Cronicas de una guerra anunciada.

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Superrudo

Cronicas de una guerra anunciada.

Mensaje por Superrudo »

Por toda la Marca Argentea se escuchaba el sonido e tambores de batalla y los gritos de guerra. Columnas de humo se levantaban y eran visibles a cualquier rincón. Los orcos atrincherados en Felbar aguardaban la llegada de los valerosos guerreros.

La legión argéntea, los caballeros de Nevesmortas, los magos y hechiceros de Nevesmortas, guerreros anónimos y mercenarios a sueldo. Todos únicos para volver a tomar la ciudad enana.

La noche fue muy larga sobre todo para una mediana que acompañaba los guerreros de la luz, Ariel curaba y resucitaba a los caídos junto a Kuzz, el clérigo de Tempus. Ambos clérigos totalmente diferentes y luchando por la misma causa, pero por diferentes intereses. Lo más sangriento y aterrador fue el momento de entrar en la entrada de Felbar, donde los orcos asaltaron a toda la compañía… Fue una autentica masacre donde cayeron la mayoría de héroes. Pero al final pudieron entrar y luchar contra Obolodo Muchasflechas.



//Haber si os animáis a postear los que participasteis :wink:
Eala

Mensaje por Eala »

Tras los comunicados por todas las ciudades de aquel asalto a Felbar, hizo levantarse a más de uno de su asiento cómodo, levantar sus espadas... aunque no todos con un mismo interés, pero el mismo fin; Unos para ganar oro, otros pocos locos, por vivir una aventura... salvo que aquello no era una aventura cualquiera...
Aquel asalto dejó al descubierto la ciudad de Nevesmortas, pocos días antes corría el rumor de aquí para allá de la intrusión de un vampiro, tal vez dos, que muy, muy cerca de la ciudad habían atacado a más de uno. Cristina era una de aquellas que había clamado ayuda a la guardia, a la orden... ante los alarmantes movimientos azarosos, pero no consiguió más que un "Iré a informar". Los aldeanos y la gente andaban inquietos, los que no, viviendo en la ignorancia, sustos se llevarían después.

Alenor había estado contemplando lo que le rodeaba, si bien no era por necesidad, no se habría quedado aquella noche en la taberna, y de no haber sido por ello, no se habría enterado a tiempo de lo que estaba por suceder.
Respiró hondo mientras leía y releía las cartas que tenía delante, él ya estaba lejos, había salido de viaje y lo echaba de menos.
-Earil... -Resopló mientras doblaba con suavidad las cartas que se apelotonaban- Ya es hora de marcharme... espero que os cuidéis bien, si no vuelvo con vida -Continuó hablando cabizbajo a la nada, o tal vez a las cartas que impregnadas por la esencia mágica de su compañero le hacía parecer que estuviese delante.
Iría con Cristina, le había estado ayudando últimamente, incluso se había metido al oficio de carpintero por ella, ir a aquel asedio significaba más que una aventura para él, algo más... profundo.
Salió de la taberna con suavidad y sus ya típicos movimientos felinos en él. Se dirigiría al norte de Neves, dónde el cochero esperaba en la caravana a los que partirían hacia Sundabar. Subió, y mientras la caravana se iba alejando, miraba como la ciudad que le había dado buenos momentos se alejaba de él, con lentitud, hasta perderse en el abrazo de la oscuridad por la lejanía. Ya no había vuelta atras.
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-¡Por el flanco izquierdo! ¡CUIDADO! -Gritó uno, o tal vez varios del extenso grupo que cruzaba los precipicios de piedra negra antes de llegar a Felbar.
-¡AAH! -Gritos arrancados de las gargantas al caer hacia abajo ante las cargas enormes de flechas que, como si de cuervos se tratasen, pues tiznadas se ocultaban mejor en la oscuridad, arremetían con ellos sin descanso. Ávidos los ojos que las veían, gracias a la alarma muchos pudieron salvarse ante la defensa del paso de aquellos orcos tremendos.
Muchos se doblegaban ante la muerte próxima, pero... gracias a Ariel y Kuzz, levantaban sus espíritus dandoles fuerzas, curando sus heridas y pidiendo la protección de sus dioses al extenso grupo.

