Myth Drannor

Para algunos, esta ciudad llamada con cientos de nombres tan diferentes como la ciudad del amor, la ciudad de los bardos, la ciudad de la belleza, la ciudad de la música, la ciudad del conocimiento... no eran mas que ruinas infectas y peligrosas.

Para otros, eran los restos de una gran ciudad con valiosos tesoros que saquear, o fuentes de aumentar su poder gracias a la gran cantidad de objetos, o pergaminos mágicos de su interior. Pero para unos pocos, era el antiguo hogar de su pueblo, que se abrió a todas las razas de este mundo, para convivir en paz, y alcanzar la mayor gloria conocida por una ciudad.


Historia

Myt Drannor es vieja, tan vieja que ningún ser viviente conoce sus comienzos. Originariamente era un asentamiento elfo; una comunidad de grandes y habitados árboles alrededor de fuentes de agua potable y lagos. Más tarde fue una ciudad élfica, un lugar de altos y afilados capiteles hechos de madera y unidos por puentes colgantes que eran arcos de madera sin barandillas.

La ciudad creció en tamaño y poder con las comunidades de la Costa del Dragón occidental, durante unos doscientos años, hasta que los humanos llegaron a la costa norte del Mar de las Estrellas Caídas.

Por aquellos tiempos la ciudad era un asentamiento de un reino de elfos lunares y del bosque, gobernados por una familia real de elfos lunares llamada Irizhyl. La ciudad era conocida como Cormanzhor, y cuando los hombres llegaron a ella la llamaron Las Torres de la Canción por la música que allí se componía.

El Coronal (rey) sobre la comunidad de Cormanzhor en aquellos días era Eltargrim, un poderoso guerrero que había ganado en sabiduría y amabilidad en su vejez. Promovió el conocimiento, el arte y la enseñanza de la magia, y previó que los humanos eran un enemigo demasiado numeroso e implacablemente ambicioso como para ser derrotado o mantenido fuera de la ciudad. Por ello envió a sus mejores magos y señores de los bosques, a reunirse con ellos, y se les invito a convivir juntos en el reino. Y en vistas a que todo el poder fuese repartido y nadie excluido o considerado enemigo, y para que el reino nunca se convirtiese en un premio disputado entre elfos y humanos, Eltargrim invitó a los medianos, gnomos, e incluso a los enanos a ir a Cormanzhor.

Los Starym y otras orgullosas familias elfas se enfadaron tanto por esta medida que se rebelaron y dejaron la Corte Élfica, yendo hacia el Oeste, a los Picos del Trueno y más allá; pero la mayoría de los elfos de Cormanzhor dieron la bienvenida a sus nuevos vecinos. La ciudad creció rápidamente en poder y tamaño.

Todas las gentes que llegaron a ella estaban acostumbradas a combatir a un enemigo común: las razas trasgoides, las cuales se reproducían rápidamente y atacaban en grandes hordas desde el Mar de la Luna, mas o menos una vez cada década.

Cormanzhor ofreció al principio un refugio para proteger a los lugareños más débiles, donde todos podían luchar hombro con hombro contra el invasor orco. Cormanzhor significaba para los trasgos un objetivo odiado, un lugar que debía ser aplastado. Llegaron a la ciudad a millares, y casi consiguieron destruirla; solo la valentía de bravos humanos y duros enanos la salvaron de una carnicería.

Eltargim decidió que la sangre de la guerra no volvería jamás a las calles de la ciudad. Intuyó que la temeraria codicia de los magos humanos podría ser compaginada con la sofisticada habilidad de los magos elfos, para producir algo que defendiese la ciudad. Una gran obra mágica que la rodease y protegiese todo el tiempo.

Durante casi doce años los magos experimentaron y trabajaron juntos, tejiendo hechizo tras hechizo, guiados por pistas y leyendas sacadas de oscuros libros antiguos elfos, creando algo espléndido con una mágica vida propia: el Mytal.

Cuando el mytal fue terminado en el Año de las Estrellas Encumbradas (216 CV), Cormanzhor fue rebautizada como Myt Drannor, y su era de grandeza comenzó realmente.

Los hombres de las abarrotadas tierras de la Costa del Vilhon llegaron en gran número, buscando las riquezas del norte del Mar de la Luna, atraídos por la evidente prosperidad de las tierras y los trabajos en metal y gemas de los enanos, asentados en El Páramo, o la parte oriental de la Costa del Dragón. Buscando evitar la destrucción de su bosque, Eltargrim los invitó a ir a Myt Drannor para comerciar, asentarse y unirse así a la creciente prosperidad de la Ciudad del Poder.

