperar la espada del suelo pero el hombre ya había echado mano de ella mucho más rápido y le apuntaba directamente al cuello con la otra espada.
Otra vez sin decir una palabra la barra voló en dirección al muchacho, pero esta vez no le cogió por sorpresa y pudo atraparla en el aire "Bien" sonrió su maestro.
"Recuerda muchacho, no es el baile del Este lo que te estoy enseñando, la danza del caballero, golpes, acometidas y descargas de un hierro pesado" Acompañó sus palabras de pesados golpes al aire. "Esta es la danza de Marsémber, la danza del agua..." Empezó a hacer bailar la espada a su alrededor en molinos de mortal hierro en movimiento "es fluida y ¡Repentina!" Con la exclamación descargó un golpe que quedó a escasa distancia de la nuez prepuber del muchacho, Cuervo todavía sorprendido no entendía por donde había venido el golpe.
Su maestro recuperó la posición alejandose del niño "Ahora intenta golpearme" De un manotazo el hombre apartó la espada de práctica de Cuervo, casi lanzándola al suelo "Buen agarre" dijo dándole la espalda al muchacho y poniendo distancia entre ambos. Cuervo aprovechó para descargar un golpe transversal sobre su despreocupado oponente.
Con un rápido movimiento de cadera, agachandose para volverse a levantar, la guarda de la espada-barra golpeó directamente la mano derecha de Cuervo lanzando la espada por el suelo. "Muerto" Dijo su maestro mientras inmovilizaba la mano de la espada del niño con su brazo libre y apuntaba la espada de práctica directamente a la cara de este.
"Otra vez" ordenó el hombre. El niño obedeció y recogiendo la espada del suelo volvió a atacar. Una defensa y una finta después el hombre presionaba la punta de la barra contra el vientre del muchacho "Muerto" sentenció con tono tranquilo. Seprandose de nuevo maestro y aprendiz comenzaron la danza de nuevo.
"Muy muerto" dijo con una sonrisa esta vez.
Y el baile continuó.
Re: A Capa y espada
//Que George R.R. Martin me perdone 
PD: Lamento lo del verde... pero es el código de color que le corresponde XD

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Re: A Capa y espada
//ya te vale... xD
"En un mundo orgulloso de sus frutas y verduras, aprendí a ser bollería industrial."
Darko, 21st Century Digital Boy
"¡Nanananananana nanananananana maaaagooooooos!"
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Re: A Capa y espada
// ¡Muy buena! (Siempre leo y olvido decir las que me gustan *sigh*)