Hazzim Abdiliare
Moderadores: DMs de tramas, DMs
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Hazzim Abdiliare
Preludio - Parte 1
Hazzim dormía tranquilo tras una buena cena en la posada. Una charla amigable alrededor de viajeros y comerciantes con historias de mil y un caminos, había hecho que la comida fuese realmente interesante.
Llevaba un par de horas dormido cuando comenzó a removerse inquieto.
Las imágenes del sueño pasaron a través del tranquilo velo para alterar la mente del muchacho con destellos.
Las historias de la noche se entremezclaron con un paisaje que poco a poco fue más y más persistente. Un alto paraje rocoso donde el viento soplaba entre la yerma hierba.
Rocas y hierba se movían rápidamente, raudas imágenes fugaces de un sueño, hasta que la entrada de una gran cueva se perfiló oscura entre dos grandes rocas.
El muchacho inquieto se removió sudoroso mientras un calido viento emergía de la cueva, una voz suave y con tono jocoso emergió acompañando al viento.
- Búscame, muchacho… Busca lo que en verdad guardas en lo más hondo de tu linaje… Si así lo deseas y eliges.
En medio de las rápidas sucesiones de imágenes y sensaciones, el muchacho logro preguntar medio en sueños medio despierto.
- ¿Cómo?
La risa jovial emergió nuevamente de la cueva.
- ¿Cómo? – Tras un instante la voz sonó nuevamente – Muchas respuestas puedo darte pero otras las buscaras con o sin ayuda, joven Abdiliare. Coge la guitarra y el alud de los que nunca te separas, e inicia tu viaje, hacia donde el azul de las aguas más profundas, el azul que deberá embelesarse para que te guié hasta el cobre más valioso.
El muchacho abrió los ojos en la habitación tenuemente iluminada.
- ¿Si así lo deseó? – musitó entre las tinieblas del cuarto mientras rememoraba el sueño.
Se incorporó de la cama y se acercó a la ventana abierta. Fuera la noche parecía apacible. El pueblo estaba tranquilo, salvo un constante sonar. Pese a no haber viento, una contraventana no paraba de batir una y otra vez. Hazzim sonrió mientras miraba la ventana de la torre de Ambros.
Al poco del alba el muchacho recogió el escaso petate que portaba usualmente y se encamino a la torre decidido a tratar de que uno que era tratado como un mago loco pudiese darle respuestas a lo que quizás fuese un sueño loco.
A duras penas logró agacharse para evitar el vial que se estrelló contra la pared tras el.
- Ambros, Ambros!
- Paparruchas!
- Pero Ambros , yo solo
- Tú solo, tú solo. Paparruchas!
- Si solo se trata de un sueño. Una pesadilla. Tampoco te exasperes. – el muchacho resopló mientras otro vial salía disparado contra la pared.
- Yo no me exaspero! – Berreó el anciano- Repíteme el sueño.
Hazzim trató de reenumerar paso a paso el sueño así como cada palabra. Ambros miraba con atención al joven que miraba con sus ojos verdes a todos lados menos al arcano.
Una vez el muchacho acabó el relato por segunda vez, el arcano cogió el cayado mientras miraba el fuego palpitante de la chimenea.
- Joven Hazzim. – musitó mientras colocaba el sombrero de punta correctamente. – El camino que se pone ante ti no es un camino por largas y lejanas tierras, al menos no literalmente. – El arcano se incorporó- Seguramente será largo en el tiempo y doloroso en el conocimiento. Te he visto año tras año crecer y los sonidos del alud resuenan en la noche. Tienes una mente despierta y muchas historias ya. Pero esta, jovencito, será una historia en la que tu serás el protagonista.
- El protagonista?
- No te vanaglories antes de tiempo, jovencito. El camino que puede abrirse ante ti es para conocerte a ti mismo. Esos trucos o nimios conjuros que has ido aprendiendo o enfocando – El arcano negó un instante. – Fluyen por ti de forma distinta.
- A mi mismo? – dijo el muchacho tratando de comprender.
- Espabila, espabila! Afrontaras retos, caminos, peligros, decisiones y elecciones.
- Pero. Pero no se que intentas decirme.
- Paparruchas, muchacho! Tienes la elección de iniciar un camino o dejarlo de lado. Conocerte hasta lo más hondo o no.
- Una elección? – sonrió el muchacho aun medio confundido.
- Bien, empiezas a entenderlo?
- No.
Ambros resopló mientras su mano rebuscaba en el interior de la túnica sacando de ella un pequeño artilugio junto con una pipa de madera labrada.
- Te lo expondré de esta forma, jovencito. Si quieres iniciar la primera parte de tu viaje puedo ofrecerte mi ayuda para iniciarlo. Desentrañando parte del acertijo dado y proporcionándote una cierta ayuda.
- Un acertijo? Donde?
- “Donde el azul de las aguas más profundas, el azul que deberá embelesarse”
- Eso es un acertijo?
- Algo así. – El mago dio una calada a la pipa y la miró extrañado al darse cuenta de que no la había encendido.
Hazzim Abdiliare tragó saliva mientras acariciaba nervioso la cincha que le cruzaba por el pecho.
- De, de acuerdo. Cual es la solución?
- Aceptas el camino, muchacho?
- Quiero saber. Quiero conocer – Dijo mientras asentia con cierta firmeza
- El azul de las aguas más profundas. Solo puede ser una cosa. – el mago prendió el tabaco mientras miraba hacia la puerta.
- Qué cosa?
- Aguasprofundas.
- Aguas profundas, ya. Pero en un lago, un mar?
- No,no,no! Muchachito tienes mucho por leer y ver. Aguasprofundas, la capital de la región!
- Ah, claro! – El muchacho inconscientemente golpeó su frente.
- Y respecto al azul – masculló Ambros- Olothontor.
- Olothontor? Un mercader?
- No, muchacho. – Ambros miró directamente a los ojos de Hazzim mientras los segundos pasaban lentamente... – Un dragón.
Hazzim dormía tranquilo tras una buena cena en la posada. Una charla amigable alrededor de viajeros y comerciantes con historias de mil y un caminos, había hecho que la comida fuese realmente interesante.
