Retales

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Gorfuk

Re: Retales

Mensaje por Gorfuk »

wantu escribió:Cuando salíamos de allí una figura enorme se acercaba con las armas en ristre, inmediatamente tensé mi arco tomando de mi bota las flechas mejores que poseo. Si era un enemigo, por los dioses que una de mis saetas acabaría entre sus ojos. Vimos, vi…que se trataba de ese semiorco, Taugrekk. Desde luego deambular por allí le iba como anillo al dedo. Le explicamos lo que andábamos buscando y por casualidad, él había dejado atrás algo así. Nos guió hasta allá.

Odio tener que estar bajo la dirección de un semiorco aunque reconozco que este parece listo. Desde luego aun me dura la sensación de peligro cuando ronda cerca. No suelo mantener la boca cerrada y casi siempre le dedico uno de mis comentarios más ácidos. Puedo afirmar que siente ganas de aplastarme cual mosca en su comida. Así pues, le seguimos Malak y yo. Drail dijo que debía marchar, estoy segura que fue a reposar su lengua tras tanta charla como tuvo. Unas horas después apareció la entrada a la gruta semi-sumergida.
Gracias por incluirme :)
Wantu
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Re: Retales

Mensaje por Wantu »

Retales (XXVI)


-Donde me alcance la vista-

Parece que no sólo soy yo la que desea saciar su curiosidad, también Humo lo hace pero evidentemente, se le nota menos.

Ya os hablé de lo que ví unas jornadas antes de emprender de nuevo el camino, en esta ocasión Malak me pidió únicamente una cosa… que hiciese lo que se me decía pero ¿Cuándo había hecho lo contrario? Le pregunté y sólo pudo esbozar una sonrisa porque era patente que yo siempre hacía lo que me parecía bien aun así, afirmé que acataría su consejo. Creo que esa es la parte que más le atrae de mí, mi capacidad para poner por encima de todo mi libre albedrío, mi locura, mi curiosidad y sobre todo mis deseos de libertad. Me siento mimada y me gusta, traerle sin que se de cuenta donde quiero que esté es un reto agradable, muy agradable para todos mis sentidos.
Entiendo ahora la insistencia de Mía para que emprendiésemos aventuras, batallas y cuantas historias se le ocurriesen pero a diferencia de ella, a mí no me mueven los tesoros que tras todo esto se hallen; me mueve el deseo de conocer, de experimentar sensaciones que pueda plasmar con el tiempo en un pentagrama musical, en una obra o en un simple cuento para niños. Soy diferente a ella, me repulsa el sólo hecho de pensar que me puedo parecer en algo a Mía. Cada cosa tiene su momento y antaño, no era el preciso mientras que ahora sí lo era.

Como os expliqué, hacía apenas una deckana que de camino a la cueva del pulpo equivoqué mis pasos y ante mí, apareció inmenso e imponente aquél bosque frondoso lleno de vida, los elfos salvajes dominaban en la penumbra cada paso que daban los aventureros que a sus dominios llegaban, me maravilló ver a uno, aunque sólo fuese un instante. Deseé volver pero más deseé atravesar el puente de madera casi corroída que me llevaría más allá de lo que mis ojos podían ver.
Malakai se había vuelto a encontrar con el elfo más callado de nuestra anterior aventura, compartiendo unas cervezas charlaron y acordaron formar una expedición a aquella zona. Me encontró al día siguiente mientras mal-humorada por la insistente lluvia, caminaba en dirección al norte, se acercó y tras plantarme sus labios ardientes sobre los míos, tiró de mi mano camino del Blasón. Allí, comenzó a narrarme sus planes, por supuesto no le habría podido perdonar con facilidad si me hubiese obviado en el viaje, al no ser así yo, coqueta, risueña, zalamera y hasta con cierta picardía corrí desde mi asiento hasta sus rodillas donde permanecí sentada hasta la llegada de Shyra.

Se sentó con nosotros y por supuesto la invitamos a acompañarnos en nuestra aventura, aceptó.

Nos encontramos al alba en la taberna, allí estaba también Rael que según parecía iba a acompañarnos. Eraven el elfo amable acudió pronto a la cita, y en el camino se nos unió el amigo de Shyra, Evon.

Usamos uno de los portales mágicos que para el transporte existen y en apenas unos instantes llegamos al punto de partida. Cumbre… hacía ya cuatro años que había estado allí actuando por primera vez con la compañía, me hizo particular ilusión recordar aquella noche de canto entre los que eran habituales de la posada. Sólo pude reír al recordar como el pícaro alcalde del lugar deslizó unas monedas dentro de mi escote en un descuido mío. Era otro tiempo y yo, acababa de llegar de la ciudad de Esmeltarán por lo que no estaba habituada a lidiar con algunas situaciones.

Atravesamos senderos nevados y cuando la nieve dejaba ver el atisbo de verdor supe que llegábamos al Valle del Rauvin, eso sí, por camino diferente a la otra vez.

Dejamos atrás la pequeña y recóndita playa donde Malakai me llevó aquel día, la arboleda y el puente de piedra gris. Pronto estuvimos en el centro del Bosque Alto.

