El Arpa quebrada

[Beshaba]

Capitulo I:     Ojo por ojo



Diez sombras reunidas al amparo de una hoguera. Susurran, murmullos que cortan el silencio de la noche. Al fondo, sobre una roca, las ascuas dibujan sombras danzarinas en el rostro de la única mujer del grupo. Levanta la cabeza. Tenía nueve hombres bajo su mando. Nueve pares de manos y cuchillas dispuestos a sembrar el caos por ella. Nueve inútiles que morirían como señuelo en pos de su verdadera tarea. Chasquea la lengua y, casi de inmediato, esboza una sonrisa que ensombrece su rostro aún más. Por un segundo le había parecido sentir la desazón que se siente al compadecer a los demás. No, solo era la sed de sangre que pronto podría saciar.

- Mi señora, los hombres están listos para partir.

Los ojos de la asesina ni siquiera parpadean. Sus dedos anudan la cinta que sujetaría el manojo de flechas ya preparadas en la cadera. Aún con ello, distaba mucho de ser imperturbable. Una vez más, la voz del lacayo se vuelve a escuchar junto a ella.

- Mi señora, queda poco para la medianoche. Debemos apresur...

Ni siquiera pudo terminar la frase. Un sutil silbido enmudece al grupo. Mano y flecha eran una sola. El miserable esbirro baja la mirada, temblándole de pavor el labio inferior. Se había clavado en su pierna derecha, fijo y firme, uno de los proyectiles que la mujer estaba preparando y, sujetándolo, la fina mano enguantada de ella. Con unos horribles chasquidos el cuerpo del salteador empezaba a quedar completamente duro, petrificado. Así, con un último grito de angustia que hizo alzar el vuelo a las aves que dormitaban cerca y una expresión de horror en sus ojos, quedó el humano, condenado y confinado a esa prisión de roca para toda la eternidad. Sonríe aún más, no recordaba habérselo pasado tan bien desde la niñez. Hoy tenía pensado cumplir su venganza. Y el primer paso ya lo había dado: comprobar sus posibilidades. El mercader no le había engañado con el precio de las saetas... valían su peso en oro. Se pone en pie y estira brazos y piernas ante la atenta mirada del silencioso grupo: habían aprendido la lección. Le temían. Y eso le gustaba.

[Damian]

//Me toca postear.. luego lo cuelgo. Vuestro turno, chicos.

[seba172]

//hea, un regalito para Beshaba, gracias por el rato!


-en una habitación de la casa Balcolimbo, el joven bardo escribe en un cuaderno de forma rápida y desordenada-

“Aun no comprendo bien que paso ese día, no puedo poner mis ideas orden, terminamos la función, las monedas caían una detrás de la otra; ¿Cómo fue que una tarde tan agradable se convirtió en una noche tan nefasta?

¿Con que empezó todo? ¿Acaso fue con la pequeña Eala? No, la pobre niña es una victima de todo esto. ¡Quizás Kirath! El druida, ¿Cómo culparlo a el? A su sacrificio debo mi vida. No, los problemas empezaron con la lechuza, con la carta que traía en su lomo. El enclave estaba siendo atacado, la caligrafía de Eline es inconfundible, ella mando el mensaje.

Casi sin pensarlo abrí el portal anunciando que viajaba a Sundabar. La niña entro primero, demasiado tarde como para detenerla. Le sonreí al pastor y pedí de buena gana que nos acompañara, el elfo dejo demostrado que es un sabio, leyó lo que necesitaba detrás de mi falsa sonrisa, le estaba rogando que viniera. Yo entre al último.

Y ahí estaba, del otro lado, a pesar del mensaje no estaba a preparado para lo que veía, El Cantor en llamas, las desafortunadas mujeres que siempre parloteaban en la puerta… muertas. Un corredero de sangre que se dirigía hacia adentro ¿o era hacia fuera? ¡¿Qué más da!?. Le pedí a Kirath que cuide a la muchacha y me adentre, “10 minutos, si tu no sales, yo entro” fueron las ultimas palabras que escuche, hice de tripas corazón y me enfrente al humo.

Todo estaba hecho un caos, el mismísimo pandemónium, el fuego se había concentrado en pequeños focos, los cadáveres por doquier, quería llegar al sótano, tenia que llegar al sótano, me abrí paso como pude, el laberinto de cajas de la bodega ya no parecía tan buena idea, pero logre dar con la puerta.

Esa arpía, la muy maldita intentando de entrar por la fuerza, escuche pasos detrás mío, quizás por eso logre reaccionar, desenvainando rápidamente mis cimitarras me lance al ataque. Luego recuerdo a Eline, sus ojos clavados en los míos, llorando, desesperados. Kirath estaba en el suelo quejándose de sus heridas, ¡¿Qué fue lo que paso?!¡¿Por qué demonios no lo recuerdo!? Es como si nunca lo hubiera vivido, pero eso ya no importaba, mil cosas se dijeron, mil lagrimas se derramaron, esa arquera se robo el Pergamino de Sharnos y Damian esta en peligro. Tenemos que pensar un plan, tenemos que actuar lo mas rápido posible.”

