Noche… Luna… Oscuridad.
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- TanisHAnderson
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Noche… Luna… Oscuridad.
Phineas alzó la mirada al cielo nocturno. Lleno de estrellas, con una gran luna llena…
Lo que parecía una sonrisa se formó, mientras los ojos descendían nuevamente hacia la manada. Dos osos y un osezno… Todo un reto… toda una caza.
Agazapado tras el árbol y en contra del viento, la figura de oscuro pelaje comenzó a moverse despacio, aprovechando la cobertura de la alta hierba del bosque.
Se movía lenta y calculadoramente mientras veía lo que hacían los que ahora eran sus presas.
Esta noche le tocaba Cazar. Esta noche…
Pasaron unos minutos mientras Phineas se hacía con los alrededores. Finalmente, solo como diversión, se puso a favor del viento un breve instante.
El que parecía el macho alzó bruscamente la cabeza y olfateó el aire. Inútil. El cazador había querido plantar una semilla, dar un pequeño chance a la Caza. Uno… pero no más.
Desde las sombras del bosque la forma grande y corpulenta se abalanzó sobre el oso macho. Los dientes se hundieron en la yugular de este, mientras las garras se hundían entre el pelaje y la carne. Afianzándose, desgarrando.
El osezno gruñó y se refugió entre la patas de una madre que parecía no reaccionar.
“Bien por mi… mal para vosotros” – pensó Phineas mientras las fauces acababan por hundirse del todo en la yugular del que habría sido el más duro adversario.
El oso se desplomó con un sordo ruido sobre la hojarasca y la hierba… Y los ojos de Phineas se volvieron hacia la madre, quien parecía dudar entre defender a su pequeño o atacar.
Las garras sanguinolentas se soltaron del cuerpo del oso y comenzaron a avanzar despacio hacia madre e hijo. La caza estaba resultando satisfactoria.
De repente la madre cargó. Cargó con fuerza, golpeando de lleno a un confiado Phineas. El golpe le dejo sin resuello, lo alejó un par de metros por el aire, cayó de costado y se incorporó rápido, furioso… y aulló.
El aullido recorrió el bosque. Un aullido cargado de ira, de frustración, de sed de venganza…
Los animales y viajeros, que pasaron horas después por donde los osos habían decidido pasar la noche, solo pudieron ver los cuerpos de tres osos desgarrados.
Phineas se retorció de dolor mientras el cuerpo chasqueaba, los huesos se recolocaban y el pelo se caia. La figura de un hombre se alzó allí donde antes había la de un gran lobo… La figura que se alzó tenía unos profundos ojos negros, una sonrisa curva en medio de una barba de semanas y las uñas… llenas de sangre reseca. Se colocó el sombrero de ala con una pluma de ave maltrecha y alzó la vista nuevamente al cielo nocturno.
- Malar… he aquí el fruto de la caza de esta noche.
Phineas Deepforest se perdió al poco entre las sombras del bosque.
Lo que parecía una sonrisa se formó, mientras los ojos descendían nuevamente hacia la manada. Dos osos y un osezno… Todo un reto… toda una caza.
Agazapado tras el árbol y en contra del viento, la figura de oscuro pelaje comenzó a moverse despacio, aprovechando la cobertura de la alta hierba del bosque.
Se movía lenta y calculadoramente mientras veía lo que hacían los que ahora eran sus presas.
Esta noche le tocaba Cazar. Esta noche…
Pasaron unos minutos mientras Phineas se hacía con los alrededores. Finalmente, solo como diversión, se puso a favor del viento un breve instante.
El que parecía el macho alzó bruscamente la cabeza y olfateó el aire. Inútil. El cazador había querido plantar una semilla, dar un pequeño chance a la Caza. Uno… pero no más.
Desde las sombras del bosque la forma grande y corpulenta se abalanzó sobre el oso macho. Los dientes se hundieron en la yugular de este, mientras las garras se hundían entre el pelaje y la carne. Afianzándose, desgarrando.
El osezno gruñó y se refugió entre la patas de una madre que parecía no reaccionar.
“Bien por mi… mal para vosotros” – pensó Phineas mientras las fauces acababan por hundirse del todo en la yugular del que habría sido el más duro adversario.
El oso se desplomó con un sordo ruido sobre la hojarasca y la hierba… Y los ojos de Phineas se volvieron hacia la madre, quien parecía dudar entre defender a su pequeño o atacar.
