De pié, firme y sin perder la mirada en el sepulturero que luchaba con la pala por cavar. El agua, su única amiga esa mañana para reblandecer la tierra y una vez más el agua haciendo también como un acompañante más en ese entierro. Solos, el sepulturero y Ezequiel esperando para dejar en el hoyo a Raislin. Era su ultima fiesta y despedida a los hombres de este mundo y solo dos hombres callados estaban junto a su cuerpo.
-Pobre viejo. Casi lo consigue y a falta de unos kilómetros más… la palma! –Dijo el desaliñado hombre que sostenía la pala a la vez que asentaba como síntoma de haber finalizado el hueco para el cuerpo.
Tras sacar un par de monedas y dejarlas encima de una lápida el viejo Ezequiel se dirigió al sepulturero.
-¿la posada mas cercana?
Tras una risa espontánea por el sepulturero añadió.
La más cercana es en Villanieve, pero no se la recomiendo, veo que tienes monedas para no acabar en ese antro. Entre en Nevesmortas, junto a la fuente. Hay buen vino.
Tras añadir otra moneda a las dos anteriores… el viejo Ezequiel puso rumbo a Nevesmortas con una sola frase.
-No bebo.
Ezequiel Azhur
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