Era una masacre... un orco de aquellos podría haber matado a más de uno con un simple golpe, y no había solamente uno.

Consiguieron entrar abriendo brechas en las defensas de los orcos.

Si bien fuera habían muchísimos, dentro, concentrados en la primera sala habían aún más. Huesos, vísceras por los suelos, sangre encharcando la piedra... y un olor pestilente y viciado atosigando la respiración.
Los chamanes lanzando conjuros extremadamente poderosos, y a la vez los arcanos que arremetían contra ellos, soltaban bolas de fuego... magia que nunca pensó llegar a ver nunca.
Por último antes de entrar a la sala del trono, un hechizo explotó por el pasillo, la mayoría se desplomó, mareados, sangrantes, iracundos en el fondo...
Otros optaron por ayudar atrás, y los demás arremetieron contra Oboldo en una fiera batalla.

Alenor, caído y febril, ladeó la cabeza ofuscado ante la vista de tantos cuerpos a su lado. Fue entonces cuando se dio cuenta de que, alguien que conocía estaba ahí.
-¿Earil...? -Murmuró con la respiración entrecortada.


Habían conseguido lo que querían.


//entre lag y lag.. xD :oops:
KingPin_Rojo

Mensaje por KingPin_Rojo »

*Laeres, en la taberna del Blasón, cuenta la historia a los parroquianos, mientras bebe una jarra de aguamiel. Empieza a contar su historia...*

El miedo se apoderaba de mi cuerpo cada instante... Rezaba a mi Dios para que aquella locura acabara cuando antes, y para conseguir salir de allí con vida...

La marcha desde Sundabar fué tranquila, ignorante del peligro que iba a suceder. Nosotros, los mercenarios, andabamos con tranquilidad hacia lo que sería visitar el reino de Kelemvor.
El negro cielo de la noche nos resguardaba...

Subimos por las laderas. El paso era cansado, y sin cautela...
Hasta que encontramos una patrulla de batidores...
Fué una locura. No habría mas de diez orcos, y aniquilaron a mas de la mitad de nuestro pelotón en un ataque sorpresa. Los caballeros, rezagados, llegaron en el momento, acabando con aquellas criaturas impuras.
Yo conseguí arrastrarme fuera de la escaramuza... Salí con vida del primer combate.
Los clerigos devolvieron las almas de todos los soldados que pudieron a su cuerpo... Me extraña este tipo de magia. Hace que pensemos que somos casi inmortales...

Seguimos caminando, hasta llegar a las murallas exteriores, lo que los antiguos habitantes de Felbarr llamaban ''El Martillo''. Nosotros caminabamos, acercandonos a la muralla, con todo el cuidado del mundo para no resbalar, pues una caida desde ese lugar podría tan doloroso como cien flechas clavadas en la nuca...
En cuanto llegamos, los magos atacaron a los orcos de las murallas, con la ayuda de los flecheros. Algunos tuvieron la buena idea de lanzarles grasa con la intención de resbalar... Pero por desgracia los orcos eran demasiado listos, o demasiado agiles.
Acabamos con la muralla... En cuanto entramos al patio interior, fuí testigo de la atrocidad de sus chamanes. Sus poderosos conjuros hacian estragos en nuestro regimiento, lo cual nos hizo retroceder para eliminarlo con mas cuidado.

Despejamos el patio, y las murallas interiores del Martillo. Avanzamos hasta cobijarnos tras los muros, y yo, oculto en la oscuridad de la noche, advertí de una patrulla al norte... No nos vieron. Pensé que sería una buena idea descansar en ese momento, pero algunos orcos se ocultaron en la sombra, y saltaron cuanto mas desprevenidos estabamos. Nos salvamos, por suerte...
Avanzamos. Tras eliminar a varios orcos, gracias a la Orden de Caballeros, avanzamos hasta llegar a un paso elevado...
Lathánder dió paso a su visita, pasada la noche. Sin la cobertura de la oscuridad, nos moviamos con pesar, mirando a nuestro alrededor...
El regimiento se separó en varias partes. Le dije a nuestro capitán, Rick, que iría a buscarles... Conseguí encontrar a algunos de ellos. Acampamos, descansando en una batalla que no parecía tener fín.

