Es caprichoso el destino.
Una vez te mantiene en lo más alto y otra, te hace caer en lo más bajo.
Eso es lo que me pasó. Lo que nos pasó, pero ahora poco importaba.
Tuve que huir una noche del que había sido mi hogar durante treinta años.
Una noche que, significó el principio de un viaje tremendamente largo, donde el transcurso de los días pasaba sin cesar, hasta que finalmente, como primer objetivo, abandoné la nación de Amn.
Una mera nota fue lo único que hizo punto de unión para nuestra pequeña comitiva élfica desde que nos despedimos en las tierras de Azhkatla hasta que nos reuniésemos de nuevo en el Norte, en la remota villa de Nevesmortas.
Mi esposo y con quien había hecho el vínculo élfico me acompañó durante mi larga travesía hasta hacer nuestra primera parada en mi ciudad natal, Aguasprofundas, donde permanecimos un mes.
De ahí partimos directamente hasta la Marca Argéntea.
Noventa días en los que fuimos atacados por bandidos, estafadores y demás hijos de Cyric. Perdimos lo poco que habíamos conseguido salvar durante el trayecto, quedándonos en nada.
Pero conseguimos sobrevivir, conseguimos reunirnos de nuevo en la villa de Nevesmortas. Nuestra pequeña comunidad élfica. Nuestra familia.
Lejos estábamos de casa. Lejos estábamos de la Reina. Pero nos diríamos hacia la tierra prometida de bardos, de magos y de clérigos.
Nuestra meta era llegar a la hermosa Gema del Norte, la llamada Argluna.
Familiar faérico que de la elfa escapa;
telarañas hechas de trampa y de plata;
Guerreros que con espada las mata;
bardos que por arma, su voz, cantan.
Hilos de plata que a la luz de luna relucen;
diez trasgos muertos que al miedo incitan;
arañas rojas que desde las copas nos miran;
veneno en nuestras heridas que escuecen.
Silmëwen, la elfa compungida, a su hada;
busca y llora, hasta que su familiar atrapa.
Hallándole en un capullo de vil telaraña;
luz en su interior que desde dentro araña.
Sével y Cirodin, matan a cientos de arañas;
Gigantes, de Fuego, de Hielo y de Marañas;
Una criatura salió al paso, con mucha hambre;
muerte le dieron con presteza a la Dorsosangre.
Y del bardo que este poema canta;
darle Lunas de Electro que le encanta.
* Poema dedicado al avariel Eywën, para que considere que
"la libertad no tiene su valor en sí misma: hay que apreciarla
por las cosas que con ella se consiguen." *
Las alas de los hijos de Erdie Fenya
“Hijos, extended vuestras alas;
vosotros que vivís sin amarras;
volad, volad libres sin cadenas;
vuestra es la belleza de sirenas.
Volad, volad libres hacia la cima;
Montaña vedada que en seno levita;
extended vuestras alas con la calima;
a Aerie, las almas vuelven con sonrisa.
No temáis nos más antiguos hermanos;
que ya cesan las guerras y las muertes;
soñad soñad que ya no quedan dragones;
sino héroes y guerreros de sino fuerte.
Hijos sois de Erdie Fenya en imagen;
libres e impulsivos sois en semejanza;
bardos con flautas hacéis que canten;
y con vuestro espíritu hacéis que dancen.
Hijos, extended vuestras alas;
vosotros que vivís sin amarras;
volad, volad libres sin cadenas;
vuestra es la belleza de sirenas”.
"El beso más amable,
La intención más dulce.
La sonrisa más sincera
En un lugar víctima de una mala era.
Los soldados más valientes,
con los corazones más ingentes.
Héroes de camino yermo,
Sin armadura ni yelmo,
Luchando por una guerra venidera.
En los brazos más seguros,
Escuchad todas las palabras buenas,
descansad entre los dulces arrullos,
de los nobles protectores de estas tierras.
Que los cuervos no os espanten,
trayendo malas nuevas,
Dejad que dioses os acompañen,
con promesas de paz y de no guerras.
Manteneos fuertes nobles gentes,
que el valor no os abandone,
que la alegría no se os escape,
pues aquellos profusos de fe,
no se desvanecerán entre los achantes"