Orden de la iluminación

El mal podría hallarse tras cualquier puerta, y la sombra ocultarse en cualquier corazón. La orden de la iluminación abraza con fuerza esta máxima mientras busca y destruye al mal dondequiera que sea necesario.

La organización tiene dos brazos principales, cada uno de ellos dedicado al cumplimiento de una de las dos funciones de la orden. La primera es dar con el mal allá donde se esconda, y los acechadores azote de sombras son los que se consagran a encontrar males ocultos y atravesar las mentiras de los malvados. La segunda tarea es hacer frente directamente a estos males y los inquisidores azote de sombras son los que alzan la espada y el escudo, y llevan la lucha hasta las criaturas malignas.

Aunque muchos de sus miembros van de aventuras con sus camaradas (especialmente en asociaciones entre un acechador y un inquisidor) y con grupos de aventureros independientes, la Orden no es una organización orientada hacia este tipo de actividad. En lugar de ello, se preocupa más por encontrar y combatir los males que se esconden dentro de las comunidades civilizadas que por hallar tumbas perdidas o hacer incursiones en guaridas de dragones. Los camaradas no dudan en elogiar este tipo de acciones cuando claramente sirven a la causa del bien, pero se anima a los miembros a buscar al mal más cerca de casa siempre que sea posible.

Cómo unirse a la Orden de la iluminación

Convertirse en miembro de la Orden de la Iluminación no es tarea fácil. Un aspirante debe demostrar su dedicación, pureza y dese de combatir al mal ayunando durante tres días. Durante esta prueba, paladines y clérigos pertenecientes a la Orden visitan al candidato para plantearle difíciles cuestiones morales, entablar combates de prueba y someterle repetidamente a conjuros de detectar el mal, detectar el caos y discernir mentiras. La pertenencia a la organización también requiere una ofrenda de 100po.

No es necesario que un miembro potencial cumpla con ningún prerrequisito de clase o nivel, pero no puede ser maligno o caótico. Aunque muy pocos personajes neutrales eligen unirse a ella, los estrictos requisitos y reglas de la orden implican que solamente los personajes legales la encuentren atractiva durante mucho tiempo. La mayoría de los miembros son legales buenos, si bien una parte considerable es legal neutral.

Beneficio de los miembros

Los recursos de la Orden de la iluminación son ingentes, pero la organización procura no poner demasiados en manos de una sola persona, por muy de confianza que parezca ser. Los miembros de ella pueden contar con los acechadores azote de sombras para que les proporcionen de manera regular rumores sobre actividad maligna o sospechosa, y pueden encontrar un lugar seguro para descansar y curarse en cualquier ciudad que tenga una catedral dedicada a la orden. La intolerancia de ésta hacia el mal supone que está dispuesta a combatir cualquier amenaza real, pero no desperdiciará vidas de manera innecesaria. Si los miembros necesitan ayuda con un adversario o una fuerza enemiga particularmente malignos, es posible que pudieran apelar a un inquisidor individual.

La Orden de la iluminación codicia enormemente armas sagradas. Asímismo, también desea la destrucción de objetos malginos. La orden considera que la obtención de objetos sagrados y la destrucción de los sacrílegos está entre uno de sus deberes más importantes.

Sugerencias de interpretación

Las personalidades varían mucho entre los miembros de las dos ramas de la Orden de la iluminación. Los afiliados a los acechadores azote de sombras prefieren métodos discretos para encontrar al mal. Añaden a su conversación preguntas sutiles, utilizan el engaño siempre que creen que el bien mayor justifica tal comportamiento, y a menudo ocultan su asociación a la orden para así descubrir mejor las verdaderas intenciones de aquellos con los que se encuentran. Los acechadores con frecuencia son individuos silenciosos que observan atentamente los efectos de sus palabras y acciones tienen en otros. Son tan recelosos y reaccionarios como los inquisidores, pero menos francos y elocuentes en lo que respecta a ambos rasgos.

Los miembros afiliados a los inquisidores azote de sombras, por otra parte, confian en la fuerza física y un sentido incondicional de lo que es correcto para librar batalla abiertamente contra el mal. Firmes en su devoción a lo que ellos definen como la ley y el bien, los inquisidores hablan de manera directa y dan por sentado la culpabilidad o los motivos ocultos en la mayoría de individuos. Son muy desconfiados de los demás y parecen moverse más por celo que por consideración de los hechos.

Miembro típico

La mayoría de miembros de la Orden de la iluminación son clérigos y paladines consagrados a una deidad de la ley, el bien, la destrucción o la guerra. Las enseñanzas de la orden combinan juntas estas doctrinas en una cruzada pura para librar al mundo del mal. Gran parte de los cofrades con más experiencia acaban adquiriendo uno o dos niveles de pícaro y luego se dedican a una de las dos clases de prestigio asociadas a la orden. Aunque miembros de otras clases se unen a la orden continuamente, el grupo anima a los nuevos camaradas a que comiencen a entrenarse o bien como clérigo, o bien como paladín (si es que no lo han hecho ya) para prepararse para el ingreso en una de las dos clases de prestigio azote de sombras. Si bien es posible que a un miembro típico le falte experiencia suficiente para unirse a éstas todos ellos, aún así, consideran que sirven a uno de los dos brazos.

Para algunos personajes, el poder y la pureza del inquisidor son difíciles de mantener, y aquellos que dejan de cumplir con sus rigurosos estándares a menudo acaban convirtiéndose en los de los sirvientes más poderosos y dedicados del mal: los guardias negros. Estos traidores son una oscura plaga a la luz de la orden y son sus mayores enemigos. Para colmo de males, estos villanos con frecuencia mantienen la ilusión de que conservan su antigua condición y actúan desde el interior de la cofradía durante largos periodos antes de que su maldad se finalmente descubierta.

Saber del gremio

uno de los enemigos más mortíferos de la orden, un guardia negro conocido tan sólo por rumores y reputación, supuestamente trabaja desde dentro de los rangos más altos de la misma organización. Este villano, según se dice, ha matado o subvertido a cualquier miembro que haya estado cerca de descubrir su verdadera identidad, a pesar de los rumores de su existencia persisten. La cofradía niega oficialmente que tal individuo sea real y prohíbe terminantemente a sus miembros comentar tales habladurías. Sin embargo, los camaradas paladines utilizan detectar el mal sobre los cofrades con sorprendente frecuencia y es extremadamente raro que uno de los miembros se niegue a someterse a estos conjuros.