Crónicas de un bardo en Argluna
Publicado: Mar Abr 21, 2015 4:18 pm
Música para ambientar

Epílogo
Es caprichoso el destino.
Una vez te mantiene en lo más alto y otra, te hace caer en lo más bajo.
Eso es lo que me pasó. Lo que nos pasó, pero ahora poco importaba.
Tuve que huir una noche del que había sido mi hogar durante treinta años.
Una noche que, significó el principio de un viaje tremendamente largo, donde el transcurso de los días pasaba sin cesar, hasta que finalmente, como primer objetivo, abandoné la nación de Amn.
Una mera nota fue lo único que hizo punto de unión para nuestra pequeña comitiva élfica desde que nos despedimos en las tierras de Azhkatla hasta que nos reuniésemos de nuevo en el Norte, en la remota villa de Nevesmortas.
Mi esposo y con quien había hecho el vínculo élfico me acompañó durante mi larga travesía hasta hacer nuestra primera parada en mi ciudad natal, Aguasprofundas, donde permanecimos un mes.
De ahí partimos directamente hasta la Marca Argéntea.
Noventa días en los que fuimos atacados por bandidos, estafadores y demás hijos de Cyric. Perdimos lo poco que habíamos conseguido salvar durante el trayecto, quedándonos en nada.
Pero conseguimos sobrevivir, conseguimos reunirnos de nuevo en la villa de Nevesmortas. Nuestra pequeña comunidad élfica. Nuestra familia.
Lejos estábamos de casa. Lejos estábamos de la Reina. Pero nos diríamos hacia la tierra prometida de bardos, de magos y de clérigos.
Nuestra meta era llegar a la hermosa Gema del Norte, la llamada Argluna.

Epílogo
Es caprichoso el destino.
Una vez te mantiene en lo más alto y otra, te hace caer en lo más bajo.
Eso es lo que me pasó. Lo que nos pasó, pero ahora poco importaba.
Tuve que huir una noche del que había sido mi hogar durante treinta años.
Una noche que, significó el principio de un viaje tremendamente largo, donde el transcurso de los días pasaba sin cesar, hasta que finalmente, como primer objetivo, abandoné la nación de Amn.
Una mera nota fue lo único que hizo punto de unión para nuestra pequeña comitiva élfica desde que nos despedimos en las tierras de Azhkatla hasta que nos reuniésemos de nuevo en el Norte, en la remota villa de Nevesmortas.
Mi esposo y con quien había hecho el vínculo élfico me acompañó durante mi larga travesía hasta hacer nuestra primera parada en mi ciudad natal, Aguasprofundas, donde permanecimos un mes.
De ahí partimos directamente hasta la Marca Argéntea.
Noventa días en los que fuimos atacados por bandidos, estafadores y demás hijos de Cyric. Perdimos lo poco que habíamos conseguido salvar durante el trayecto, quedándonos en nada.
Pero conseguimos sobrevivir, conseguimos reunirnos de nuevo en la villa de Nevesmortas. Nuestra pequeña comunidad élfica. Nuestra familia.
Lejos estábamos de casa. Lejos estábamos de la Reina. Pero nos diríamos hacia la tierra prometida de bardos, de magos y de clérigos.
Nuestra meta era llegar a la hermosa Gema del Norte, la llamada Argluna.