Las garras sanguinolentas se soltaron del cuerpo del oso y comenzaron a avanzar despacio hacia madre e hijo. La caza estaba resultando satisfactoria.
De repente la madre cargó. Cargó con fuerza, golpeando de lleno a un confiado Phineas. El golpe le dejo sin resuello, lo alejó un par de metros por el aire, cayó de costado y se incorporó rápido, furioso… y aulló.
El aullido recorrió el bosque. Un aullido cargado de ira, de frustración, de sed de venganza…
Los animales y viajeros, que pasaron horas después por donde los osos habían decidido pasar la noche, solo pudieron ver los cuerpos de tres osos desgarrados.
Phineas se retorció de dolor mientras el cuerpo chasqueaba, los huesos se recolocaban y el pelo se caia. La figura de un hombre se alzó allí donde antes había la de un gran lobo… La figura que se alzó tenía unos profundos ojos negros, una sonrisa curva en medio de una barba de semanas y las uñas… llenas de sangre reseca. Se colocó el sombrero de ala con una pluma de ave maltrecha y alzó la vista nuevamente al cielo nocturno.
- Malar… he aquí el fruto de la caza de esta noche.
Phineas Deepforest se perdió al poco entre las sombras del bosque.
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Aiiiiix! Que cosica tan cuca de lobo!! xD Mu xulo tete, mu chulo xD
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
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LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
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- TanisHAnderson
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Sangre y barro.
Bañado en su propia sangre. Sangre que se entremezclaba con el barro.
El líquido carmesí corría por los profundos cortes de arma que habían rasgado su piel.
Sin embargo, quizás por su terquedad, se mantenía en pie, vacilante, pero en pie.
Tosió y jadeó mientras se incorporaba y el dolor de las heridas restallaba.
Había sido una caza imprevista… en la que se había visto como la presa.
El grupo se había abalanzado desde su escondite, agazapados.
Tal vez el hambre les moviese, tal vez en la oscuridad de la noche no habían distinguido bien a su presa.
La verdad es que poco pareció importarles si hubiese sido un humano, un elfo o un nutrido grupo de enanos con kilos de metal encima. Simplemente atacaron.
Aquí y allá se abrieron los gritos de dolor de los cazadores, tras la sorpresa inicial de la presa.
Movimientos rápidos y certeros desgarraban armadura, ropa, piel y músculo.
La sangre de muchos bañó el suelo del camino en aquella noche, peor quiso la gracia que el último en mantenerse en pie. En conservar el aliento necesario… fuese la supuesta presa.
Ante el yacían sus cazadores. Malheridos o muertos, poco importaba. Los años le habían ido adoctrinando sobre como poder inmovilizar a una presa peligrosa.
Ahora solo quedaba reponer el resuello. Sobreponerse al dolor de las heridas abiertas.
Alzó la cabeza e inspiró hondo. Profundamente.
El olor de la noche, de la sangre, del cuero y del metal.
El aullido fue puro, gutural y fue el preludio a la cena improvisada.
Minutos después una joven elfa se topaba con el maltrecho lobo y en parte preocupada se ofrecía a atender las heridas.
Aun con horas por delante, el malherido lobo se dejó atender.
Bañado en su propia sangre. Sangre que se entremezclaba con el barro.
El líquido carmesí corría por los profundos cortes de arma que habían rasgado su piel.
Sin embargo, quizás por su terquedad, se mantenía en pie, vacilante, pero en pie.
Tosió y jadeó mientras se incorporaba y el dolor de las heridas restallaba.
Había sido una caza imprevista… en la que se había visto como la presa.
El grupo se había abalanzado desde su escondite, agazapados.
Tal vez el hambre les moviese, tal vez en la oscuridad de la noche no habían distinguido bien a su presa.
La verdad es que poco pareció importarles si hubiese sido un humano, un elfo o un nutrido grupo de enanos con kilos de metal encima. Simplemente atacaron.
Aquí y allá se abrieron los gritos de dolor de los cazadores, tras la sorpresa inicial de la presa.
Movimientos rápidos y certeros desgarraban armadura, ropa, piel y músculo.
La sangre de muchos bañó el suelo del camino en aquella noche, peor quiso la gracia que el último en mantenerse en pie. En conservar el aliento necesario… fuese la supuesta presa.