Era el momento de seguir o dar marcha atrás, seguimos por supuesto. Fui de las primeras que atravesaron el puente, y de lleno me encontré con las primeras escaramuzas defensivas de los espíritus de los Bárbaros del gran Oso azul. Dimos el descanso a algunos ganándonos el derecho a seguir adelante en sus dominios.

El frío paso se abrió en un mausoleo olvidado, las almas de los bárbaros lo guardaban celosamente pero entre todos y cada uno de nosotros seis, merecimos avanzar hasta descubrir sus secretos guardados durante años. Ni el miedo, ni las barreras ni las transformaciones difíciles de Malakai ante el gesto de desagrado de Rael y Shyra, ni las heridas… nada pudo hacerme callar la voz en numerosos cantos. Mi fuerza es mi voz, mi voz es mi aliento, mi aliento soy yo. Es mi poder.

Durante horas recorrimos la catacumba, durante horas descubrimos sus secretos y así, llegó el momento de partir.

Desandamos lo andado y nuevamente, tras el puente, aquél maravilloso bosque.
Una vez más les busqué ansiosa por verles, me fascinaban simplemente. Todos los cuentos e historias narrados por mi Aya en mi niñez acabaron siendo ciertos, y ahora yo era valedora de una imagen. Como si se tratase del mayor de los premios, uno de ellos dejó que le viese, mi alma y mi sangre elfica se aceleraban cuando cruzó en una carrera elegante delante mía… bien saben los dioses que no les rezo, pero gustosa juraría por ellos que aquella imagen del elfo salvaje surcando el viento me ha robado el plácido sueño…
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Wantu
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Re: Retales

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Retales (XXVII)



-¡Orcos, orcos!-

Yo no sé, pero va a ser verdad eso de que a la región llegan los que huyen, los desterrados, los que se ocultan y cómo no… las familias mixtas de los orcos es decir, los semiorcos. Su piel va desde el amarillo parduzco hasta el verde… muy verde. Son enormes, me atrevería a decir que tanto como un ropero de cuatro puertas, aunque a decir verdad, yo tampoco es que sea demasiado alta, (tan sólo tengo la medida perfecta para llegar donde quiero llegar, ni más ni menos) pero creo que algunos son más altos y fornidos que Malak en su forma habitual (Sí, es que me gusta la forma bárbara ¿Qué pasa?), algunos saben hablar común aunque creo que no es habitual su uso. Su lenguaje comprende un complejo abanico de gruñidos. Pondré unos ejemplos basados en mi observación del semiorco común para que me entendáis.

¡Grrrroghhhh, gr...greeeenchh! – Si se acompaña de golpe en el pecho significará ¡Hola, qué alegría!
Si por el contrario estas palabras (¿?) se acompañan de un cabeceo y rascada de nalga, es de suponer que será “Ey …tu “ Es un mundo inmenso y desconocido el que se nos ofrece para descubrir.

No sé que oído musical tendrán, yo por si las moscas (no, las que llevan alrededor no) haré como hasta ahora, cada rato de ocio lo dedicaré a la música, estén ellos presentes o no, además…de todos es sabido que la música amansa a las fieras. Doy fe de que algunos son lo que se puede decir listos, como el caso de Taugrekk, que mal que me pese he de reconocer que nos condujo al lugar exacto que andábamos buscando.
Otros tienen una especial salivación, como es el caso de un espécimen que acompañaba a Serendil cerca de la cueva trasga. ¡Por los dioses que yo no gano para sustos! Os contaré qué pasó.
Iba yo, caminando por la zona más al norte de la villa cuando unos trasgos me salieron al paso, querían mi bolsa casi con seguridad pero lo que los muy ladinos no saben, es que tengo la manía de no llevarla conmigo, volvamos a lo que nos ocupa. Cómo decía, iba de regreso a la villa cuando entablé con los trasgos regionales una favorable escaramuza, de repente ví como todos se alejaban gritando agitando los brazos al viento. Que cosa más extraña pensé yo, pero los entendí en cuanto vi a una mole verde correr hacia mi dirección soltando espumarajos por la boca (de ahí la deducción lógica de su exceso salival), juro por todo el Panteón élfico que sólo pude gritar y correr despavorida en dirección contraria. Por momentos me ví dando vueltas sobre las brasas cual cochino asándose ¡qué mal rato!
Otros individuos conforman la gran masa orca, de carácter más imprevisible están los que llamo “hurgadores”, sí… los hurgadores, son aquellos que gustan de pasarse horas y horas mirando al infinito con el dedo rebuscando algo en la zona alta del cerebro, cuando lo encuentran lo miran, para después sonreír admirando la gelatinosa e informe masilla verduzca. Todos generan inquietud y desconfianza en mi persona y aunque intento ser abierta de miras, como me enseña Malak, no puedo evitar pensar en ¡Orcos, orcos, sálvese quien pueda!





//Un pequeño aporte de la percepción de la semi-elfa respecto a los semi-orcos :jester: :dwarf:
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Re: Retales

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Retales (XXVIII)

-Cosas-

¿Qué es lo que sucede en la villa de Nevesmortas como para atraer todo un sin fin de sucesos extraños? No lo sé, pero evidentemente una nube rodea la ciudad consumiéndolo todo dentro de una espiral de rarezas.

