Tristan De Luna -Historia y Reflexiones de un Inmortal-

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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LokoAlien

Tristan De Luna -Historia y Reflexiones de un Inmortal-

Mensaje por LokoAlien »

CAPITULO I: El abrazo.


Ocurrió en el año 1110 según el cómputo de Los Valles, había cumplido 25 años y nada podía ir peor en mi patética vida. Mi familia había caído en desgracia y estaba arruinado, mi mujer e hijos estaban muertos debido a las plagas recientes que diezmaron la población en aquellos tiempos.

Cada día, deseaba mi muerte, la vida ya no tenía sentido para mi, ni siquiera mi preciada magia, con la que disfrutaba antes de que todo cambiara y con la cual me hice un lugar como mandaba la tradición familiar en el cónclave de magos de .Poco a poco me volví mas temerario, buscaba pelea en cualquier taberna, esperando que algún bribón borracho acabara con mi vida, mi corazón tan solo encontraba algo de reposo en presencia de las tumbas de mis seres queridos en el Partenón familiar. Y fue allí donde mi vida tomo un giro inesperado, donde encontré a la mujer que cambiaria el curso del resto de mis días como mortal, ahora se que fue ella quien me encontró a mi.

Apareció como una sombra, deslizándose como un susurro entre la niebla del panteón. Sus rasgos eran estilizados y delicados, su piel tersa y blanca como la nieve, con una melena azabache que le bañaba la espalda hasta la cintura. Sus ojos, de un azul tan intenso y profundo como el de dos zafiros, lo escrutaban todo con una frialdad calculadora y abrumadora, el solo echo de mirar a ellos, hacía que se te congelara la sangre. Desde el primer momento que la mire, estuve condenado. Mis músculos no respondían a mis deseos, ni siquiera podía parpadear para apartarle la mirada. De pronto la mujer habló.

- ¿Por qué sufres Tristan? -Dijo con voz melosa y aterciopelada- ¿Qué me dirías si te dijera que tu sufrimiento no tiene que prolongarse mas, que podría acabar con solo un gesto mío?
Yo no entendía que quería decir con esas palabras esa mujer, como podría ella acabar con mi desdicha tan fácilmente como decía.
- O si lo prefieres, puedo darte aquello que ansias, la dulce tranquilidad de la muerte…
No podía moverme, una extraña fuerza me lo impedía y cuanto mas contemplaba a la mujer, menor era mi deseo de oponer resistencia.
La mujer hizo un gesto con la mano y sentí el impulso de acercarme a ella, mi cuerpo se movió solo como por arte de magia hasta verme a su lado.
- Tu Dios te ha abandonado, mírate, eres tan solo un espectro de lo que fuiste y la magia con la que tanto disfrutabas descubriendo sus entramados ya no representa nada para ti. Pero yo puedo cambiarlo todo, hacer que todo vuelva a tener ese misterio con el que tanto disfrutas, pero aún no Tristan, aún no.......duerme ahora Tristan, duerme…nos volveremos a ver con la siguiente luna… -La mujer se abalanzó sobre mi cuerpo inerte, para dejarme allí tirado con mis demonios interiores-

Como si de una poción de sueño se tratara, sus palabras consiguieron el efecto deseado y allí dormí toda la noche, entre sueños de orgías de sangre y delirios, pasé aquella velada en la cripta, solo, con mis demonios y temores entremezclados con extraños rituales de un tiempo perdido y alabanzas a un Dios malévolo.

El día llego como cualquier otro, solo cambiaba el echo de que no podía olvidar las palabras de aquella extraña y misteriosa mujer ¿Cómo podía ella acabar con mi sufrimiento si no era con el dulce abrazo de la muerte? Mi mente no podía pensar en otra cosa que en la promesa de que todo acabara de una vez por todas. Vagué por las calles de la ciudad como un alma errante, caminando sin rumbo esperando el amanecer de nuevas esperanzas con la llegada del manto de la noche…

Como cada noche después de la muerte de mi familia, me dirigí al cementerio, a ese lugar de pútrida calma que era el único sitio donde mi alma encontraba cierto sosiego.
Todo parecía igual que siempre, pero al mismo tiempo, no lo era, la noche cerrada, era quizás mas cerrada, más oscura más…

Igual que la anterior vez, no reparé en su presencia, su figura se abalanzó contra mí como una pantera que lo hace sobre su presa.

