La Marca Argéntea

//bueno este seria mi primero asi que seguro no esta muy bueno pero seguire practicando

Relato de una Batalla

Volviendo de uno de sus tantos viajes Seba se acercaba a nevesmortas por la entrada sur de esta, mientras mas se acerca una extraña sensación lo azotaba intentado hacer caso omiso a esta siguió camino a nevesmortas, al pasar las puertas se encuentra con una terrible escena, Refugiados abundaban las calles de nevesmortas y escuchaba los lamentos de muchos de ellos, todos con aspectos realmente terribles, parecía que muchos padecían de extrañas enfermedades.

Mientras camina por las calles de nevesmortas acercándose a la antes majestuosa fuente en el centro de la ciudad no podía evitar desviar a la mirada a los diferentes refugiados, a lo lejos escuchaba hechizos de la clase divina ser lanzados por los distintos clérigos que se encontraban intentado ayudar a los enfermos.

Llegado a la fuente ve una cara conocida y se dirige a esta para intentar brindar algo de luz a la situación.

Al parecer mucha mas información no pudo lograr obtener pues la epidemia que parecía azotar la ciudad era de origen desconocido, pero al parecer este era de los problemas menores, ya que se decía que una pequeña legión de Zhentarim se acercaba a la ciudad, así que luego de unas preguntas rutinarias de los clérigos para ver si no presentaba algún síntoma de la enfermedad se dirigió a donde la guardia estaba organizando una defensa con los diferentes aventureros que ofrecían su ayuda.

Al llegar vio muchas caras conocidas amigos y gente famosa entre otros, El capitán de la guardia Mannock estaba organizando a las diferentes tropas y una ves de definir la formación todos se dirigieron a la puerta norte de Nevesmortas.

Mientras muchos todavía se seguían preparando para el ataque a lo lejos se empieza escuchar el batir de los cascos de los caballos en el suelo eran tantos que su avance hacia temblar la tierra. La primera oleada fue interceptada por los diferentes guerreros que valientemente les hacían frente, mientras los diferentes arcanos lanzaban sus hechizos intentado derribar a tantos Zhentarim como podían. Todo parecía marchar bien hasta que empezaron a llegar los temibles magos Zhentarims, Y el campo de batalla se empieza a cubrir de hechizos y magias derribando uno a uno a aquellos que no estaban preparados, Mientras intentaba mantenerse vivo y hacerle frente a los diferentes magos, pero poco a poco se empieza a sentir acorralado y decide utilizar su ultimo recurso e invoca a un dragón adulto para ayudar en su batalla, poco después cae el ultimo mago Zhentarim.

Siendo uno de los pocos en quedar en pie se disponen a curar a los heridos luego de realizar una pequeña patrulla por el norte para confirmar que ningún Zhentarim este rondando

Cansado por la batalla luego de tratar los últimos heridos se dirigió a pasar la noche en la posada

¿Qué hace toda esa gente ahí? - Zaira salía con el pozal por tercera vez de su casa, mejor dicho, de lo que quedaba de su casa. Llevaba ya dos dekhanas ayudando a su padre como podía en sus labores de reconstrucción. Las manos de piel suave se habían llenado de callos y cortes, el pelo antes liso y siempre bien peinado estaba despuntado y enredado con astillas de madera y piedrecitas pequeñas. No tenía ni tiempo ni ganas de sentarse frente a uno de los trozos rotos de su antaño precioso espejo. Desde aquel día en el que oyó hablar de tejones descomunales, la villa se había convertido en el centro de unos ataques que no era capaz de asimilar. Aún le costaba dormir entre los maderos y muros derruidos a causa de las imágenes que había visto desde su ventana: gigantes que bramaban un vapor helado, magos oscuros que convocaban demonios alados gigantescos. Sus sueños se veían turbados por sombras con ojos rojos y cuernos afilados, rodeadas de ilusiones sombrías que teñían la escena de un horror indescriptible. Y despertaba en mitad de la noche, gritando y sudada, en el camastro de paja y hojas secas que habían improvisado para pasar las horas nocturnas.