No sé quien ponía tanto tesón en escribir mensajes anónimos, pero sin duda era un loco al que ahora todo el mundo buscaba ávido de cobrar una recompensa ya anunciada por la guardia de la villa. Eso sucedió cuando los rumores de la detención del huérfano lector comenzaron a expandirse como una mancha de aceite. Sin dudarlo aquél mediano que equivocadamente señaló a Andrés Wadchin como autor de los mensajes, se apresuró a querer cobrarla y diría que incluso gastarla, lástima que la diosa fortuna le diese la espalda, pues tras la puesta en libertad del arcano, no iba a ni siquiera oler el oro prometido. Es de esperar que los caza-recompensas señalen con acierto o desacierto a un objetivo y quien sabe si esto no traerá consigo más dilemas y vergüenzas a la Dama.

Desde el primer instante en que vi correr a Andrés con el vocerío de la guardia y del mediano tras él, supe que alguien tan burdo no podría haber escrito aquello. No tras aquél incidente con el arcano. Su bola de cristal tampoco le había indicado bien esta vez al parecer.
Fue de la mano de Strix que ví una de esas botellas con el mensaje en su interior. De lo sucedido aquél día en la fiesta, ella al igual que el resto de trovadores invitados, podría dar fe de que los sucesos fueron vergonzosos para alguien como la señora Lanzagélida y sé que muchos la detestan aunque por temor callen en su poderosa presencia. Apenas llevo cuatro años en la villa y no conozco que enemistades habrá podido forjarse pero lo que sí sé, es que el poder genera muchas envidias; tantas como deseos de acabar con quien más sube la mayoría de las ocasiones, con razón.

Desde nuestro rincón en la antesala del gran salón, podíamos ver a los insignes invitados, todos charlaban entre sí, algunos habían venido desde bastante lejos atraídos como las abejas al panal, sin duda fue y está siendo algo sonado. Incluso pudimos ver a la señorita que tristemente perdió la vida en el piso de arriba, muchos fueron los que al alboroto subieron mientras que los músicos éramos encerrados en la sala concebida como camerino. Las palabras del mayordomo de la Dama asegurando que no sucedía nada acabaron cuando la seguridad de la casa comenzó loe interrogatorios. Lanzagélida azorada y abochornada por lo ocurrido se encerró a “descansar” mientras que el resto de los allí congregados éramos registrados e interrogados. Fue que antes de salir, escuchamos el estruendo de cristaleras rotas y de nuevo, la sangre vertida junto a un uniforme de la guardia de la casa. Una vez más quedó constancia de la mala organización habida.
Me importa muy poco lo que sucedió en la casa, menos aun que la dama Lanzagélida sienta vergüenza de lo acontecido, y mucho menos que exista “el huérfano lector” pero sólo hasta que en uno de sus escritos nos mencionó a nosotras. Sin duda el encargo de Relenar nos estaba ya relacionando con gente de la más baja estofa aunque tampoco entiendo cómo todos están tan seguros de conocer sus fechorías y sin embargo escudarse en la hipocresía de no denunciarles. El miedo es tan poderoso o más que la envidia. Sea como sea, iba a aclarar lo único que me interesaba de todo esto y por eso, una vez más me tragué mi orgullo haciendo de nuevo las paces con Relenar, pero ¡ay si descubro que es el autor! Todo se tornará negro entonces.

Convine con Malakai que aquellas palabras en la botella eran autoría de alguien acostumbrado y familiarizado con estos temas, los versos podían sin duda ser obra de cualquiera de los asistentes a la fiesta, descartando de inmediato a mi persona, así como a Gwenn y Keila, del resto… nada sé pero estoy segurísima de poder dilucidar si es alguno de los demás trovadores y más si el huérfano lector hace referencia a una joven "de mente despierta" eso, descarta a todos menos uno. En su lugar fingiría ser una mente dormida, pues no es es difícil sumar dos y dos y ver en los versos su crítica a la dama pero una vez más, no es asunto mio.

Casi puedo afirmar que pronto habrá más mensajes en transparentes botellas, quizá esta vez sea para poner de manifiesto la libre circulación de los mestizos orcos que deambulan por la villa, arman escándalo, asustan a los pobres habitantes que van de aquí a allá, y para colmo a las afueras hubo un altercado con un caballero. Según él, un grupo de semiorcos le había rodeado y vejado dispuestos a obligarle a desnudarse, seguramente el griterío atrajo a los guardias de las puertas por lo que pronto se batieron en retirada. Nosotras íbamos camino a Sundabar y aunque la prudencia nos hacía pensar en tomar la diligencia, optamos por ir a pie las varias jornadas hasta llegar. Úrsula, Keila, Beli, Gwenn y yo partimos hacia el norte, los ultrajados pensaron que éramos nosotras la cuadrilla de búsqueda…pobres. Contamos con el ojo de Tymora en nosotras pues no sufrimos la desgracia de encontrarnos a ese grupo pero a bien sé que en la villa los he de encontrar. Su permanencia o no en la villa está consentida en las leyes pero pardiez… tienen sangre orca y para nada voy a fiarme de ninguno de esos mestizos digan o no que tienen derecho a vivir donde quieran. De lo demás, tal vez vea alguna luz arrojada, pues no fuimos pocos los que vimos aquella cuerda dejada en el suelo junto a las murallas de la villa, pero las investigaciones no parecen arrojar claridad...
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Re: Retales

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Retales (XXIX)




-A por bayas no vayas, Daya-


Mira que siempre lo digo, mantente lejos del cementerio, no juegues con los bichos… pero no, yo no puedo cumplir esa premisa. Es evidente que todo lo que me pasa me pasa con razón.