Llevaba un par de horas dormido cuando comenzó a removerse inquieto.
Las imágenes del sueño pasaron a través del tranquilo velo para alterar la mente del muchacho con destellos.
Las historias de la noche se entremezclaron con un paisaje que poco a poco fue más y más persistente. Un alto paraje rocoso donde el viento soplaba entre la yerma hierba.
Rocas y hierba se movían rápidamente, raudas imágenes fugaces de un sueño, hasta que la entrada de una gran cueva se perfiló oscura entre dos grandes rocas.
El muchacho inquieto se removió sudoroso mientras un calido viento emergía de la cueva, una voz suave y con tono jocoso emergió acompañando al viento.
- Búscame, muchacho… Busca lo que en verdad guardas en lo más hondo de tu linaje… Si así lo deseas y eliges.
En medio de las rápidas sucesiones de imágenes y sensaciones, el muchacho logro preguntar medio en sueños medio despierto.
- ¿Cómo?
La risa jovial emergió nuevamente de la cueva.
- ¿Cómo? – Tras un instante la voz sonó nuevamente – Muchas respuestas puedo darte pero otras las buscaras con o sin ayuda, joven Abdiliare. Coge la guitarra y el alud de los que nunca te separas, e inicia tu viaje, hacia donde el azul de las aguas más profundas, el azul que deberá embelesarse para que te guié hasta el cobre más valioso.
El muchacho abrió los ojos en la habitación tenuemente iluminada.
- ¿Si así lo deseó? – musitó entre las tinieblas del cuarto mientras rememoraba el sueño.
Se incorporó de la cama y se acercó a la ventana abierta. Fuera la noche parecía apacible. El pueblo estaba tranquilo, salvo un constante sonar. Pese a no haber viento, una contraventana no paraba de batir una y otra vez. Hazzim sonrió mientras miraba la ventana de la torre de Ambros.
Al poco del alba el muchacho recogió el escaso petate que portaba usualmente y se encamino a la torre decidido a tratar de que uno que era tratado como un mago loco pudiese darle respuestas a lo que quizás fuese un sueño loco.
A duras penas logró agacharse para evitar el vial que se estrelló contra la pared tras el.
- Ambros, Ambros!
- Paparruchas!
- Pero Ambros , yo solo
- Tú solo, tú solo. Paparruchas!
- Si solo se trata de un sueño. Una pesadilla. Tampoco te exasperes. – el muchacho resopló mientras otro vial salía disparado contra la pared.
- Yo no me exaspero! – Berreó el anciano- Repíteme el sueño.
Hazzim trató de reenumerar paso a paso el sueño así como cada palabra. Ambros miraba con atención al joven que miraba con sus ojos verdes a todos lados menos al arcano.
Una vez el muchacho acabó el relato por segunda vez, el arcano cogió el cayado mientras miraba el fuego palpitante de la chimenea.
- Joven Hazzim. – musitó mientras colocaba el sombrero de punta correctamente. – El camino que se pone ante ti no es un camino por largas y lejanas tierras, al menos no literalmente. – El arcano se incorporó- Seguramente será largo en el tiempo y doloroso en el conocimiento. Te he visto año tras año crecer y los sonidos del alud resuenan en la noche. Tienes una mente despierta y muchas historias ya. Pero esta, jovencito, será una historia en la que tu serás el protagonista.
- El protagonista?
- No te vanaglories antes de tiempo, jovencito. El camino que puede abrirse ante ti es para conocerte a ti mismo. Esos trucos o nimios conjuros que has ido aprendiendo o enfocando – El arcano negó un instante. – Fluyen por ti de forma distinta.
- A mi mismo? – dijo el muchacho tratando de comprender.
- Espabila, espabila! Afrontaras retos, caminos, peligros, decisiones y elecciones.
- Pero. Pero no se que intentas decirme.
- Paparruchas, muchacho! Tienes la elección de iniciar un camino o dejarlo de lado. Conocerte hasta lo más hondo o no.
- Una elección? – sonrió el muchacho aun medio confundido.
- Bien, empiezas a entenderlo?
- No.
Ambros resopló mientras su mano rebuscaba en el interior de la túnica sacando de ella un pequeño artilugio junto con una pipa de madera labrada.
- Te lo expondré de esta forma, jovencito. Si quieres iniciar la primera parte de tu viaje puedo ofrecerte mi ayuda para iniciarlo. Desentrañando parte del acertijo dado y proporcionándote una cierta ayuda.
- Un acertijo? Donde?
- “Donde el azul de las aguas más profundas, el azul que deberá embelesarse”
- Eso es un acertijo?
- Algo así. – El mago dio una calada a la pipa y la miró extrañado al darse cuenta de que no la había encendido.
Hazzim Abdiliare tragó saliva mientras acariciaba nervioso la cincha que le cruzaba por el pecho.
- De, de acuerdo. Cual es la solución?
- Aceptas el camino, muchacho?
- Quiero saber. Quiero conocer – Dijo mientras asentia con cierta firmeza
- El azul de las aguas más profundas. Solo puede ser una cosa. – el mago prendió el tabaco mientras miraba hacia la puerta.
- Qué cosa?
- Aguasprofundas.
- Aguas profundas, ya. Pero en un lago, un mar?
- No,no,no! Muchachito tienes mucho por leer y ver. Aguasprofundas, la capital de la región!
- Ah, claro! – El muchacho inconscientemente golpeó su frente.
- Y respecto al azul – masculló Ambros- Olothontor.
- Olothontor? Un mercader?
- No, muchacho. – Ambros miró directamente a los ojos de Hazzim mientras los segundos pasaban lentamente... – Un dragón.
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Hazzim Abdiliare
Preludio 2 Parte
- Nauseas? – preguntó el mago.
Hazzim mantenía ambas manos en el estomago y negaba con la cabeza sin atreverse a abrir la boca.
Ambros dibujó una picaresca sonrisa en su rostro mientras el muchacho se reponía de los efectos del conjuro de teleportacion.
Hazzim respiró hondo mientras su cabeza dejaba de girar y… bueno, su estomago también. Cuando se repuso miró alrededor.
- Hemos llegado?