Ante el yacían sus cazadores. Malheridos o muertos, poco importaba. Los años le habían ido adoctrinando sobre como poder inmovilizar a una presa peligrosa.
Ahora solo quedaba reponer el resuello. Sobreponerse al dolor de las heridas abiertas.
Alzó la cabeza e inspiró hondo. Profundamente.
El olor de la noche, de la sangre, del cuero y del metal.
El aullido fue puro, gutural y fue el preludio a la cena improvisada.
Minutos después una joven elfa se topaba con el maltrecho lobo y en parte preocupada se ofrecía a atender las heridas.
Aun con horas por delante, el malherido lobo se dejó atender.
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Muy buena la historia, sobretodo la manera de describir las emociones animales y el placer de la caza. Deduzco que te gusta hombre lobo verdad? xD
- TanisHAnderson
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Caza
Aullidos…
La perfeccion de cada movimiento solo se ve superada por la fiereza de los mismos.
Los músculos impulsan a la criatura. La criatura avanza a través del denso bosque.
Olfatea, rastrea… caza.
Hacia un par de decanas que algo fluía en el aire de los bosques. Un aroma que se hacía más denso a cada noche, más cargado.
Y hacia unas noches todo cambió. El Dolor. El Dolor se hizo diferente. Mientras el Sol se ocultaba y los primeros haces de luna bañaban el camino, el escalofrío fue diferente.
Alejado del camino gritó. La sensación era distinta, muy diferente a la que ya se acostumbrara. El resonar de los huesos recolocándose, el dolor como si los músculos abrasasen con un fuego interno. Todo igual a la par que diferente.
El aullido cuando todo cesó resonó alto y con fuerza… y a lo lejos, quizás no mucho, fue correspondido.
La caza.
Hacia mucho que no sabia nada de la manada. Donde estuviesen no era cerca. Sus sentidos se habían agudizado.
Sin leyes, sin ley… había respetado lo que le habían dicho cuando llegó a estas tierras.
“Nada de humanos. Uno al mes como mucho”
Leyes, reglas… por el bien de uno mismo y de la manada.
Sin embargo la sensación que recorría las tierras, tan sutil… y a la vez tan salvaje.
Hacia unas lunas se había medio quebrado esa “ley”. Había cazado por que asi se lo había propuesto.
La muchacha sobrevivió. No era la intención del cazador dar muerte, sino cazar y saborear el premio.
El olor de la sangre, del miedo…El destello de ira y confianza en los ojos de la presa, bañados por el miedo y la desesperación.
Sin duda había sido una caza prospera.
Caza…
Los ruidos del bosque. El olor…
Phineas ajustó el sombrero de ala ancha y colocó la maltrecha pluma que lo adornaba. Inspiró hondo mirando el suelo, donde huellas y sangre reseca se entremezclaban.
Caza. Había sido divertido dar caza a una hembra y sentir el olor de perseguidores.
Se miró las mugrientas uñas. Cubiertas de sangre y tierra.
Caza… Algo le estaba incitando a ello…
… y quizás no hacia falta tal incitación.
Aullidos…
La perfeccion de cada movimiento solo se ve superada por la fiereza de los mismos.
Los músculos impulsan a la criatura. La criatura avanza a través del denso bosque.
Olfatea, rastrea… caza.
Hacia un par de decanas que algo fluía en el aire de los bosques. Un aroma que se hacía más denso a cada noche, más cargado.
Y hacia unas noches todo cambió. El Dolor. El Dolor se hizo diferente. Mientras el Sol se ocultaba y los primeros haces de luna bañaban el camino, el escalofrío fue diferente.
Alejado del camino gritó. La sensación era distinta, muy diferente a la que ya se acostumbrara. El resonar de los huesos recolocándose, el dolor como si los músculos abrasasen con un fuego interno. Todo igual a la par que diferente.
El aullido cuando todo cesó resonó alto y con fuerza… y a lo lejos, quizás no mucho, fue correspondido.
La caza.
Hacia mucho que no sabia nada de la manada. Donde estuviesen no era cerca. Sus sentidos se habían agudizado.
Sin leyes, sin ley… había respetado lo que le habían dicho cuando llegó a estas tierras.
“Nada de humanos. Uno al mes como mucho”
Leyes, reglas… por el bien de uno mismo y de la manada.
Sin embargo la sensación que recorría las tierras, tan sutil… y a la vez tan salvaje.