Volvía de Sundabar de una de mis frecuentes visitas a Luciano, estar al tanto de las nuevas telas y adornos que le van llegando a su estupenda tienda se ha convertido en una costumbre para mí. No pasé por la Villa pero pensé en relajarme pescando en algún caladero cercano, que iba yo a imaginarme que eso me iba a volver a enfrentar a uno de mis miedos más arraigados. Tal cual, cerca de los muros del cementerio y junto a la forja del herrero, pude contemplar una centena de muertos, estaban en un avanzado estado de descomposición por lo que era obvio que los habían levantado. Más allá estaba Keila, un guardia, ese elfo Eawaran creo que se llama, Beli, un tipo que según parece responde al nombre de Amión, William y ese recien llegado tan amable, Izhân.

Me explicaron lo sucedido, me contaron como habían descubierto un símbolo hecho de sangre y tinta, justo tras la entrada a la cripta, yo que soy la persona más curiosa de este mundo, quise verlo. Decidida fui hasta la zona del muro adecuada para poder echar un vistazo, Eowaar…”lo que sea” me acompañó , ambos nos aupamos trepando por los ladrillos que sobresalían, ya estaba casi a punto de verlo cuando de pronto, ante mi cara , apareció aquella imagen. Era una cara socarrona, bromista y rodeada de algo rosaceo, me habló pero no recuerdo lo que dijo pues de un salto bajé gritando y echando a correr para dar aviso. Todos pudimos verlo, a mis gritos llegaron los demás aunque el guardia, al registrar no acertó a encontrar ninguna evidencia. A resultas de esto, el cementerio se ha cerrado hasta nuevo aviso. Mejor, yo no tengo caídos enterrados en la región así que nada se me ha perdido allí.

Unos días antes de tal suceso, conocimos a esos dos hermanos, Yaroth e Izhân, son muy atentos, son bromistas y porque no decirlo, hasta apuestos. Gustan de la música, como nos lo dejaron patente cuando les guiamos dentro del teatro. En verdad, no se que tiene pero cada vez que le mostramos a alguien nuestro mundo, queda gratamente sorprendido, eso mismo le pasó a Malakai el día que se lo mostré, actuando después solo para él; me pregunto donde se habrá metido, le echo mucho de menos, extraño su voz, sus besos y sus caricias pero soy consciente de que es un espíritu libre y que vuela buscando y aprendiendo.
Volviendo al asunto, días antes conocimos a dos hermanos y eso me llevó a una aventura que casi nos cuesta la vida a todos.

-¡Oh Daya, mi hermano te andaba buscando!- dijo Yaroth.
-¿A mí? ¿Para qué? –respondí yo sin entender ese interés, no sabía que le había agradado tanto el recital del teatro. Quizá fue algún consejo dado el día del nuevo ataque de los gigantes, quien lo sabe.

Supe que iban en busca de bayas al bosque, allí estaba también Beli, ese arcano de nombre Amión, Izhân, Keila y por supuesto Yaroth y yo.

Me uní a ellos, aprovecharía para recoger algunas plantas y con suerte me encontraría con mi amado Humo, no fue así desgraciadamente.

Al atardecer, emprendimos la marcha hasta El Refugio. Pasaríamos allí la noche y seguiríamos hasta Sundabar. Un buen plan si no hubiese pasado lo que pasó.

La yegua del joven Agoren que nos acompañaba también junto a William, comenzó a ponerse nerviosa, el mapache que recibe a quien se adentra en el refugio corrió a esconderse, no le vi más después de aquello. Era algo extraño, era algo que me hacía erizar el pelo. Íbamos a marcharnos cuando de entre los árboles, la criatura bajó. Una inmensa araña se abría paso hasta nosotros, no nos atacó increíblemente aunque tras ella un ser más siniestro apareció.
Una mujer, con cuernos, afilados colmillos y erizante charla hizo su aparición. Por más que queríamos, no logramos saber que era exactamente lo que la traía a la región, sus respuestas iban desde la exploración hasta la caza pero siempre rodeada de un alo de misterio.

Tras unas horas, emprendimos ya liberados de su charla el camino de regreso.

En mitad del bosque volvimos a ver a la araña, acababa sin dificultad con los osgos para después poner en sus cadáveres sus huevos. Era francamente repugnante y el pensar que millares de huevos eclosionasen en el bosque nos llevó a acabar con las improvisadas nodrizas, el fuego lo hizo todo.
Pero he aquí la ira de una madre protegiendo a sus crías. Debimos hacer caso a uno de los hermanos y no hacer nada pero… el bosque no puede verse alterado de esa forma.