Como respuesta Ambros señaló con el bastón una gran urbe que se levantaba a unas pocas millas de distancia de donde se encontraban.
- Aguasprofundas, jovencito. – Desvió el bastón a un lado lejano de la ciudad – Y por allá tu camino.
- No vamos a la … la ciudad?
El mago negó mientras comenzaba a andar con rápidos pasos. Hazzim recogió el petate que había dejado caer mientras su estomago giraba cual peonza y emprendió la marcha tras el arcano.
Pasaron muchas horas de viaje hasta alcanzar, en mitad de un alto bosque de nogales y robles, una gran cueva que parecía que se hundía en lo profundo de la tierra.
- Bien, jovencito – Ambros sacudió la túnica azul celeste y tomó asiento en un tronco de árbol caído mientras sacaba la pipa. – Ahora continuaras tu solo.
- Yo… solo? Pero no era un dra… dragón?
Ambros simplemente… asintió.
Hazzim ajusto la cincha del espadón que pendía a sus espaldas. Le sudaban las manos, le temblaban las rodillas y … que demonios… estaba aterrorizado y muerto de miedo, ante la idea de entrar solo y vérselas con un dragón.
Tanteó la empuñadura de Esmeralda mientras trataba de respirar y relajarse.
- Nervioso?
- Yo? Noo, para nada!
La risa nerviosa que dio por terminada la frase hizo que el mago suspirase e hiciese un gesto con la mano como invitando al muchacho a entrar. Hazzim asintió y comenzó a andar hacia la entrada.
Avanzó un buen trecho por la amplia oquedad que conformaba la inmensa gruta, cuando la luz diurna ya no se filtraba avanzó a tientas por miedo a que cualquier luz de tea o mágica previniese a Olonthor de su llegada. Aun así, en el silencio sepulcral de lacuela cada paso del muchacho resonaba innumerables veces en una sinfonía de ecos que reverberaban por la gruta.
Pasados unos minutos de caminar a tientas la luz volvió a filtrarse mostrando una amplia cámara donde aquí y allá se amontonaban armaduras, armas, escudos… Y al fondo de la cámara relucía un montón de oro, gemas y alguna que otra arma.
Hazzim tragó saliva y descolgó la cincha para que el espadón quedase a mano para desenvainar.
La caricia de una brisa calida le revolvió la ropa e hizo que el muchacho pegase un brinco buscando una postura de defensa presto a desenvainar.
La voz resonó encima de su cabeza…
- Y tú… ¿Quién eres?
El muchacho alzó poco a poco la cabeza para lograr vislumbrar las escamas azules que recubrían el cuello de la Sierpe, y como unos ojos brillantes le observaban con quizás una pizca de interés.
La mandíbula batiente de hazz parecía no querer cooperar a dar una respuesta mientras observaba de cerca al dragón, aunque sus piernas tampoco le fueron de mucha ayuda al doblarse como si no aguantasen de repente el peso del joven y al caer casi de espaldas el espadon y parte del petate se desparramase lejos del alcance del muchacho.
Olonthor observó el arma y los pertrechos unos instantes, mientras su mirada pasaba de la curiosidad al mero desprecio de tener delante a un vulgar aventurero con ganas de labrarse una reputación matando a un dragón, lo típico.
Lentamente la cabeza de la sierpe se alzó a la par que una de las garras se colocaba sobre el muchacho.
Instinto? Destino? Fortuna? Cualquier cosa, quien sabe, hizo que lo primero que agarró Hazzim para defenderse, presa del miedo, fuese el laúd tallado que hacia años dos gemelas le habían regalado.
Olonthor detuvo su garra mientras observaba el laúd pulcramente cuidado y esmeradamente ornamentado por filigranas en la madera.
- Y tú… ¿Quién eres? – pregunto nuevamente sin quitar la mirada del laúd y del muchacho.
- Ha…Ha…Hazzim – el muchacho tragó saliva pesadamente- Abdiliare
- Ahh. Has venido a mostrar tu valía?
Si el suelo no giraba, sin duda era al cabeza de Hazz la que lo hacia. Se sentía agobiado, amedentrado, atemorizado, fascinado, atraído…
- He ve..venido siguiendo un ca…camino hacia un sitio.
Olonthor se recostó cómodamente de nuevo.
- Explícate, Hazzim.
Los siguientes minutos el muchacho entre tartamudeos, mareos y pausas para reponer el aliento le contó a la sierpe buena parte de su vida en la aldea y de cómo había acabado allí debido a un sueño y a un mago. Olonthor lo observaba en silencio dejando que el muchacho se atropellase sus propias palabras mientras narraba su escaso periplo.
- Así que la mitad de una adivinanza te trajo aquí?
Hazzim asintió despacio.
- Si quieres tu respuesta debes pagar su precio. Primero… Toca para mí.
Hazzim aferró aun más el laúd con sus manos sudadas
- Tocar para ti? Y me responderás?
- Ya veremos. Primero toca.
Las notas suaves comenzaron poco a poco a tomar más ritmo y melodía mientras el muchacho se dejaba llevar por la música. La melodía resonó en toda la cámara de Olonthor y finalmente una voz se unió a ella.
“Como contar… tan lejos de un teatro,
los recuerdos del verte y no verte,
Como ser dos y no uno
Los vivos que blasfeman de la muerte?
En nombre del mañana te propongo,
Desde el futuro, desde nuestro ahora,
Alejar a la pálida señora.
Son simples palabras, pero expongo
A mi futuro cadáver de testigo
De que ahora estoy solo… de que mañana estaré contigo”
La melodía se extinguió y los ojos verdes de Hazzim se alzaron sin miedo a los Olonthor.
- Mis gratulaciones, Hazzim Abdiliare. Te daré la respuesta de a donde debes ir. Pero antes tu último pago. El laúd. Dámelo.
Hazzim miró el laúd un largo rato, una lágrima corrió por su mejilla cuando lo dejó en el suelo, frente a Olonthor.
- Y bien? – preguntó el mago. – Estas vivo. Así que ya tienes tu siguiente destino?
Hazzim ajustó la cincha de la cual pendía Esmeralda, su espadon.
- Lo tengo. – dijo simplemente mientras echaba una última ojeada a donde su otra posesión más valiosa y querida se quedaba.