-Espero que te hallas despedido de la vida y, del día, Tristan…

Aquella mujer cernió su diestra alrededor de mi cuello mientras con la zurda echó mi cabeza hacia atrás con una fuerza y velocidad sobre humanas. La nubes se movían rápidas y los árboles se agitaban por el viento, fue entonces, cuando hubo un claro de nubes qué dejo bañar el terreno con la luz de la luna, cuando dos relucientes y blancos colmillos como el marfil, se mostraron para atravesar la carne de mi cuello, de la que noté brotar el cálido líquido que era mi sangre. La mujer bebió, bebió hasta dejarme en algún punto entre la vida y la muerte, dejándome tirado en el suelo, moribundo y agonizante durante un tiempo que pareció una eternidad. Mientras, ella se relamía la comisura de la boca donde aún quedaban salpicaduras de sangre, mi sangre. Cuando acabó, habló…

- ¿Aún deseas la muerte, Tristan? – Con un sutil movimiento, una uña larga y afilada creció de uno de sus dedos, con la que practicó un corte en su muñeca de la que brotó una sangre oscura y espesa. La mujer se aproximó donde estaba y acerco la muñeca a mis labios- Bebe y el dolor se acabará, no habrá más tristeza en tu corazón y dejaras de sentir dolor por tus perdidas, el mundo, volverá a tener ese color que tanto echas de menos…

Quien sabe porque lo hice, si por poner fin a mi sufrimiento o por miedo a la muerte. Bebí de su brazo como hombre sediento que ha vagado por el desierto durante días y por fin llega al deseado oasis. Jamás había experimentado lo que sentí al dejar fluir su esencia por mi garganta, notaba como las fuerzas volvían a mi maltrecho cuerpo, como le daba energías y sed…una sed abrasadora que me desgarro desde lo más profundo de mi ser, era mi alma abandonando mi cuerpo, con cada trago, se escapaba un poco más, hasta que ya no fue mía…un dolor atroz me golpeó y me sumí en la negrura, en la dulce inconsciencia. La vampiresa, echó una rápida mirada a lo que había creado, y se marchó para nunca jamás volver a saber de ella.
Cuando desperté, todo había cambiado, todo era distinto, los olores, los sonidos, todo tenía un color distinto y el dolor…había desaparecido, tal y como la mujer había dicho, allí estaba yo, solo en la oscuridad de la noche, solo, condenado a la no vida, para siempre…
LokoAlien

Re: Tristan De Luna -Historia y Reflexiones de un Inmortal-

Mensaje por LokoAlien »

La leyenda: El Ritual de La Noche eterna.

En una mesa de la taberna de Fuerte Nuevo, esperaba sentado de cara a la puerta principal una figura vestida con gabardina oscura y capucha cuyos ojos observaban a los parroquianos presentes, en una esquina junto la mesa, oculto entre las sombras que se arremolinaban y fusionaban con las presentes en el local, otra figura más observaba también, así como las ventanas y salidas. Al rato entraron en la posada varios hombres que portaban el penacho de dragón rojo en el pecho, distintivo de una compañía de mercenarios de la zona, estos se acercaron a la mesa.

- Salud, aqui estamos, como prometimos, cuatro de nuestros mejores hombres ¿tienes el pago? - Dijo uno de los mercenarios-
Tal y como Tristan le había dicho a Eidur, este deslizó hacia el que parecía el cabecilla un abultada bolsa de oro.
- La mitad ahora y el resto cuando acabeis el trabajo, nuestro transporte espera.
El mercenario tomó la bolsa y la sopesó, tras lo cual la guardó y asintió.
- Entonces no perdamos tiempo, mejor salir cuanto antes ahora que el tiempo está calmado.