Hacía cuatro días, un halo de esperanza llegó a la villa. Corrían los rumores de que las grandes ciudades cercanas estaban enviando carromatos con comida y enseres. Así pues, los vecinos recobraron la alegría, y trabajaban con más ahínco e ilusión. Pero el tiempo pasaba, y los cargamentos no llegaban del norte ni del oeste. Tan sólo la colonia gnoma de Sutchard había enviado algunas reservas, pero pronto desaparecieron en el reparto, y no llegaron más. Al tercer día pensaban que nunca llegaría nada, que había sido todo un engaño. Y fue uno de los cocheros que viajaba a Adbar quien trajo las malas nuevas: los enanos de la ciudad nevada habían hecho partir el carro con víveres, pero había sido asaltado y sus transportistas muertos, y jamás se supo nada ni de ellos ni de las raciones de comida. Y esa misma tarde un comerciante de Fuerte Nuevo volvió con noticias similares, otro asalto y más muerte. Esa noche los vecinos alicaídos apenas cenaron mendrugos de pan y tiras de carne seca. Algunos aventureros aportaron lo poco que tenían, manzanas, galletas y poco más, y trataron de pescar, pero el río estaba turbio y los peces parecían haber huido a otras aguas. Hacía años que la villa no pasaba una noche tan triste y desesperada.

Pero un nuevo día despuntó, y de nuevo renació la llama de la esperanza. Un carromato tirado por cuatro bueyes llegaba de la ciudad amurallada de Sundabar. El bueyero, enterado de los otros asaltos, se había desviado de la ruta principal y había atravesado los bosques con gran valor, llegando al fin, aunque más tarde de lo previsto, a Nevesmortas. Pero fue recibido como un héroe. Las muchachas se agolpaban a los pies de la gran caravana para recibir su parte y llevarlas a casa, donde sus hermanos y padres se afanaban en arreglar los desperfectos. Tal era el hambre y la desesperación que tenían que nadie reparó en que algunas carnes de la partida estaban contaminadas por gusanos...

... hasta que llegó la noche, y empezaron a aparecer los síntomas. Casi la mitad de los habitantes padecían sudores fríos y dolores estomacales terribles, muchos habían contraído altas fiebres y se retorcían en sus maltrechos camastros. Zaira había sido afortunada, y ni él ni su padre habían enfermado, pero sus vecinos no habían corrido la misma suerte, así que iba y venía con agua del pozo y mantas para cubrirles. Fue entonces cuando vio al gentío de la plaza. ¿Qué hacía toda esa gente ahí?.

De pocos de ellos conocía sus nombres, pues eran variopintos bardos, estudiosos arcanos y valientes guerreros, y algunos eran conocidos, pero de los otros nada sabía. Al parecer, estaban protegiéndose la boca y nariz y hablando de un cerdo abierto en canal que yacía en la tarima donde siempre habían estado los tablones de anuncios y artesanos. Un ligero hedor a podrido llegó hasta Zaira, que imitó el gesto de aquellos, y se tapó con su pareo. Dejó el pozal en el suelo y se acercó a curiosear, pero sin llegar a dirigirse a ninguno de ellos. Una mediana con uniforme de la guardia parecía ayudar al bardo del sombrero emplumado a alejar a las gentes de la tarima, mientras una mujer joven y dos varones con los uniformes de la Orden de los Caballeros trataban de cargar el cadáver del gorrino a una carreta. Parecía haber cierta desesperación, y aquí y allá oía voces que un anciano gritaba "¡Han sido ellos, los zhentarims!" y señalaba el carromato a mitad vaciar que descansaba junto a la tienda de la boticaria. Zaira parecía ir atando cabos de lo que oía, y dedujo que las viandas de la caravana quizá habían sido infestadas de gusanos a propósito. ¿Pero qué alma despreciable había sido capaz de provocar aquello? El transportista estaba siendo atendido en el suelo, al parecer de los mismos síntomas que su vecino Mirto. Lo que no sabía aún es que no pasaría de esa noche.

Así pues la muchacha decidió llevar el agua y los paños a Mirto, y volvió enseguida a la fuente. Pero allí ya no quedaba casi nadie, tan sólo tres o cuatro sanadores, que se interesaban por la salud de los enfermos, iban de casa en casa atendiéndoles y Zaira les llevó a la puerta de casa de Mirto. Algo más tranquila por haberle dejado en buenas manos, se dirigió a las murallas, desde donde vio el carromato ardiendo, y una pira menor a su vera, consumiéndose, seguramente allí había ardido el cerdo muerto. Y al este, entre los árboles, una arcana hablaba con los valientes aventureros. Uno de los caballeros de la Orden iba y venía tratando de organizar las ayudas, y al parecer se dirigió a su bastión para enviar comida en condiciones a la villa. Los otros estuvieron cerca de una hora allí, mientras algunos clérigos les examinaban, y entraron de nuevo a la villa. Se dirigieron al pozo y bebieron agua en cantidades, y comieron galletas y bayas, mientras la guardia se agrupaba en torno al Capitán de la Guardia, Mánnock. Zaira se acercó y se colocó tras el poste que sujetaba el candil, y pudo escuchar cómo les convocaba a defender la villa... ¡otra vez, no! Su casa parecía que recobraba poco a poco la apariencia de una vivienda, y justo entonces volvería a haber un ataque, y quizá otro gran incendio provocado por gigantes y demonios. Temblando de miedo, dejó a los guardias, arcanos y guerreros prepararse para la defensa, y se encaramó rápida al tejado de su casa, pues desde allí veía por encima de las murallas el río hacia el norte, más allá del Hospicio y de la casa del pescador. Avisó a su padre desde allí, y subió con ella alterado, pues no se había enterado de las nuevas.