En las décadas y siglos que siguieron, Myt Drannor creció en belleza, felicidad y lujo hasta los niveles conocidos en todo Faerûn. La Ciudad de los Bardos, la llamaban algunos, o la Ciudad de la Canción, o la Ciudad de la Belleza. Los inventores y los hombres astutos fueron bienvenidos en Myt Drannor como en todas las ciudades. Bardos, cuenta cuentos, artistas, historiadores, alquimistas, magos y buscadores de sabiduría fueron bienvenidos y alentados en sus estudios. Las canciones sobre Mtyh Drannor y su popularidad, creció rapidamenmte y sus magos comenzaron a crecer en poder rivalizando con los del gran reino de Nezheril. Esta rivalidad algunas veces terminaba en guerra abierta.


Arropada por el poder de su magia, Myt Drannor destruyó con facilidad horda tras horda de orcos, y creció en fama y gloria. Sus joyeros no tenían parangon, y sus instrumentos musicales, fueron insuperables en todo Faerûn. Espectáculos de música y danza, compañías teatrales dirigidas por habilidosos bardos; todo se volvió frecuente, y las gentes comenzaron a viajar hasta Myt Drannor sólo para contemplar estas maravillas.

Myt Drannor se ganó el nombre de las "Torres de la Belleza" gracias a los bardos, y según fueron pasando los años y la felicidad reinó sobre todo los elfos, le dieron el nombre de "Ciudad del Amor", ya que en verdad todas las razas de Faerûn podían vivir allí juntas en paz y armonía.

Myt Drannor alcanzo su apogeo en el Año del Colmillo Sangriento, (661 CV). Al final de ese año el anciano Señor Eltagrim murió, y hubo grandes lamentos por su fallecimiento. El Oscurecimiento había comenzado: todos a una, los pérfidos magos humanos que habían llegado a la ciudad (desde lo que ahora es Zhay) empezaron a tejer sus intrigas, y la raza trasgoide se alzó de nuevo para atacar los boscosos lindes de la Ciudad. La asediada urbe encontró necesario nombrar un Capitán para dirigir la defensa contra las constantes incursiones.

Como todas las grandes ciudades e imperios, Myth Drannor finalmente desapareció. Para conocer los motivos y razones de la causa de la destrucción de la ciudad, hay que remontarse 1800 años antes de la muerte de Eltargrim, cuando el archimago Adlas Sodhese buscaba los perdidos Pergaminos de Nezher, la fuente de la magia de Nezheril.

Adlas había rastreado los artefactos hasta las cercanías de los Bosques Élficos, e invocó a tres grandes Nycaloth (Aulmpiter, Gaulguth, y Malimshaer), para causar estragos y descubrir la superior magia de sus ancestros. Los Nycaloth, bajo el mando de Aulmpiter, destruyeron muchas aldeas élficas, tribus enteras de sátiros y centauros, y al menos dos dragones verdes bajo las ramas de Cormanthyr. Con Adlas creyéndose al mando, el malvado cuarteto paso tres meses arrasando a los Akh'Velar (El ejercito del reino) y los Akh'Faern (Los magos del ejercito) con un alto grado de éxito. Finalmente, a principios del verano, los cuatro se aproximaron a unos cientos de metros de la ciudad de Cormanthyr , y a pesar de su considerable poder, Adlas Sodhese fue superado y destruido por la Alta Magia élfica y los hojacantantes consiguieron detener a los tres Nycaloth.

El Coronal Miirphys, los Altos Magos y un número de sacerdotes utilizaron el ritual N'Quor'Khaor de Alta Magia para atar y aprisionar a los Khov'Abilessa (los nycaloth). en una prisión subdimensional invisible e indetectable, donde los Nycaloth flotaban sobre la ciudad de los elfos. Los Nycaloth retuvieron sus objetos y armas, porque la prisión los mantenía tanto a ellos como a sus equipos impotentes e incapaces de retornar incluso a su propio plano. Flotaba a más de kilómetro y medio sobre la capital, donde podían observar el creciente esplendor de la ciudad que no consiguieron destruir. Los elfos sentenciaron en el ritual de atadura que la única llave que pudiera liberar al trío infernal fuera cuando "un Dragón Rojo que no conociera la maldad ni la avaricia en su corazón volara sobre el trono del Coronal"

En los tempranos días de Myt Drannor, el mago Saeval Ammath consiguió un huevo de dragón y mediante varios rituales arcanos alteró su fisonomía y naturaleza innatas. Saeval crió un dragón rojo con las características físicas de un dragón azul y las naturalezas mágicas de ambos. El cambio más grande que creó en el pequeño dragón fueron su naturaleza legal y buena, consiguiendo así un amigo para Cormanthyr. Con el paso de los años el dragón, de nombre Granate, y Saeval fueron inseparables.