Hacia unas lunas se había medio quebrado esa “ley”. Había cazado por que asi se lo había propuesto.
La muchacha sobrevivió. No era la intención del cazador dar muerte, sino cazar y saborear el premio.
El olor de la sangre, del miedo…El destello de ira y confianza en los ojos de la presa, bañados por el miedo y la desesperación.
Sin duda había sido una caza prospera.
Caza…
Los ruidos del bosque. El olor…
Phineas ajustó el sombrero de ala ancha y colocó la maltrecha pluma que lo adornaba. Inspiró hondo mirando el suelo, donde huellas y sangre reseca se entremezclaban.
Caza. Había sido divertido dar caza a una hembra y sentir el olor de perseguidores.
Se miró las mugrientas uñas. Cubiertas de sangre y tierra.
Caza… Algo le estaba incitando a ello…
… y quizás no hacia falta tal incitación.
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Caza y cazadores. Parte 1
Como cada vez que entraba en el bosque lo notó. La sensación que fluía en el aire lo embargaba impulsándole a seguir su instinto más primario.
Lejos del camino y de la entrada al bosque se dejo llevar. El Dolor fue leve y el aullido escalofriante.
La criatura abrió los ojos e inhalo aire profundamente. El olor del bosque, de los osgos, …
El grupo de osgos permanecía al acecho en el camino, a la espera del algún viajero o comerciante. Cazadores. Presas.
Desde lo alto del árbol, el licántropo cayó en medio del grupo. Las garras sesgaron las gargantas de los chamanes y luego la de los ataviados con armaduras y armas.
Cazadores cazados.
La criatura se deleito en su caza. Rápida, sencilla… Débiles que no merecían el bosque.
Con todo el aire que cabía en sus pulmones la criatura profirió el largo aullido de satisfacción de la caza. Un aullido que se interrumpió bruscamente al notar el pesado ruido de las cercanías. De un salto se alejó del camino adentrándose en las sombras del denso bosque.
- ¡Te digo que era un lobo e iba a dos patas!
- Por Moradin. ¿No sería un oso?
- Brbrbrbr.
Enanos… tres enanos armados y pertrechados.
La sensación que inundaba el bosque volvió a acuciarle… Caza.
Los ojos de la criatura examinaron al trío mientras inspeccionaban los restos de los osgos.
Los enanos se alejaron mientras golpeaban sus armas en sus escudos, ocasionando un ruido que despertaría a todo el bosque… si este no estuviese ya despierto.
La piernas impulsaron una rápida carrera. Lejos del camino, lo suficientemente lejos para no perder de vista las acciones de los enanos.
Cazador y presas.
Minutos después los enanos se pararon frente a la entrada al subterráneo osgo. Dos se arrodillaron, uno comenzó a proferir una salmodia en honra a Moradin.
Una presa asustada y alerta, es mejor que una presa indefensa.
Un nuevo aullido interrumpió el rezo y la concentración del trío.
- ¡Maldito chucho! ¡Sal aquí y te haré mi mascota!
Armas y escudos volvieron a las manos de los enanos mientras un par de rezos continuaban.
Tal y como antes hiciera, desde lo alto del árbol, se dejó caer frente a los enanos y gruñó mientras se alzaba cuan alto podía llegar a ser.
Los enanos se pusieron en formación. El miedo rezumaba bajo el denso olor a metal.
No eran osgos. Estaban coordinados… Una presa.
El fuego manó en los martillos, los músculos se tensaron, preparándose para el combate.
El licantropo se abalanzó sobre uno de ellos, los otros dos reaccionaron rápido.
Los martillo golpearon, el pelo se quemó a su contacto. Phineas gruñó mientras se volvía hacia las dos presas restantes mientras la rabia fluía por su ser.
Minutos después observaba a los tres enanos malheridos y derrotados.
Presas.
Paladeó la sangre de cada enano, de las heridas abiertas, la fuerte sangre de enano, impregnada del sabor de metal.
El licántropo observó la entrada hacia las cuevas osgas y arrastró lo necesario los cuerpos hasta allí.
Había dado caza, los enanos se habían defendido y le habían herido.
Fuertes. Que el Bosque y el Destino decidiesen su fortuna en esa entrada.
Chasqueó la mandíbula y se alejó.
Alrededor de una hora después.
El explorador observó con una sonrisa los maltrechos enanos… Los osgos se habían mantenido recelosos de salir.
