Ilystyn qu'ellar
Publicado: Sab Feb 23, 2008 8:20 pm
Usstan, Mallaliss Ilharess Nedylenna Ilystyn, en memoria de aquellos que han fallecido por el exilio y masacre de nuestra mallaliss qu’ellar, dedico esta cronología extendida de las actividades de la misma, para recordar los errores pasados y avanzar en la gloria de la misma para servir a Lloth. Es la Valsharess quién me ha dado fuerzas, a mi y a los supervivientes Ilystyn para seguir adelante, en nuestro exilio forzado, por manteneros fieles a nuestra verdadera Quarval-sharess, la única, Ultrine.
Seguiremos sirviéndola, como nunca antes habíamos hecho y nos vengaremos de los sucios infieles que han mencionado el nombre de los Ilystyn por caer en la sombra de falsos profetas y por los sentimientos de debilidad. Ya nunca más entrará un shebali en nuestra qu’ellar sin haber pasado por la Prueba de Fé. El apellido se ganará, no se heredará, y aquél que quiera compartir nuestra gloria, tendrá que luchar a muerte por el derecho.
Be’’la Lloth!!
I- Génesis
Las recientes guerras internas de Ust Natha han fragmentado a diversas qu’ellars menores, acabando con ellas y dejando el número de existentes en 8, de 13 iniciales. La situación es difícil, pues es bien sabido que Valdruss, siendo la 1ª qu’ellar de la ciudad, se ha declarado única de Selvatarm, lo cual desagrada enormemente a las Yath’abbanen de la ciudad. Existen rumores de diversos cismas internos, rivalidades que rozan entre la 5ª y 6ª qu’ellar, amenazando con romper definitivamente la ciudad.
Algunos nobles fueron masacrados, el qu’el’faeruk de Brauss, la 3ª qu’ellar, fue encontrado muerto en dominos de Valdruss. Se intentó culpar a la 1ª como autora de los hechos actuales, lo cuál solo hizo que la acusación, Nys’Xha, se granjeara enemigos de todas las demás. La 9ª qu’ellar se vió entre la espalda de la pared al ver que patético intento para escalar en la jerarquía acabaría con la destrucción de la misma. Algunos de los nobles empezaron a dudar, de si era recomendable o no seguir en ella.
Una de ellas era la Yath’aller de la qu’ellar, Akordia Nys’Xha. Ella no era necia. Se mantenía al lado de la Ilharess en todo momento, aunque supiera que fuera estúpida y débil. Había caído en el vicio de la gula, cegada ante las dagas que pairaban alrededor de su cuello mientras sus sentidos se nublaban por las drogas y el constante abuso sexual que ejercía a sus esclavas.
Muchas jalil poseen tal repulsa a los jaluk que prefieren infinitamente más mantener amantes de su mismo sexo, dejando a los varones solamente como bolsas de semilla, desechos que tras su función reproductora eran totalmente dispensables. Pero la Ilharess Nys’Xha había descuidado sus responsabilidades. Era su Primera hija quien tenía a su cargo todas éstas, sin el prestigio que conllevaban.
Akordia era una fanática devota de Lloth, desde su más tierna infancia. Al contrario que sus dos hermanas, falsas creyentes que usaban el impío poder de la Ultrine para satisfacer sus vicios y ego, ella sentía verdadera obligación de seguir a su diosa. La temía profundamente, como todos los ilythri, pero sabía que intentar engañarla era la cerradera muestra de estupidez.
Sólo ella y su leal qu’el’saruk, Sarlak Nys’Xha, permanecía alerta a medida que toda la qu’ellar caía presa de su propia debilidad. Era cuestión de tiempo, que Lloth pronunciara su disgusto.
Y no tardó muchos ciclos.
Akordia despertó una noche en sudores frios, tras ver en sueños a una bellísima drow con la que estaba manteniendo una singular y dolorosa fantasía. Sus manos terminaban en peludos apéndices que escondian afilados ganchos que al acariciar su cuerpo, lo arañaban profundamente, haciendole suaves y pequeños surcos, haciéndola estremecer de placer y dolor. Sentía una perversa satisfacción a medida que tomaba parte en el acto, viendo en los ojos de su compañera un brillo negro y terrorífico.
