PROLOGO
No sabia la suerte que habia tenido cuando fue recogido de las calles de Noyvern por Klaus, pero su vida habia dado un vuelco que entonces el no comprendía...
Tras pasarse los 7 primeros años de su vida pidiendo en las calles, Klaus Rivele, un simpático anciano descubrió que dentro de el, de Roland, había el potencial necesario para practicar y estudiar las artes arcanas, la magia.
Adopto el apellido de su maestro, y lo trató como un padre, recibiendo del mismo el carillo y afecto como hijo en que se había convertido.
Pasaron los años, y metido entre libros y eneñanzas, Roland Rivele fue culturizandose y haciendose mas curioso por las bellezas y creaciones del mundo, así como aprendiendo a controlar las energías mágicas.
Las ganas de aprender de Roland fueron tocando el techo de las enseñanzas de Klaus, hasta que llegó el momento que él siempre sabía que llegaría, el momento en que sus enseñanzas no fueran suficientes como para que el muchacho aprendiera algo de el...
Así un día, con gran pesar en el cuerpo, Klaus tuvo que revelarle la verdadera actualidad de su vida, por mucho que el muchacho lo apreciara, el no podía enseñarle nada mas, tendría que salir de su casita de Nyovern y buscar conocimiento en otras partes, a ser posible en otras personas, al fin y al cabo, no era tan poderoso ni sabio como para hacerlo el mismo.
-La amabilidad con la que te he tratado es la misma con la que debes tratar a otras personas Roland, no lo olvides, es tan importante como cualquier lección de historia o magia que te haya enseñado-le dijo antes de partir.
Nunca lo olvidaría, había pasado demasiado tiempo de su vida en la calle tirado como para olvidarlo. Así, y muy a su pesar, salió en busca de algo o alguien que le hiciera superarse asímismo en honor a su maestro, al que tal vez nunca volveria a ver, pero que era el precio del conocimiento.
Roland Rivele partió de Noyvern sin rumbo ni sentido, solamente abrumado por su "padre" dejado atrás, y con la mirada al frente y lagrimas en la cara en busca del mundo que tenía a sus pies...
Roland Rivele, historia de un aprendiz de mago...
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