Sujeto i74c14
Publicado: Vie Jun 24, 2011 9:57 pm
Esta historia es para encaminar el pasado de Sinadriel, mi nuevo pj con trasfondo Maligno, pero para comprender su comportamiento actual en el servidor, han de pasar algunas historias más. La historia está basada en las ideas que mas me gustan de lo que he leído sobre reinos perdidos, que es el reino de nether antiguo, y en esta parte habrá una joven e inocente Sinadriel, y un liche Netheriano, que ya se descubrirán sus propositos en el futuro y el por qué hace lo que hace. Espero que os guste y no os parezca del todo cuento chino u os parezca excesivamente fantasioso. He intentado darle un toque de fantasía combinado con las cosas que he llegado a leer, así que aunque parezca extraño, más extraño es el mundo de Nether antiguo y sus magias que rompen los esquemas normales.
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Sujeto i74c14
El sol deslumbraba en lo alto de la colina, el prado era verde y la brisa suave y refrescante. La hierba danzaba al revoloteo de los pájaros y los insectos. El rio surcaba al interior del mar de los dragones, que fría sus aguas emanaban de las montañas del este y del oeste que al sol de la primavera derretía las blancas cumbres que desde la llanura se podían ver.
En este bonito lugar se encontraba la protagonista de nuestra historia, una joven e inocente elfa de dorados cabellos, correteando tras su hermano mayor, intentando cogerlo mientras sus padres, tumbados en una tibia sombra bajo un árbol preparaban el descanso y regazo de paz.
- ¡No corras hermano, antes o después voy a cogerte!
- Con esas flacas piernas y con los pies descalzos jamás me vas a coger. Já, si a duras penas te han crecido aun los pechos y pronto cumplirás los 17.
La jovencita se detuvo y su hermano comenzó a correr más rápido pero cuando volvió la cara de mirarla, ¡Zas! De bruces fue a dar con ella. Rodaron un poco del encuentro.
- ¡Jajajaja! – la joven se reía – No todo es músculos hermanito, ¡jajajaja! – se rascaba un poco la cabeza del choque.
- Ya veo ya, estas desarrollando muy bien tus habilidades como bruja, pequeña Sina…
- Es arcana, arcaaana… - le sacaba le lengua –
- Pues eso mismo, bruja, bruuuja. – Se incorporaba el joven fornido – bueno, vamos a tomar algo, me parece que padre nos llama al lejos.
- Si, vamos, estoy sedienta.
Caminaron hacia el árbol frondoso donde descansaban sus padres.
El tiempo, soleado y sin apenas nubes rápidamente tornó en tormentas y antes de avanzar escasos metros hacia sus padres, oscuro y lluvioso. La joven, asustada, se agarró a su hermano.
- ¡Esto no es algo de fuerzas naturales!, ¡algo malo va a suceder Sinadriel! ¡Debes de permanecer cerca de mí!
- ¡Padre nos llama Kail, padre nos llama!
- ¡Lo sé!, ¡no logro oírlo por la lluvia pero puedo verlo!, ¡vamos con él despacito!
Sus padres recogían todo los enseres que habían desplegado sobre una fina tela, y desataba a los caballos que atados al árbol permanecían asustados. Una densa niebla oscura emanaba desde el interior de la arboleda cercana al prado, y jinetes montados en oscuros caballos y de rostro cubierto, emanaban. Un frio terror recorría el cuerpo de los dos jóvenes, que por el espectáculo, petrificado quedaron; sin que sus padres pudiesen haberlo evitado, una lanza traspasó el pecho de la madre, y un martillo desquebrajó el cráneo del padre. Un grito entre llantos surgió de la garganta de Sinadriel.
- ¡¿Por queeeé? Noooooo… nooo….! Padre…. ¡Madreee!
- Vamos Sinadriel…! Vamos levanta!, ¡tenemos que correr! ¡Tenemos que alcanzar el bosque!
El joven levantó a duras penas a su hermana y la tiraba para que corriese, pero rápidamente los rodearon entre 3 jinetes. Callados y sin expresión alguna, los apuntaron con las lanzas y armas que portaban, y desde atrás, desde donde sus padres yacían muertos, una figura cubierta de trapos emanaba desde el vacío.