Se acercó a uno y le dio un puntapié.
- ¿Estas vivo?
.Maltrechos en mente y cuerpo los enanos se incorporaron y ayudaron, una mujer acudió también al lugar.
Ya en la villa…
- Gracias por salvarnos la vida- el enano tendió su mano hacia Phineas.
- Si, claro. Siempre es bueno que alguien te deba una- la sonrisa del explorador dejaba la entremezcla de la ironía del momento y de la burla mientras estrechaba la mano del enano.
Como cada vez que entraba en el bosque lo notó. La sensación que fluía en el aire lo embargaba impulsándole a seguir su instinto más primario.
Lejos del camino y de la entrada al bosque se dejo llevar. El Dolor fue leve y el aullido escalofriante.
La criatura abrió los ojos e inhalo aire profundamente. El olor del bosque, de los osgos, …
El grupo de osgos permanecía al acecho en el camino, a la espera del algún viajero o comerciante. Cazadores. Presas.
Desde lo alto del árbol, el licántropo cayó en medio del grupo. Las garras sesgaron las gargantas de los chamanes y luego la de los ataviados con armaduras y armas.
Cazadores cazados.
La criatura se deleito en su caza. Rápida, sencilla… Débiles que no merecían el bosque.
Con todo el aire que cabía en sus pulmones la criatura profirió el largo aullido de satisfacción de la caza. Un aullido que se interrumpió bruscamente al notar el pesado ruido de las cercanías. De un salto se alejó del camino adentrándose en las sombras del denso bosque.
- ¡Te digo que era un lobo e iba a dos patas!
- Por Moradin. ¿No sería un oso?
- Brbrbrbr.
Enanos… tres enanos armados y pertrechados.
La sensación que inundaba el bosque volvió a acuciarle… Caza.
Los ojos de la criatura examinaron al trío mientras inspeccionaban los restos de los osgos.
Los enanos se alejaron mientras golpeaban sus armas en sus escudos, ocasionando un ruido que despertaría a todo el bosque… si este no estuviese ya despierto.
La piernas impulsaron una rápida carrera. Lejos del camino, lo suficientemente lejos para no perder de vista las acciones de los enanos.
Cazador y presas.
Minutos después los enanos se pararon frente a la entrada al subterráneo osgo. Dos se arrodillaron, uno comenzó a proferir una salmodia en honra a Moradin.
Una presa asustada y alerta, es mejor que una presa indefensa.
Un nuevo aullido interrumpió el rezo y la concentración del trío.
- ¡Maldito chucho! ¡Sal aquí y te haré mi mascota!
Armas y escudos volvieron a las manos de los enanos mientras un par de rezos continuaban.
Tal y como antes hiciera, desde lo alto del árbol, se dejó caer frente a los enanos y gruñó mientras se alzaba cuan alto podía llegar a ser.
Los enanos se pusieron en formación. El miedo rezumaba bajo el denso olor a metal.
No eran osgos. Estaban coordinados… Una presa.
El fuego manó en los martillos, los músculos se tensaron, preparándose para el combate.
El licantropo se abalanzó sobre uno de ellos, los otros dos reaccionaron rápido.
Los martillo golpearon, el pelo se quemó a su contacto. Phineas gruñó mientras se volvía hacia las dos presas restantes mientras la rabia fluía por su ser.
Minutos después observaba a los tres enanos malheridos y derrotados.
Presas.
Paladeó la sangre de cada enano, de las heridas abiertas, la fuerte sangre de enano, impregnada del sabor de metal.
El licántropo observó la entrada hacia las cuevas osgas y arrastró lo necesario los cuerpos hasta allí.
Había dado caza, los enanos se habían defendido y le habían herido.
Fuertes. Que el Bosque y el Destino decidiesen su fortuna en esa entrada.
Chasqueó la mandíbula y se alejó.
Alrededor de una hora después.
El explorador observó con una sonrisa los maltrechos enanos… Los osgos se habían mantenido recelosos de salir.
Se acercó a uno y le dio un puntapié.
- ¿Estas vivo?
.Maltrechos en mente y cuerpo los enanos se incorporaron y ayudaron, una mujer acudió también al lugar.
Ya en la villa…
- Gracias por salvarnos la vida- el enano tendió su mano hacia Phineas.
- Si, claro. Siempre es bueno que alguien te deba una- la sonrisa del explorador dejaba la entremezcla de la ironía del momento y de la burla mientras estrechaba la mano del enano.