Fue ahí cuando sonrió, mostrando una hilera de dientes que se afilaban, parecían crecer hasta empezar a desencajarse de la cara. Ésta se rompió cual mascarilla de arcilla, junto con el resto de la cáscara femenina, saliendo una enorme forma de araña que apresaba a la desnuda Akordia, bajo ella. Le clavó un aguijón en el estómago e hincó sus colmillos en el cuello, al tiempo que escuchó las siguientes palabras.
“Recuerda las palabras de la Ultrine, o muere”.
Seguiremos sirviéndola, como nunca antes habíamos hecho y nos vengaremos de los sucios infieles que han mencionado el nombre de los Ilystyn por caer en la sombra de falsos profetas y por los sentimientos de debilidad. Ya nunca más entrará un shebali en nuestra qu’ellar sin haber pasado por la Prueba de Fé. El apellido se ganará, no se heredará, y aquél que quiera compartir nuestra gloria, tendrá que luchar a muerte por el derecho.
Be’’la Lloth!!
I- Génesis
Las recientes guerras internas de Ust Natha han fragmentado a diversas qu’ellars menores, acabando con ellas y dejando el número de existentes en 8, de 13 iniciales. La situación es difícil, pues es bien sabido que Valdruss, siendo la 1ª qu’ellar de la ciudad, se ha declarado única de Selvatarm, lo cual desagrada enormemente a las Yath’abbanen de la ciudad. Existen rumores de diversos cismas internos, rivalidades que rozan entre la 5ª y 6ª qu’ellar, amenazando con romper definitivamente la ciudad.
Algunos nobles fueron masacrados, el qu’el’faeruk de Brauss, la 3ª qu’ellar, fue encontrado muerto en dominos de Valdruss. Se intentó culpar a la 1ª como autora de los hechos actuales, lo cuál solo hizo que la acusación, Nys’Xha, se granjeara enemigos de todas las demás. La 9ª qu’ellar se vió entre la espalda de la pared al ver que patético intento para escalar en la jerarquía acabaría con la destrucción de la misma. Algunos de los nobles empezaron a dudar, de si era recomendable o no seguir en ella.
Una de ellas era la Yath’aller de la qu’ellar, Akordia Nys’Xha. Ella no era necia. Se mantenía al lado de la Ilharess en todo momento, aunque supiera que fuera estúpida y débil. Había caído en el vicio de la gula, cegada ante las dagas que pairaban alrededor de su cuello mientras sus sentidos se nublaban por las drogas y el constante abuso sexual que ejercía a sus esclavas.
Muchas jalil poseen tal repulsa a los jaluk que prefieren infinitamente más mantener amantes de su mismo sexo, dejando a los varones solamente como bolsas de semilla, desechos que tras su función reproductora eran totalmente dispensables. Pero la Ilharess Nys’Xha había descuidado sus responsabilidades. Era su Primera hija quien tenía a su cargo todas éstas, sin el prestigio que conllevaban.
Akordia era una fanática devota de Lloth, desde su más tierna infancia. Al contrario que sus dos hermanas, falsas creyentes que usaban el impío poder de la Ultrine para satisfacer sus vicios y ego, ella sentía verdadera obligación de seguir a su diosa. La temía profundamente, como todos los ilythri, pero sabía que intentar engañarla era la cerradera muestra de estupidez.
Sólo ella y su leal qu’el’saruk, Sarlak Nys’Xha, permanecía alerta a medida que toda la qu’ellar caía presa de su propia debilidad. Era cuestión de tiempo, que Lloth pronunciara su disgusto.
Y no tardó muchos ciclos.
Akordia despertó una noche en sudores frios, tras ver en sueños a una bellísima drow con la que estaba manteniendo una singular y dolorosa fantasía. Sus manos terminaban en peludos apéndices que escondian afilados ganchos que al acariciar su cuerpo, lo arañaban profundamente, haciendole suaves y pequeños surcos, haciéndola estremecer de placer y dolor. Sentía una perversa satisfacción a medida que tomaba parte en el acto, viendo en los ojos de su compañera un brillo negro y terrorífico.
Fue ahí cuando sonrió, mostrando una hilera de dientes que se afilaban, parecían crecer hasta empezar a desencajarse de la cara. Ésta se rompió cual mascarilla de arcilla, junto con el resto de la cáscara femenina, saliendo una enorme forma de araña que apresaba a la desnuda Akordia, bajo ella. Le clavó un aguijón en el estómago e hincó sus colmillos en el cuello, al tiempo que escuchó las siguientes palabras.
“Recuerda las palabras de la Ultrine, o muere”.