Tras el descanso, llegamos al Yunque. Hubo aquí una cruenta batalla...
Las hachas cubrían el sol, y el sonido de las espadas ensordecía mas que el mayor trueno de Talos.
Muchos de nosotros cayeron en combate, pero contabamos con la bendición de los dioses. Acabamos con los orcos, que a pesar de parecer simples orcos daban la sensación de ser los mismisimos hijos de Gruumsh, por su fuerza...
Tras caminar, encontramos los cadaveres empalados de niños y mujeres... Estas malditas criaturas no tienen piedad de nadie, pensé para mí.

Llegamos al puente. Conseguimos pasarlo, a pesar de la multitud de orcos que nos emboscaban con sus hachas nos dificultaban el paso.
Acabando con los orcos, llegamos a las puertas de la ciudadela. El fín estaba cerca, pensé, pero no. Sus chamanes enloquecieron a nuestros hombres, haciendoles creer que nosotros eramos sus enemigos... Benditos arcanos. De no ser por ellos, no hubiesemos salido de esa situación. Consiguieron inmovilizar a los dementes.
Tras la confusión, el capitán Rick nos ordenó ir a una cueva, cerca de la gran escalera que llevaba a la ciudadela, donde, tras despejarla, descansamos....

El capitán nos sorprendió con una grata noticia. La Legión Argentea se aventuró por la Infraoscuridad, pasando por un paso bajo el castillo, y nos esperaban.
La verdad, nos usaron como señuelo. Mientras ellos avanzaban hasta la ciudadela, nosotros distraeriamos a los orcos al llegar a ella...
Pusimos en marcha el plan... Nada mas entrar a este oscuro lugar, el terror se apoderó de muchos de nosotros. Casi todo el ejercito de Oboldo estaba allí, esperandonos, y haciendo retumbar sus tambores frente a una gran estatua de ''Muchas-Flechas''.

La batallla fué una autentica masacre. Poco a poco, pero con sudor y sangre, conseguimos acabar con la amenaza. Nuestras bajas contaban por cientos. Tempus debe de haber estado orgulloso del ''festín'', pues el licor rojo rezumaba incluso por las paredes...
Tras acabar con ellos, jadeantes, nos dirigimos hacia la sala del trono...
Cuan grata fué nuestra sorpresa al ver que la Legión había llegado sana y salva. Nos armamos de valor, y nos dirigimos, junto con el capitán de la Legión, a la sala del trono...
Me sorprendió el poder de la Legión. Sus espadas podrían incluso cortar la mismisima Urdimbre. Los orcos caían ante ellos como si de pergamino estuvieran hechos.

Al llegar a la entrada del trono, retaron a Oboldo ''Muchas-Flechas'' a salir de su trono, y luchar por lo que era ilegitimamente suyo...
Salió. Entonces, el capitán, raudo como un rayo, se lanzó a por el, y de una estocada consiguió derribarle, ante mi asombro y posiblemente el asombro de todos. Los ejercitos orcos nos atacaron por la espalda... Pero llegaron mas refuerzos.
En la confusión, yo me armé de mi filo, y me dirigí hacia Oboldo ''Muchas-Flechas'' para cortarle la cabeza. De este modo, pensé, su ejercito se rendiría, o huiría, y sería imposible que volviese a la vida.
Por desgracia, los orcos lo pensaron antes que yo, y, mientras me dirigía, los orcos corrieron raudos y se llevaron el cadaver de su cacique, huyendo hacia la Sala del Trono.