// una parte más y fin del preludio *ss*
- Nauseas? – preguntó el mago.
Hazzim mantenía ambas manos en el estomago y negaba con la cabeza sin atreverse a abrir la boca.
Ambros dibujó una picaresca sonrisa en su rostro mientras el muchacho se reponía de los efectos del conjuro de teleportacion.
Hazzim respiró hondo mientras su cabeza dejaba de girar y… bueno, su estomago también. Cuando se repuso miró alrededor.
- Hemos llegado?
Como respuesta Ambros señaló con el bastón una gran urbe que se levantaba a unas pocas millas de distancia de donde se encontraban.
- Aguasprofundas, jovencito. – Desvió el bastón a un lado lejano de la ciudad – Y por allá tu camino.
- No vamos a la … la ciudad?
El mago negó mientras comenzaba a andar con rápidos pasos. Hazzim recogió el petate que había dejado caer mientras su estomago giraba cual peonza y emprendió la marcha tras el arcano.
Pasaron muchas horas de viaje hasta alcanzar, en mitad de un alto bosque de nogales y robles, una gran cueva que parecía que se hundía en lo profundo de la tierra.
- Bien, jovencito – Ambros sacudió la túnica azul celeste y tomó asiento en un tronco de árbol caído mientras sacaba la pipa. – Ahora continuaras tu solo.
- Yo… solo? Pero no era un dra… dragón?
Ambros simplemente… asintió.
Hazzim ajusto la cincha del espadón que pendía a sus espaldas. Le sudaban las manos, le temblaban las rodillas y … que demonios… estaba aterrorizado y muerto de miedo, ante la idea de entrar solo y vérselas con un dragón.
Tanteó la empuñadura de Esmeralda mientras trataba de respirar y relajarse.
- Nervioso?
- Yo? Noo, para nada!
La risa nerviosa que dio por terminada la frase hizo que el mago suspirase e hiciese un gesto con la mano como invitando al muchacho a entrar. Hazzim asintió y comenzó a andar hacia la entrada.
Avanzó un buen trecho por la amplia oquedad que conformaba la inmensa gruta, cuando la luz diurna ya no se filtraba avanzó a tientas por miedo a que cualquier luz de tea o mágica previniese a Olonthor de su llegada. Aun así, en el silencio sepulcral de lacuela cada paso del muchacho resonaba innumerables veces en una sinfonía de ecos que reverberaban por la gruta.
Pasados unos minutos de caminar a tientas la luz volvió a filtrarse mostrando una amplia cámara donde aquí y allá se amontonaban armaduras, armas, escudos… Y al fondo de la cámara relucía un montón de oro, gemas y alguna que otra arma.
Hazzim tragó saliva y descolgó la cincha para que el espadón quedase a mano para desenvainar.
La caricia de una brisa calida le revolvió la ropa e hizo que el muchacho pegase un brinco buscando una postura de defensa presto a desenvainar.
La voz resonó encima de su cabeza…
- Y tú… ¿Quién eres?
El muchacho alzó poco a poco la cabeza para lograr vislumbrar las escamas azules que recubrían el cuello de la Sierpe, y como unos ojos brillantes le observaban con quizás una pizca de interés.
La mandíbula batiente de hazz parecía no querer cooperar a dar una respuesta mientras observaba de cerca al dragón, aunque sus piernas tampoco le fueron de mucha ayuda al doblarse como si no aguantasen de repente el peso del joven y al caer casi de espaldas el espadon y parte del petate se desparramase lejos del alcance del muchacho.
Olonthor observó el arma y los pertrechos unos instantes, mientras su mirada pasaba de la curiosidad al mero desprecio de tener delante a un vulgar aventurero con ganas de labrarse una reputación matando a un dragón, lo típico.
Lentamente la cabeza de la sierpe se alzó a la par que una de las garras se colocaba sobre el muchacho.
Instinto? Destino? Fortuna? Cualquier cosa, quien sabe, hizo que lo primero que agarró Hazzim para defenderse, presa del miedo, fuese el laúd tallado que hacia años dos gemelas le habían regalado.
Olonthor detuvo su garra mientras observaba el laúd pulcramente cuidado y esmeradamente ornamentado por filigranas en la madera.
- Y tú… ¿Quién eres? – pregunto nuevamente sin quitar la mirada del laúd y del muchacho.
- Ha…Ha…Hazzim – el muchacho tragó saliva pesadamente- Abdiliare
- Ahh. Has venido a mostrar tu valía?
Si el suelo no giraba, sin duda era al cabeza de Hazz la que lo hacia. Se sentía agobiado, amedentrado, atemorizado, fascinado, atraído…
- He ve..venido siguiendo un ca…camino hacia un sitio.
Olonthor se recostó cómodamente de nuevo.
- Explícate, Hazzim.
Los siguientes minutos el muchacho entre tartamudeos, mareos y pausas para reponer el aliento le contó a la sierpe buena parte de su vida en la aldea y de cómo había acabado allí debido a un sueño y a un mago. Olonthor lo observaba en silencio dejando que el muchacho se atropellase sus propias palabras mientras narraba su escaso periplo.
- Así que la mitad de una adivinanza te trajo aquí?
Hazzim asintió despacio.
- Si quieres tu respuesta debes pagar su precio. Primero… Toca para mí.
Hazzim aferró aun más el laúd con sus manos sudadas
- Tocar para ti? Y me responderás?
- Ya veremos. Primero toca.
Las notas suaves comenzaron poco a poco a tomar más ritmo y melodía mientras el muchacho se dejaba llevar por la música. La melodía resonó en toda la cámara de Olonthor y finalmente una voz se unió a ella.
“Como contar… tan lejos de un teatro,
los recuerdos del verte y no verte,
Como ser dos y no uno
Los vivos que blasfeman de la muerte?
En nombre del mañana te propongo,
Desde el futuro, desde nuestro ahora,
Alejar a la pálida señora.
Son simples palabras, pero expongo
A mi futuro cadáver de testigo
De que ahora estoy solo… de que mañana estaré contigo”
La melodía se extinguió y los ojos verdes de Hazzim se alzaron sin miedo a los Olonthor.