El grupo, salió al exterior y se dirigió hacia los muelles, donde un barco con dos carretas cargadas en el esperaban. Tristan, sigiloso, se introdujo en su carreta a bordo del navio y pronto Eidur y el resto lo hicieron también.
Tras ultimar los preparativos el Capitán del barco dió la orden de zarpar y comenzó la travesía por río Rauvin hacia las cercanías de las montañas Nether y Bosque Alto, su lugar de destino.

El viaje discurrió sin mayor altercado que alguna misteriosa desaparición de un par de tripulantes, lo cual no hizo sino crispar algo los ánimos de la tripulación, que arriaron velas en cuanto dejaron a sus pasajeros en el lugar acordado al atardecer del segundo día.
Los mercenarios contratados del Puño, guiaron y escoltaron la caravana hasta el lugar solicitado, unas antiguas ruinas ahora ocupadas por una fiera tribu orca, dando cuenta de algunas alimañas y bestias por el camino. No fue hasta ese momento en el que Tristan se dejó ver con el aspecto de un humano que se hacía llamar Krieg. Lo mercenarios lo observaron como quien espera una respuesta y esta no se hizo esperar.

- Bien señores, ha llegado el momento de que se ganen ese elevado sueldo del que dicen ser merecedores por su habilidad. En esas ruinas vive un Cacique orco con su tribu que tiene algo que me pertenece. Vuestro trabajo como bien habeis podido deducir es recuperarlo para mi y mi asociado. Si lo hacen bien...se ganaran una una gratificación extra.

La mención del oro extra fue suficiente para acallar las dudas que los mercenarios pudieran tener al ver que el trabajo por el que habían sido contratados requería más de lo acordado y aunque no sin algún pequeño recelo, accedieron a llevarlo a cabo.

- Yo os esperaré aqui en mi carreta y al volver recibireis el pago en su totalidad.

La compañía de mercenarios se internó en el campamento orco y como era de esperar, llegó un momento en el que la llamada a las armas de tambores de guerra orcos inundó el lugar con su redoble. Esto, era justamente lo que Tristan esperaba, pues en secreto, se había infiltrado en el campamento orco oculto entre las sombras, manipulando estas en su beneficio para no dejar rastro de su paso y al escuchar el sonido de alarma, esperó un poco para que la cueva que servía de morada a los orcos se vaciara y tener asi un paso franco. Sigiloso y ligero como el viento, se internó en las cavernas ahora casi vacías y tras unos minutos dió con lo que buscaba. Un antiguo libro descansaba en un altar de marmol color carmesí. Tristan saco una daga y realizó un corte en una mano, derramando gotas de sangre sobre el libro, este se abrió y el vampiro supo en ese momento que era lo que llevaba años buscando.

-Por fin -Se dijo mentalmente Tristan mientras guardaba el tomo- el libro de Kanchelsis recuperado.

En ese momento, una figura que había estado invisible todo el rato, observando la escena, se dejó ver y habló en un tosco y gutural común.

- Sabía que no debía dejar esto desprotegido, que podía ser una trampa de los tuyos ¡¡No te dejaré llevartelo!! -No era otro que el cacique orco-
- Oh vaya, lo siento pero este libro no es tuyo para poder disponer de el y negarmelo, hoy vuelve a quienes pertenece. -Tristan sonrió con malicia reflejada en su rostro e hizo una burla al Cacique, saliendo a la carrera con actitud chulesca para que este lo siguiera.
- No, maldito, no te dejaré OoooaaaaaaarrrrggGGGGhhhHHHH!!!!
El cacique orco, presa de una furia incontrolable salió como alma que lleva el diablo tras Tristan, que corría y daba volteretas hacia el exterior de la caverna, guiando al orco, en lo que parecía ser su plan, hasta la posición donde se encontraba la refriega con los mercenarios.
Loco de ira, el cacique orco mordió el anzuelo y una vez ambos tuvieran al alcance de la vista el combate, Tristan apelo a sus poderes innatos y se esfumó entre las somrbas, dejándo al enfurecido orco con nada más delante que sus propias tropas y la unidad mercenaria, contra la que se lanzó al combate.
Eidur que vio por el rabillo del ojo a Tristan hacer su jugada, se escabullo del combate como pudo hacia las carretas, donde Tristan esperaba, con un pergamino de portal en la mano y una sonrisa en el rostro.

