El Exilio del Halcón (Nauzet Magek)
Publicado: Vie Feb 10, 2012 2:15 am
El hombre de piel tostada se inclinó sobre él con una sonrisa contenida desviando su mirada preocupada hacia las vendas del joven hombre que yacía frente a él. Fuera de la tienda que los cubría la noche había caído trayendo un manto fresco sobre la tierra desolada por el sol. Llegaban el sonido ronco de los dromedarios que cargaban las mercancías, los relinchos de los pocos caballos que usaba alguno de los guerreros que los acompañaban, alguien llamaba al resto para se unieran a la cena alrededor de la hoguera.
- Es bueno ver que tus heridas sanan y que vuelves a estar entre nosotros Nauzet. – La voz amable del hombre dirigió el pensamiento de Nauzet hacia el presente, sacándolo de lo ocurrido tres días atrás.
- Solo ha sido gracias a tus cuidados Sâleh, te lo tengo que agradecer todo.
El hombre levantó una mano, interrumpiéndolo. Sus movimientos eran lentos, amplios, abarcándolo todo con sencillez.
- Tu padre era amigo mio, y su padre ya trató con el mio. No me debes nada, solo mantener los lazos de amistad de nuestras familias. – Miró al herido preocupado, mesándose la barba entrecana. – Pero me temo que eres el último de ellos. – Dijo finalmente, con un susurro de voz.
- Que Anhur haya intercedido antes Osiris para que llegaran a salvo a las Tierras de la Muerte. – La voz de Nauzet sonaba contenida cuando contestó. – En estas tierras no encontraré nada más que la muerte, ya la habría encontrado entre los escorpiones de no ser por ti. – Miró al viejo amigo de su padre. – Lamento tener que pedirte algo más.
- Nauzet, heredero de tu padre Nairam. Te acabo de ofrecer mi amistad en un momento triste para los dos, pero con ella te ofrezco mi ayuda. Habla y si puedo, te ayudaré.
Nauzet miró hacia la entrada de la tienda, consciente de la actividad que había fuera y cómo la tienda los separaba de ella. Allí estaba el país que quería y deseaba proteger, pero allí moriría solo.
- Ayudame a dejar Mulhorand, a viajar lejos… tanto que no pueda volver si me arrepintiera. – Intentó tragar saliva con la garganta completamente seca. Sâleh le acercó un vasito de agua.
- Puedo ayudarte… pero piénsalo bien. Es un viaje peligroso, la primera parte ya la conoces. Pero continuará muchas jornadas más… y te alejaras de este lugar, que sé que tu familia adora y protege.
Nauzet asintió despacio mientras volvía a sumirse en el sopor que le inducía la ligera droga que había mezclada en el agua, mientras las palabras de los zakharinos hablaban a su alrededor celebrando la vida y maldiciendo la muerte.
Estrechó la mano del capitán con el que había viajado casi un año, ¿o había sido más? Habían remontado las costas hasta llegar a Calimport. Ni siquiera aquella ciudad le sedujo, temeroso de alguna manipulación desde el lejano Mulhorand podría salpicarle allí donde llegaban sus mercaderes. Fue entonces cuando el capitán le habló de una región muy al norte a donde podía llegar desde Aguasprofundas, donde se despedían.
- Gracias por el viaje capitán, y por tu paciencia enseñándome los rudimentos de vuestra lengua.
- Gracias a ti Nauzet de los Malek. Un amigo de Sâleh es amigo mio. Sigo pensando que no deberías ir allí, no es lugar para nosotros. Nieva, llueve, hace frío, no es el exilio que yo elegiría amigo. Vuelve con nosotros a las ciudades de Zakhara.
- No es cómodo, no es agradable. – Niega un poco sonriendo despacio al capitán. – Zakhara será un lugar más para nosotros, pero no quiero sustituir mi país… solo me exilio de él.
- Sigo pensando que el sol te ha frito los sesos Nauzet. – hizo un gesto a un marino que le trajo un paquete alargado presentándoselo al joven que partía, de él extrajo una cimitarra. - No es la mejor que podrás encontrar, pero es mi regalo de despedida. Te cuidará durante algún tiempo.