Les seguimos, pero fué como si se hubiesen desvanecido... Pero huyeron. Es lo mas importante... Acabamos con esa escoria orca, y con su reinado de terror... Por lo tanto, ¡Felbarr ya es libre del yugo orco!
Starblade

Mensaje por Starblade »

Cronicas de una escudera:

Era el gran dia, corri a aprestarme en adbar, incluso fui al desierto a conseguir materiales para mis compañeros y amigos, llene una mochila de vendas y compre bastantes pergamnos por si mis amigos caian

comenzaba la cronica de una guerra anunciada

//(aun que yo le puse cronias de una muerte anunciada) XD

nos reunimos en sundabar, para cuando yo llegue ya estaba un gran ejercito reunido, me presente con el capitan y fuimos a pedir a la triada su favor para la batalla, despues de que la suma sacerdotiza ariel nos guiara en las oraciones llego Lord Yandar, comandante de la legion argentea, se dieron algunas instrucciones y salimos haia felbarr, mas adelante ns detuvimos para que los comandantes conferenciaran, despues de pedirle a los voluntarios que se retiraran para que los comandantes conferenciaran bien me puse a vigilar, al terminar la conferencia se dieron las ordenes, partimos a felbarr luchamos con gigantes, ogros y ettines, al llegar al final del paso de las montañas nos emboscaron unos orcos del calnde muchasflechas el capitan lucho valientemente pero ibamos muy adelantados y cayo, yo derrote al orco que lo tiro pero otro me derroto de un solo golpe y cai tambien, despues de unos minutos desperte y aun que aun tenia un par de golpes seguims todos adelante, la batalla continuo dentro del paso de felbarr, encontramos chamanes, exploradores y hasta capitanes orcos del caln muchasflechas, eran enemigos terribles pero con la gracia y poder de tyr lograbamos abrir brechas en todas sus defensas y aun que algunos valientes guerreros caian nos ayudaban distrayendo el fuego enemigo, los arqeros hacian su trabajo de forma excelente mentras que nosotros los guerreros haciamos una primera linea tratando de proteger a arqueros y clerigos, logramos llegar con caidos y heridas, descansamos en las minas y entonces vi llegar una esperanza mas, Sir Alan y Lady Iruss, el capitan orden un ataque directo por las puertas y nos aprestamos a obedecer despues de descansar, entramos y luchamos con fiereza, los magos hacian su trabajo deteniendo a los orccos y dañando con su poder arcano a tantos como podian, al final apesar de haber caido dos veces me levante con ayuda de lady ariel y el señor Kuzadreppa llegamos al salon del trono y "Oboldo" cayo, pero era un señuelo, ellos llegaro desde atras, luchamos con el limite de nuestras fuerzas y mientras yo me dedicaba a luchar con chamanes yandar, lord rick y alguien mas luchaban con el verdadero Oboldo, cuando se vio herido de muerte huyo y desparecio, el grito de VICTORIA se escucho por toda la marca, ahora solo queda limpiar y reconstruir......

la Legion Argentea se encargara de ello
Al fin podremos dedicarnos a otros problemas ue aquejan a nevesmortas

Elena Starblade, Esudera de la Orden de Caballeros
eves
Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
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Mensaje por eves »

El resonar del rugir arcano y de lluvias de incesantes flechas de ambos bandos habia casi ensordecido a todos en esos muchos dias de ardua batalla.

Eves se habia mantenido con vida hasta ver el ultimo aliento de oboldo, fue el o la mercenaria que pago para velar por su vida... solo los dioses lo sabe.

Un escalofrio de orgullo le atraviesa al oir por doquier de los valientes aventureros y guerreros que un dia retomaron felbar de la tirania orca.
krlstine

Mensaje por krlstine »

//Rojo: Kristine
Azul: Claudia


El cielo amanecía despejado sobre la ciudad de Sundabar. Numerosos voluntarios se concentraban en la entrada de la urbe, intentando planificar la que sería probablemente la misión más arriesgada de la Marca en mucho tiempo. Al menos eso pensaba Kristine mientras observaba la situación apoyada en la corteza de un tronco.

- Demasiados arcanos... no resistirán un ataque cuerpo a cuerpo...