- Mis gratulaciones, Hazzim Abdiliare. Te daré la respuesta de a donde debes ir. Pero antes tu último pago. El laúd. Dámelo.
Hazzim miró el laúd un largo rato, una lágrima corrió por su mejilla cuando lo dejó en el suelo, frente a Olonthor.
- Y bien? – preguntó el mago. – Estas vivo. Así que ya tienes tu siguiente destino?
Hazzim ajustó la cincha de la cual pendía Esmeralda, su espadon.
- Lo tengo. – dijo simplemente mientras echaba una última ojeada a donde su otra posesión más valiosa y querida se quedaba.
// una parte más y fin del preludio *ss*
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Hazzim Abdiliare
Preludio 3 parte
Los pasos resultaban ser cada vez más difíciles, habia sido un camino largo. Llevaban varios días de viaje dado que Ambros había decidido “estirar un poco esas viejas piernas”
El muchacho resopló y se secó con la manga el sudor de la frente. Era un terreno semipantanoso donde unos eriales rocosos y secos se erguían en medio de donde solo Selune sabía. Cada paso era hundir la pierna en el fango hasta casi la rodilla.
Hazzim echó una ojeada al mago, el cual parecía avanzar cómodamente a través del pantano mientras fumaba su pipa echando ojeadas aquí y allá.
- Parece que este camino solo será cansado para mi- susurró el joven bardo por lo bajo.
Medio día después alcanzaron los eriales, al fin. Unas inmensas rocas que se erguían unas cuantas decenas de metros del suelo, plagadas a simple vista de hierba baja y … cuevas.
El pelo de la nuca de Hazz se erizó. Recordaba el lugar, recordaba aquel sueño.
- Es aquí…- dijo mientras Ambros le daba alcance.
- Según las indicaciones que dijiste que te dio esa sierpe azulada, si- asintió el mago mientras colocaba el sombrero.
- Supongo que nuevamente me tocara ir solo, no?- sonrió el muchacho mientras ajustaba la cincha. Por toda respuesta Ambros simplemente sonrió, acompañando dicha sonrisa con un leve cabeceo.
Cuevas, oquedades… Hazz llevaba revisadas alrededor de media docena de ellas, pero ninguna se parecía remotamente a la que recordaba de su sueño.
- O son muy cortas o tendría que ser un ratón de campo para explorar otras.- los ojos verdes de Hazz se alzaron. Cuanto? Diez metros? Veinte quizás? Más? Cada pocos metros llenos de oquedades. Simplemente algo… imposible.
Perseverancia. Una cualidad que Hazz quizás usaba por primera vez. Y quizás… solo quizás… Selune le ilumino incluso de día horas después.
La escena que se mostró a la vista del muchacho fue un paisaje que ya había visto, antes. Un paisaje que no le hizo estremecerse, si no temblar… como si el mismísimo Olonthor nuevamente se alzase ante él. Tragó saliva despacio ante las dos grades rocas, que como guardianes rocoso, flanqueaban la gran cueva.
El viento parecía traer una voz a los oídos del joven bardo: “Al fin… Quieres entrar?”
Sin dudarlo Hazz dio los primeros pasos hacia el interior de la cueva, mientras con las manos sudadas… ajustaba la cincha del espadón.
Y creía que había sido difícil llegar hasta la cueva. Maldito Ambros, maldito sueño, maldita voz y maldito viaje, esos eran los pensamientos del bardo. Llevaba ya una hora larga dando vueltas sin sentido a través de lo que parecían innumerables e infinitos pasillos, que se unían, bifurcaban… y se cerraban ante el obligándole a retroceder.
- Esto es casi como un maldito laberinto – gruñó por lo bajo Hazz, mientras veía como el nuevo pasillo que había tomado finalizaba en un pasaje cegado. – Tocara retroceder, acabare encerrado aquí hasta hacerme viejo.
Perseverancia o… lógica. Hazz ladeó la cabeza un instante mientras cerraba los ojos y se centraba en su oído, un oído entrenado para la música y las notas… un oído que se había acostumbrado a oir y escuchar… a oir esa pequeña ráfaga de viento que se filtraba a través del supuesto laberinto, por los pasajes, creando una leve corriente que entraba por un lado… y salía… por otro.
Hazzim Abdiliare sonrío al abrir los ojos: - Al menos saldré de aquí.
Pocos minutos después llegó a una amplia cámara donde una risa le dio la bienvenida.
- Otros han tardado menos que tú en llegar. Aun así ha sido entretenido. Te ha gustado mi laberinto, pequeño?
La figura que reposaba cómodamente en la cámara era poco más de la mitad de Olonthor, aun así resultaba casi igual de impresionante, de alguna manera.
La dragona alzó la cabeza un poco para observarle.
- Así que has decidido venir.
- Si. He venido. – dijo sin saber muy bien que decir ante la dragona.
-Bravo Abdiliare. Eso demuestra que tienes coraje o curiosidad.
- Entonces me darás esas respuestas?
- No, tú te las darás, si así lo quieres. Yo te ayudare, al menos algo más que ese viejo mago que te acompañó hasta aquí.
-Va…vaya. Gracias. Co…cómo te llamas?- tartamudeó
La dragona reposó nuevamente la cabeza sobre las patas cobrizas.
- Arlyssa es uno de mis nombres más conocidos. – ronroneó la voz de la dragona.
Los pasos resultaban ser cada vez más difíciles, habia sido un camino largo. Llevaban varios días de viaje dado que Ambros había decidido “estirar un poco esas viejas piernas”
El muchacho resopló y se secó con la manga el sudor de la frente. Era un terreno semipantanoso donde unos eriales rocosos y secos se erguían en medio de donde solo Selune sabía. Cada paso era hundir la pierna en el fango hasta casi la rodilla.
Hazzim echó una ojeada al mago, el cual parecía avanzar cómodamente a través del pantano mientras fumaba su pipa echando ojeadas aquí y allá.
- Parece que este camino solo será cansado para mi- susurró el joven bardo por lo bajo.
Medio día después alcanzaron los eriales, al fin. Unas inmensas rocas que se erguían unas cuantas decenas de metros del suelo, plagadas a simple vista de hierba baja y … cuevas.