La criatura iracunda arremetió contra nosotros, y aunque quisimos defendernos no pudimos acabar con ella, se perdió entre el espeso bosque. Seguimos pues el camino de regreso hasta que varias andanadas de flechas vinieron hacia nosotros. Era la mujer que habíamos dejado en El Refugio, clamaba justicia.
Desperté en una zona boscosa, junto a Keila y Beli, esta última estaba al borde de la misma muerte, ante nosotras la mujer, vigilante la araña.

Estábamos en sus manos, podría haber acabado con nosotras tres, pero no lo hizo. Dolorosamente y entre gritos de dolor extremo ayudó a Beli, nosotras tendríamos que dar las explicaciones del ataque a la araña, esperábamos ser convincentes.
Pasaron dos días, Beli yacía inconsciente y nosotras aun no conocíamos lo que nos pasaría, deseé que apareciese Malakai, deseé más que nunca que me cogiese en sus brazos y me sacase de allí pero no, no estaba en esta ocasión para ayudarme, debía ser yo la que escribiese mi futuro.

Conseguimos ser claras con la mujer, cuando de repente aparecieron entre las ramas Izhân y Arfrid.

Nos habían estado buscando por todo el bosque, nos encontraron y sorprendentemente ella nos dejaría marchar. Esa noche, antes de la partida, Izhân me dejó escuchar una de las poesías que prometió contarme alguna vez frente a una hoguera, tanto Keila como yo quedamos muy sorprendidas por su buen hacer. Al alba, partimos con Beli hacia casa. Lo que iba a ser un paseo por el bosque pudo haber sido un paseo hasta la muerte… Tymora nos sonríe.


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Re: Retales

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Retales (XXX)

-¿Bailas conmigo?-

Apenas un par de días después Malak regresaba a mi encuentro, siempre parece que no nos hemos separado pues seguimos conversando de los temas más diversos como si todo fuese en un mismo momento, empiezo a pensar que es tal la compenetración con él y tan fuerte el lazo invisible que me une a Humo que jamás podrá romperse. Sí, por mucho que quisiera lo contrario y aun sabiendo lo peculiar de su amor hacia mí, irremediablemente soy suya. En nuestro encuentro le narré lo sucedido con la cazadora, y mostró su desconcierto pues jamás había oído hablar de ella, no le preocupaba la criatura que la acompañaba pues como me dijo, los druidas mantendrían a raya a cualquier criatura autóctona o foránea que llegase al bosque pero no fue así con la cazadora. Me hizo preguntas acerca de ella, de su aspecto, de su olor, de todo lo que pude ver en aquellos días previos.
Desconozco la razón por la que nos dejó marchar, tal vez sea una trampa, una red extendida y dispuesta para cerrarse cuando la presa esté confiada dentro. Creo que Izhân está entrando en su red peligrosamente, así se lo hicimos saber su hermano, Calo, Gwenn y yo misma, pero sintió que invadíamos su espacio inmiscuyéndonos en exceso. Quizá en su hermano fuese algo esperado pero no era una actitud aceptable en unos desconocidos como éramos nosotros. Él elige y yo no voy a ser quien me inmiscuya. He de velar por mi integridad y a fin de cuentas no tiene que ver conmigo lo que haga o deje de hacer así que me mantendré en el plano más neutral respecto a esto.

Dejando de lado este tema, seguí disfrutando de Malakai y como siempre le hice partícipe en un alocado relato de mis planes más inmediatos. Izhân me había dado una idea el día que fuimos a Villanieve a por una capucha que le abrigase la cabeza, sopesé la posibilidad de crear una danza, una danza que incluso podría costarme la vida por eso debo cuidar de forma minuciosa cada detalle, cada movimiento… danzar con los estoques sin la protección de una armadura, con la piel al descubierto sin ninguna magia que la proteja, y sin más atuendo que el necesario puede llegar a ser un problema pero para eso está el ensayo. Voy a fijarme en los movimientos de los espadachines de la zona, de todo aquel que porte un estoque aunque yo usaré dos. Hice una pequeña prueba para que Malak me diese su opinión, hice girar los estoques por encima de mi cabeza, los cruzaba mezclando la danza con lo que sabía de esgrima, siempre con movimientos felinos, agresivos en alguna ocasión y zancadas propias de la danza de las ninfas. Estoy pensando en ensayar en el agua, eso endurecerá mis músculos y realzará cada movimiento cuando llegue el momento de mostrar mi baile. Al anochecer Humo y yo nos despedimos de nuevo sintiendo que mi esencia parte con él y que la suya queda conmigo.

Pasaron los días y el caballero Arleir y yo nos hemos encontrado por la villa en más de una ocasión. Se ha establecido entre él e Izhân una especie de tira y afloja muy gracioso al menos eso me pareció ver cuando Calo, Zera, Serendil e Izhân llegaron frente al teatro donde conversábamos Arleir y yo.

