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==Descripción==
 
==Descripción==
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Los druidas son lanzadores de conjuros divinos que reciben su magia de la naturaleza, no de los dioses. Intentan por todos los medios vivir en armonía con la madre natura y odian a todo lo que no forme parte del ciclo natural, especialmente a las aberraciones y a los muertos vivientes. A medida que adquieren experiencia aprenden a adoptar las formas de los animales y, al final, hasta de criaturas mucho más poderosas. Los estrictos juramentos que prestan todos los druidas les prohíben usar cualquier clase de arma y armadura que se aparte de su tradición.
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En reinos olvidados los druidas son lanzadores de conjuros divinos que reciben su magia de los dioses (deben tener una deidad patrona relacionada con los animales o la naturaleza). Intentan por todos los medios vivir en armonía con la madre natura y odian a todo lo que no forme parte del ciclo natural, especialmente a las aberraciones y a los muertos vivientes. A medida que adquieren experiencia aprenden a adoptar las formas de los animales y, al final, hasta de criaturas mucho más poderosas. Los estrictos juramentos que prestan todos los druidas les prohíben usar cualquier clase de arma y armadura que se aparte de su tradición.
    
La furia de la tormenta, la suave fuerza del sol matinal, la astucia del zorro, el poderío del oso; todo esto y más es lo que el druida puede controlar. Sin embargo, los seguidores de esta clase no afirman ser dueños de la naturaleza; según ellos, tal afirmación no es más que una vacía fanfarronería de los habitantes de las ciudades. El druida no gana su poder controlando la naturaleza, sino fundiéndose con ella. Para los que profanan las arboledas sagradas de los druidas o sienten la ira de éstos, tal distinción suele ser muy sutil.
 
La furia de la tormenta, la suave fuerza del sol matinal, la astucia del zorro, el poderío del oso; todo esto y más es lo que el druida puede controlar. Sin embargo, los seguidores de esta clase no afirman ser dueños de la naturaleza; según ellos, tal afirmación no es más que una vacía fanfarronería de los habitantes de las ciudades. El druida no gana su poder controlando la naturaleza, sino fundiéndose con ella. Para los que profanan las arboledas sagradas de los druidas o sienten la ira de éstos, tal distinción suele ser muy sutil.

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