Extraños sucesos.
Publicado: Dom Jul 08, 2007 7:53 pm
Extraños Sucesos.
Capítulo I
Aquella mañana Nym había salido de casa más temprano que de costumbre para hacer unas pequeñas compras de urgencia. Dejó a Leonard practicando sus diarias oraciones del alba ante la efigie de Lathander, su Dios; así que seguramente cuando ella regresara a casa el desayuno estaría ya listo. Ese pensamiento le hizo andar más presurosa entre las casitas de Nevesmortas Este pues le rugían las tripas del hambre que tenía y no se lo quería encontrar frío.
Iba tarareando una vieja melodía cuando al llegar a la altura de su casa se encontró a Leonard en el jardín vestido con pijama y zapatillas gritando a alguien a quien Nym no veía mientras empuñaba su espada en la mano derecha y en la otra el escudo. La elfa se paró en seco y con el ceño fruncido se quedó mirando atónita la escena.
- ¡Cariño!, ¡menos mal que has llegado! – Leonard parecía nervioso.
- ¿Qué haces aquí fuera de esta manera? – lo miraba Nym de arriba abajo incrédula -. ¿Y con quién estás hablando? – alzó el cuello para ver detrás de su marido pero no vio a nadie.
- ¡Oh Nym, hay fantasmas en casa!!, creo que es una broma de Phandaal – susurró con una mueca.
- Cariño, creo que estás cansado. Venga, entremos en casa y te prepararé una copita de coñac para que te calmes – sonriendo comprensiva.
- S…sí…sí…será lo mejor – asentía mientras se rascaba la cabeza algo confuso.
Nym cerró la puerta tras de si y dejó escapar un leve suspiro de preocupación. ¿Qué le estaba ocurriendo a su marido?, ¿estaría trabajando demasiado?. Mil pensamientos inundaron la mente de la elfa a la que no le gustaba ver desvariar a su amado Leonard cuando de repente un grito rompió el silencio y sacó a Nym de sus elucubraciones.
- Cariño ven aquí, ¡corre! -. Fue corriendo al salón.
- ¡Mira el sillón, ha desaparecido! – gritaba Leo nervioso.
- Pe…pero no puede ser!! - miraba ella atónita el hueco en el que antes estaba el sillón preferido de su marido-. ¡Esto han sido los gnomos!, ahora mismo vuelvo. ¡Me las pagarán!! – gritaba mientras se dirigía hacia la puerta principal.
- No…¡no te vayas Nym!, ¡te digo que hay fantasmas en casa!! –. Nym paró en seco y se giró hacia Leonard - Está bien, vamos a inspeccionar la casa – dijo ella en tono cansino.
Los dos recorrieron los pasillos de su hogar con cautela, Leonard delante con la epada en alto y Nym a unos pasos de él algo escéptica. Cuando Leonard cruzó la puerta que llevaba a su dormitorio esta se cerró sola de un golpe seco dándole a Nym en las narices y quedando Leo encerrado en la habitación.
- ¡Aaaaaah! – gritó Leonard.
- Genial, creo que la puerta se ha atascado – musitó ella mientras empujaba en vano la puerta-. ¡Leo sal por la ventana!
De repente una voz femenina llegó del otro lado de la puerta- Leonard cariño,ven… .
- ¡¿Quién demonios hay allí Leonard?! – espetó Nym que ya se estaba comenzando a poner nerviosa.
- !Está aquí cariño, el fantasma! – gritaba Leo asustado.
- ¡¿Un fantasma?! - ironizó Nym -, yo he oido a una muj… -. La puerta de repente se abrió sola y Nym entró corriendo, buscando por todas partes.
- Estaba aquí hace un momento…- Leo estaba azorado.
- ¡¿Quién Leo?!, ¡he oido perfectamente a una mujer que te llamaba! – gritaba enfurecida mientras lo revolvía todo.
- Pe…¡pero cariño!.
- ¡¿Qué es esto Leonard?! – rugió Nym al encontrar un sensual camisón de mujer sobre la cama que no le pertenecía-. ¡¿Me quieres decir que diantre hace esto aquí?!- se lo tiró a la cara con los ojos brillantes de ira.
- Y…yo…¿no es tuyo? – Leonard iba retrocediendo hacia atrás con el camisón en la mano.
