El León Negro

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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El_Darko
Tigre Terrible
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El León Negro

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Lobos de Mar

Vargas lo dijo antes, pero Dann ya los había visto.
- Lobos.
- Y parecen hambrientos – contestó-. Vamos a intentar rodearlos.
El camino a Sundabar había resultado sencillo hasta el momento, pero una manada de lobos era arriesgarse demasiado.

- Esto es arriesgarse demasiado.
El chico estaba de pie en la cubierta del barco, mirando fijamente a su capitán. El navío luskanita era capaz de abordar barcos poco preparados, pero este barco mercante estaba obviamente protegida por mercenarios. El capitán sonrió socarronamente.
- ¿Que pasa, negrito? ¿Te has dejado las agallas en tierra? Si quieres cuando abordamos escondete y llora como una niña. Pero luego no reclames tu parte del botín.
Una carcajada colectiva sonó en el barco y Dann se sintió humillado. Apretando los dientes miró el barco que se preparaban para abordar y supo que no tenían ninguna posibilidad.


No tenían ninguna posibilidad. Uno de los lobos les había seguido el rastro y toda la manada estaba atacándoles, hambrientos, desesperados. Vargas se batía como un demonio con su ropera al lado mientras él había renunciado a su espada corta y paraba las acometidas con el escudo. Un lobo le clavó sus dientes como agujas en la pantorrilla y calló con un grito al suelo. Lo último que sintió fue un fuerte pinchazo en la yugular y como ya con las armas en el suelo, intentaba sin éxito tapar la herida con sus manos.

Intentó sin éxito tapar la herida con sus manos mientras el clérigo atendía al resto de heridos de la barca. El abordaje fue una locura y apenas una docena de la tripulación habían conseguido escapar. Entonces supo que esa vida no era para él. Odiaba Luskan. Odiaba el barco. Odiaba estar siempre a las ordenes de un capitán más preocupado en su gloria que en sus hombres. Odiaba las tormentas, la piratería, todo lo que su odiado padre había querido que fuese. Desde entonces, seguiría con su propia vida.

A pesar de todo, seguía con vida. El clérigo de Lathander le explicó como Vargas había traído su cuerpo desangrado y había pedido la resurrección. Dann volvió a la vida después de un largo proceso y aún tuvo que estar mucho tiempo convaleciente. Se despidió de los clérigos con una sonrisa, a pesar de que sabía que no habían gastado muchos recursos en él y no paraban de reprocharle su falta de fe. Seguía vivo, y eso era lo único que importaba.
"En un mundo orgulloso de sus frutas y verduras, aprendí a ser bollería industrial."

Darko, 21st Century Digital Boy

"¡Nanananananana nanananananana maaaagooooooos!"
El_Darko
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Re: El León Negro

Mensaje por El_Darko »

Tempestad

Los primeros rayos de sol le dieron en la cara, empezando a hacer notar una terrible resaca. Con un gruñido, miró alrededor para ver donde estaba: Villanieve, apoyado en el pozo... Y completamente desvalijado.
Se levantó con esfuerzo y arrastró los pasos hasta Cara, que cubría su semidesnudez con una capa bajo la lluvia.
- Hola cariño, ¿buscando un buen rato?
Dann habló con la boca pastosa:
- Hoy no, preciosa... ¿Me puedes decir si armé mucho escándalo anoche?
Cara rió.
- Diría que han oído tus canciones de marinero hasta en Baldur. Especialmente esa de la doncella y la anguila...
Empezó a esbozar una media sonrisa cansada cuando notó unos pasos apremiantes detrás, una respiración agitada y el rumor de un acero. Dann se apartó con facilidad y llevó ambas manos a las vainas para encontrar... Nada. El bandido le pidió la bolsa con un tinte desesperado en su voz, pero el guerrero no escuchó nada, solo sentía crecer una ira sorda dentro de el. Sus espadas. Sus hermanas. Sus pequeñas. Apretó los dientes y le pegó un puñetazo brutal al ladrón que le hizo caer redondo sobre un charco. Detrás, Cara dejó escapar un suspiro entrecortado.
- ¿Viste si alguien me robó las espadas, preciosa?
- N.. No. Las llevabas cuando hablaste conmigo... Te las deben de haber quitado en las últimas horas...

Se despidió con un gruñido y empezó a buscar.

Una visita al Local de Vándar, un par de palizas y una negociación dura con el mediano le trajeron de vuelta sus espadas, y cuando las recuperó, sintió que recuperaba parte de su cuerpo. Sin pensarlo, se dirigió al Norte y luego al Oeste. Sus pies lo sabían desde el principio, pero él no supo donde se dirigía hasta que no estuvo en la corriente del Nevesmortas. Se deshizo de los huargos sin muchos problemas y empezó a subir la ladera, consciente de todos los golpes, todas las palizas que había recibido de aquellos orcos. Pero ahora era diferente, ahora lo comprendía. Vio al orco y este corrió hacía Dann, rugiendo de forma ensordecedora. Por un momento dudó y por ese momento recibió un golpe con el escudo que le dejó sin respiración. Entonces reaccionó, afianzó las armas en sus manos y empezó a luchar. Por cada hachazo que le intentaba propinar el orco, Dann atacaba cinco veces, como una lluvia de acero, rápido, preciso, furioso. Como una tempestad.

Unas horas después, estaba plantado en medio del campamento orco. Respirando agitadamente. Ensangrentado. Espada en llamas en una mano y espada corta teñida de rojo en la otra. Rodeado de cuerpos de orcos que había cazado uno a uno. Miró atrás, a la cueva... Pero aun no era el momento. Solo había dado el primer paso, había aprendido la primera lección.

A veces, para saber cuanto amas algo, primero tienes que perderlo.
"En un mundo orgulloso de sus frutas y verduras, aprendí a ser bollería industrial."

Darko, 21st Century Digital Boy

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