Historia de la Marca Argéntea

La mayoría de los faerûnios consideran que el norte es una tierra salvaje e indómita de aullantes ventiscas, montañas nevadas y bosques inexplorados, frecuentada por monstruos terribles y hordas merodeadoras de orcos sedientos de sangre. En centenares de relatos horripilantes sobre peligros y penalidades, el norte es un vasto paisaje frío y sin ley imposible de dominar. Sombrías fortalezas enanas, orgullosos bárbaros y reinos élficos casi legendarios pueden desaparecer una mañana cualquiera arrasados por una horda de orcos o un vuelo de dragones... Sin dejar nada más que una extensión de tierra salvaje inexplorada.

Más o menos de este modo lo cuentan las gentes del sur. Los caminos, las ciudades en alza y las prósperas granjas fortificadas pueden ser más escasas en la frontera salvaje que en las tierras más calidas, pero decir que la zona es incivilizada y que lo ha sido siempre es simplemente un error. Si el norte siempre ha sido una aullante tierra salvaje, ¿quién escavó esas minas abandonadas y todas esas torres en ruinas?

Extracto de la Historia del Norte

Las tierras que ahora comprenden la marca argéntea tenían un aspecto muy diferente hace millares de años. En aquellos días aún no existía el desierto de Anaurokh. Todas las tierras excepto las montañas más frías y los páramos rocosos estaban cubiertas de densos bosques, divididas por ríos que discurrían de modo muy parecido al actual. En las profundidades de la bruma crepuscular, los elfos levantaron su primeros y más poderosos reinos en esta zona: Aryvandeir, en las profundidades del bosque Alto; Ilefarn, a lo largo de la costa de la Espada septentrional; y Miyeritar, que ahora es el marchito gran Páramo. Estso reinos permanecieron durante muchos millares de años; los enanos de Delzun conquistaron las montañas y las cavernas desde el espinazo del mundo hasta el mar Estrecho, donde ahora se encuentra el borde occidental de Anaurokh; los trasgos prosperaron por doquier; y los orcos ascendieron hasta los picos y glaciares más septentrionales.

También los humanos vivieron en el norte; aprendieron magia de los elfos y lucharon contra los orcos sobre las ruinas que quedaron cuando los grandes reinos élficos guerrearon entre ellos. El primer reino humano de importancia fue Ilusk, ahora poco más que un eco en la ciudad de Luskan. Ilusk estaba situada a lo largo de la costa de la Espada, aunque en la actualidad su extensión real sólo son conjeturas. Donde el reino enano de Delzun alzó su frontera sur, se originó Nezheril. Este poderoso imperio, la segunda gran tierra humana en el norte, creció alrededor del mar Estrecho entre el -4.000 y el -3.000 CV. Con su arrogancia, los humanos de Nezheril intentaron usar magias mayores y más temerarias de las que los elfos nunca se atrevieron a dominar.

Los magos de Nezheril explotaron el mismo poder de la propia Urdimbre, usando su increíble poder para dar vida a maravillas y terrores nunca vistos en Faerûn. Mientras los magos de Nezheril se peleaban, los fhaerimm, su enemigo secreto, elaboraban una terrible hechicería y envenenaron el corazón del reino humano con un desierto mágico. El catastrófico final de Nézheril llegó el -399 CV, el año de las Telarañas hendidas, cuando el archimago Karsus intentó lanzar un conjuro que le convertiría en un dios (pero falló, y en su caida destruyó a Mystryl, la diosa de la magia, y a cualquier otra obra mayor sostenida por el Arte).

Los supervivientes de Nezheril se esparcieron mientras los orcos surgían de las montañas hacia cualquier lugar del norte en una cantidad nunca vista hasta entonces. El antiguo reino enano de Delzun cayó en el -100 CV. Solo entre los reinos del norte, el reino élfico de Ierlann aguantó contra la marea orca. Algunos de los descendientes de los nezherinos fundaron u ocuparon las fortalezas septentrionales que se convertirían en Ascalcorno, Argluna, Eternlund y Sundabar. Otras decayeron en la barbarie, mezclándose conlos iluskanos y se convirtieron en el pueblo Úzhgardt.

Los elfos de Ilefarn y los enanos supervivientes, los descendientes de los nezherinos y los norteños se agruparon contra el ataque de las razas saqueadoras en el 523 CV para formar el breve reino de Fhalormia, también conocido por el reino de las tres coronas. El reino perdido, como se le conoció después, retuvo a los orcos y trasgos, sólo para ser eliminado por la horda de los Yermos en el 615 CV. Los guerreros mágicos de Fhalormia pasaron sus últimos días luchando contra todos los saqueadores que podían alcanzar, mermando las filas de los gigantes y los trasgoides durante varios siglos.

