Venid, héroes dormidos,
venid aquí a mi vera.
Que os contaré una historia
sin demora ni espera.
Cuatro valientes fueron,
después se multiplicaron.
Ocho aguerridos partieron
¿todos habrán regresado?
Guerreros y arcanos,
un par de exploradoras
¡el mejor de todos, el bardo!
Escuchad como cuenta ahora:
Partimos a mediodía, íbamos a buen paso.
Camínabámos alegres cual soldado raso.
Al Fuerte Ghorin nos encaminamos,
Syra quería ver ancianos vampiros cansados.
El trayecto, sencillo y eficaz
casi ni nos dimos cuenta.
Una vez entré, suspicaz,
Empecé a ver la tormenta.
Espectros, momias y vampiros desalmados
mal que bien, les vencimos sin cansarnos.
Si hubiéramos actuado bien, que no lo hicimos,
ahora no diríamos "esa batalla la perdimos".
Sucios y arteros vampiros pensaron primero,
que como por número no vencían,
apagar las luces, oscurecer el sendero,
hacer desaparecer la luz del día,
les daba poder, un poder puñetero.
Sumidos en la oscuridad nos encontrábamos
"Eh, ¿estáis ahí? No os veo, compañeros".
Ni luz mágica ni antorcha iluminaba
el oscuro e impenetrable sendero.
Gritos, gemidos, susurros y agonías
murmuraban los sucios chupasangres.
¡Ellas eran las peores, qué arpías!
De insultarlos no voy a cansarme.
Disculpadme si no me explico bien,
pero estaba demasiado asustado
como para que una sombra, o cien,
no me hicieran echarme a un lado,
Ni describirlo detalladamente sé,
al menos, ¿una idea no os hago?
Héroes cansados, exhaustos, agotados
pero, especialmente, todos asustados.
Queríamos salir, queríamos vivir.
Y, demonios, nos costó organizarnos.
Dados de la mano avanzamos,
las armas ya no en ristre.
Sinceramente, si éramos atacados,
dirían "Tú venir pediste"
e, inmediatamente, nos hubieran matado.
¡Gloria a los dioses que nos iluminaron!
Entre llantos encontramos una salida.
Luz de Lazhánder, luz bendita,
cuando entramos era casi de noche,
¿ya se había hecho de día?
Huimos. Primero corriendo, después por un portal.
Llegamos a la villa y rompimos a llorar.
Lluvía fría nos cubrió, la acogimos sin pensar.
Sentíamos su frío tacto, era como agua de mar.
Revitalizante líquido, nos sentimos vivos.
Era todo lo que habíamos pedido.
Así que, os aviso. Al fuerte Ghorin no vayáis.
Los vampiros, u os chupan la sangre
u os intentarán, por las malas, echar.
¡Por suerte no soy un cadáver,
y dije de no volver más!
Además, Syra, si desde aquí me puedes escuchar,
cuenta conmigo para irte de aventuras, pero a otro lugar.
Y, te lo ruego, antes,
por piedad, déjame un tiempo descansar.
