Ilystyn qu'ellar

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Earelle

Ilystyn qu'ellar

Mensaje por Earelle »

Usstan, Mallaliss Ilharess Nedylenna Ilystyn, en memoria de aquellos que han fallecido por el exilio y masacre de nuestra mallaliss qu’ellar, dedico esta cronología extendida de las actividades de la misma, para recordar los errores pasados y avanzar en la gloria de la misma para servir a Lloth. Es la Valsharess quién me ha dado fuerzas, a mi y a los supervivientes Ilystyn para seguir adelante, en nuestro exilio forzado, por manteneros fieles a nuestra verdadera Quarval-sharess, la única, Ultrine.

Seguiremos sirviéndola, como nunca antes habíamos hecho y nos vengaremos de los sucios infieles que han mencionado el nombre de los Ilystyn por caer en la sombra de falsos profetas y por los sentimientos de debilidad. Ya nunca más entrará un shebali en nuestra qu’ellar sin haber pasado por la Prueba de Fé. El apellido se ganará, no se heredará, y aquél que quiera compartir nuestra gloria, tendrá que luchar a muerte por el derecho.

Be’’la Lloth!!



I- Génesis

Las recientes guerras internas de Ust Natha han fragmentado a diversas qu’ellars menores, acabando con ellas y dejando el número de existentes en 8, de 13 iniciales. La situación es difícil, pues es bien sabido que Valdruss, siendo la 1ª qu’ellar de la ciudad, se ha declarado única de Selvatarm, lo cual desagrada enormemente a las Yath’abbanen de la ciudad. Existen rumores de diversos cismas internos, rivalidades que rozan entre la 5ª y 6ª qu’ellar, amenazando con romper definitivamente la ciudad.

Algunos nobles fueron masacrados, el qu’el’faeruk de Brauss, la 3ª qu’ellar, fue encontrado muerto en dominos de Valdruss. Se intentó culpar a la 1ª como autora de los hechos actuales, lo cuál solo hizo que la acusación, Nys’Xha, se granjeara enemigos de todas las demás. La 9ª qu’ellar se vió entre la espalda de la pared al ver que patético intento para escalar en la jerarquía acabaría con la destrucción de la misma. Algunos de los nobles empezaron a dudar, de si era recomendable o no seguir en ella.

Una de ellas era la Yath’aller de la qu’ellar, Akordia Nys’Xha. Ella no era necia. Se mantenía al lado de la Ilharess en todo momento, aunque supiera que fuera estúpida y débil. Había caído en el vicio de la gula, cegada ante las dagas que pairaban alrededor de su cuello mientras sus sentidos se nublaban por las drogas y el constante abuso sexual que ejercía a sus esclavas.

Muchas jalil poseen tal repulsa a los jaluk que prefieren infinitamente más mantener amantes de su mismo sexo, dejando a los varones solamente como bolsas de semilla, desechos que tras su función reproductora eran totalmente dispensables. Pero la Ilharess Nys’Xha había descuidado sus responsabilidades. Era su Primera hija quien tenía a su cargo todas éstas, sin el prestigio que conllevaban.

Akordia era una fanática devota de Lloth, desde su más tierna infancia. Al contrario que sus dos hermanas, falsas creyentes que usaban el impío poder de la Ultrine para satisfacer sus vicios y ego, ella sentía verdadera obligación de seguir a su diosa. La temía profundamente, como todos los ilythri, pero sabía que intentar engañarla era la cerradera muestra de estupidez.

Sólo ella y su leal qu’el’saruk, Sarlak Nys’Xha, permanecía alerta a medida que toda la qu’ellar caía presa de su propia debilidad. Era cuestión de tiempo, que Lloth pronunciara su disgusto.

Y no tardó muchos ciclos.

Akordia despertó una noche en sudores frios, tras ver en sueños a una bellísima drow con la que estaba manteniendo una singular y dolorosa fantasía. Sus manos terminaban en peludos apéndices que escondian afilados ganchos que al acariciar su cuerpo, lo arañaban profundamente, haciendole suaves y pequeños surcos, haciéndola estremecer de placer y dolor. Sentía una perversa satisfacción a medida que tomaba parte en el acto, viendo en los ojos de su compañera un brillo negro y terrorífico.

Fue ahí cuando sonrió, mostrando una hilera de dientes que se afilaban, parecían crecer hasta empezar a desencajarse de la cara. Ésta se rompió cual mascarilla de arcilla, junto con el resto de la cáscara femenina, saliendo una enorme forma de araña que apresaba a la desnuda Akordia, bajo ella. Le clavó un aguijón en el estómago e hincó sus colmillos en el cuello, al tiempo que escuchó las siguientes palabras.