-Al finalizar con su relato, termina por arrancar la hoja y dejarla quemar con el fuego de la vela mas cercana, su pulso ya no temblaba-

[seba172]

Acostado en la habitación de su cuarto, en un subsuelo perdido por Sundabar, una cadena de pensamientos no paraba de dar vueltas en la cabeza del joven.

Todo paso tan rápido, tan pero tan rápido, dentro de una dekhana, en Fuerte nuevo, mi primera misión en solitario. Bueno, no del todo solitario, mi sombra estaba conmigo, sin el nada de lo que paso podría haber pasado.

El vendedor de Sundabar, el sabia lo que decía no saber, menos mal que por dinero baila el perro y gracias a Tymora que mi sombra siempre tiene una bolsa bien cargada. La casa Balcolimbo, ahí se hospedaban los muy basuras, un grupo de siete u ocho y la arpía de las flechas, ¿investigar? claro que si, para algo somos espías.

La verdad que el tiempo en la universidad de Argluna valió la pena, solo aprendí trucos y conjuros muy básicos, pero más útiles que cualquiera. ¿Qué dirían ahora esos magos que se burlaban de mi cuando intentaba aprender como cuchichear un mensaje mientras ellos lanzaban monstruosos ataques de destrucción masiva? Jeh, si supieran que yo con un simple conjuro de disfraz hice lo que ellos no lograrían ni con mil trombas, lastima que nunca podré contárselos, aunque ¿Qué mas da?

Lo divertido fue cuando llegamos a la posada, una copa de vino para mí, una botella de agua para mi compañero, ya ni recuerdo cuales fueron nuestros nombres falsos. Creo que esa chica, Linda se llamaba, se emociono conmigo, no quería seducirla pero no encontré otra forma de sacarle información y mas importante aun, de que nos de la llave de la habitación del bastardo.

Segundo piso, habitación dos, nunca lo olvidare, nos comportamos como nunca antes, ¿lastimar a un tipo para que hable? Nunca lo había hecho, empezamos por el lado de la intimidación, un largo interrogatorio que no llego a nada. Las cosas se pusieron peliagudas cuando el bruto le quebró la mano, ¿quien diría que hasta la mismísima noche puede sangrar?

El cetro hizo en cinco segundos lo que nosotros no pudimos en media hora, el hombre era un cacho de carbón cuando termine de pronunciar las palabras mágicas solo quedaba una piltrafa malherida donde antes había un gran (por el tamaño lo digo) guerrero. Entre tartamudeos nos los dijo, todo para no sufrir mas, parece que el castigo físico funciona mejor que la labia en algunos casos, tendré que tener eso muy en cuenta para la próxima.

Tan rápido paso todo, tan pero tan rápido, dentro de una dekhana, en Fuerte nuevo.

[Ecnath]

Extraña noche en la que el trovador, mi amigo de la infancia, con quien tantos juegos y peleas compartí tiempo atrás dice tener algo para mí en Sundabar,allí esperaba un elfo con finas ropas, y una señorita. Mi joven amigo se dirigió sin dudar hasta su mesa, todo tenía un mínimo de sentido, hasta esa extraña frase "El mejor hidromiel de todo Faerun". No sabría decir cuanto tiempo después me encontré bajando unas escaleras hacia un oscuro lugar guiado por el elfo y quien me había llevado hasta él.

Una larga e interesante charla acabo en aquel oscuro sitio, donde quien tantos suspiros me había robado durante toda mi niñez y aun lograba ese efecto en mi me obsequiaba un bello broche con esa preciosa sonrisa y el calido roce de su mano contra la mía, pocas veces me había sentido tan avergonzado. Por desgracia no pude congelar el tiempo en ese instante y la bella dama comenzó a hablar. Había que buscar a una mujer, culpable de un asedio y varias muertes, alguien debería de saber algo de ella o alguno de sus acompañantes.

Mi compañero y yo nos pusimos en marcha hacia el mercado, quizás alguno de ellos sabia algo que nosotros ignorábamos y así fue, el viejo propietario de la tienda de magia sabia mas de lo que aseguraba, no se si por instinto o por arrojo, le enseñe una abultada bolsa de monedas, la cual funciono mejor que cualquier medicina para la memoria.

La casa Balcolimbo, ahí fue donde su dedo y su palabra nos envío, alguien parecido a quien describíamos había estado allí, esa seria nuestra próxima parada. Tuvimos que actuar como forasteros que solo estaban de paso para averiguar algo, una copa de vino, una botella de agua y un juego de dados fueron suficientes para obtener de los labios de esa camarera lo que tanto queríamos saber. La diosa de la fortuna estaba de nuestro lado, uno de los acompañantes de dicha mujer aun estaba a solo algunos pasos de distancia, Habitación numero dos, allí seria nuestra ultima parada del día.