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Caza y cazadores. Parte 2
Esquivó el aire gélido de un ágil salto lateral, dejando que el conjuro diese de lleno a uno de los compañeros del ogro.
Nada más tocar el suelo se abalanzó sobre el chaman con un nuevo salto.
Los espadones rasgaron la piel del licántropo. Las garras rasgaron la piel y las armaduras de los ogros.
El combate terminó en pocos minutos. Los ogros se desangraban en el suelo mientras Phineas los dejaba de lado e inspeccionaba sus pertenencias.
Las orejas se erizaron al percibir un chasquido cercano y alzó la vista del contenido de la bolsa.
No había nada en las cercanías. La hojarasca del suelo solo parecía tener el ajetreo del combate. La garganta dejó salir un gruñido gutural e inspiró hondo.
Ahí estaba… un aroma. Algo que no veía, algo que provenía de…
Los ojos del licántropo se alzaron a las altas ramas de los árboles. Una figura permanecía semiescondida al amparo de las ramas.
Rugió y comenzó un rápido ascenso. Las garras se clavaban en la corteza del árbol y le impulsaban con velocidad.
Sin embargo, a mitad de camino de alcanzar a su presa, la figura saltó hacia el suelo tratando de eludirle. Sin pensárselo Phineas se dejó caer.
La figura rodó sobre la hojarasca amortiguando la caída. Las piernas de Phineas soportaron el impacto con facilidad.
Frente a frente. El Cazador se había convertido en la presa. El Cazador tensó el arco y con el movimiento dejó entrever su cara.
En un instante un fogonazo asaltó la mente de Phineas , las garras se apoyaron en la hojarasca y observó a la elfa.
- (Zeras)
La elfa le había acompañado anteriormente y le había sido útil.
Dio un paso al frente, la elfa lo retrocedio… y salió a la carrera.
Verla correr nubló nuevamente parte de la racionalidad de Phineas… la presa se escapaba
Las piernas iniciaron una rápida persecución. Sin embargo los segundos eran cruciales, la presa era rápida y se acercaba al camino.
Recuperando parte del control se centró en la figura de la elfa… y actuó.
La rápida carrera de la elfa sufrió un traspié y redujo la marcha por uno o dos segundos. Lo suficiente.
Saltó sobre ella, todavía aturdida, y la alejó nuevamente del camino con brusquedad.
Ya lejos del camino nuevamente, la dejó en el suelo. Una de las garras alejó el arco fuera del alcance y la otra le oprimió el vientre.
- No te daré la satisfacción de oírme gritar.
Instintivamente las garras se hundieron levemente en el vientre de la elfa. Las punzadas fueron lo suficiente para que Zeras sofocase un gemido de dolor.
Con su presa inmovilizada la garra libre le quitó la capucha. Una larga uña recorrió la larga cicatriz de la cara de la elfa, sin dañarla.
- Tu cazar. Tu débil. – los ojos de la exploradora destilaban el temor y el pánico.
- tu burlarte?
- No. – Phineas se alejó un par de pasos – Zeras sobrevivir.
La elfa se incorporo y tomó el arco… miró al licántropo… y lo colgó a la espalda.
- Esto no quedara así. Vendrán otros a darte caza – dijo en un común demasiado acentuado con entonación elfica.
- Bosque ser bosque. Otros venir. Otros llegar.
Echó una última ojeada a Zeras y se alejó perdiéndose en las sombras nuevamente.
Aulló. Y su aullido fue correspondido por otros en diversos puntos.
Sea lo que fuese lo que había en los bosques tenía su parte de provecho y su parte perjudicial.
Se había descuidado en la Caza por la incitación. Le habían observado y estudiado sin darse el cuenta. Era un lujo que no podía permitirse.
El Dolor y la concentración le devolvieron a su forma humana…
Si algo pasaba, no era asunto suyo de momento. No iba a cometer nuevos errores… Tendría que tratar de sobreponerse a lo que anidaba en el bosque.
// hoy va de doblete. Agradecer a todos los afectados, el buen rollo que se ha tenido en las escenas y lo bien que se han llevado con sus pertinentes tiradas y acciones coherentes.
muy divertidas! ( y nutritivas..)
Esquivó el aire gélido de un ágil salto lateral, dejando que el conjuro diese de lleno a uno de los compañeros del ogro.