El pelo de la nuca de Hazz se erizó. Recordaba el lugar, recordaba aquel sueño.
- Es aquí…- dijo mientras Ambros le daba alcance.
- Según las indicaciones que dijiste que te dio esa sierpe azulada, si- asintió el mago mientras colocaba el sombrero.
- Supongo que nuevamente me tocara ir solo, no?- sonrió el muchacho mientras ajustaba la cincha. Por toda respuesta Ambros simplemente sonrió, acompañando dicha sonrisa con un leve cabeceo.
Cuevas, oquedades… Hazz llevaba revisadas alrededor de media docena de ellas, pero ninguna se parecía remotamente a la que recordaba de su sueño.
- O son muy cortas o tendría que ser un ratón de campo para explorar otras.- los ojos verdes de Hazz se alzaron. Cuanto? Diez metros? Veinte quizás? Más? Cada pocos metros llenos de oquedades. Simplemente algo… imposible.
Perseverancia. Una cualidad que Hazz quizás usaba por primera vez. Y quizás… solo quizás… Selune le ilumino incluso de día horas después.
La escena que se mostró a la vista del muchacho fue un paisaje que ya había visto, antes. Un paisaje que no le hizo estremecerse, si no temblar… como si el mismísimo Olonthor nuevamente se alzase ante él. Tragó saliva despacio ante las dos grades rocas, que como guardianes rocoso, flanqueaban la gran cueva.
El viento parecía traer una voz a los oídos del joven bardo: “Al fin… Quieres entrar?”
Sin dudarlo Hazz dio los primeros pasos hacia el interior de la cueva, mientras con las manos sudadas… ajustaba la cincha del espadón.
Y creía que había sido difícil llegar hasta la cueva. Maldito Ambros, maldito sueño, maldita voz y maldito viaje, esos eran los pensamientos del bardo. Llevaba ya una hora larga dando vueltas sin sentido a través de lo que parecían innumerables e infinitos pasillos, que se unían, bifurcaban… y se cerraban ante el obligándole a retroceder.
- Esto es casi como un maldito laberinto – gruñó por lo bajo Hazz, mientras veía como el nuevo pasillo que había tomado finalizaba en un pasaje cegado. – Tocara retroceder, acabare encerrado aquí hasta hacerme viejo.
Perseverancia o… lógica. Hazz ladeó la cabeza un instante mientras cerraba los ojos y se centraba en su oído, un oído entrenado para la música y las notas… un oído que se había acostumbrado a oir y escuchar… a oir esa pequeña ráfaga de viento que se filtraba a través del supuesto laberinto, por los pasajes, creando una leve corriente que entraba por un lado… y salía… por otro.
Hazzim Abdiliare sonrío al abrir los ojos: - Al menos saldré de aquí.
Pocos minutos después llegó a una amplia cámara donde una risa le dio la bienvenida.
- Otros han tardado menos que tú en llegar. Aun así ha sido entretenido. Te ha gustado mi laberinto, pequeño?
La figura que reposaba cómodamente en la cámara era poco más de la mitad de Olonthor, aun así resultaba casi igual de impresionante, de alguna manera.
La dragona alzó la cabeza un poco para observarle.
- Así que has decidido venir.
- Si. He venido. – dijo sin saber muy bien que decir ante la dragona.
-Bravo Abdiliare. Eso demuestra que tienes coraje o curiosidad.
- Entonces me darás esas respuestas?
- No, tú te las darás, si así lo quieres. Yo te ayudare, al menos algo más que ese viejo mago que te acompañó hasta aquí.
-Va…vaya. Gracias. Co…cómo te llamas?- tartamudeó
La dragona reposó nuevamente la cabeza sobre las patas cobrizas.
- Arlyssa es uno de mis nombres más conocidos. – ronroneó la voz de la dragona.
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Hazzim Abdiliare
Capitulo 1: Cuando la piel pica… rascate
Picores…
Horribles, insoportables, acuciantes picores.
Hazz se restregó nuevamente la piel de los antebrazos con las uñas durante largos minutos, hasta que pequeños hilillos de sangre comenzaron a brotar.
Picores, por todo el cuerpo.
El primer picor… por asi llamarlo. Había sido hará unas dekhanas. Había empezado como un simple picor en la palma de la mano y tal como apareció, se fue.
Pero todo había ido a peor, incluso a riesgo de costarle la vida frente a una patrulla de trasgos cuando uno de esos picores le azotó el cuerpo.
Arlyssa le habia prevenido, le había informado de los peligros de seguir el camino, de las molestias, de las incomodidades físicas, mentales… y sociales que atacarían al joven bardo.
Pasaron los días y nada mejoraba. Los picores se hacían más y más constantes poniendo a prueba la paciencia del muchacho.
Finalmente un día sucedió… Hazzim sufrió un nuevo ataque de picor. Dolor. Se rascó con las uñas la cara, el pecho, los brazos, las piernas… La sangre manó de las heridas provocadas por las uñas. Uñas que rascaban, arañaban, arrancaban pellejos y poco a poco se teñían de sangre.
Tras unos minutos se encontraba sentado en las cataratas cercanas a Nevesmortas, con la mirada fija en el brazo derecho, veía las diminutas pintas de color rojizo y brillo metálico que parecían cubrirle casi todo el cuerpo. Imperceptibles a simple vista, pero aun asi el muchacho aprovechando el cercano invierno, compro unas gruesas mudas interiores que tapaban buena parte de la piel y unos ajustados guantes.
Ajustó la cincha de la vaina donde pendía “Esmeralda de los campos”, descolgó una cantimplora y dio un largo trago de agua fría.
- Linaje, camino, cambios… pues como esto empeore no sé yo…
Se encaminó a recoger sus pertrechos y miró al Norte. Los “sueños” ,de tanto en tanto, con Arlyssa eran instructivos, pero si los cambios realmente iban a ser… así. Lo mejor sería tratar de tener una charla lo más clara posible con ella.
Dirigió una mirada hacia Nevesmortas, las chicas seguramente estarían atareadas con algun loco plan, no lo echarían de menos unos cuantos días… o eso esperaba.