- Los quiero vivos, pero el chico… lleva un arma.
Escondida en la bota llevaba la daga, que tras unas palabras del enigmático ente, empezó a arder.
- Ahh!! Ah!! - intentaba quitarse la bota -.
Sinadriel lloraba asustada, pidiéndoles poder marchar.
- Tomadlos y llevadlos a c14.
- Si maestro.
La figura desapareció delante de ellos, y los jinetes desmontaron caminando hacia ellos. En un instante, una niebla oscura apagaba toda mínima presencia de luz y solo se escucho el grito aterrador de los jóvenes.
Las gotas se escuchaban caer en la lejanía, la periocidad marcaba el curso del tiempo, el charrasqueo de las antorchas encendidas del interior, marcaban la presencia. Amarrada a los grilletes, entre barrotes y sola se encontraba la joven elfa, donde permaneció durante horas. Las fuerzas la abandonaban y las lágrimas dieron paso al silencio.
Era de noche, y ella lo supo, había pasado un día y medio desde su secuestro y se despertó por el ruido de cadenas tiradas por esqueletos armados. Esta imagen de los esqueletos la estremeció y más cuando vio a su hermano arrastrado con el rostro cubierto.
- ¡Kail… Kaiiiiiiiiil!
- Se fuerte pequeña, ¡se fuerte!
Despareció a lo largo del pasillo y a los minutos se escucharon gritos de dolor desquebrajados del joven Kail. Sinadriel se tapaba como podía los oídos y solo podía intentar querer despertar como de un sueño.
- Tengo que salir de aquí, tengo que salir de aquí, tengo que salir… - en su mente solo brotaba esas palabras – Debo de intentar salir…
Cesaron los gritos, apenas unos minutos duraron, y volvieron a sonar las cadenas, que arrastraban a su hermano chamuscado y con el pecho perforado con una piedra verde emanante de energía y los ojos vueltos en blanco. No le tuvo tiempo ni de replicar ningún sonido cuando un esqueleto coronado apareció junto a su celda.
- Saquen al sujeto i74 y prepárenla para la inserción de una oxidiana de ioun mayor. – resonaba la voz hueca en la galería –
Entraron a por ella y la sacaron tirando de ella. Solo podía gritar y sollozar, mientras miraba a su hermano túnel abajo.
Llegaron a una gran instancia, iluminada por fuegos de diferentes colores y lleno de matraces y soluciones químicas. La forzaron y le quitaron toda la topa a tirones. Desnuda la colocaron sobre una mesa, la ataron y la incorporaron. Allí había esqueletos animados, no podía concebir lo que veían sus ojos, y aunque poco entendía, pudo ver que había 1 figura destacable, que solo quedó cuando todo estuvo listo.
- Que quieres de mí, ¡no he hecho nada! – le dijo al esqueleto- esto… no puede ser real –musitaba- no existen los esqueletos vivientes más que en los cuentos de miedo…
- Ja… ja… ja… - parecía hacerle gracia sus palabras al esqueleto- No sufras pequeña, todo acaba aquí, o tal vez… comience…
La elevó unos metros sobre el suelo y el poderoso esqueleto pronto empezó a levitar del suelo, acercándose a ella mientras acercaba a su mano una piedra que flotaba a hacia él, emanando cierta aura blanca. Desesperada se retorcía intentando escapar asustada recordando la piedra del pecho de su hermano y los gritos desgarradores. La instancia rápidamente empezó a reconducir rayos de luz sobre la piedra y fuertemente la presionó sobre el pecho de la joven quemándole. Siguió presionando hasta hundir su mano por completo en el pecho y después de eso, dejó la piedra dentro de su cuerpo, cerca de su corazón. La joven yacía semiinconsciente por el dolor sin apenas respiración y desangrada mientras descendía lentamente hasta tocar el suelo. El Liche la observó un instante levantándole la cara y despejándole el rostro de los pelos. Estaba sudando, sin habla y apenas podía mantener la mirada sobre el esqueleto coronado. Sus ojos de color dorado comenzaron a tornar en un gris claro muy intenso, como una nube de humo claro, tornando sus ojos de color permanentemente, y sus heridas cicatrizar como si nada hubiese pasado. El liche rápidamente chasqueó los dedos y aparecieron esqueletos.
