Tristes son los dias en que la muerte de un padre se avecina....
El valor y el honor son causa de respeto entre la gente, pero también son y serán causa de muerte para aquellos que defienden un ideal, pensamiento o dios de una forma ciega.
La vida de Neithand había llegado ya a su décima primavera, sus ilusiones y felicidad crecían como las plantas buscando el calido sol que se extendia al cielo. Aguas Profundas era una ciudad resplandesciente,para entonces baluarte de hombres de honor y caballeros. Ideales y modales que el pequeño observo con respeto y curiosidad.
El tiempo pasaba lentamente a través de sus ojos, disfrutando de su vida y del estatus de su padre, paladin de Lazhander y caballero de Aguas Profundas.
Pero después del día, siempre espera impaciente la negra noche. Noches que empezaron a ser oscuras, tempestades a lo lejos, oscuros susurros en los callejones, aullidos...llantos a media noche. Un manto oscuro cernía cerca de la ciudad, con él, extraños sonidos de pasos y tambores. La ciudad se movilizo, siguiendo la llamada del deber los caballeros partieron para hacer frente a la oscuridad. Era una lucha por el equilibrio.
Curioso y amante del peligro, Neithand siguió a los nobles caballeros hasta la misma llanura donde tendría lugar el suceso que trastornaría su vida para siempre. Aun no sabe que le impacto mas, si ver a su padre caer en batalla o observar como la oscuridad consumía la luz que los guardianes portaban a su paso. Perplejo y sin aliento, la luz se consumió...dejando tras ella susurros llevados por el viento.
No se supo nada mas de aquel niño por la ciudad, su búsqueda, aunque larga e intensa cesó con el paso del tiempo y la esperanza. Pero el niño no estaba solo, a su lado, un anciano le cuidaba como un hijo des de que decidió llevárselo tras la victoria en la llanura.
Su relación fue siempre una mezcla entre odio, respeto y ambición. El anciano le instruyo bien en las artes de la guerra y la política, asi como hizo crecer en él sus creencias hacia “la dama”. Poco a poco, el niño se convirtió en un joven atractivo y astuto, y llegado el día acordado, se marcho de la protección del anciano siguiendo sus deseos. Un mundo nuevo se abría tras él, ahora sabia que estaba solo, pero no le daba miedo, sentía la protección de su dama cerca de él. El camino fue largo, lleno de historias y miradas, hasta llegar a un pequeño pueblo....
Neithand Vanglaris
Moderadores: DMs de tramas, DMs
La Llegada
Una sonrisa gelida, imperturbable, se dibujaba en un rostro joven y oculto tras una capucha polvorienta. Su mirada profunda se dirigia ahora hacia delante, en el brillo de los ojos de aquel joven se distinguia una gran puerta de madera, a su alrededor, la vida nacia un dia mas.
La llegada a lo desconocido es siempre dominio del desconcierto y la inquietud le decia el anciano. Rasgos que aquel humano parecia haber perdido por completo.
Curioso y observador, fijo su mirada rápidamente hacia la plaza, donde un grupo de presuntos pueblerinos parecian haber pasado la noche en vela, botella en mano y alma perdida.
Neithant permaneceria sentado alli, cerca de una gran fuente un largo tiempo, en la palma de su mano, acariciando su piel al son del viento, unos petalos de rosas rojizas danzaban ante su mirada reflexiva. Una agradable sensación de seguridad recorria su cuerpo, sabia que ese era el lugar elejido por el azar de los caminos de un viaje guiado por el susurro dulce y inquisidor transmitido a sus propios labios .
Tras unos instantes, algo hizo que su mirada se alzara y ganara en fuerza y intensidad. Un grupo de forasteros restaba de pie delante de él, raudo y analizante distinguió los rasgos jovenes de aquellos individuos, así como sus distintas razas. Dueño de la palabra y amante del saber se adentró junto a los forasteros hacia una posada, donde tras tomar con gusto una cerveza, regresaria a los alrededores de la ciudad para passar su primera noche en la región.
La vida se abre camino
- Continuará-
Una sonrisa gelida, imperturbable, se dibujaba en un rostro joven y oculto tras una capucha polvorienta. Su mirada profunda se dirigia ahora hacia delante, en el brillo de los ojos de aquel joven se distinguia una gran puerta de madera, a su alrededor, la vida nacia un dia mas.
La llegada a lo desconocido es siempre dominio del desconcierto y la inquietud le decia el anciano. Rasgos que aquel humano parecia haber perdido por completo.
Curioso y observador, fijo su mirada rápidamente hacia la plaza, donde un grupo de presuntos pueblerinos parecian haber pasado la noche en vela, botella en mano y alma perdida.
Neithant permaneceria sentado alli, cerca de una gran fuente un largo tiempo, en la palma de su mano, acariciando su piel al son del viento, unos petalos de rosas rojizas danzaban ante su mirada reflexiva. Una agradable sensación de seguridad recorria su cuerpo, sabia que ese era el lugar elejido por el azar de los caminos de un viaje guiado por el susurro dulce y inquisidor transmitido a sus propios labios .
Tras unos instantes, algo hizo que su mirada se alzara y ganara en fuerza y intensidad. Un grupo de forasteros restaba de pie delante de él, raudo y analizante distinguió los rasgos jovenes de aquellos individuos, así como sus distintas razas. Dueño de la palabra y amante del saber se adentró junto a los forasteros hacia una posada, donde tras tomar con gusto una cerveza, regresaria a los alrededores de la ciudad para passar su primera noche en la región.
La vida se abre camino
- Continuará-