Picores…
Horribles, insoportables, acuciantes picores.
Hazz se restregó nuevamente la piel de los antebrazos con las uñas durante largos minutos, hasta que pequeños hilillos de sangre comenzaron a brotar.
Picores, por todo el cuerpo.
El primer picor… por asi llamarlo. Había sido hará unas dekhanas. Había empezado como un simple picor en la palma de la mano y tal como apareció, se fue.
Pero todo había ido a peor, incluso a riesgo de costarle la vida frente a una patrulla de trasgos cuando uno de esos picores le azotó el cuerpo.
Arlyssa le habia prevenido, le había informado de los peligros de seguir el camino, de las molestias, de las incomodidades físicas, mentales… y sociales que atacarían al joven bardo.
Pasaron los días y nada mejoraba. Los picores se hacían más y más constantes poniendo a prueba la paciencia del muchacho.
Finalmente un día sucedió… Hazzim sufrió un nuevo ataque de picor. Dolor. Se rascó con las uñas la cara, el pecho, los brazos, las piernas… La sangre manó de las heridas provocadas por las uñas. Uñas que rascaban, arañaban, arrancaban pellejos y poco a poco se teñían de sangre.
Tras unos minutos se encontraba sentado en las cataratas cercanas a Nevesmortas, con la mirada fija en el brazo derecho, veía las diminutas pintas de color rojizo y brillo metálico que parecían cubrirle casi todo el cuerpo. Imperceptibles a simple vista, pero aun asi el muchacho aprovechando el cercano invierno, compro unas gruesas mudas interiores que tapaban buena parte de la piel y unos ajustados guantes.
Ajustó la cincha de la vaina donde pendía “Esmeralda de los campos”, descolgó una cantimplora y dio un largo trago de agua fría.
- Linaje, camino, cambios… pues como esto empeore no sé yo…
Se encaminó a recoger sus pertrechos y miró al Norte. Los “sueños” ,de tanto en tanto, con Arlyssa eran instructivos, pero si los cambios realmente iban a ser… así. Lo mejor sería tratar de tener una charla lo más clara posible con ella.
Dirigió una mirada hacia Nevesmortas, las chicas seguramente estarían atareadas con algun loco plan, no lo echarían de menos unos cuantos días… o eso esperaba.
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Hazzim Abdiliare
Capitulo 2 : Sangre, sudor y…
Hazzim escupió a un lado, dejando caer sangre.
Le dolían las encías… Llevaban días sangrando y casi hubiese jurado, que poco a poco , sus dientes se estaban afilando y creciendo levemente.
Ojeó las uñas, manchadas de sangre reseca, cortadas a la mañana. Parecían tener una consistencia más dura, más resistente… y también que crecían de una forma más rápida de lo habitual.
Pasó la lengua por los dientes paladeando el sabor cobrizo de la sangre, mientras miraba preocupado el fruto de su mal humor.
Un árbol no muy grande tenía una oquedad en su tronco. Astillado, roto,… El puño del bardo se había hundido casi con cierta facilidad en la corteza, en un golpe nacido de la rabia, del dolor que no parecía cesar.
- Bendita y bella Selûne… – murmuró mientras miraba nuevamente las manos.
Las pintas cobrizas de la mano parecían haber cobrado un color más brillante…y habían ido ocupando algo más de la piel del muchacho.
Hazzim observó sus prendas verdes por un largo rato.
- Hmm… algo de naranja no caería del todo mal.- suspiró el muchacho mientras echaba una oejada alrededor. El bosque permanecía tranquilo salvo un osgo que se mantenía a cierta distancia.
-Arlissa ya podía dejarse de medias tintas – gruñó leve- las adivinanzas son divertidas, si encuentras al solución antes de que esta se muestre ante ti.
Negó levemente y encaminó su rumbo hacia Luchiano. Tenía un encargo de ropa a tintar... y una discusion que mantener.
Hazzim escupió a un lado, dejando caer sangre.
Le dolían las encías… Llevaban días sangrando y casi hubiese jurado, que poco a poco , sus dientes se estaban afilando y creciendo levemente.
Ojeó las uñas, manchadas de sangre reseca, cortadas a la mañana. Parecían tener una consistencia más dura, más resistente… y también que crecían de una forma más rápida de lo habitual.
Pasó la lengua por los dientes paladeando el sabor cobrizo de la sangre, mientras miraba preocupado el fruto de su mal humor.
Un árbol no muy grande tenía una oquedad en su tronco. Astillado, roto,… El puño del bardo se había hundido casi con cierta facilidad en la corteza, en un golpe nacido de la rabia, del dolor que no parecía cesar.
- Bendita y bella Selûne… – murmuró mientras miraba nuevamente las manos.
Las pintas cobrizas de la mano parecían haber cobrado un color más brillante…y habían ido ocupando algo más de la piel del muchacho.
Hazzim observó sus prendas verdes por un largo rato.
- Hmm… algo de naranja no caería del todo mal.- suspiró el muchacho mientras echaba una oejada alrededor. El bosque permanecía tranquilo salvo un osgo que se mantenía a cierta distancia.
-Arlissa ya podía dejarse de medias tintas – gruñó leve- las adivinanzas son divertidas, si encuentras al solución antes de que esta se muestre ante ti.
Negó levemente y encaminó su rumbo hacia Luchiano. Tenía un encargo de ropa a tintar... y una discusion que mantener.
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Re: Hazzim Abdiliare
Qué alegría cuando he visto que habían un par de cositas tuyas que no habia leido aun.
"Chapó" como siempre.
"Chapó" como siempre.
Toda la oscuridad del mundo, jamás podrá apagar la luz de una velita.
Brenn / Elaras Nuelaf / Budd / Vulvayn / Deläggerson / Bakuh
D.E.P. Varang Grey, Naralas Nuelaf, Vulzart Klent, Jarol y Bandy. Víctimas del paso del tiempo.
Brenn / Elaras Nuelaf / Budd / Vulvayn / Deläggerson / Bakuh
D.E.P. Varang Grey, Naralas Nuelaf, Vulzart Klent, Jarol y Bandy. Víctimas del paso del tiempo.