Ahora bien, los valientes eran su única esperanza, si ellos caían la ciudad se vendría abajo de nuevo, quién sabía si por última vez. Al este el sol comenzaba a asomar, para dejar una noche de pesadillas atrás, inundando con su calor el corazón de la muchacha, que abrazó a su padre y oró plegarias a su dios, para que velara por aquellos que formaban una línea perfecta frente a la puerta norte. Y desde allí arriba oyeron las palabras del paladín de armadura dorada, que les infundía valor, mientras le contestaban con gritos de aliento, llenos de coraje. Pero de pronto se hizo el silencio, y un rumor lejano se tornó en temblores y relinchos, el enemigo al fin llegaba dispuesto a borrar de los mapas Nevesmortas.

Sangre, gritos y cánticos arcanos, rodeados de una inmensa polvareda luchaban ambos bandos, ahora cargando por un lado, ahora reculando por el otro. Los dos séquitos combatían hasta el último aliento, a la luz de un nuevo amanecer. Lo que duró le pareció una eternidad a padre e hija, que trataban de entrever hacia qué lado caería la balanza. Una batalla que jamás olvidaría Zaira, la primera que veía con sus jóvenes ojos. Jamás pensó que la crueldad de los hombres, elfos y enanos, y tantas otras razas, podía causar tal destrucción y dolor, pero desde aquel primer ataque de los magos rojos ya no viviría tan tranquila como en su niñez.

Papá -dijo abrazada a su padre- ¿Ya se ha terminado todo?. - Eso no lo sabía ni él ni la muchacha, pero lo que sí sabía era que aquellos valientes que defendieron las puertas de Nevesmortas eran sus héroes, y Zaira quería conocerlos a todos y cada uno de ellos.

Ataque frontal a la Villa

Llegue tarde, el alboroto en la villa era insoportable, llegaba de viaje y solo veia refugiados, carnes putrefactas y un hediendo holor, una fila de guardias y aventureros se apostaban en la puerta norte, un ataque se avecinaba...

Dispuse mis protecciones magicas y espere en aquel tenso silencio, todos parecian estar concentrados en un punto en el infinito... no conocia a penas a nadie. y no tendria en quien apoyarme... un leve panico recorrio mi cuerpo, pero... no podia irme de alli.

Sin mas, estruendos y relinchos, todo un ejercito se tiraba sobre nosotros.

En el fragor de la batalla no pude ver lo que supe despues... estabamos desorganizados, no me movi de la linea de guardias, lanzando hechizos en todas las direcciones, muchos enemigos cayeron bajo mi Magia, no asi para el resto de aventureros, todos apiñados ante un corro de caballeria y arcanos... fueron destrozados como un pelele de feria en un concurso de espada para niños. Centre mis ultimos esfuerzos en matar arcanos que se habian ocultado... todo habia terminado, el baño de sangre era increible... sangre de amigos y enemigos, habiamos vencido... pero, ¿realmente habiamos triunfado? yo no lo creo, a penas sobrevivimos unos 4 aventureros, y el Capitan Mannock... no soportaremos otro embite asi, no con esta desorganizacion.

Los dioses del destino se apiaden de nosotros, e ilumine Mystra con su bendito manto a la Dama de Plata, para que envie ayuda en este haciago momento.

*cronica de Eves, Archimago de Nevesmortas*

Ayuda comunitaria: Sin habitantes, no hay villa.

No pudimos estar presente en la batalla. Solo fuimos víctimas de los resultados. Quizás, si hubiera aportado mi grano de arena, las cosas serían diferentes, o quizás no. Más no es tiempo de plantearse el famoso "y..¿qué hubiera pasado si..?". No, ahora es momento de actuar, la catástrofe ocurrió, algunos se encargan de averiguar más sobre el asunto, otros se recuperan de la batalla ocurrida, otros se organizan, otros no hacen nada, y otros no pueden hacer nada, luego de haberlo perdido todo.

