Peripipin

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Elbordo

Peripipin

Mensaje por Elbordo »

Un día donde los bardos contaban antiguas historias de caballeros en armadura de mithril que luchaban contra terribles orcos, trolls y demás alimañas que atacaban o custodiaban algo. Nada fuera de lo común niños jugando, otros estudiando, los adultos trabajando y algunos pensando en viajar. Solamente dos personas desentonaban de tal rutina, ellos eran Budoc Patacorta y Meriam Risafalsa ambos medianos venían en una pequeña carreta al grito de “Esta por parir detengan todo!!!” por toda la ciudad su grito se hacia notar, Budoc pechaba la carreta que llevaba a Meriam, como si el nacimiento de su primogénito fuera mas importante que respirar siquiera… Una, dos, tres, cuatro y cinco vueltas dio a la manzana rodeando un grupo de casas, toda la gente asomada por sus balcones viendo al mediano gritar lo mismo una y otra vez, la joven Meriam transpirada pidiendo que se detenga que le dolía mucho. Finalmente Budoc la hizo bajar, tras tropezar con una piedra y dejar seguir la carreta sin chofer, Meriam logro poner sus pies para frenarla pero ningún efecto consiguió, la carreta termino siendo frenada por un joven de túnicas blancas con detalles lujosos, se identifico como clérigo de Mystra, cargo a Meriam en sus brazos y caminaba a marcha firme hacia un lugar donde poder tener la tranquilidad de hacerla parir. Un pequeño establo fue el sitio, Budoc del nerviosismo se olvido que su casa estaba al lado de tal establo, cosas que suceden. Un parto sencillo, Meriam pario a la primer hembra en generaciones que había en la familia Patacorta, hermosa beba con ojos azules como su madre cabello oscuro como el padre y torpe como ambos. El clérigo la bendijo con el poder de Mystra para que sea una muchachita fuerte e inteligente. El tiempo paso los Patacorta no vieron con buenos ojos a la primer hembra en generaciones, acusando a Budoc de infértil y que era un desprestigio para su familia, familia en la cual todos eran habilidosos guerreros que se auto protegían en sus negocios sin necesidad de contratar aventureros para la protección, circulo cerrado de mercantes de poca monta que vendían baratijas a todo aquel que no sabia en que gastar su dinero mas que en ser engañados por estos. Mas los Risafalsa aceptaron orgullosos a la descendencia de su hija Meriam, una hechicera que en su juventud temprana supo viajar entre caravanas de mercantes practicando su poder y finalmente conociendo a Budoc.
Peripipin era alegre, divertida, extrovertida, le gustaba pasear conocer, pintarse las uñas, gastar el oro que su padre le daba, ayudar a los otros y principalmente comprar ropas extravagantes que mercaderes traían de tierras lejanas. Nada de otro mundo, una mediana más que vivía de sus padres y se paseaba por ahí.
Pero el hilo en el carretel se acaba cuando los padres se dan cuenta que están siendo absorbidos por un parasito que no hace mas que vagar y gastar, fue así que a los 10 años le dieron de a pataditas para que vaya a estudiar o aprender algo para hacer, fue cuando paro en la casa de una joven barda que le enseñaba a leer y escribir, también le narraba historias fantásticas y le enseño a lavar, cocinar y otras cosas de una ama de casa. La joven barda llamada Lucy, no tardo en encontrar esposo, el cual le disgustaba la idea que Peripipin se quedara algunas noches a dormir o incluso pasara la mayor parte del día allí metida, en su hogar. Tanto drama por alguien que lavaba su ropa y cocinaba, no era algo que se pasara así sin más, fue así que Peripipin comenzó a sospechar de Richard el esposo de Lucy…