- ¿Mío eso?!, ¡me ofendes Leonard!, ¡yo jamás me compraría una basura así!
- Mi amor…te juro que no se de quien es – decía Leo en tono suplicante -. ¡Tienes que creerme!.
- ¿Qué tengo que creer?!, ¡me has engañado y todo era una mentira para que tu amante pudiera escapar!- ya fuera de sus cabales.
- Pe…pero amor, Nymiël… yo solo te amo a ti - tragó saliva -. Eso ha sido el fantasma, ¡tienes que creerme! – desesperado.
- Me has engañado… ¡tú! – acusando a Leo con el dedo y los ojos entrecerrados-. ¡Tú que me prometiste fidelidad ante tu Dios!, ¡pagarás por ello! – rugía ella fuera de si.
Mientras discutían o mejor dicho, mientras Nym discutía un extraño ser incorpóreo apareció en la estancia.
- Ven conmigo Leonard, amor – dijo el ser con voz sensualmente femenina.
- Pe…tu…¿tu quién eres?!, ¡lárgate!. ¡¿Lo vés Nym?!, ¡es un fantasma! – Leonard estaba al borde del colapso.
- !Cállate mala mujerona y deja a mi marido en paz!. ¡¿Por qué quieres destruir mi matrimonio?! – le temblaban las orejas de ira.
- Quizás porque vuestro matrimonio era una mentira – reía el ser-. Vamos cielo, ven conmigo – dirigiéndose a Leonard.
Sin pensarlo dos veces, Nym echó mano de la espada que siempre llevaba colgada del cinto y con un alarido de furia cargó contra ese extraño ser que de repente desapareció.
- ¿Lo ves amor?, era un fantasma…- razonó Leo intentando mantener la compostura.
- ¡O una maldita hechicera! – Nym estaba cada vez más alterada. - ¿Pero sabes qué?, ¡que se acabó eso de ser la Nym buena de siempre!-. Mientras se dirigía hacia la puerta y Leo tras ella intentando pararla sin conseguirlo ella se giró hacia él y con los ojos llenos de furia, antes de salir dando un portazo espetó con rabia- Pagareis por esto, ¡todos!.
...
Nymiël Silvermoon
Capítulo I
Aquella mañana Nym había salido de casa más temprano que de costumbre para hacer unas pequeñas compras de urgencia. Dejó a Leonard practicando sus diarias oraciones del alba ante la efigie de Lathander, su Dios; así que seguramente cuando ella regresara a casa el desayuno estaría ya listo. Ese pensamiento le hizo andar más presurosa entre las casitas de Nevesmortas Este pues le rugían las tripas del hambre que tenía y no se lo quería encontrar frío.
Iba tarareando una vieja melodía cuando al llegar a la altura de su casa se encontró a Leonard en el jardín vestido con pijama y zapatillas gritando a alguien a quien Nym no veía mientras empuñaba su espada en la mano derecha y en la otra el escudo. La elfa se paró en seco y con el ceño fruncido se quedó mirando atónita la escena.
- ¡Cariño!, ¡menos mal que has llegado! – Leonard parecía nervioso.
- ¿Qué haces aquí fuera de esta manera? – lo miraba Nym de arriba abajo incrédula -. ¿Y con quién estás hablando? – alzó el cuello para ver detrás de su marido pero no vio a nadie.
- ¡Oh Nym, hay fantasmas en casa!!, creo que es una broma de Phandaal – susurró con una mueca.
- Cariño, creo que estás cansado. Venga, entremos en casa y te prepararé una copita de coñac para que te calmes – sonriendo comprensiva.
- S…sí…sí…será lo mejor – asentía mientras se rascaba la cabeza algo confuso.
Nym cerró la puerta tras de si y dejó escapar un leve suspiro de preocupación. ¿Qué le estaba ocurriendo a su marido?, ¿estaría trabajando demasiado?. Mil pensamientos inundaron la mente de la elfa a la que no le gustaba ver desvariar a su amado Leonard cuando de repente un grito rompió el silencio y sacó a Nym de sus elucubraciones.
- Cariño ven aquí, ¡corre! -. Fue corriendo al salón.
- ¡Mira el sillón, ha desaparecido! – gritaba Leo nervioso.