“Recuerda las palabras de la Ultrine, o muere”.
Earelle

Mensaje por Earelle »

II Secesión

Aquél sueño pairó durante ciclos y ciclos sobre la mente de la yathaller, impidiendo que durmiera o estar completamente centrada en sus quehaceres. Sin duda había sido un mensaje de la diosa, pues tras el sueño comprobó que tenía una fea cicatriz en su abdomen, y múltiples incisiones en todo su cuerpo, producidas por las patas de la araña. Algo se removía en su interior, como el veneno del afilado aguijón que la yochol clavó en ella. Un extraño ansia. Sabía que algo ocurriría pronto, y su sentimiento de impotencia la frustraba enormemente, mucho más de lo que se podría suponer dado que era una jalil que acostumbraba a coger todas las situaciones por las riendas.

Buscó refugio en los rezos, pidiendo a Lloth que le revelara más pistas sobre el camino a seguir. Acaso significaba que su casa seria destruida por su voluntad divina? Bien se sabía que la Valsharess no consentía que se menospreciara su nombre, usándolo con fines ambiciosos sin beneficio para la causa ilythri. Akordia quemó de nuevo el incienso de esporas frente al ídolo de la Reina Araña. Se arrodilló, alzando las manos y cerrando los ojos, alzando rezos y alabando su poder en esperanza de que ésta la contestara.

Cada ciclo, volvía a rezar, quemaba incienso frente al altar. No sólo no obtenía respuesta, como sus poderes clericales empezaron a mermar, al igual que los del resto de yahtrin de la qu’ellar. Esto sólo significaba una cosa, y era que el poder de su diosa les empezaba a ser negado, sin duda por la debilidad de la Ilharess Imizil y las yathrin de Nys’Xha. Akordia, desesperada, se volvió a los suyos para tratar de hallar solución para el conflicto.

Mientras tanto, más problemas vinieron llamando a la puerta de la qu’ellar.

La 8ª casa, Gren d’Vharcan, acusó frente a las Ulathtaller el continuado abuso de las yathrin de Nys’xha por su posición social, algo que sería extraño que criticar si no se debiera a que las mismas sacerdotisas no acabaran impunemente con el qu’el’faeruk Azruk Gren d’Vharcan por éste negarse a participar en un encuentro sexual con ellas. El qu’el’faeruk fue hallado destripado completamente, con sus pulmones y corazón esparcidos por el negro río que surca la ciudad desde el noroeste-sureste. La prueba para esta acusación fue el hallamiento del qu’ilinsar de Neireym Nys’Xha, yathrin de la qu’ellar. Ésta, para el asombro de los pocos que quedaban cabales en su misma casa, no sólo no negó los hechos, como insultó a la misma Ulathtaller en persona al darle la espalda en un derradero gesto de orgullo.

La respuesta fue dada de inmediato. La yathrin fue apresada y sacrificada a Lloth, lo cual reveló el más oscuro secreto de Nys’Xha, su herejía. La Ilharess, enfurecida por el buen juicio de la Ulathtaller anunció finalmente su devoción a Selvatarm, ganándose la repulsa del resto de hembras de la ciudad, a excepción de las sacerdotisas de su misma qu’ellar, las cuales se unieron a la fe de su jabress. Aquellos que veneraban sinceramente a Lloth se hallaron en Nys’Xha bastante solos, y sólo una se atevió a repudiar a sus supuestas “dalharils”.

Akordia.
Earelle

Mensaje por Earelle »

//Si no ponéis la música se pierde emoción al leer.

http://www.goear.com/listen.php?v=7a2d745

No sólo ella, Guznai Nys’Xha, qu’el’saruk de la casa, se mostró perturbado enormemente por la traición de la Ilharess. La Yathtaller insultó en la sala del trono, presa de la furia, a la Ilharess, por sus continuas blasfemias y hundir el honor de la qu’ellar. Imizil decretó la ejecución de Akordia, quién en secreto había perdido por completo sus dones y se hallaba a merced de sus hermanos traidores. Guznai no pudo aguantar más y se lanzó a la refriega, demostrando su soberbia habilidad con la cimitarra y espada corta al mismo tiempo empuñadas, despachando a uno de los vel’gran de la sala y rodando en el suelo ágilmente para defenderse de los asaltantes que le abalanzaron. Con u nrápido movimiento de espada los apartó, haciendo que éstos retrocedieran por la rapidez y al mismo tiempo fuerza de la técnica, permitiendo al drow levantarse.