Una noche donde las estrellas se hicieron opacas, la luna no daba su brillo y una niebla cubría el piso de la hermosa ciudad, iba Peripipin caminando entre las casas agazapada intentando llegar a su destino, su corazón latía fuerte, el miedo corría en su mente, transpiraba adrenalina mientras se pegaba contra la pared de la casa de aquella barda llamada Lucy. En medio del silencio que azolaba esa noche en particular, un grito se escucho una suplica… Peripipin se asomo por la ventana de esta casa a espiar que sucedía allí dentro. Richard musculoso guerrero, había llegado en estado de ebriedad a su hogar, para desquitar o desahogar penas, comenzó a descargarse sobre su joven esposa, como las cicatrices que tenia en sus piernas y brazos demostraban que no era la primera vez que esto sucedía, imágenes raras, instinto de protección, fue como las chiquitas manos de Peripipin comenzaron a emanar una pequeña luz, de a poco entre su furia y su ahogo de querer gritar pero no poder, Lucy aquella joven que le había brindado cariño estaba sufriendo en manos de un ser asqueroso. No tardo mucho en apuntar con su mano hacia la ventana, más precisamente al joven y expulsar esa energía que inconscientemente había almacenado. Una pequeña llamarada salió de sus manos, impactando en los ojos de este sujeto, cegado por las llamas que ardían en sus pupilas, Peripipin le gritaba a Lucy que huya con ella. Más Lucy solamente la miraba con un dejo de tristeza entremezclado con impotencia y rabia. Sabía que si ella huía el joven la golpearía aun más al encontrarla si no es que la mataría en su desquite. Peripipin lloraba mirando la escena lloraba en el piso, el ardor de sus ojos era indescriptible. Lucy sin nunca nombrarla le decía que huya que se aleje, que estaría bien y todo se resolvería. Con mucha impotencia y bronca, Peripipin llamo a la guardia, a gritos pedía auxilio. Las heridas de Lucy eran visibles, cuando la guardia ingreso y vio la escena, Lucy mintió, dijo que ella había lanzado tal sortilegio hacia Richard en su defensa, que la mediana había venido a visitarla tan solo y se topo con tal desgracia. La guardia le creyó a Lucy… Richard fue sancionado y encarcelado por la mala conducta y el desorden que había causado esa misma noche en la taberna.
Pasaron días y Peripipin estaba agotada, recordaba lo sucedido pero no sabia si era fantasía o realidad, Lucy iba a verle en su casita, donde estaban ambos medianos y Meriam decía todo el tiempo, “porque mi tío abuelo Rupertimi era un hechicero lo recuerdo como si fuera ayer”… Lucy sabia de sobra historias sobre hechiceros, mas ella era barda y también corría magia por su sangre, enseño cosas básicas a Peripipin, para empezar a controlar poderes y así poder crecer su sangre. Era todo nuevo para Peripipin, todas las mañanas alejadas de la ciudad practicaban sus trucos, le costaba mucho. Pero de a poco iba dominando lo mas fácil, como crear una luz, congelar el agua y hasta incluso una copia de la llama que encegueció a Richard, pero suave, que apenas el brillo quitaba precisión en la visión.
Al cumplir 20 años Peripipin, es momento de dejar su hogar como la tradición indica e ir a ganarse la vida sola, ella sabia cocinar, leer, escribir y tenia ropa de sobra, así que Budoc a pataditas la corrió de casa, le recomendó ir a la fiebre del oro o tomar una caravana y que Mystra la deje donde ella desee.
Peripipin hizo ambas, en caravana viajo según el destino que le tenia preparado Mystra hacia la fiebre del oro, Nevesmortas, ciudad fría y alejada de donde ella había nacido, pero llena de oportunidades. No falta ocasión de conocer gente y desarrollar su potencial, muchas dudas recorren la mente de Peripipin. ¿Por qué es hechicera?, ¿De donde proviene su sangre?, ¿Qué puedo hacer con mis poderes?, ¿Deberé trabajar?, ¿Conseguiré un marido que me mantenga y sea bonito?, ¿Podrá vivir las aventuras que tanto cuentan las historias? ¿Por qué sale el sol? ¿Por qué existe gente calva? ¿Por qué soy tan guapa? ... Y muchas preguntas mas que se irán planteando y resolviendo a través de este maravilloso mundo de fantasía.

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