Como era habitual, Saeval Ammath y su montura-dragón adoptada volaban a menudo sobre Cormanzhor, manteniéndose en contacto con variados y diversos asentamientos y construcciones a lo largo del bosque. Mientras volaban una noche en lo alto de Myt Drannor, sin quererlo debilitaron la prisión dimensional lo suficiente para que los tres Nycaloths rompieran las ataduras mágicas y escaparan. Los Khov'Anilessa también fueron ayudados en su huida por los rituales de llamada realizados por un chamán flind lejos en el norte, más allá del Mar del Dragón, y se teleportaron hacia él inmediatamente tras romper su prisión. Después de casi dos milenios, los Nycaloths estaban libres, y a pesar de las creencias del chamán flind, libres también de su control.

El Trío destruyo al chamán que los había invocado. Al poco tiempo, iniciaron un plan que se había forjado tras 18 siglos de cautividad. Los Nycaloth empezaron a consolidar su liderazgo de numerosas tribus de trasgoides y otras criaturas para transformarlos en una gran horda organizada militarmente. Para ayudar a mantener el control de su hueste, invocaron a gran cantidad de yugoloths menores a su lado para que sirvieran de oficiales de su creciente Ejército de la Oscuridad, hasta alcanzar un número de guerreros mayor ninguna otra horda en la historia.

Está claro que hace unos seiscientos años, en algún momento tras el Año de la Lanza Perdida (712 CV), los tres Nycaloth juntaron a todas sus tribus en un gran Ejército de las Tinieblas que, como un viento destructor, se extendió hacia el sur. Murieron a miles, atacando precipitada y alocadamente a todo ser al norte del Mar de la Luna. Pero aún así, conducidos por sus despiadados líderes, continuaron adelante.

Por aquel tiempo era Capitán en Myt Drannor Fflar un valeroso humano, con gran habilidad en el combate, aunque poco hablador y solitario. Cuando le llegaron noticias de que la horda mas terrible jamás conocida se dirigía a la capital, alzó en armas a la ciudad e instaló un puesto de vigilancia al norte de Myt Drannor.

El Ejército de la oscuridad llegó hasta ellos, y la guerra más brutal se abrió paso con furia por entre los árboles. Pero por cada cien enemigos que abatian, un millar seguía adelante, y al final, los exhaustos defensores, abandonaron el campo de batalla y el Ejército continuó su avance.

Fflar había comenzado una rápida evacuación de la ciudad. Sólo hubo tiempo para agarrar lo poco que se pudiese llevar encima y correr, antes de que el ejercito alcanzara la ciudad.

Fflar luchó entre ellos, blandiendo una gran espada que ardía mágicamente con un brillo azulado en medio del combate. La leyenda más extendida mantiene que la espada aún yace en la ciudad, en la cadavérica mano de Fflar, y nadie del oscuro ejército osó acercarse a ella. El Ejército de la oscuridad perdió a miles y miles de sus guerreros en aquel día, pero quedaron suficientes para borrar del mapa a aquellos pocos que aún defendían la ciudad, e irrumpir a través de las calles quemando, saqueando, y asesinando.

Y al final, Myt Drannor cayó, y fue arrasada. Pero, incluso cuando los últimos defensores de la ciudad habían caído, las defensas mágicas de las torres de los archimagos, y sus custodias guardianas como los golem, continuaron causando daños casi destruyéndolo por completo. Lo que quedaba del gran Ejército de las Tinieblas se separó en pequeñas bandas de salteadores, y persiguieron ferozmente a los huidos habitantes de la ciudad hasta casi la costa de Sembia, cazando y asesinando a muchos antes de que los soldados de las ciudades costeras derrotasen y pusiesen en fuga a los incursores.


Los pocos supervivientes de la Ciudad de la Belleza llevaron consigo tal cantidad de historias de terror que Myt Drannor fue dejada vacía y aislada, para que creciese su propia y maldita reputación con el paso de los años. Sólo los elfos que erraban por los bosques cercanos osaron aventurarse cerca de la arruinada ciudad. Cogieron sus armas para limpiar su verde hogar de las pululantes bandas de criaturas que habían sido parte del Ejército de la oscuridad. Este trabajo les costó toda su magia y la sangre de muchos de sus mejores guerreros.

