
Vivencias III
_ _ _ Grendival, Marappi, Kamil, Aura, Leylde, Sebastian y yo, acudimos a la llamada de Wine, que, mediante el pregonero Frido, hizo correr la noticia, de buscar Justicia y encontrar la causa del mal que aquejaba a su sobrino Claud. Una vez, todos reunidos, a pesar del fuerte olor de las cubas de ácido, escuchamos estupefactos todo lo que nos contaba el afligido peletero. Su sobrino, estaba ingresado en la Atalaya del Alba, bajo las atenciones de Ashnar. Febril, esputando una masa roja asquerosa y delirando sobre un mediano verde. Lo único que pudimos saber, era que se encaminó hasta el orfanato del norte, a entregar unas vitelas (pergamino fino de piel de terneros nonatos), con la única pista en mente, nos encaminamos hacia allí sin pérdida de tiempo.
_ _ _ A pesar de las molestias de los trasgos por el camino, llegamos sin dificultad alguna, Mimi se nos unió a nosotros. Encabecé al principio las preguntas, frente a un niño barbudo, que tenía más espalda que un nadador olímpico y más barba que Savras en el peor día de resaca. A pesar de sus repetidas peticiones de dinero para el lugar, que otros compañeros atendieron sin pedir nada a cambio, sólo se sacó en claro que Claud, llegó y se fue aparentemente bien. Mientras divagábamos sobre hombrecillos verdes… trasgos… kobolds… osgos y otros seres verdes, otros compañeros consiguieron sacar información más útil que la mía. El pequeño fue visto en aparente buen estado, saliendo hacia el norte, y hacia allí, continuamos nuestra marcha.
_ _ _ Un hombrecillo verde tiró una pedrada a nuestro explorador, Leylde, y le seguimos hasta dentro de una cueva vacía, donde entré oculta, pero la llegada de mis compañeros menos silenciosos hizo resonar todo el interior. Buscando pistas de hacia donde pudo ir, encontré huesos y una capa raída con moho rojizo en su superficie, además de sangre seca y óxido. Marappi se acercó, quiso tocar la capa, y salió despedida una nube de polvo rojizo, que inundó toda la cueva, a algunos les afectó, y empezaron a toser. Tras buscar entre más gente, encontramos un hueco hacia abajo, tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para meterme por él.

_ _ _ Recorrimos un angosto hueco, lleno de raíces que se adherían a nosotros, al igual que algunos pisamos varias trampas, preparadas ex profeso para nosotros, el túnel se ensanchaba y esperábamos a recuperar fuerzas, yo recé a A’tar, para que me diera fuerzas para continuar, alejase mis miedos, y me protegiese de los males ocultos bajo tierra. Me encontré mejor, pero nos emboscaron unos seres medio plantas, llenos de espinas peligrosas, tras ellos… un gran lago. Me acerqué al agua, y parece corriente, nos quedamos estancados sin saber por donde avanzar.
_ _ _ Sebastian me ilustra de quienes son esos seres, llamados Vegepigmeos. Grendival el Valiente, se lanza al agua, Sebastian le sigue, Marappi encuentra una grieta y se cuela por ella. Al oír que necesita ayuda, Aura y yo, ayudadas por los salientes de las piedras, nos metimos en el agua y a pesar de resbalar, a dudas penas llegamos al otro lado, , nos ayudó Grendival a subir.
_ _ _ Descansé por el esfuerzo, hasta que un vegepigmeo me dio una colleja. Tuvimos que seguir, para ayudar a Marappi. Con todos al otro lado, menos Mimi, que no quiso seguirnos, seguimos el camino buscando al mediano verde, en medio de un puente de piedra, fuimos atacados a distancia por esos seres. Con toda mi fuerza de voluntad, me proyecté hacia su lado, y empecé a quemarles vivos. Regresé con mis compañeros, y vimos al otro lado, al ser que estuvimos siguiendo. Volví a centrarme, y me proyecté a su lado, tras varios intentos, conseguí apresarle, le até con uno de mis cinturones, y me quedé viendo como todos saltaban ayudados por cuerdas, hasta donde yo estaba, menos Marappi, que necesitó ayuda de Sebastian, que hizo de trampolín para ella, y llegó sana.
_ _ _ Me agacho ante el hombrecillo verde, para hablarle y ver si contesta a algunas de nuestras preguntas, pero salvo gruñidos y chillidos, no consigo nada, hasta que eructa ante mi cara, que hace caerme de culo, si no fuera por el velo, me habría intoxicado, pero acabé con la cara roja.
_ _ _ El resto ven como un cadáver, comienza a moverse y de la boca del muerto, sale una especie de humo rojizo, la carne se desgarra por el abdomen y surge una especie de esqueje vegetal, que va tomando forma y que aprovecha nuestra estupefacción para atacarnos.

_ _ _ Decidimos proseguir nuestro camino, con la esperanza de encontrar alguna salida, me toca cargar con el “trofeo”, pero para horror mío, nos adentramos más en el interior, esta vez, el camino es más ancho, y criaturas cuelgan de una abertura superior, que nos atacan, cuando todo quedó en calma, es cuando vimos por qué nos atacaron, parece ser que protegían una especie de poblado, más cadáveres, incluso el de una vaca, inflada, que al acércanos empezó a echar gases por la boca, y esta vez, nos pilló desprevenidos, algunos empezaron a esputar una masa rojiza por la boca, otros como yo, empezamos a toser, del vientre de la vaca salió un esqueje, mucho más grande que el del anterior cadáver, y muy diferente, depende del anfitrión. Dimos cuenta de él, e hicimos lo que pudimos para quemar lo que quedaba.
_ _ _ Seguimos nuestro camino, hasta que llegamos a lo que parece ser un criadero de esporas, un lugar cerrado tanto tiempo y tan profundo, comenzó hacer mella en mi voluntad, mientras el resto intentaban erradicar el problema sin éxito yo recolocaba a mi presa, nerviosa, queriendo ya salir.
_ _ _ Cuando todos decidimos desandar el camino, hablamos de lo que debíamos hacer con el mediano verde, estuvimos de acuerdo en matarle, el problema fue, el cómo, pues Grendival se oponía enérgicamente a matarle estando inconsciente, mientras se acaloraba la discusión, dejé a Rupio en el suelo, saqué una daga del cinto, y la usé entre otras cosas, para cortar los cinturones que usé para taparle la boca y atarle, aproveché que nadie miraba, para cortarle la garganta, una muerte piadosa. Para cerciorarnos de que no volvía a surgir nada de nuevo, lo quemé.
_ _ _ Regresamos a la superficie a dudas penas, llegamos en mal estado, pero las donaciones que hizo el grupo, nos permitieron disponer de mejores atenciones en el hospicio, después de descansar un tiempo, volvimos y destruimos todo rastro del moho vegepigmeo y sellamos el camino por el que salieron a la superficie.
Moraleja: Llevar siempre alcohol y cuerda, nunca se sabe cuándo se puede necesitar.
Personajes participantes: Aura, Grendival, Kamil, Leylde, Marappi, Mimi, Sebastian y
Dahyâ
Escena guionizada por: QM-Hial y QM-Kelemvor
Bestiario I: Vegepigmeos y Espinosos (enlace)
Dahyâ.