Nada más tocar el suelo se abalanzó sobre el chaman con un nuevo salto.
Los espadones rasgaron la piel del licántropo. Las garras rasgaron la piel y las armaduras de los ogros.
El combate terminó en pocos minutos. Los ogros se desangraban en el suelo mientras Phineas los dejaba de lado e inspeccionaba sus pertenencias.
Las orejas se erizaron al percibir un chasquido cercano y alzó la vista del contenido de la bolsa.
No había nada en las cercanías. La hojarasca del suelo solo parecía tener el ajetreo del combate. La garganta dejó salir un gruñido gutural e inspiró hondo.
Ahí estaba… un aroma. Algo que no veía, algo que provenía de…
Los ojos del licántropo se alzaron a las altas ramas de los árboles. Una figura permanecía semiescondida al amparo de las ramas.
Rugió y comenzó un rápido ascenso. Las garras se clavaban en la corteza del árbol y le impulsaban con velocidad.
Sin embargo, a mitad de camino de alcanzar a su presa, la figura saltó hacia el suelo tratando de eludirle. Sin pensárselo Phineas se dejó caer.
La figura rodó sobre la hojarasca amortiguando la caída. Las piernas de Phineas soportaron el impacto con facilidad.
Frente a frente. El Cazador se había convertido en la presa. El Cazador tensó el arco y con el movimiento dejó entrever su cara.
En un instante un fogonazo asaltó la mente de Phineas , las garras se apoyaron en la hojarasca y observó a la elfa.
- (Zeras)
La elfa le había acompañado anteriormente y le había sido útil.
Dio un paso al frente, la elfa lo retrocedio… y salió a la carrera.
Verla correr nubló nuevamente parte de la racionalidad de Phineas… la presa se escapaba
Las piernas iniciaron una rápida persecución. Sin embargo los segundos eran cruciales, la presa era rápida y se acercaba al camino.
Recuperando parte del control se centró en la figura de la elfa… y actuó.
La rápida carrera de la elfa sufrió un traspié y redujo la marcha por uno o dos segundos. Lo suficiente.
Saltó sobre ella, todavía aturdida, y la alejó nuevamente del camino con brusquedad.
Ya lejos del camino nuevamente, la dejó en el suelo. Una de las garras alejó el arco fuera del alcance y la otra le oprimió el vientre.
- No te daré la satisfacción de oírme gritar.
Instintivamente las garras se hundieron levemente en el vientre de la elfa. Las punzadas fueron lo suficiente para que Zeras sofocase un gemido de dolor.
Con su presa inmovilizada la garra libre le quitó la capucha. Una larga uña recorrió la larga cicatriz de la cara de la elfa, sin dañarla.
- Tu cazar. Tu débil. – los ojos de la exploradora destilaban el temor y el pánico.
- tu burlarte?
- No. – Phineas se alejó un par de pasos – Zeras sobrevivir.
La elfa se incorporo y tomó el arco… miró al licántropo… y lo colgó a la espalda.
- Esto no quedara así. Vendrán otros a darte caza – dijo en un común demasiado acentuado con entonación elfica.
- Bosque ser bosque. Otros venir. Otros llegar.
Echó una última ojeada a Zeras y se alejó perdiéndose en las sombras nuevamente.
Aulló. Y su aullido fue correspondido por otros en diversos puntos.
Sea lo que fuese lo que había en los bosques tenía su parte de provecho y su parte perjudicial.
Se había descuidado en la Caza por la incitación. Le habían observado y estudiado sin darse el cuenta. Era un lujo que no podía permitirse.
El Dolor y la concentración le devolvieron a su forma humana…
Si algo pasaba, no era asunto suyo de momento. No iba a cometer nuevos errores… Tendría que tratar de sobreponerse a lo que anidaba en el bosque.
// hoy va de doblete. Agradecer a todos los afectados, el buen rollo que se ha tenido en las escenas y lo bien que se han llevado con sus pertinentes tiradas y acciones coherentes.
muy divertidas! ( y nutritivas..)
Quarrel Alaounthus
Vildiara Selh,
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Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Siento engorrinar el post pero....
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La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
- TanisHAnderson
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- Ubicación: alli... a la izquierda segun vas a la derecha y retrocediendo todo de frente... es decir... AQUI
Re: Noche… Luna… Oscuridad.
Quita, quita... Siempre caen bien las opiniones. 

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