- Pe…pero no puede ser!! - miraba ella atónita el hueco en el que antes estaba el sillón preferido de su marido-. ¡Esto han sido los gnomos!, ahora mismo vuelvo. ¡Me las pagarán!! – gritaba mientras se dirigía hacia la puerta principal.
- No…¡no te vayas Nym!, ¡te digo que hay fantasmas en casa!! –. Nym paró en seco y se giró hacia Leonard - Está bien, vamos a inspeccionar la casa – dijo ella en tono cansino.
Los dos recorrieron los pasillos de su hogar con cautela, Leonard delante con la epada en alto y Nym a unos pasos de él algo escéptica. Cuando Leonard cruzó la puerta que llevaba a su dormitorio esta se cerró sola de un golpe seco dándole a Nym en las narices y quedando Leo encerrado en la habitación.
- ¡Aaaaaah! – gritó Leonard.
- Genial, creo que la puerta se ha atascado – musitó ella mientras empujaba en vano la puerta-. ¡Leo sal por la ventana!
De repente una voz femenina llegó del otro lado de la puerta- Leonard cariño,ven… .
- ¡¿Quién demonios hay allí Leonard?! – espetó Nym que ya se estaba comenzando a poner nerviosa.
- !Está aquí cariño, el fantasma! – gritaba Leo asustado.
- ¡¿Un fantasma?! - ironizó Nym -, yo he oido a una muj… -. La puerta de repente se abrió sola y Nym entró corriendo, buscando por todas partes.
- Estaba aquí hace un momento…- Leo estaba azorado.
- ¡¿Quién Leo?!, ¡he oido perfectamente a una mujer que te llamaba! – gritaba enfurecida mientras lo revolvía todo.
- Pe…¡pero cariño!.
- ¡¿Qué es esto Leonard?! – rugió Nym al encontrar un sensual camisón de mujer sobre la cama que no le pertenecía-. ¡¿Me quieres decir que diantre hace esto aquí?!- se lo tiró a la cara con los ojos brillantes de ira.
- Y…yo…¿no es tuyo? – Leonard iba retrocediendo hacia atrás con el camisón en la mano.
- ¿Mío eso?!, ¡me ofendes Leonard!, ¡yo jamás me compraría una basura así!
- Mi amor…te juro que no se de quien es – decía Leo en tono suplicante -. ¡Tienes que creerme!.
- ¿Qué tengo que creer?!, ¡me has engañado y todo era una mentira para que tu amante pudiera escapar!- ya fuera de sus cabales.
- Pe…pero amor, Nymiël… yo solo te amo a ti - tragó saliva -. Eso ha sido el fantasma, ¡tienes que creerme! – desesperado.
- Me has engañado… ¡tú! – acusando a Leo con el dedo y los ojos entrecerrados-. ¡Tú que me prometiste fidelidad ante tu Dios!, ¡pagarás por ello! – rugía ella fuera de si.
Mientras discutían o mejor dicho, mientras Nym discutía un extraño ser incorpóreo apareció en la estancia.
- Ven conmigo Leonard, amor – dijo el ser con voz sensualmente femenina.
- Pe…tu…¿tu quién eres?!, ¡lárgate!. ¡¿Lo vés Nym?!, ¡es un fantasma! – Leonard estaba al borde del colapso.
- !Cállate mala mujerona y deja a mi marido en paz!. ¡¿Por qué quieres destruir mi matrimonio?! – le temblaban las orejas de ira.
- Quizás porque vuestro matrimonio era una mentira – reía el ser-. Vamos cielo, ven conmigo – dirigiéndose a Leonard.
Sin pensarlo dos veces, Nym echó mano de la espada que siempre llevaba colgada del cinto y con un alarido de furia cargó contra ese extraño ser que de repente desapareció.
- ¿Lo ves amor?, era un fantasma…- razonó Leo intentando mantener la compostura.
- ¡O una maldita hechicera! – Nym estaba cada vez más alterada. - ¿Pero sabes qué?, ¡que se acabó eso de ser la Nym buena de siempre!-. Mientras se dirigía hacia la puerta y Leo tras ella intentando pararla sin conseguirlo ella se giró hacia él y con los ojos llenos de furia, antes de salir dando un portazo espetó con rabia- Pagareis por esto, ¡todos!.
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Nymiël Silvermoon