Miró a Akordia, la cual parecía por instantes paralizada. Apesar de ser un jaluk, Guznai representaba todo aquello honorable (dentro de lo que puede decirse) que había en el corazón drow, y su fé y miedo en la podersa Lloth le habían incitado a salir a su rescate. Alzó su cimitarra, gritando a pleno pulmón y despertando a la Yathtaller de su ensimismamiento

-Bel’la Lloth, para aquellos que aún sigan pensando que son sus hijos!! Muerte a los traidores que antes nos llamaban dalharuk!!

Estas palabras, fuera tal vez sea por voluntad de la Ultrine, retumbaron por toda la qu’ellar, y no sólo eso, también por toda la ciudad, haciéndola temblar, moviendo los corazones de muchos y recordando a muchos miembros de Nys’Xha su verdadera fé. Los dos guardaespaldas vel’garn que quedaban en la sala del trono se miraron entre si, asintiendo rápidamente al desenvainar sus dagas, colocándose frente a los flancos de Akordia al tiempo que el qu’el’saruk le subría la delantera. Imizil bulló de rabia al comprobar que no sólo restaban fieles a Lloth entre sus filas, como también que éstos no aceptarían la derrota tan fácilmente.

-Inconscientes y estúpidos, estáis en el santuario del verdadero Ilharn, el Comandante de Arañas al que liberaremos del jugo venenoso de vuestra elg’caress!- siseó con una sonrisa, mostrando sus afilados dientes y marmóreos dientes.

La expresión de Akordia se arrugó hasta el impensable. No podía soportar tal insulto a la Valsharess

-Blasfema e indigna, te atreves a insultar a la propia Lloth, tú que no eres más que una sucia traidora que actuaba en su nombre! Que ella maldiga tu casa y que ésta caiga bajo mis pies, como tu morirás presa de mil torturas en el Abismo!

Esto no pareció amedentar a la Ilharess, la cual chasqueó los dedos y una figura surgió de las sombras lanzando un tajo afilado a Guznai, deteniéndolo éste con su cimitarra. Se trataba de la qu’el’velguk de la casa, una robusta y ágil drow llamada Symblil Nys’Xha. Sonrió maliciosamente bajo su capucha y retrocedió intencionadamente, haciendo que el varón se proyectar un poco hacia adelante, obligándole a bajar la guardia. Fue ahí entonces cuando la Maestra de Asesinos le atacó con la daga ponzoñosa de su mano torpe, hundiendo la hoja envenenada en cara interior del muslo izquierdo, desprotegida en el momento. Los vel’gran, alarmados apenas debido a la rapidez de su maestra, se apresuaron cada uno lanzándose desde un lado hacia la qu’el’velguk, dispuesto a cojerla desde los flancos.

Symblil hizo muestra de gran agilidad y preparación, agachándose para evitar el ataque de su primer adversario, arrancando la hoja de Guznai, el cual de ojos abiertos, se derrumbó sufriendo espasmos en el suelo, y finalmentelanzar un dardo a la cabeza del vel’gran restante, entre ceja y ceja. El impacto a pesar de no ser mortal cargaba unas fuertes toxinas, quizás de monstruos quitionosos, pero lo suficientemente potente como para que el jaluk empezara a tambalearse y perder fuerzas incluso antes de acercarse a ella. Symblil sonrió y de un salto avanzó, luego otro, en suaves giros que la permitían moverse en un mortal baila cual peonza de filos se tratara. Izquierda, derecha, sus movimientos preciosos golpearon el clavicula, corazón, saltando a continuación a la intreible distancia de dos metros en el aire para evitar al otro asesino y aterrizando a su espalda.

Akordia impotente, observaba el trabajo de la qu’el’velguk al tiempo sus ojos observaban aterrorizados a la Ilharess. Ésta, sentada en su trono, sonreía maliciosa mientras sus dedos tamborileaban en la superficie de madera del respaldo del brazo. Acaso era este su destino, morir a manos de infieles?

-Estúpida Yathaller, creías que los dones de la Reina Araña te salvarán ahora? Te he ofrecido la oportunidad de conversión, pero eres tan indigna de Selvatarm que nau te daré ese lujo…- alzó su mano apuntando hacia Akordia, mirando a Symblil- Mátala, ahora.

-Xas, Ilharess- la arpía asesina sonri+o, habiendo despachado al segundo vel’gran tras romperle el cuello, era ahora cuando acabaría con la yathrin desnuda de poderes, o eso se pensaba…Akordia sufrió una convulsión, su mano empezó a moverse de forma incontrolada, abriendo su palma y extendiéndola a la qu’el’velguk. Unas palabras vinieron a su mente.