Nauzet empuñó la familiar arma pensando que se tendría que acostumbrar a su peso y sonrió volviendo a despedirse para emprender el camino que le llevaría, junto a un grupo de comerciantes, al área que la gente llamaba la Marca Argéntea.
//disculpas, lo puse en un foro que no tocaba, así que borre el anterior y lo puse en su lugar.
- Es bueno ver que tus heridas sanan y que vuelves a estar entre nosotros Nauzet. – La voz amable del hombre dirigió el pensamiento de Nauzet hacia el presente, sacándolo de lo ocurrido tres días atrás.
- Solo ha sido gracias a tus cuidados Sâleh, te lo tengo que agradecer todo.
El hombre levantó una mano, interrumpiéndolo. Sus movimientos eran lentos, amplios, abarcándolo todo con sencillez.
- Tu padre era amigo mio, y su padre ya trató con el mio. No me debes nada, solo mantener los lazos de amistad de nuestras familias. – Miró al herido preocupado, mesándose la barba entrecana. – Pero me temo que eres el último de ellos. – Dijo finalmente, con un susurro de voz.
- Que Anhur haya intercedido antes Osiris para que llegaran a salvo a las Tierras de la Muerte. – La voz de Nauzet sonaba contenida cuando contestó. – En estas tierras no encontraré nada más que la muerte, ya la habría encontrado entre los escorpiones de no ser por ti. – Miró al viejo amigo de su padre. – Lamento tener que pedirte algo más.
- Nauzet, heredero de tu padre Nairam. Te acabo de ofrecer mi amistad en un momento triste para los dos, pero con ella te ofrezco mi ayuda. Habla y si puedo, te ayudaré.
Nauzet miró hacia la entrada de la tienda, consciente de la actividad que había fuera y cómo la tienda los separaba de ella. Allí estaba el país que quería y deseaba proteger, pero allí moriría solo.
- Ayudame a dejar Mulhorand, a viajar lejos… tanto que no pueda volver si me arrepintiera. – Intentó tragar saliva con la garganta completamente seca. Sâleh le acercó un vasito de agua.
- Puedo ayudarte… pero piénsalo bien. Es un viaje peligroso, la primera parte ya la conoces. Pero continuará muchas jornadas más… y te alejaras de este lugar, que sé que tu familia adora y protege.
Nauzet asintió despacio mientras volvía a sumirse en el sopor que le inducía la ligera droga que había mezclada en el agua, mientras las palabras de los zakharinos hablaban a su alrededor celebrando la vida y maldiciendo la muerte.
Estrechó la mano del capitán con el que había viajado casi un año, ¿o había sido más? Habían remontado las costas hasta llegar a Calimport. Ni siquiera aquella ciudad le sedujo, temeroso de alguna manipulación desde el lejano Mulhorand podría salpicarle allí donde llegaban sus mercaderes. Fue entonces cuando el capitán le habló de una región muy al norte a donde podía llegar desde Aguasprofundas, donde se despedían.
- Gracias por el viaje capitán, y por tu paciencia enseñándome los rudimentos de vuestra lengua.
- Gracias a ti Nauzet de los Malek. Un amigo de Sâleh es amigo mio. Sigo pensando que no deberías ir allí, no es lugar para nosotros. Nieva, llueve, hace frío, no es el exilio que yo elegiría amigo. Vuelve con nosotros a las ciudades de Zakhara.
- No es cómodo, no es agradable. – Niega un poco sonriendo despacio al capitán. – Zakhara será un lugar más para nosotros, pero no quiero sustituir mi país… solo me exilio de él.
- Sigo pensando que el sol te ha frito los sesos Nauzet. – hizo un gesto a un marino que le trajo un paquete alargado presentándoselo al joven que partía, de él extrajo una cimitarra. - No es la mejor que podrás encontrar, pero es mi regalo de despedida. Te cuidará durante algún tiempo.
Nauzet empuñó la familiar arma pensando que se tendría que acostumbrar a su peso y sonrió volviendo a despedirse para emprender el camino que le llevaría, junto a un grupo de comerciantes, al área que la gente llamaba la Marca Argéntea.
//disculpas, lo puse en un foro que no tocaba, así que borre el anterior y lo puse en su lugar.