- Éxito logrado con la oxidiana mayor… lleven al sujeto i74 a la cámara sellada.
La descolgaron y derrumbada toco el suelo, y terminó desmallándose. Llevaron su cuerpo pasillo abajo sobre una camilla de lonas roídas por el tiempo, descendiendo piso tras piso, escaleras abajo hasta la más absoluta oscuridad.
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Sujeto i74c14
El sol deslumbraba en lo alto de la colina, el prado era verde y la brisa suave y refrescante. La hierba danzaba al revoloteo de los pájaros y los insectos. El rio surcaba al interior del mar de los dragones, que fría sus aguas emanaban de las montañas del este y del oeste que al sol de la primavera derretía las blancas cumbres que desde la llanura se podían ver.
En este bonito lugar se encontraba la protagonista de nuestra historia, una joven e inocente elfa de dorados cabellos, correteando tras su hermano mayor, intentando cogerlo mientras sus padres, tumbados en una tibia sombra bajo un árbol preparaban el descanso y regazo de paz.
- ¡No corras hermano, antes o después voy a cogerte!
- Con esas flacas piernas y con los pies descalzos jamás me vas a coger. Já, si a duras penas te han crecido aun los pechos y pronto cumplirás los 17.
La jovencita se detuvo y su hermano comenzó a correr más rápido pero cuando volvió la cara de mirarla, ¡Zas! De bruces fue a dar con ella. Rodaron un poco del encuentro.
- ¡Jajajaja! – la joven se reía – No todo es músculos hermanito, ¡jajajaja! – se rascaba un poco la cabeza del choque.
- Ya veo ya, estas desarrollando muy bien tus habilidades como bruja, pequeña Sina…
- Es arcana, arcaaana… - le sacaba le lengua –
- Pues eso mismo, bruja, bruuuja. – Se incorporaba el joven fornido – bueno, vamos a tomar algo, me parece que padre nos llama al lejos.
- Si, vamos, estoy sedienta.
Caminaron hacia el árbol frondoso donde descansaban sus padres.
El tiempo, soleado y sin apenas nubes rápidamente tornó en tormentas y antes de avanzar escasos metros hacia sus padres, oscuro y lluvioso. La joven, asustada, se agarró a su hermano.
- ¡Esto no es algo de fuerzas naturales!, ¡algo malo va a suceder Sinadriel! ¡Debes de permanecer cerca de mí!
- ¡Padre nos llama Kail, padre nos llama!
- ¡Lo sé!, ¡no logro oírlo por la lluvia pero puedo verlo!, ¡vamos con él despacito!
Sus padres recogían todo los enseres que habían desplegado sobre una fina tela, y desataba a los caballos que atados al árbol permanecían asustados. Una densa niebla oscura emanaba desde el interior de la arboleda cercana al prado, y jinetes montados en oscuros caballos y de rostro cubierto, emanaban. Un frio terror recorría el cuerpo de los dos jóvenes, que por el espectáculo, petrificado quedaron; sin que sus padres pudiesen haberlo evitado, una lanza traspasó el pecho de la madre, y un martillo desquebrajó el cráneo del padre. Un grito entre llantos surgió de la garganta de Sinadriel.
- ¡¿Por queeeé? Noooooo… nooo….! Padre…. ¡Madreee!
- Vamos Sinadriel…! Vamos levanta!, ¡tenemos que correr! ¡Tenemos que alcanzar el bosque!
El joven levantó a duras penas a su hermana y la tiraba para que corriese, pero rápidamente los rodearon entre 3 jinetes. Callados y sin expresión alguna, los apuntaron con las lanzas y armas que portaban, y desde atrás, desde donde sus padres yacían muertos, una figura cubierta de trapos emanaba desde el vacío.
- Los quiero vivos, pero el chico… lleva un arma.
Escondida en la bota llevaba la daga, que tras unas palabras del enigmático ente, empezó a arder.
- Ahh!! Ah!! - intentaba quitarse la bota -.
Sinadriel lloraba asustada, pidiéndoles poder marchar.
- Tomadlos y llevadlos a c14.
- Si maestro.