Fue entonces cuando oyó susurrar una voz a su oído que le resultaba familiar. Tras el ancho tronco se hallaba Claudia, la mujer de movimientos felinos. Sí, así la recordaba la mediana.

La esbelta figura hizo una señal a la pequeña para alejarse de la multitud. Kristine se apartó del grupo dirigiéndose a una menuda explanada despejada, seguida por Claudia, con su tradicional danza de las sombras que tan bien sabían llevar a cabo.


- Menuda desorganización, ¿no?

- Sí, antes de comenzar ya se han separado en varios grupos.

El rostro de Claudia esbozó su típica sonrisa picaruela.

- Podríamos mantenernos juntas, al margen del resto, sin recibir órdenes de nadie y ayudar cuando sea necesario.

- Me parece una buena idea. Además, somos las únicas que podemos atacar por detrás de las filas orcas por sorpresa.

Minutos más tarde, el grupo se ponía en marcha hacia las rocosas montañas de Felbarr, seguido de cerca por las pícaras de Máscara, con sus peculiares danzas de las sombras.

Gracias a las precauciones tomadas por ambas, no sufrieron ninguna herida en la primera gran masacre que tuvo lugar en la ladera de una montaña. Durante el angustiante viaje, se defendieron espalda con espalda.

Se sintieron orgullosas cuando alertaron al grupo de una patrulla orca apostada en la ladera opuesta esperando tender una emboscada.

Abriéndose paso por el difícil terreno, el grupo consiguió alcanzar las puertas rúnicas de Felbarr. Era momento de descansar y retomar fuerzas.

Tras prepararse para lo peor, los valientes caballeros, arcanos, aventureros y demás personas se adentraron en la ciudadela, donde se libró una batalla de lo más sangrienta.

Entre tanto escándalo fue normal que la mediana perdiese de vista a Claudia, la cual se preparaba para asestar un golpe certero por la espalda a un orco.

En ese preciso instante de desconcentración, Kristine recibió un martillazo en la zona izquierda de las costillas, haciéndola volar varios metros hasta estamparse contra la pared rocosa de cabeza. El fuerte impacto la hizo caer en la inconsciencia.

Poco después, un corpulento orco caía sobre ella, abatido por una lluvia de flechas. Solamente su pequeña manita seguía siendo visible.

Kristine no llegó a ver el último combate, ni la huída de Oboldo. Cuando abrió de nuevo sus ojos, Claudia permanecía a su lado, cogida de su mano, con la mirada fija en la mediana.


- Sabía que me encontrarías...

Terminada la batalla y retomada la ciudad, Claudia escudriñó cada rincón de la fortaleza, esperando hallar alguna pista de la mediana. Pese a que sus fuerzas eran mínimas, no se detuvo ni un instante.

Una vez localizada, Claudia cargó con ella y la llevó ante Ariel. Todo parecía indicar una tragedia, pero por suerte su corazón continuaba latiendo. La clériga de Tyr hizo lo que mejor sabía hacer. Curó y cuidó de la mediana, siempre bajo la atenta mirada de la preocupada Claudia.
Claudia

Mensaje por Claudia »

//asiss que monas ellas solitas entre tanto jaleo! Un besazo Kris ;)
Japeth

Mensaje por Japeth »

El mago Rojo lo vio claro.

-Son muchos mas que nosotros y la mayoria no somos combatientes..

Recordando las palabras que amara dijo en su momento, para pesar del mago rojo, con acierto.Lanzaba conjuros de confusion y ceguera y sordera en area, viendo que de los muchos arcanos solo 2 o 3 hacian lo idoneo para esa situacion, se atrevio incluso a gritar alguna orden y a coordinar algunas escaramuzas siendop su conjuro el pistoletazo de salida de dicho combate.

Con el trabajo de todos los presentes se consiguio expulsar a Oboldo y sus secuaces de Felbarr.. ( mas con la ayuda de unos que de otros ) penso el mago rojo al ver la fortaleza liberada por fin

Japeth
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