Habiendo pagado un precio tan alto en sangre por reclamar su tierra, los elfos no recibían precisamente con los brazos abiertos a los intrusos, los cuales podían traer nuevamente peligro. Y como los salteadores humanos y medianos llegaban en gran número, los elfos cerraron los bosques a aquellos de otras razas, y encerraron a Myt Drannor tras una capa de magia élfica y una muralla de afiladas flechas. Myt Drannor se perdió para los hombres, y su leyenda creció. La Corte Élfica creció de nuevo en poder, y se mantuvo firme mientras los humanos llegaban y se asentaban en los Valles y en las costas del Mar de la Luna. Su gran número y su eficaz defensa del territorio entre las Tierras sin Ley del norte y los bosques de la Corte Élfica, aseguró que nunca más se formase un ejército como aquel y que nunca más la guerra llegaría a Myt Drannor.

Y así fue, durante muchos años nadie que no fuese elfo fue bienvenido en lo que se conoce como los Bosques de Cormanzhyr. Los propios elfos se mantenían fuera de las ruinas, manteniéndolas sagradas por la memoria de un tiempo en el que todas las razas vivían en paz y armonía.

Y las bestias que aún sobrevivían del Ejército de la oscuridad, o las que se habían liberado de las prisiones de los archimagos que experimentaban con ellas, o las que llegaron a las ruinas por portales que ya nadie vigilaba, todas hicieron de la ciudad su refugio y hogar, para horror de los locos aventureros.

En el año de la Caída de la Luna (1344 CV) el Alto Concilio de sabios y ancianos elfos que gobernaban la Corte Élfica, llegaron a la decisión de abandonar su boscoso hogar tras mas de quinientos veranos de deliberación, y de esta manera comenzaron el exilio de su reino, enviando a su gente a la maravillosa Siempre Unidos, la isla refugio de los elfos.

Algunos pocos elfos se quedaron, en parte para tratar de ocultar la huida y en parte para seguir la vigilancia de la ciudad mientras sus compañeros viajaban. Algunos elfos que amaban Faerûn demasiado como para marcharse aún se encuentran en el Bosque Elfo, o han cruzado las puertas que les han llevado al reino élfico de Eternôska, que necesita guerreros para defenderse del mal que crece a su alrededor y para defender la nueva colonia de las Colinas de la Capa Gris. Así, el manto de poder élfico que durante tanto tiempo cubrió a Myt Drannor, se fue.

Los aventureros más osados siempre han suspirado por las riquezas de Myt Drannor, y con el paso de los años nunca ha habido escasez de ricos patrocinadores en Sembia, y malvados magos en Zhentil, Mulmaster, Calont, Puerta del Oeste y Thay, que pagasen y incitaran a aventureros a explorar sus ruinas. Myt Drannor ha sido invadida una y otra vez... y siempre ha deparado rápidas y crueles muertes a la mayoría de sus visitantes.

Con el tiempo unos nuevos visitantes llegaron a Mtyh Drannor. Los Drows. Los drows no llevan mucho tiempo en Cormanzhor, pero se dieron a conocer rápidamente mediante asaltos contra los Valles de Arkhen,de la Batalla, de la Bruma y el Valle Profundo. Los drows parecen muy interesados en el mytal que cubre Myt Drannor, que intentan manipular de alguna manera llevándolo a una forma que les agrade.

En la actualidad, el reino de Cormanzhor vuelve a ser fuerte, y un bastión desde el que combatir al mal. Tras seis siglos de abandono, los eladrines, elfos llegados desde el reino salvaje de las hadas, y un cambio en la mentalidad en la sociedad elfica tras la plaga de conjuros, regresaron a este lugar para habitarlo, y defenderlo, reconquistando la ciudad de Myth Drannor. Por supuesto, la ciudad y el reino, no han recuperado en su totalidad el esplendor de sus antiguos días, pero se han unido ante la amenaza del reino de Netheril que controla lo que anteriormente era el desierto del Anaurokh y Sembia, que fue capaz de destruir Alcazar Zentil y otros bastiones de los Zhentárim, y que controla dos poderosas ciudades flotantes del antiguo Imperio de Netheril, amenazando la paz de todo Faerûn. Bajo el liderazgo de Isevele Miritar, la nueva Coronal del reino, Cormanzhor , Cormyr, y los Valles que todavía permanecen independientes, han formado una alianza contra Netheril, y en el año 1479 DC reconquistan la ciudad..