//Dado que desgraciadamente he terminado el examen demasiado pronto tenia algo de tiempo libre así que me puse a escribir, nunca he sido precisamente el mejor escritor del mundo, pero al menos se relata lo que pasó (Mas o menos xD)
Cuando vimos los primeros exploradores Osgos supimos que algo no iba bien, al fin y al cabo el paso del orco muerto, como algunos lo llaman, se caracterizaba por tener unas cuevas habitadas por orcos que asaltaban a todo aquel tan estúpido como para intentar cruzarlo, por eso la presencia de osgos era inusual, a la vez que preocupante. Nuestra presencia allí era para comprobar si los licántropos lo estaban cruzando, ya que los avistamientos en el camino de adbar estaban a la orden del día o si los orcos aun estaba inconscientemente haciéndonos un favor manteniéndolos a raya.
La incursión fue discreta, en lugar de llamar la atención atacábamos los pocos puestos de vigilancia de los que disponían los orcos, mientras la pastora de arboles Naldina se encargaba de evitar que corrieran a dar la alarma mis flechas acallaban a los orcos rápidamente y con discreción, las heridas que sufrimos eran superficiales tal y como habíamos previsto. Fue entonces cuando vimos los osgos. Con las protecciones que usábamos los orcos no eran un problema pero no estábamos preparadas para la brutalidad que demostraron esos osgos, hábiles tanto con el arco como en combate cuerpo a cuerpo, solo pudimos replegarnos y atacar poco a poco, emboscándoles uno a uno hasta acabar con los que montaban guardia en el exterior de la cueva. Decididas y confiadas entramos en la cueva que custodiaban, la curiosidad de por qué orcos y osgos estaban en el mismo lugar sin haber conflicto entre ellos se impuso al sentido común.
La cueva era oscura, aun así nada que molestase excesivamente nuestra visión elfica, el silencio del lugar era inquietante y los rastros del suelo, a primera vista tan solo de los orcos que habitaban el paso. Avanzamos silenciosamente hasta que, demasiado tarde vi huellas en las que no había reparado en un principio, la advertencia murió en mi garganta cuando una gran cantidad de osgos cayeron sobre la pastora de arboles. Desenvainando la espada intenté cargar para apartarlos de ella hasta que un murmuro pronunciado por un osgo que se había quedado atrasado me sumió en la oscuridad.
Minutos después desperté para ver el preocupado rastro de la joven Naldina, la que pese a todo me había sacado del lugar y cuidado hasta que me recuperara. Una vez más me sorprendió su poder, joven y a veces algo impulsiva no deja de demostrar a todos los de su alrededor un talento y sabiduría fuera del alcance de muchos, sin duda al igual que su madre, es una prodigiosa hija del bosque designada por Silvanus para algo grande.
La situación no estaba bien, nos habíamos refugiado en una ladera desde la que los orcos y osgos no podían vernos, aun así estábamos agotadas y heridas y si salíamos ahora nos precipitaríamos a una muerte segura por lo que hicimos lo mas lógico, ocultas como estábamos descansamos unas horas y aguardamos dando a nuestros perseguidores la sensación de que nos habíamos marchado del lugar y así aprovechamos para recuperar ánimos y fuerzas. Partimos al anochecer hacia la cueva cautelosas y sabiendo que tanta protección por parte de ambas razas significaba algo grande, algo que debíamos saber si no queríamos tener demasiados frentes abiertos en poco tiempo.
La oscuridad de la cueva nos dio la bienvenida de nuevo cuando silenciosamente entramos en ella, esta vez el silencio de la misma no nos dio confianza, si no que nos puso en alerta, o se habían marchado o nos estaban esperando y ninguna de las dos era buena para nosotras. Trampas cuidadosamente colocadas y que fueron cuidadosamente evitadas nos dieron a entender que nos estaban esperando y tras avanzar con discreción se produjo un combate enque a diferencia del anterior, esta vez éramos nosotras las que sorprendimos a esas criaturas.
Nunca desates la furia de los bosques, y esas criaturas comprendieron ese día el por que, relámpagos cayeron dentro de esa cueva alcanzando a todos los orcos, columnas de fuego hicieron arder a mas orcos, las plegarias de la joven Dama del bosque eran respondidas de una forma efectivamente brutal, mientras tanto yo me encargaba de empujar a los orcos y osgos atrás, evitando que alcanzaran a la Druida. Minutos pasaron y el ímpetu combativo de las criaturas se perdió y nos vimos rodeadas de cadáveres….
Examinamos la cueva, buscando los motivos de tan extraña reunión y encontramos un pergamino, mis conocimientos del orco son vulgares e incompletos, aprendido por todo el tiempo observando a esas criaturas, cazándolas, esas décadas tras ellos me sirvieron para saber que decía el pergamino, una confusa profecía que rezaba sí:
“Del pasado cercano, del exilio remoto olvidado, ella volverá…”
Junto con el extraño símbolo que adquirimos del brazo de uno de los orcos, una luna roja atravesada por un colmillo negro, partimos de regreso al refugio puesto que mi tarea de vigilar los alrededores tenía que continuar, la dama Naldina sería la encargada de investigar más el asunto…
//Y eso es todo lo que vivió Zeras antes de que su jugador se fuera a sobar xD
Los Orcos y la profecía
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