Venían a aprender a bailar. Los cuatro recien llegados se habían repartido para ser maestros y alumnos, yo bromista dije que enseñaría a mi puntual acompañante. Fue entonces cuando Izhân cambió de opinión y quiso que yo también le enseñase a él. Prometo por todo el panteón elfico que no entenderé del todo nunca a los varones, ya sean de una raza o de otra. Quedamos en eso y tras traspasar el umbral del teatro les llevé hasta el entarimado.

Expliqué las posiciones y algunas nociones básicas del baile en pareja, por lo que sé es usado como parte del cortejo de los caballeros a las damas y haciendo uso de mi formación en Esmeltarán en todo lo que concernía al proceder de una dama y en todo el protocolo para los bailes procedí a enseñarles. Observaba incrédula la actitud de Izhân hacia Arleir, me hacía mucha gracia.
Tras esto, procedí a ponerles a prueba. Me dirigí a Izhân, dispuesta a vengarme de su “travesura”, yo sería el varón y él la dama. Su cara fue un poema, pero yo aun no había acabado mi “lección” así que seguí pensando que donde las dan las toman. Después fue el turno de Arleir, en esta ocasión yo sería la dama y él el que guiaba. Izhân parecía contrariado, en principio no entendía nada pero al finalizar todo y quedarme charlando con Arleir, empecé a comprender.
Como decía bailé con mi bromista amigo y después llegó la puntilla a mi cruel venganza. Ahora los dos serían pareja de baile.
Dioses, hacía años que no lloraba de risa, hacía años que no tenía que sujetarme para no caer debido a las carcajadas constantes pero os juro que ese par es digno de ver.
Para poner la guinda al pastel, entró en el teatro Yaroth que animaba a su hermano a “enseñar” a la damisela improvisada lo que era un hombretón. Ambos danzantes eran un continuo cizañeo, a cada cual más burro, a cada cual más picante y a cada cual más causante de la risa del resto de nosotros. Después de que concluyese su pieza Izhân se dirigió a mí afirmando que seguía prefiriendo bailar con una mujer de verdad. Le dí el gusto por supuesto, pero con unos pequeños “matices” que tuvo que descubrir paso a paso.

Estaba claro que había pillado al vuelo la clase de baile, hizo todo cuanto le enseñé, podría decirse que se relajó. Pero… ¡Ay, que cruel es la venganza cuando viene de mi mano! Él no bailaba con Daya, él bailaba con una viuda por partida triple, interpreté a una viuda negra, que caza en cada baile con el dulce veneno para después traer desgracias al danzante. Cuando consideré la venganza terminada le solté, explicándoles a ambos que siempre debían tener cuidado con las “viudas” de ese estilo. Antes de irse, Izhân me pidió que fuese a la mina de la Villa, tenía que trabajar pero debía hablar conmigo de algo.
Cuando nos quedamos a solas Arleir y yo fue cuando me hizo ver lo que podría estar sucediendo, espero que esté equivocado…por mi parte deseo ir a ese baile con Humo aunque casi podría asegurar que no será así, sueño con sus brazos rodeándome cálidos cada instante, estoy… perdida.


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Re: Retales

Mensaje por Wantu »

Retales (XXXI)




-Cazadora-

Tejes con el hilo pegajoso
Siembras la discordia entre la sangre
En el bosque frondoso,
Llenas con tu madeja,
Cada día de tu presencia

Acechando en cualquier parte,
Te presentas en su bosque
Con tu alo me asustas,
Con tu presencia me alertas

Vete cazadora,
Vete con tu compañera
No me metas en tu telaraña
No me incluyas en tus artimañas

La presencia de la cazadora se estaba haciendo demasiado patente en la región, muchos conocían ya los hechos que a nuestro grupo acontecieron y ahora, es Malakai el que la ha podido ver. Como pensé, ha despertado su interés, y supongo que hasta que no consiga averiguar sus intenciones no cejará en el empeño de encontrarla y entrevistarse con ella.

Las cosas se sucedieron una tras otra, en mitad de la lluvia incesante, cerca del pozo le ví a lo lejos, caminando hacia mí y yo indefensa volvía a tener el alma iluminada y la sangre hirviendo inquieta. Sonreí ampliamente saludándole. Le había extrañado pero ahora de nuevo, Malakai estaba conmigo, ahora yo era tan fuerte como los gigantes.

Con la lluvia azotándome cruelmente me invitó a ir a la posada, me cuida y aunque a él le guste este clima demencial, yo lo detesto; tirito de frío cuando la lluvia cala mis huesos y por eso, intenta ponerme siempre a cubierto "¡No quiero que enfermes, Daya!"
Esas son sus palabras mientras que las mías son quejas al pisar un charco, al gotear agua o al simplemente no ver el sol.
Quiso como siempre conocer que había estado haciendo en su ausencia, creo que le divierte enormemente cada relato alocado sin píes ni cabeza que le narro, a veces pienso de forma egoísta que soy el mejor de los bálsamos que alguien como él puede encontrar, eso... me contenta.

Ya en la posada, sentados uno frente al otro, volví a contarle lo sucedido con la cazadora, ahora le confirmé que no se definía como exploradora, pero que no sabía con precisión lo que era esa mujer.