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
- Mensajes: 1280
- Registrado: Mar Mar 06, 2007 6:00 am
- Cuenta en el servidor: Tanis H Anderson
- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Hazzim Abdiliare
--Interludio--
"Las fauces del temible oso chasquearon cerca de la cabeza del enano.
Con fuerza, el joven bardo, arrastró en el último momento por la pierna a Lefur.
El oso se volvio al recien llegado, dando un rugido, bien por que la cena se ampliaba, o bien por el enfado de que el enano escapase.
El joven desajustó la doble cincha hasta media altura, tomando de la doble vaina a su espalda, el asta de los bosques de Eternoska.
Un golpe con la parte no filosa dio al suelo con el oso, dejandolo mal parado y a disposicion de un golpe certero... que nunca le llegó. Al incorporarse huyo precipitadamente al bosque.
Atendio las heridas de zarpas del enano y lo acomodó en la tienda que el y mucho habian compartido junto con un buen estofado.
- Descansa, Lefur.
Rugidos de pelea y victoria llegaros a los oidos del joven.
- Pues vaya noche. Por Selune.
Emprendió la marcha y al poco distinguió un nutrido grupo de osos peleando por algo que permanecia inmovil y sangrante en el suelo.
Alejado del camino el joven pensó que habian dado caza a un venado o a un ciervo... y asi habria sido si no fuese por la ignea espada que reposaba en el suelo a un par de escasos metros.
Volteó la lanza y cargó a voz en grito entonando un valeroso "Yeeeeeha!"
Se debatio con brio, con fuerza, con valor... ahuyentado a los osos de la caida presa.
Un elfo permanecia en el suelo. Sin respiracion, sin un atisbo de movimiento.
El joven ladeó al cabeza mientras examinaba al caido en busca de signos vitales.
-hm?- Los rumores en Sundabar hicieron eco en la mente del joven bardo. Se revolvió el pajizo pelo unos instante, meditabundo.
Finalmente cargó el cuerpo y emprendio un rapido vuelo hacia al Orden de caballeros. Quizas Radha estuviese y supiese mejor que hacer con el profugo.
Minutos despues, en al entrada del patio, el joven fue parado por un guardia mientras acomodaba el cuerpo del caido sobre su hombro.
Tras unos largos minutos de explicaciones, miradas de recelo y un "se te buscara". El profugo fue puesto en manos de los caballeros y el valiente joven se alejó con paso firme con el sabor de una accion bien realizada!"
Los niños miraron a Hazz largo rato despeus de la última palabra del relato.
- Y el heroe solo hizo huir a osos? no a un dragón o a enormes gigantes?
- Aaahm. No.
- Pues menuda historia más tonta - comentaron algunos de los pequeños mientras se alejaban.
El bardo suspiró y ajustó la doble cincha mientras murmuraba:
- Si no vale como gran gesta espero que al menos me paguen algo.
Mientras una mano iba al rugiente estomago la otra descolgaba el saquillo de monedas mientras sus pasos se encaminaban al Cantor.
-- --
"Las fauces del temible oso chasquearon cerca de la cabeza del enano.
Con fuerza, el joven bardo, arrastró en el último momento por la pierna a Lefur.
El oso se volvio al recien llegado, dando un rugido, bien por que la cena se ampliaba, o bien por el enfado de que el enano escapase.
El joven desajustó la doble cincha hasta media altura, tomando de la doble vaina a su espalda, el asta de los bosques de Eternoska.
Un golpe con la parte no filosa dio al suelo con el oso, dejandolo mal parado y a disposicion de un golpe certero... que nunca le llegó. Al incorporarse huyo precipitadamente al bosque.
Atendio las heridas de zarpas del enano y lo acomodó en la tienda que el y mucho habian compartido junto con un buen estofado.
- Descansa, Lefur.
Rugidos de pelea y victoria llegaros a los oidos del joven.
- Pues vaya noche. Por Selune.
Emprendió la marcha y al poco distinguió un nutrido grupo de osos peleando por algo que permanecia inmovil y sangrante en el suelo.
Alejado del camino el joven pensó que habian dado caza a un venado o a un ciervo... y asi habria sido si no fuese por la ignea espada que reposaba en el suelo a un par de escasos metros.
Volteó la lanza y cargó a voz en grito entonando un valeroso "Yeeeeeha!"
Se debatio con brio, con fuerza, con valor... ahuyentado a los osos de la caida presa.
Un elfo permanecia en el suelo. Sin respiracion, sin un atisbo de movimiento.
El joven ladeó al cabeza mientras examinaba al caido en busca de signos vitales.
-hm?- Los rumores en Sundabar hicieron eco en la mente del joven bardo. Se revolvió el pajizo pelo unos instante, meditabundo.
Finalmente cargó el cuerpo y emprendio un rapido vuelo hacia al Orden de caballeros. Quizas Radha estuviese y supiese mejor que hacer con el profugo.
Minutos despues, en al entrada del patio, el joven fue parado por un guardia mientras acomodaba el cuerpo del caido sobre su hombro.
Tras unos largos minutos de explicaciones, miradas de recelo y un "se te buscara". El profugo fue puesto en manos de los caballeros y el valiente joven se alejó con paso firme con el sabor de una accion bien realizada!"
Los niños miraron a Hazz largo rato despeus de la última palabra del relato.
- Y el heroe solo hizo huir a osos? no a un dragón o a enormes gigantes?
- Aaahm. No.
- Pues menuda historia más tonta - comentaron algunos de los pequeños mientras se alejaban.
El bardo suspiró y ajustó la doble cincha mientras murmuraba:
- Si no vale como gran gesta espero que al menos me paguen algo.
Mientras una mano iba al rugiente estomago la otra descolgaba el saquillo de monedas mientras sus pasos se encaminaban al Cantor.
-- --
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham
Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Vildiara Selh,
Hazzim Abdiliare ;
Phineas Deepforest;
Elsara Fieldwhite
RellSham

Krugall Quiebratempanos
Reinhard Kane
Val Heleanor
Re: Hazzim Abdiliare
Muy chula esa parte Tanis, y bien definido lo que pasó. Además, toda la historia por ahora muuu' bien.
Espero continuación .
Espero continuación .
