*lo que María cuenta cuando le preguntan o le apetece hablar de algo*
Me levanté de descansar, hacía algo de fresco y al salir de la posada tuve que ceñirme fuertemente la capa. El viento azotaba mi cara y tuve que ponerme la capucha tapándome todo el rostro. Caminaba tranquila hacia las puertas al norte de la ciudad, cuando me encontré con un crío armado que me dijo que no saliera a fuera, que estaba todo muy oscuro, y había una batalla en marcha.
Me retiré la capa para tener más movilidad y salí corriendo de la villa. Estaba todo muy oscuro, a penas podía ver a más de 2 metros de distancia al principio, pero gracias al conjuro de visión verdadera todo quedó más claro. Había mucha gente...Tensei, Dana, Hidan, Daya, y muchos más y estaban peleando contra prácticamente un ejército...dividido en pequeños grupos, los cuales parecían estar liderados por magos de cierto poder. Al acercarme un poco a la batalla, todo quedó claro. Eran Zhentarim. Una batalla terrible...muchos heridos, esos bandidos de los Zhentarim golpean fuerte de verdad. Estuvo a punto de caer dana en el combate y todo, muchos heridos. Tuve que usar una tromba de magia, casi todos mis conjuros en poco tiempo. Extenuante. Estuve a punto de ser alcanzada en varias ocasiones por sus espadas...había incluso ginetes montados. Flechas de fuego, orbes ácidos, trombas de meteoros salieron de mis manos. Habían rodeado a Tensei, y estaba herido. Ahí gaste ya toda mi magia, tenía que protegerle. Es mi amigo.
Aun hubo un par de ataques más de ese grupo, y en uno de ellos me alcanzaron un brazo. Menudo golpe...si no llego a estar con mis conjuros, creo que lo habría perdido. Sentí como la espada intentaba arrancarme el alma además del brazo...me asusté por un momento, pero me recompuse y devolví la estocada, alcanzando, quizá por suerte el corazón de mi enemigo.
Sin duda fue una batalla terrible, y eso que sólo presencié la mitad. Han dicho que volverán...y yo les estaré esperando...lista para defender esta villa...que ahora se ha convertido ...en mi villa también.
Ataque Zhentarim
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Yuki_Onna
Re: Ataque Zhentarim
"... Y mientras el hijo del Cazador Nocturno relataba su trágica desventura en la Antípoda Oscura, alrededor de una improvisada fogata frente a las puertas de Nevesmortas, un gran estruendo alarmó a los presentres. La tierra comenzó a temblar bajo sus pies súbitamente, el peligro se hizo patente al teñirse el cielo y esconderse el sol. Los presentes, dos damas y un mediano, junto al desfigurado elfo, se alzaron ante la repentina sacudida y observaron el bosque.
Otros se unieron a ellos, expectantes, nerviosos... De repente, un nutrido grupo de asaltantes cobró forma entre los árboles. Se abalanzaron acero en mano y sin intención de preguntar, más si de segar el mayor número de vidas. El combate se desencadenó; el sonido de los filos al cortar el aire, el choque entre metales, arcos tensados y flechas sibilantes... la batalla fue breve e intensa, dando lugar a numerosas bajas en ambos bandos.
La sacerdotisa de las estrellas se apresuró a recuperar los cuerpos de los caídos, sin pasar por alto los símbolos y atuendos que portaban los del bando enemigo; no había duda, eran miembros de la Red Negra. Devolvió el aliento vital a los caídos, y volvió a prepararse para la segunda embestida que se aproximaba. Esta vez, el sonido de los cascos al galope era inconfundible.
Los jinetes embistieron sin piedad, pero el ataque también se consiguió repeler a tiempo de lamentar más bajas. El repentino ataque había sorprendido a todos, pero rápidamente se organizaron; los guerreos delante, los arqueros en la retaguardia y la clériga de la Atalaya junto con la de la Flecha, sanando y encomendándose a sus respectivos dioses con determinación.
Pero entonces la oscuridad se ciñó sobre todos. Un silencio solo roto por las angustiosas bocanadas de aire de los allí presentes al compas de sus corazones... hasta que las sombras cobraron vida. Los golpes empezaron a quebrar la vanguardia de la defensa. Una oleada de esbirros zhentarim se abalanzó con fiereza sobre los norteños, haciedo caer a su paso tanto a curtidos guerreros, como a niñas con alma de trovador.
Poco a poco, el combate se fue igualando. Más la alarma ya había sido dada en la villa y muchos mas se unieron a la batalla... desequilibrando definitivamente la balanza. Las sombras cayeron y la oscuridad con ellas. No hubo sonrisas ni vítores, no era una victoria. Todos los allí presentes sabían que solo había sido el comienzo.
Ambas sacerdotisas junto al monje Guardián del Destino, se dirigieron prestos a la compañía de la Flecha, temiéndose lo peor. Más esta vez la organización no había sido el objetivo de la Red Negra..."
Otros se unieron a ellos, expectantes, nerviosos... De repente, un nutrido grupo de asaltantes cobró forma entre los árboles. Se abalanzaron acero en mano y sin intención de preguntar, más si de segar el mayor número de vidas. El combate se desencadenó; el sonido de los filos al cortar el aire, el choque entre metales, arcos tensados y flechas sibilantes... la batalla fue breve e intensa, dando lugar a numerosas bajas en ambos bandos.
La sacerdotisa de las estrellas se apresuró a recuperar los cuerpos de los caídos, sin pasar por alto los símbolos y atuendos que portaban los del bando enemigo; no había duda, eran miembros de la Red Negra. Devolvió el aliento vital a los caídos, y volvió a prepararse para la segunda embestida que se aproximaba. Esta vez, el sonido de los cascos al galope era inconfundible.
Los jinetes embistieron sin piedad, pero el ataque también se consiguió repeler a tiempo de lamentar más bajas. El repentino ataque había sorprendido a todos, pero rápidamente se organizaron; los guerreos delante, los arqueros en la retaguardia y la clériga de la Atalaya junto con la de la Flecha, sanando y encomendándose a sus respectivos dioses con determinación.
Pero entonces la oscuridad se ciñó sobre todos. Un silencio solo roto por las angustiosas bocanadas de aire de los allí presentes al compas de sus corazones... hasta que las sombras cobraron vida. Los golpes empezaron a quebrar la vanguardia de la defensa. Una oleada de esbirros zhentarim se abalanzó con fiereza sobre los norteños, haciedo caer a su paso tanto a curtidos guerreros, como a niñas con alma de trovador.
Poco a poco, el combate se fue igualando. Más la alarma ya había sido dada en la villa y muchos mas se unieron a la batalla... desequilibrando definitivamente la balanza. Las sombras cayeron y la oscuridad con ellas. No hubo sonrisas ni vítores, no era una victoria. Todos los allí presentes sabían que solo había sido el comienzo.
Ambas sacerdotisas junto al monje Guardián del Destino, se dirigieron prestos a la compañía de la Flecha, temiéndose lo peor. Más esta vez la organización no había sido el objetivo de la Red Negra..."