Se teme lo que se desconoce, eso lo sé bien. Me costó los primeros meses de nuestra relación el intentar que le aceptasen a mi lado, Gwenn claudicó al final pero sé que Keila jamás lo hará, no se fía de él. Ambas pensaban en los comienzos que me haría daño, que dentro de él albergaba un monstruo que me devoraría y que devoraría mi mundo, no sólo no es así sino que es el mejor espectador y admirador que tengo.
A pesar de las cicatrices de su forma, de sus silencios, de sus, porqué no decirlo…rarezas, es el ser más especial que me he cruzado. Yo no le temo ni con la más aberrante de sus imágenes porque le conozco por dentro, pero para mi desgracia, no es así con los demás y la cazadora es una de esas criaturas que me erizan el pelo.

Como os decía, íbamos a salir en su busca Malakai y yo pero justo al girar para subir al piso de arriba de la posada, la encontré sentada, bebiendo plácidamente. No se el tiempo que llevaba ahí pero busqué de inmediato la mirada de apoyo de mi amado Humo, cruzamos unas palabras, la saludé sin demasiada floritura, le pregunté si podía presentarle a alguien. Ella respondió con una negativa añadiendo que ahora era la hora de beber. Lo acepté, dí media vuelta y me senté pálida, apretando mis manos entre ellas hasta que perdieron el color. Obtuve el calor necesario hasta tranquilizarme.

Entre los parroquianos que cada día traspasan las puertas de la posada, lo hicieron Beli e Izhân, después llegó Yaroth, les presenté a Malakai aunque éste estaba más pendiente de la cazadora que de los protocolos.

Yaroth, se dirigió al ver a Orlyan hasta su mesa, ella le echó pero él, lejos de irse se sentó en frente subiendo los pies a la mesa en clara postura de provocación. Al final, de nuevo los hermanos y la cazadora empezaron a discutir. Ella escupió a Yaroth, después se fue.
Tras unas palabras, Izhân salió seguramente tras de ella mientras que nosotros cuatro quedamos dentro.
Humo no había obtenido respuestas así que retomamos el plan de buscarla, yo no quería verla pero Orlyan me conocía.

Nos encaminamos a las afueras, al bosque. Humo sería quien me acompañase. Siguió el rastro de la cazadora a través del espeso follaje, encontró un rastro leve, una fogata que quizá hubiese servido para calentar a la cazadora. No dimos con ella, egoísta, me alegré.

Informé además a Malak de los sucesos que se estaban dando en el bosque, la gente hablaba de nuevo de ataques de vampiros, Beli dijo que se encontró con un ser pálido, con ojos extraños, Zeras habló abiertamente de ataques a los hijos del bosque de manos de estas criaturas… Malakai volvió a recordarme lo que me enseñó hacía tiempo, asentí mientras él volvía a pedirme una promesa a cambio de una mía.

-Malakai, necesito que me prometas algo- dije yo
-Daya, amor… sólo prometo lo que sé que puedo cumplir-explicó él.
-Estoy segura de que esto podrás cumplirlo y que estará siempre en tu mano poder hacerlo- contesté yo.
-Está bien, dime qué deseas-
-Quiero que nunca permitas que pueda ser una de esas criaturas no muertas si por desgracia sucediese algo, júrame que acabarás con mi vida porque esa ya no seré yo-
Pude ver su mirada llena de dolor cuando tomó mis manos con la forma lánguida que tenía adoptada, pero me aterra la sola idea de ser atacada por esos seres sin vida y más me aterra ser una de ellos. Él tendría el valor suficiente para terminar mi vida o mi no vida.
-Te lo prometo Daya, pero eso no pasará- Logré su promesa, más ahora llegaba la mía.

-Ahora prométeme tú que no te adentrarás en la noche en el bosque y que siempre, si lo haces, irás acompañada-
Hice mi promesa y ambos nos dirigimos al refugio. A solas de nuevo él y yo.

La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Heianfein

Re: Retales

Mensaje por Heianfein »

Con el permiso que Wantu me ha otorgado, voy a publicar este relato aquí por estar íntimamente relacionado con su último retal. Me tenéis que disculpar por no dar nombres, porque no los recuerdo, y también si me equivoco u omito algún detalle.

... Y allí estaba yo, Malakai, el cambiante, con mi renovada forma de gnomo faltón, empuñando un temible pepinillo dispuesto a usarlo como arma contundente contra el enemigo. Pero... ¿cómo llegué a esta ridícula situación? Os lo narraré, hijos del bosque, pues es un relato que merece la pena.

Todo empezó en aquella posada, con Daya contándome historias sobre la misteriosa Cazadora, un ser que me había empezado a intrigar, y sobre todo me interesaba su postura para con el bosque, en concreto si era una postura destructiva, para poder actuar en consecuencia. Tal era el deber que yo me había autoimpuesto como guardián del nuevo Círculo que habíamos creado Vildiara y yo. Tras los lamentables hechos en la taberna, donde dos jóvenes y a mi entender, alocados hermanos habían hecho enfadar a la Cazadora, mi fiel Daya y yo salimos para intentar encontrar el rastro de la misma. Huelga decir que no tuvimos éxito, sé que acampó en un lugar concreto pero de ahí sus huellas parecen esfumarse sin resquicio alguno, como si hubiera adquirido la habilidad de volar. Más tarde entendí el por qué.
Desanimados, volvimos a la ciudad. Tomé la forma humana que a Daya le gusta, la de bárbaro. Para mí no es más que una forma más, y de hecho de las más débiles, pues siempre me he sentido desprotegido con forma humana, elfa, mediana, gnoma... pues carecen de las aptitudes que necesito para luchar.