La figura desapareció delante de ellos, y los jinetes desmontaron caminando hacia ellos. En un instante, una niebla oscura apagaba toda mínima presencia de luz y solo se escucho el grito aterrador de los jóvenes.
Las gotas se escuchaban caer en la lejanía, la periocidad marcaba el curso del tiempo, el charrasqueo de las antorchas encendidas del interior, marcaban la presencia. Amarrada a los grilletes, entre barrotes y sola se encontraba la joven elfa, donde permaneció durante horas. Las fuerzas la abandonaban y las lágrimas dieron paso al silencio.
Era de noche, y ella lo supo, había pasado un día y medio desde su secuestro y se despertó por el ruido de cadenas tiradas por esqueletos armados. Esta imagen de los esqueletos la estremeció y más cuando vio a su hermano arrastrado con el rostro cubierto.
- ¡Kail… Kaiiiiiiiiil!
- Se fuerte pequeña, ¡se fuerte!
Despareció a lo largo del pasillo y a los minutos se escucharon gritos de dolor desquebrajados del joven Kail. Sinadriel se tapaba como podía los oídos y solo podía intentar querer despertar como de un sueño.
- Tengo que salir de aquí, tengo que salir de aquí, tengo que salir… - en su mente solo brotaba esas palabras – Debo de intentar salir…
Cesaron los gritos, apenas unos minutos duraron, y volvieron a sonar las cadenas, que arrastraban a su hermano chamuscado y con el pecho perforado con una piedra verde emanante de energía y los ojos vueltos en blanco. No le tuvo tiempo ni de replicar ningún sonido cuando un esqueleto coronado apareció junto a su celda.
- Saquen al sujeto i74 y prepárenla para la inserción de una oxidiana de ioun mayor. – resonaba la voz hueca en la galería –
Entraron a por ella y la sacaron tirando de ella. Solo podía gritar y sollozar, mientras miraba a su hermano túnel abajo.
Llegaron a una gran instancia, iluminada por fuegos de diferentes colores y lleno de matraces y soluciones químicas. La forzaron y le quitaron toda la topa a tirones. Desnuda la colocaron sobre una mesa, la ataron y la incorporaron. Allí había esqueletos animados, no podía concebir lo que veían sus ojos, y aunque poco entendía, pudo ver que había 1 figura destacable, que solo quedó cuando todo estuvo listo.
- Que quieres de mí, ¡no he hecho nada! – le dijo al esqueleto- esto… no puede ser real –musitaba- no existen los esqueletos vivientes más que en los cuentos de miedo…
- Ja… ja… ja… - parecía hacerle gracia sus palabras al esqueleto- No sufras pequeña, todo acaba aquí, o tal vez… comience…
La elevó unos metros sobre el suelo y el poderoso esqueleto pronto empezó a levitar del suelo, acercándose a ella mientras acercaba a su mano una piedra que flotaba a hacia él, emanando cierta aura blanca. Desesperada se retorcía intentando escapar asustada recordando la piedra del pecho de su hermano y los gritos desgarradores. La instancia rápidamente empezó a reconducir rayos de luz sobre la piedra y fuertemente la presionó sobre el pecho de la joven quemándole. Siguió presionando hasta hundir su mano por completo en el pecho y después de eso, dejó la piedra dentro de su cuerpo, cerca de su corazón. La joven yacía semiinconsciente por el dolor sin apenas respiración y desangrada mientras descendía lentamente hasta tocar el suelo. El Liche la observó un instante levantándole la cara y despejándole el rostro de los pelos. Estaba sudando, sin habla y apenas podía mantener la mirada sobre el esqueleto coronado. Sus ojos de color dorado comenzaron a tornar en un gris claro muy intenso, como una nube de humo claro, tornando sus ojos de color permanentemente, y sus heridas cicatrizar como si nada hubiese pasado. El liche rápidamente chasqueó los dedos y aparecieron esqueletos.
- Éxito logrado con la oxidiana mayor… lleven al sujeto i74 a la cámara sellada.
La descolgaron y derrumbada toco el suelo, y terminó desmallándose. Llevaron su cuerpo pasillo abajo sobre una camilla de lonas roídas por el tiempo, descendiendo piso tras piso, escaleras abajo hasta la más absoluta oscuridad.