Con toda la cautela posible abrí esa puerta, sin hacer ruidos, sigiloso como una serpiente en la espesura me adentre en su cuarto seguido por mi compañero, en ningún momento pensamos dar vuelta y retirarnos, por mas que ese hombre se asimilase mas a un oso que a un ser humano, nuevamente la dama de la fortuna estuvo a nuestras espaldas y conseguimos emboscar al hombre, hice algo que jamás creí hacer, amenazar la vida de alguien, no solo con mentiras y teatro como solía hacer, esta vez mi acero estaba sobre su cuello y las amenazas eran firmes y verdaderas, aún así se negó a hablar, incluso intento escapar en varias ocasiones, en una de ellas consiguió tomarme de un brazo y romperme la muñeca, por suerte mi compañero logro colar a la ciudad uno de sus artículos mágicos con el cual haría al hombre hablar y a mi, pegar un sacudón que en la vida habría imaginado.

Fuerte nuevo, una Dekhana fueron las palabras del ahora paralizado hombre a causa de la descarga. Decidimos no acabar con su vida, teníamos lo que queríamos de el su misera existencia no era algo que nos sirviera de mucho, pero solo por diversión lo despojamos de sus ropas y dejamos amordazado y atado con sus mismas vestimentas al umbral de la guardia de la ciudad.

Fuerte nuevo, una Dekhana. Allí estaremos los dos, el trovador y su sombra, dos compañeros y amigos que la vida había decidido unir incluso mas allá de las puertas de una taberna o un viaje.

[Eala]

//Las fotos de momento. No son de lo mejor... pero son fotos! xD

[seba172]

las fotos te quedaron EPICAS

[Malar]

Cierto, impresionante, todas muy acertadas.

[Ecnath]

Con esas imagenes para que demonios queremos escribir algo.... me encanta la que toma la nuca de la ¿elfa? y el costado de kirath... voy a utilizar la misma expresion que uso mi querido amigo Seba... EPICAS simplemente, EPICAS

[Beshaba]

MOVIENDO FICHA

La maestra arcana se disponía a pasear acompañada únicamente por la luz de la luna. Hacía días que en la villa solo se oían los rumores de la recompensa sobre Nyx Requiem, realmente a ella no le interesaba el oro, ni siquiera le interesaba Nyx, dejarse capturar para luego pasarse los días como prófuga no entraba dentro de sus planes. Mucho trabajo le había costado ir subiendo escalones en la orden, se había rebajado a ser un mero aprendiz cuando su poder superaba al del resto. Pero ya no importaba pues estaba en el consejo y podía mover todo desde las sombras desde su posición privilegiada.

Todos esos pensamientos le recorrían la mente cuando regresaba de Sundabar, había llegado a la intersección del camino de la bifurcación cuando una mujer descendió la colina para acercase a ella, portaba un arco en la mano, vestía ropas oscuras y su rostro estaba cubierto por unas telas.

Carraspeó para llamar la atención de la arcana.- Por ese bastón… ¿no serás maestra de la orden arcana? - preguntaba con cierta sorna en su voz.
- Así es, ¿Quién lo pregunta?
- Quiero hacerte una proposición, la orden a la que perteneces esta infecta y podrida, aunque supongo que tú eso ya lo sabes. Mientras hablaba se descubría la cara, no parecía pasar de los veinte años y aunque su rostro era bello una gran cicatriz le recorría la mejilla hasta llegar a la oreja.
La arcana examinó a la joven y pudo distinguir en sus ropas varios símbolos, portaba flechas con plumas negras y un puño cerrado estrujando puños de luz.
- Y tú sabes cómo arreglar eso supongo-. Nadie se acercaba tan directo a ella si no estaba loco o sabía bien lo que hacía, y esta joven le daba la impresión de que sí sabía lo que hacía.
- ¿Qué te parece si hablamos en otro lugar más tranquilas?
Tras alejarse del camino ambas mujeres continuaron con la discusión.
- Como decía…en tu orden hay una arcana…que va siempre con ese elfo rubio, pues bien yo podría ayudarte a quitártelos de en medio, a cambio quiero que tú me quites a dos sujetos que se entrometen en mis asuntos.
De su cintura extrajo dos pergaminos que entregó a la arcana. - Ahí están los rostros de los sujetos, seguro que no será tarea difícil para ti.
- El problema es que yo no soy una asesina cualquiera, no me gusta mancharme las manos si no es realmente necesario.
La joven soltó en ese momento una gran risotada - ¿asesinar? Nadie ha hablado de asesinar, solo quiero que no me molesten, creo que tienes el corazón más negro de lo que me habían contado.
Una sonrisa también apareció en el rostro de la arcana.- Parece que tenemos distintos términos cuando nos referimos a quitar del camino…pero bien, acepto tu trato, me viene bien algo de movimiento.
- Perfecto, solo espero que no seas tan estúpida como para dejar que te descubran, nos interesa que continúes en la orden de magos-. De nuevo la joven volvió a reír.- Bueno, ya nos veremos…deberías pensar en unirte a nosotros..
-Tal vez otro día.
Así cada mujer tomo distinto camino y pronto dejaron de verse. Le tocaba mover ficha en esta contienda y como de costumbre iba a trabajar para ambos bandos, ¿se habían fijado en ella? ¿O había alguien que la había recomendado? Pronto sus dudas se irían resolviendo…