Recuerda las palabras de Lloth!!

Un amasijo de energia negativa se acumuló en su mano, de tal forma de que le salió el sortilegio de Dañar espontáneo, drenando absurdamente las energias de Symblil y al borde de la muerte. Imizil abrió los ojos como platos. Las puertas de la sala del trono, mientras tanto, retumbaban, se abrieron de par en par con la ayuda de un ariete, dejando el paso a una patrulla de sargltin que parecía estar luchando con otros soldados de la casa.

-Ilhar Guznai, estamos contigo! Bel’la Lloth! –dijo uno de ellos, quién parecía ser el capitán.

Akordia se apresuró a lanzar otro sortilegio de curación, pues Guznai se estaba quedando sin tiempo, retirando los efectos del veneno al instante. El qu’el’saruk pareció volver a poder respirar, cerrando fuertemente los ojos y cogiendo de nuvo su cimitarra.

-Hijos de Ultrine, ayudad…servid a Ilharess Akordia! – fueron estas las palabras de Guznai para la estupefacción misma de la Yathaller. Imizil indignada, se levantó al oírle decir tal blasfemia.

Akordia no pudo evitar sonreír.

-En nombre de la Valsharess!! Lucharemos por ella!

Los sargltin asintieron, dispuestos a acabar con la vida de la ahora indefensa Imizil, si no fuera por el inesperado encuentro de las siguientes fuerzas que empezaron a subir las escaleras…

La batalla no había hecho más que comenzar, pero lucharían a muerte por defeder su honor y el de Lloth.
Última edición por Earelle el Lun Feb 25, 2008 5:46 pm, editado 1 vez en total.
QM-Oghma

Mensaje por QM-Oghma »

Creo que la música no es "March of the drows" porque salia ya al Neverwinter original :) pero quiza estoy equivocado //
Earelle

Mensaje por Earelle »

//Ha sido un título que le he dado, por la situación en la que aparece esta canción en el módulo. Pero gracias por escucharla.
Earelle

Mensaje por Earelle »

III- Ilystyn

Pasaron muchos años tras aquel momento, en la muerte oscura del Narbonel anunciando el fin del ciclo, tiempo escaso si tenemos en cuenta la longevidad, tormentosa pero larga, de los elfos drow. Los rebeledes ortodoxos de Nys'Xha perdieron su batalla, obligados a huir de la misma casa que los había traicionado desde las más altas esferas. De 45 nobles existentes, una escandalosa y escasa cifra de sólo 6 se había mantenido fieles a la Quarvar-Sharess, sin contar aquellos que murieron.

Cerca de 200 soldados de la casa de los 800 pertenecientes se marcharon junto a los exiliados, quienes fueron acogidos por el templo de la Reina Araña, en una extraña muestra de compasión entre fieles. Entre los nobles de orgullo y cuerpo herido se encontraban la antigua Yathallar Akordia, una joven yathrin, hija de ésta, llamada Nedylenna, Guznai el apodado ahora Sajador, qu'el'saruk de la casa, la yathrin Silfai y el faern Garuss.

Fue en el seno del templo donde se reunieron los fieles a Lloth. La Ulath'taller escuchó las palabras de Akordia con atención, asintiendo seria y fria a cada una de sus palabras. La misma Archisacerdotisa de la ciudad estaba perdiendo gran poder frente a las reveladas casas como infieles, lo cual provocaba que Lloth se mostrara relutante a seguir concediendo al templo su beneplácito. Cualquiera lo suficientemente decidido como para apoyarlo tendría su ayuda.

No tardó mucho tiempo hasta que, por decreto oficial de la Ulath'tallar, una nueva casa se formara en la jerarquia, empujando a la 9a para formar ahora el 10o puesto. Esta nueva qu'ellar era dirigida por la antes Yath'allar Nys-Xha, Akordia, cuyo apellido noble pasaría a ser el de su casa.

Ilystyn.

Como muestra de su buena fé y aviso a la nueva Ilharess, las yathrin tejieron un manto con el dibujo de estelas, similares a las patas de una araña, que rozaban el cuello de la portadora, el Manto de la Ilharess Ilystyn. Este objeto, se decía, sólo podía usarlo su matrona e infligiria el castigo de Lloth a la que, por cualquier motivo, se mostrara indigna de usarlo. Sólo la Ilharess podia llevarla sin daños, y el simple roce con la misma provocaba un malestar enorme durante dias a cualquier drow que la tocara.

Así mismo, Akordia tenia asegurado su legado, desde que sus propias fuerzas de voluntad no mermaran.
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