Mi aporte es básico. Troncos de Sombraalto y barandales de Maderadique, que sirvan como pilares para la refacción de edificios, postes, vigas, y todo lo que necesiten.

http://img21.imageshack.us/img21/3011/shouzen3.jpg

http://img197.imageshack.us/img197/5049/shouzen4.jpg

Pero materiales de construcción no es todo lo que llevaríamos. Sabemos que a parte del combate y la destrucción, escasean los alimentos. Manzanas en cantidades, el druida del claro del Valle Rauvin estuvo gustoso de contribuir.
Las cuales cargamos unas cuantas Cestas entre Mia, Dana y Yo. Quizás no es un alimento perdurable, como la harina, o la carne en salasón. Pero da energías y a todos les levanta el ánimo una dulce manzana. Un aporte simple, pero efectivo.

Tiempo luego, tras una lluvia la gente busca refugio en la posada. Momento ideal para que la gran Artista que es Mia y su compañero Serendil hagan un Dueto, con el fin de motivar y recolectar fondos a caridad.
Sobre una mesa tomaron lugar como cual escenario, improvisado y tras hacer callar el murmullo constante de la taberna, comenzaron a tocar... Una coordinación y acompañamento realmente impresionantes, y eso que entiendo poco de música:

Mia:"Siguiendo la senda del pueblo un camino encontré... me guiaba a la victoria más no sé no sé nosé...*sonrie*

Serendil: "¿Qué grandes cosas encontraría? ¿Qué provechoso futuro me depararía? Nosé nosé" *sonrie*

Mia: La victoria no es ajena, lo dicen en todas partes, no es de guardias ni caballeros, no es de cualquiera del clero simplemente la victoria ¡es de todo el pueblo!

Vuestros brazos son las riendas que nos guían en el camino, sed hacedores de sueños... ¡y venced al enemigo!*Rasga las notas finales*

Serendil: No uno, sino más. No una espada, un centenar ¡La unión hace el poder, acabemos con ellos para nuestro trofeo coger! *Termina junto a Mia*

Mia: *Hace al terminar, una reverencia teatral... intentando infundir valor a los ciudadanos en éstos difíciles momentos*

Poco a poco, y grano a grano de arena, se reconstruye la playa.

¡En formación! ¡Guerreros en primera fila, arcanos y arqueros detrás! Ante tal escena en la puerta norte de la Villa, Taugrekk no pudo más que extrañarse. Ante él, una malograda fila de guerreros, con poco orden entre los que se encontraban guardias de Nevesmortas y otros variopintos guerreros. El arcano Eves y otros aventureros de poca monta. Nadie destacaba allí salvo el mencionado Eves, Connor y al mandamás de aquel extraño grupo: Khay, el cual le hizo recordar ciertos "objetivos"...

El rubio paladín le explicó la situación en la que se encontraban. Si bien a Taugrekk lo que pasara o no en la Villa apenas le importaba, quería probarse frente a los Zhent, sobre los que se cuentan grandes rumores por la Marca acerca de sus habilidades de combate.

Ante nosotros, el retumbar de varias decenas de caballos y soldados, acompañados de poderosos brujos que desataron todo su poder contra el peculiar grupo de defensores de la Villa. El primer embite fue resistido, aunque hubo numerosas bajas. Claramente, sabían como luchar y usaron la poderosa carga de caballería para abrir brecha, permitiendo a la infantería penetrar en la penosa fila de combate que se enfrentaba a tan organizado ataque.

Taugrekk, haciendo uso de su mesa con refuerzos metálicos, fue capaz de resistir el golpe de uno de los caballos, cortándole las patas delanteras después, lo que hizo que el jinete cayera. Tras esto, logró abatir a otro jinete más, no sin desequilibrarse y caer pesadamente al suelo, golpeándose duramente la cabeza con una roca.

Cuando pudo recuperarse, el panorama ante él resultaba penoso. Apenas 4 ó 5 aventureros habían sido capaces de resistir el embite y por el suelo yacían los cuerpos de los guardias, muertos en vano. ¿De que servirían sus muertes si la próxima vez atacarían más y con más fuerza? La Villa estaba condenada y Taugrekk aprovecharía los despojos.