Tras una dulce despedida con la alegre y alocada barda que es mi pareja (y que cada día doy gracias a Silvanus por tenerla) busqué en solitario a los hermanos para intentar sacarles algo más de información de la cazadora. Con una forma canina me acerqué al norte de la ciudad de Nevesmortas, y allí justo, los divisé. Se me ocurrió la idea de espiarlos un rato con una forma inofensiva, a ver si soltaban algo interesante. Adopté la forma de un gnomo, con un estrafalario traje con tonos verdosos. Allí, fingí esperar una carreta para Sundabar, pero en realidad, puesto que era de noche, sabía que me quedaban unas cuántas horas en las que podría aguzar el oído para conseguir la información que deseaba. Me senté entre el kiosco del vendedor de billetes y el guardia, y allí escuché durante un rato una conversación de los hermanos que para mí carecía de relevancia alguna. Se unió a ellos una maga. Poco a poco, se fueron separando de la puerta, y yo tenía que encontrar una forma para seguirlos sin que se dieran cuenta. Vi entonces, escondido entre los árboles, una figura de una pillastre que también espiaba a los hermanos, pero cuyo sigilo aún distaba de ser el mejor. Me acerqué a ella y le pregunté una nimiedad. Ella se vio algo asombrada e incluso diría que avergonzada al verse descubierta, y quiso hacer un mutis, pero mi forma gnoma no es fácil de despistar, así que la pícara aficcionada a esconderse, tuvo al final que salir a la luz. Los hermanos observaban la escena, comenzaron a pensar que el gnomo que tenían delante estaba loco y hablaba con los árboles, hasta que pudieron ver a la pillastre.
Acto seguido, hizo aparición un ser que iba a ser el guía de la aventura que narro. Entre las ramas del follaje vislumbré una pata de araña, negra y peluda, casi rozando a la inocente pillastre, yo intenté llamarles la atención, siempre exagerando mi miedo, interpretando el papel. Aún pensaban que el gnomo estaba loco, pero cuando la araña decidió salir, todos se pusieron en guardia.

Fue ahí cuando alguien dijo "sacad vuestras armas". Bien, en este momento, yo podría haberme revelado tomando una forma de combate, pero no era ése el fin... en esta misión, no me iba a descubrir, tenía que conservar el anonimato. Así que decidí no sacar arma alguna sino lo primero que encontrara en mi mochila. Había comprado unos pepinillos así que decidí esgrimir uno, tan sólo para mantener mi mascarada. Por supuesto huía de un lado para otro como el ser inofensivo al que interpretaba.
La araña tejía una tela en el árbol en el que estaba, incluso pareció que atacaba a la maga, sin embargo, no la hirió gravemente, y salió de la zona saltando entre los árboles.
Los hermanos decidieron ir en la misma dirección y por supuesto yo, tenía que seguirlos. Tuve que mentirles diciendo que estaba muerto de miedo y que ellos me protegerían. Así, se formó un variopinto grupo: Los dos hermanos, la maga, la pillastre, y luego se unió un explorador. Y por supuesto el miedoso y latoso gnomo.
Caminamos unas horas, y Silvanus nos sonrió porque dimos con el campamento de la Cazadora, donde había ido a parar la araña, que era su compañera, cuyo nombre se parecía al sonido que hace una flecha al dispararse, o mi escupitajo de slaad cuando lo emito.
Y allí estaba, la cazadora, con su araña. No hubo palabras amables al principio, incluso vi cómo se hacían ligeras acusaciones sin motivo hacia ella. Uno de los hermanos parecía sentir una especie de atracción hacia la persona de la extraña cazadora, y era quien la defendía todo el rato. Al fin, pude formularle una pregunta sobre su relación con el bosque, y ella me contestó "mato a veces algún animal para comer, pero no voy destruyéndolo todo". No necesité saber más. Allí acababa mi misión. Por mi parte, si ese ser alguna vez necesitaba mi ayuda casi seguro que la tendría, pues en cierto modo, era parecida a mí, una proscrita incomprendida.
El gnomo se fue de allí satisfecho. Mientras me volvía a polimorfar, sonreí.


Gracias a Mystra por la escena. Dos trozos de mapa, dos pnjs, ni un bicho muerto y sin embargo todos los que estábamos nos lo pasamos en grande.
Espi_

Re: Retales

Mensaje por Espi_ »

Genial =) ¡Gracias por escribirlo!


PD: Lo del gnomo y el pepinillo fue buenisimo xDDDDD
Wantu
Sin vida social fuera del monitor.
Mensajes: 1069
Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm

Re: Retales

Mensaje por Wantu »

¿El gnomo y los hermanos ? Jujujujujuju pobrecilla cazadora :elf: :jester: . ¡Ahora cuando la veamos estará desquiciada!
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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