- A llegado el momento, nos vamos, dejaremos a esos mortales cubriendo nuestra retirada.
Ambos vampiros rieron y desaparecieron del lugar tras atravesar el portal mágico, poniendo millas y millas entre ellos y la batalla...




…Nadie recuerda ya nada, ningún mortal de aquella época queda vivo para contarlo, nadie quedó para transmitirlo de generación en generación…

…Tinieblas…oscuridad…ya no queda nadie, ya no queda nada…todo ha sido consumido por la Gran Oscuridad…La Luna Negra relució y secamos la tierra de sangre…ahora descansaremos, hasta que el día en que la Luna Negra luzca de nuevo para nosotros…los hijos de la noche…


*Memorias de un vampiro, extractos de la profecía del ritual de La Noche Eterna.




El clérigo de Kanchelsis se paseaba por el altar, parecía alterado andando de un lugar para otro, aunque no por ello habría podido ser capaz de escuchar a la sombra deslizarse hacia el.

- Sacerdote, le traigo el libro que me pidió… -El vampiro apareció junto a la espalda del sacerdote, arrodillado y ofreciendo un viejo volumen en sus manos-

El sacerdote arrugo el entrecejo por un instante, no terminaba de habituarse a la costumbre de Tristan de aparecer en el momento más inesperado de cualquier sombra. Aún así no demostró darle mucha importancia y evitó dar un respingo por la impresión.

- Lo has conseguido…el Libro de Kanchelsis, escrito con la propia sangre de los Seldarine…eso significa que el cacique orco está muerto…me has servido bien Tristan, como siempre…
- ¿Hay algo más que nuestro señor Kanchelsis desee que haga, sacerdote?
- Todo no ha hecho mas que empezar, Tristan.
- ¿En ese caso…a quien he de matar?
- Matar no Tristan, has de preparar el terreno…necesito que hagas algo distinto esta vez…

El sacerdote tomó el libro y lo deposito sobre un atril, abriéndolo y buscando entre sus páginas hasta que dio con lo que buscaba, un grabado de extrañas formas que parecía realizado por una garra.

- Escogerás a nueve mortales a los que marcaras con este símbolo, transcurridas tres lunas desde su marcado, sus almas estarán listas para llevar a cabo el ritual. Ve Tristan, ve y cumple la voluntad de Kanchelsis…
- Sea su voluntad

La sombra se deslizó fuera de la cripta entre la noche, silenciosa, avanzaba hacia Nevesmortas y con cada paso, el futuro de los mortales moría un poco más…

Y así fue como comenzó aquel aciago capítulo en la historia de los mortales y victorioso a la par para la de los vástagos de la noche, pues unos dias despues de la charla de nuestros interlocutores, las nueve victimas seleccionadas fueron privadas de sus almas y utilizadas para eclipsar el Sol.
Los no-muertos poblaron la tierra y azotaron la región durante un tiempo, campando a placer por doquier sin preocuparse por los rayos del temido astro. Pero aquello no duró demasiado. Una alianza entre aventureros, mercenarios, habitantes del lugar y las Ordenes de Magos y Caballeros de Nevesmortas, consiguió con arduo trabajo dar con la localización de la cripta de los vampiros, o almenos, su entrada en aquel momento, pues la cripta está entre el mundo de los vivos y los muertos, en todos y en ningún lugar al mismo tiempo.

