Una de druidas

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chiumanga

Una de druidas

Mensaje por chiumanga »

Relato de las aventuras de la druida Amith Dedriana desde su llegada a NevesMortas:

Llevaba unos dias en la villa y no lograba vencer mi natural timidez para establecer relaciones que me ayudaran en mi busqueda.
No habia conseguido identificar a ningun hermano druida... y eso que dicen que los druidas podemos distinguirnos a simple vista.

Abandone mi arbol en la plaza y sali por la puerta norte a respirar un poco de delicioso aire cargado de olores del bosque: hierba, animales, sol y humedad.

Examine a un grupo de aventureros que (¿podeis creerlo?) hablaban de novias. Cuando ya pense que sería otro nuevo día perdido, algo me hizo fijarme en una elfa que caminaba apoyada en un baston.

- Disculpa.¿Eres druida? -le pregunté en el lenguaje secreto disimulándolo con una tos-.
- Ajá -me contestó sonriente-.

Creí morir de felicidad. Nunca pense que echaria de menos los consejos de los druidas ancianos de mi circulo (y si alguno de ellos lee esto lo negaré), pero había llegado a un callejon sin salida. Necesitaba informar a los druidas locales y escuchar sus sugerencias.
Al alejarnos a un lugar mas discreto para hablar, Vildiara apoyó el cayado en el suelo y cargó el peso del cuerpo sobre él.

- Tu diras -me dijo sonriendo-.
- Vereis... -respondi incómoda no sabiendo muy bien por donde empezar-. Me llamo Amith Dedriana. Soy una de las ultimas druidas admitidas en el Circulo del Bosque Alto y aun no he conseguido renunciar del todo a las costumbres elfas con las que crecí.
- Si, a veces las costumbres arraigan demasiado.

Vildiara es de esas elfas que, sea por su forma de escuchar, por su sonrisa, o por las dos cosas, te hacen confiar en ellas y abrir tu corazón sin temor. También es perspicaz. Viendo que tres cabezas piensan mas que dos, pidió al también druida Sean, que acertó a pasar por allí, que también nos acompañara. Y, para que me sintiera mas comoda, nos transportó a una zona del bosque donde se respiraba la tranquilidad que necesitaba.
- Aqui podremos hablar con calma -dijo apoyando el cayado en su regazo- Estamos en el claro de Silvanus.
En verdad alli se notaba su presencia.

- Jondhalad, el "responsable" -dije evitando usar la palabra jefe- de nuestro circulo druídico me mando a estas tierras para pedir ayuda al circulo local, si lo hubiera. ¿Estais organizados aqui?
- Uh... -me contestó negando con la cabeza- No, un circulo como tal no. Tenemos algo similar a una Cabala, aunque no eramos muchos los que vigilabamos estas tierras. Menos mal que una nueva generacion se abre camino ultimamente.

Mi gozo en un pozo.
Perdida en sus pensamientos, Vildiara pareció hacer repaso de los druidas que conocio y de sus nuevos hermanos.
Aproveché su ensoñación para ordenar mis ideas, no lo dudé mas y empezé a contarles los hechos qu me habían conducido ante ellos.

- Vereis...-comencé-. Hace ya varios siglos que elfos y druidas defendemos las fronteras del bosque alto contra los humanos que quieren conquistarlo y destruirlo. La sangria cesó hace 20 años cuando humanos y defensores del bosque firmamos un pacto de no agresión. Las clausulas del pacto incluian que nosotros destacariamos un druida como observador en la vecina corte humana y ellos, a su vez, enviarían un "embajador" a nuestro círculo para tratar con él.
Todo funcionaba bastante bien hasta que, hace tres años, el nuevo rey de los humanos sustituyó al viejo embajador por alguien de su confianza: Reinaldo Cullhem, un bardo de apariencia joven pero maestro de la seducción y el engaño.
Sufrimos el primer ataque tras el tratado y Reinaldo consiguió hacerlo pasar como un malentendido sin importancia. A este primer ataque le siguió un segundo. A éste un tercero. Ni una sola vez reaccionamos ante las agresiones engañados por la palabrería y las artes de Reinaldo. El nuevo embajador humano siempre encontraba razones que justificaban esos "ligeros problemas de entendimiento".
Algunos de nosotros, los más jóvenes, mostrabamos tímidamente nuestro descontento con las cosas, pero nada de lo que decíamos era tenido en cuenta.

- No deberiais haber permitido tal pasividad. -apuntó Vildiara- El Equilibrio necesita todo lo que nosotros hacemos: tanto confrontaciones como paz, tanto bien como mal...
- El circulo estaba como dormido -contesté dándole la razón- Todos lo estábamos en mayor o menor grado. Pero algo sucedió que hizo precipitarse los acontecimientos. El embajador, ese joven humano relamido con bigotito, se atrevio a robar la vara del primer roble del bosque, regalo del propio Silvanus, que portaba nuestro archidruida desde la formación del Círculo. Y huyó con ella matando a nuestro líder.
- Eso es terrible. - contestaron horrorizados- Es imposible que los dioses naturales hayan permanecidos impasibles ante esa ofensa.
- El circulo se rompio...- continué- Los que entendiamos que debiamos responder con presteza, abandonamos nuestras obligaciones y seguimos el rastro del ladrón.
- Esa vara en manos no adecuadas no deja de ser un bastón - intentaron tranquilizarme-. Su poder no seria peligroso salvo que cayese en manos de otro druida.
- No es tan sencillo. Quiza el bardo sea un druida renegado o sus estudios le permiten utilizarlo, porque salimos cuatro hermanos en su persecucion y solo quedo yo con vida: uno murió despeñado, otro enterrado por un alud y el tercero ahogado por una avenida al cruzar un rio aparentemente tranquilo. Todos murieron por causas naturales... demasiado naturales. Pero... -dije reponiendome de mi tristeza- su rastro me condujo hasta aqui. Y aqui se pierde.
- Muchos problemas afligen a estas tierras actualmente... -reflexionaron Vildiara y Sean pensando en las implicaciones de lo que les contaba- Esta vara traeria mas desequilibrio a estas tierras del que ya hay. Como lo que esa seguidora de Loviatar que considera que toda muerte es una nueva vida insinuó hace unas lunas: que había druidas de Malar y Talos cerca de la ciudad.
- Pero... -le pregunté mostrando sin querer mi bisoñez en temas del circulo- ¿No son aceptados druidas de todas las creencias? ¿Cómo puede haber ... renegados?
- Si y no - contestó Vildiara- Malar no se preocupa por el Equilibrio, solo de la Caza. Talos se entretiene con sus tormentas de caos... y Aurril guarda una gruta en el Bosque Frio. No hace muchos meses tuvimos que afrontar una inmensa tormenta nacida de alli
- ¿Y sus seguidores tambien se dedican a esos juegos?

La conversación transcurrió varias horas más en parecidos derroteros. De ella extraje varias conclusiones: el bardo Reinaldo no habia sido visto en Nevesmortas ni nadie con un bastón de roble como el por mí descrito, conocí un listado pormenorizado de nombres de amigos del bosque de los alrededores de la localidad que podian servirme de ayuda y debi prestar más atención a mis maestros cuando me hablaban del Equilibrio y de lo que significaba. Menos mal que podia contar con la sabiduria y experiencia de Vildiara y la amistad de Sean.
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