Una extraña mujer de tez azul emerge del río Lanzagélida, aquella parte que serpentea perdiéndose por el oeste al norte de la villa. Camina por sus orillas ante las atónitas miradas de los guardias de Nevesmortas.
Parece tener algo que decir...

*Desde el bastión de la Orden de los Caballeros de Nevesmortas, parten varios caballeros, acompañados por un escudero, con distintos rumbos: las ciudades enanas de Felbarr y Adbar, villas como Nevesmortas, Fuerte Nuevo, Puntalhuven y Cumbre y grandes ciudades, Sundabar y Argluna.*

Hermanos de las tierras de la Marca Argéntea. Tras las batallas libradas contra los magos rojos y sus convocaciones a través de orbes mágicos, y en un momento de aparente calma, hemos recibido la misteriosa visita de una genasí de agua. Es una criatura realmente sorprendente, pues parece formada en su mayor parte por agua, sus cabellos ondean como si flotasen en el aire, y sus movimientos son quedos y tranquilos, así como su voz.

Alathea dice que es su nombre, y sus intenciones parecen encaminarnos a nosotros y a los gigantes de hielo que convocaron los magos rojos a una tregua. Según nos ha contado, se acercó a sus fríos dominios, en el norte del Bosque Frío, y no tardó en notar su ira. Estaban molestos en gran medida pues decían que los magos rojos les habían forzado a entrar en el orbe. Desconozco estos métodos arcanos, y pronto indagaré sobre ello con la Orden Arcana, pero esta misiva no puede retrasarse más.

Alathea mencionó que no deberemos acercarnos a sus territorios durante al menos dos dekhanas, pues parece que han reunido fuerzas mayores y no dudarán en destruir a todo aquel que ose acercarse a las montañas. Así pues, sugiero que se prohíban las expediciones hacia aquellas lejanas tierras, para evitar males mayores, y posibles represalias. En un par de dekhanas partiremos hacia allá, quiera Tyr que la genasí nos acompañe, para tratar de saber qué ocurrió entre los gigantes y los magos rojos. Tengo la esperanza de que nos escuchen y podamos al menos saber qué hicieron los arcanos con ellos, y evitar más derramamientos de sangre.

Trataré de informar de nuevo de cuanto acontezca. Que Tyr nos guarde y proteja de todo mal.

Sir Khay Pitlik, Capitán de la Orden de la Lanza Helada, al servicio de la Dama Lanzagélida y del Justo Tyr.

"Un fuego fatuo siempre representa una senda de desdicha"
Eso rezaba en la memoria de Vildiara cuando un pequeño orbe de luz se cruzo en su camino. Y a veces... Así es.

Horas después Vildiara y el Pastor, encontraron un pequeño grupo de viajeros tratando de eludir el encuentro de una pequeña manada de lobos.
Con un bufido y una reprimenda, la druida recordó a los lobos que no debían acercarse tanto a los caminos por su propio bienestar. Mientras el grupo se recobraba y contaban que compartían el mismo camino hacia Sundabar, una pequeña cría de dragón se posó en el hombro de Vildiara.

El nutrido grupo continúo su camino con tranquilidad, a excepción de algún grupo de asaltantes, cuando de repente unos temblores azotaron la zona por donde pasaban. La tierra tembló, las rocas saltaron en su sitio... y finalmente una explosión de luz y llamas dio paso a una muchacha con ropas quemadas y tez tiznada por el hollín y las cenizas.
La muchacha se presento y débilmente contó lo que le había sucedido y como había llegado allí. Débil y fatigada quería llegar a Sundabar.
"Un mismo camino es un camino compartido"
Arropando a la recién llegada el grupo partió sin muchos más sobresaltos hasta Sundabar, donde fueron recibidos por un peculiar y alborotado gnomo, que al reconocer a la muchacha invitó al grupo a su casa con el fin de que contasen como habían dado con ella.