Una gran batalla se libró entonces entre vivos y no-muertos, las bajas fueron grandes en ambos lados, pero la esurridiza naturaleza de los vampiros y su alto instinto de supervivencia individualista, fue lo que decantó el curso de esta a favor de los mortales. Dejándo atrás a camaradas y hermanos, los vampiros huyeron del lugar, permitiendo que las fuerzas aliadas pudieran interrumpir el ritual y restablecer las almas de los pobres desdichados que Tristan, ayudado por su hermano de nido Eidur, habían seleccionado y raptado.

Así pues la turba se impuso y todo volvió a su cauce natural, el astro Sol volvió a bañar la tierra con su luz durante el día, la cripta se re-ubicó mágicamente y poco a poco aquellos que sobrevivieron al asalto volvieron al nido y todo, volvió a caer nuevamente en el olvido, salvo por un ser que arropado por la oscuridad y aprovechando el fragor de la batalla, había conseguido rescatar nuevamente cierto libro y escabullirse con el...
LokoAlien

Re: Tristan De Luna -Historia y Reflexiones de un Inmortal-

Mensaje por LokoAlien »


CAPITULO II: Introspección.



Cuando miro atrás, hacia los largos años que han transcurrido desde mi naciemiento y, no solo al mundo inmortal, no puedo evitar darme cuenta que siempre imprea una constante. No pasa mucho tiempo hasta que me quedo solo, sea como sea o por el motivo que fuere, al final, todos se van. Mi familia mortal, hijos y esposa...la mujer que arrancó mi corazón junto con el sufrimiento que me ataba a la vida mortal, mi sire, que me abandonó cuando ni siquiera había dado mis primeros pasos inmortales...Victor, mi primer compañero de caza inmortal, que fue destruído por esa Orden de Caballeros...Eidur..compañero de cripta y el que llegó a ser mi mano derecha en innumerables tramas por el control de los mortales, que desapareciera en extrañas circustancias poco después de mi mayor logro fuera llevado a cabo, El Ritual de la Noche Eterna, que cubrió de sombras la región y tiñió el Sol de negro...ellos y tantos otros más que desaparecieron como un breve suspiro.

Lejos quedan los tiempos en los que me colaba en las reuniones y cónclaves secretos de la ahora en decadencia Orden de Caballeros, en los que arropado en las sombras descubría las verdaderas caras de aquellos mortales a los que observaba y aprendía sus costumbres, inquietudes, pasiones y anhelos, en los que espiaba desde mis queridas sombras a cualquiera que se cruzara en mi camino con afán de urdir mis tramas, acecharlos y seleccionar mis presas. Hoy en día voy un paso más por delante, pues todo ello me ha ayudado a darle vida a Lars, nombre por el que me conocen públicamente los mortales, un asustadizo comerciante humano y poco habilidoso con las armas, que evita los problemas siempre que puede.

Así pués creo que ha llegado el momento de cambiar esto. Mi tapadera en el mundo de los mortales es estable y gozo de una acomodada posición entre ellos como perista y comerciante de exóticas mercancías, amante de las antigüedades y hallazgos arqueológicos, así como el arte del tallado de gemas, que me reporta una buena cantidad de oro con la que comprar y facilitar crear influencias. Maestro del disfraz, intrigas y el engaño, creo que me será facil mantener esto durante años, o puede que para siempre, el destino lo dirá. Ultimamente he estado observando a una joven, Elizabeth, una bella joven humana que ha llegado hace poco a la villa de Nevesmortas. Su frescura e inocencia me cautiva, creo poder corromperla y modelarla para que sirva a mis propósitos, para que sea mi compañera inmortal y camine junto a mi para toda la eternidad, ya lo tengo decidido, será mi vástaga y yo le transmitiré mis conocimientos de este mundo de inmortales.
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