Tras unos minutos Lamlia , la muchacha llegada entre llamas, reposaba en un butacón, tras un abrupto despertar de la inconsciencia y la perdida de lo poco que le quedaba de comida en el estomago.
El relato de como un conjuro salió mal, el desafortunado incidente en el cual se había visto teleportada a una extraña y gélida cueva rodeada de demonios y lo que parecía la tan molesta esfera, que había asolado al villa hacia escasas dekhanas. Tras media hora tratando de hilar cabos con lo que Lamlia recordaba y había visto fugazmente, las pistas parecían señalar al Bosque Frio.
Agradecida, Lamlia repartió, a quienes lo aceptaron, una cantidad de oro.
Mientras Vildiara musitaba en reunirse con Khay temiendo lo que una marcha de caballeros implicaría en el Bosque frio, el susurro del que para muchos de los reunidos se hacia llamar Lotlhorien la sacó de sus pensamientos.
- Deberiamos ir a explorar como esta eso, no?
Asintió levemente como respuesta aunque pospuso la idea para poder hablar sobre lo que el Capitán de la Orden tenía en mente hacer. Idea que se desvaneció ante la idea de que Malak fuese solo en unas horas.
Al contrario que los reunidos, muchos de los que habitaban el Bosque frio consideraban a la pareja como amigos. Quizás no fuese mala idea ir a patrullar el Bosque y acercarse con cautela a la zona despejada por Auril. Quizás.

Malak y Vildiara se abrieron camino a través de los pasos rocosos, de la nieve... hasta que finalmente le puro y gélido aire del Bosque Frio les dio la bienvenida.
Avanzaron con precaución, internándose poco a poco en lo profundo del bosque, mientras los tigres se acercaban a ellos alertándolos.
No se acercaron a la entrada de la cueva despejada por Auril, no hacia falta. Cerca de una veintena de gigantes patrullaban aquí y allá por el bosque, marcando una primera línea de perímetro. Incluso los Tigres Rojos parecían mantener las distancias ante tal despliegue.
Kobold, elfa, lobo y tigres observaron agazapados entre la nieve mientras observaban las idas y venidas de los gigantes. Los gritos en gigante se alzaban en la tranquilidad del gélido bosque... una tranquilidad rota.
Sin duda algo iba mal. Y si los gigantes partían nuevamente, podía ser un grave Desequilibrio.
- Deberiamoz avizar a la Flecha, o algo - dijo el kobold
- Sigo en mi idea de hablar con Khay - dijo la elfa mientras retrocedía y clavaba el cayado en la nieve - Vámonos - susurró.

A los pocos minutos, los tigres habían borrado cualquier rastro de la presencia del kobold, la elfa y el lobo...

- (Ya suponía que iba a ser un día malo) - rememorando el Fuego Fatuo en medio del bosque de Nevesmortas.

Elenia paseaba por nevesmortas, observando con tristeza impropia en ella, la devastación causada por los sucesivos ataques que la villa habia sufrido.... cuando pasó por delante del teatro, no pudo evitar detenerse y observar con dolor las ruinas que formaban ahora aquel fabuloso edificio, madre de la cultura y espectaculo en nevesmortas.... y es que nadie iba a hacer nada?... por que a nadie parecia importarle lo suficiente como para hacer algo?... Ella lo hubiese echo.. de no ser claro, por la clara evidencia de que no tenia dinero ni para empezar.... aquello sumio en mas tristeza a la joven muchacha devota de Laira.

Entonces encontro a su buen amigo Taristan, quien le propuso, para calmar sus penas, que organizara una gran fiesta y usara los beneficios para la restauración del teatro! y acto seguido, Elenia se puso manos a la obra... "Reconstruir el teatro con el dinero ganado en una fiesta" como no se le habia ocurrido?... pensaba mientras corria a por papel, pluma y tinta para escribir una petición a la dama Lanzagelida que la autorizara a llevar a cabo la fiesta...

La noticia de una cercana fiesta se extendio como la polvora por toda la villa, todo el mundo gustaria de asistir, e incluso, de ayudar a la chica con las preparaciones... Nevesmortas habia sufrido mucho, y ya era hora de que la gente tuviera un respiro y mucha diversión!

La unica pega, penso la chica, es que el clima en Nevesmortas era muy lluvioso y eso podria aguarles la fiesta, literalmente... por lo que deberia buscar un lugar cobijado... "la Rosa y el martillo" si se lo proponia a Jedrick, que posibilidades habia de que se negase? una fiesta siempre trae muchos beneficios! y Evidentemente, cuando habló con el, llegaron facilmente a un trato satisfactorio para ambos, Acordando que la fiesta se realizaria a mediados de Dekhana.

Comida, bebida, Decoración... todos esos temas ya estaban preparados, ademas de un buen numero de bardos que se habian ofrecido de buena gana a contribuir a la causa, con el unico proposito de divertir a la gente. Los bardos cantaban a los cuatro vientos el dia y la hora del evento, no habia nadie que no supiera la causa de esta fiesta y quisiera contribuir con su grano de arena... todas las cosas empezaban a tomar forma... solo cabia esperar a que llegase el gran dia...