En el 882 CV, los altivos magos señoriales de Ascalcorno provocaron la perdición de la ciudad. Primero fueron atraídos con engaños hacia la oscuridad por incursiones secretas de diablos. Los poderosos magos convocaron a demonios para luchar contra la amenaza interior, y la ciudad cayó ante los demonios, que invadieron las ciudades vecinas, el reino élfico de Ierlann y el reino enano de Ammarindar. Con la caída de Ierlann, ya no existía ninguno de los viejos reinos del norte. De las viejas tierras, sólo Eternoska y unas pocas ciudadelas enanas sobrevivieron como fortalezas aisladas en las hostiles tierras salvajes.

Pero nuevos reinos se estaban levantando en el lugar de los antiguos. Junto a la desembocadura del Dessarin, Aguas Profundas ascendió rápidamente para convertirse en el punto de referencia del norte. Desde él, los pobladores reclamaron los valles del Dessarin y del bajo Delymbair, y colonizaron Secómber, Aguas fuertes, Lorkh, Triverrôn y Lonjaeces. Argluna se fundó en el 574 CV como una pequeña mancha en un lugar de cruce ribereño y fue creciuendo constantemente hasta convertirse en la Gema del norte. Se establecieron caminos, senderos y estructuras comerciales, y el norte se abrió.

Como sus predecesoras, estas nuevas ciudades y reinos también lucharon contra las hordas y monstruos hostiles que plagaban la región. En el 1235 CV, una enorme horda de orcos descendió de los picos más septentrionales sobre todas las tierras hasta Calimshán, asediando Aguas profundas y desvalijando el resto de asentamientos a su paso. Los ejércitos y los magos se reunieron rápidamente para detener los expolios de los orcos antes de que Calimshán fuera arrasada. Aunque las huestes civilizadas vencieron, los saqueos de orcos continuaron en la Faerûn occidental hasta el 1241 CV. En un año de determinada eliminación de orcos, los ejércitos occidentales eliminaron temporalmente a los colmilludos de las tierras meridionales y los rebajaron a unas rotas partidas en el norte lejano. Mientras los orcos lamían sus heridas, los enanos escudo del norte convocaron una campaña con la intención de recuperar sus tierras perdidas tanto tiempo atrás. La primera generación de enanos combatientes nacida después del Tronar en el 1306 CV creció hasta convertirse en adulta, se levantó en armas y engrosó las filas del pueblo robusto. La primera conquista enana significativa de este gran esfuerzo llegó en el 1356 CV, cuando Brúenor Mazaguerra mató al dragón de la sombra Lóbrego, ahuyentó a sus sirvientes duérgar y se proclamó a si mismo el Octavo rey del Salón de Mithril.

Aunque los saqueadores nunca dejaron de actuar, a finales de verano del 1367 CV, una horda de ciento cincuenta mil orcos bajo las órdenes del rey Grenair cargó desde las cordilleras norteñas y golpeó a la Ciudadela de las muchas flechas, ocupada por el rey Oboldo. Durante cuatro meses, los dos ejércitos orcos se dieron zarpazos el uno al otro, hasta que Oboldo mató a Grenair en combate singular, descomponiendo a su horda. Los enanos del clan Corona de guerra, reforzados con tropas de Argluna, atacaron a los exhaustos orcos de Muchas flechas y prendieron la ciudadela. Oboldo huyó al norte para esconderse en el espinazo del mundo, y el rey Emerus Corona de Guerra fue coronado victoriosamente en la ciudadela, restaurando el antiguo nombre de Felbarr.

En el duro invierno de 1368 CV, los ataques de trolls sobre la ciudad de Nesmé se volvieron más salvajes y frecuentes. Algo estaba echando a los trolls fuera de los páramos. Resultaron ser partidas de guerra de los gigantes de la niebla, de las nubes y de las colinas, desplazados a su vez de sus hogares en el Espinazo del mundo por (entre otros) los orcos de Oboldo. Con el año más avanzado llegó la audaz captura del castillo Puerta del infierno por la tribu Úzhgardt del oso azul.

En el 1369 CV, seres infernales de Puerta del infierno atacaron Argluna y Sundabar. Quemaron gran parte de Sundabar antes de que fueran rechazados, pero la magia de Alústriel defendió a Argluna. El castillo puerta del infierno rápidamente desvió su ataque hacia la ciudadela de las Brumas, el hogar del misterioso Brumaestro aunque éste se las arregló, mediante una gran magia y varios Arpistas que sacrificaron sus vidas deteniendo el ataque, para destruir el castillo Puerta del Infierno con una gran explosión. Los ejércitos de Eternlund, actuando conjuntamente con la buena gente del bosque Alto, masacraron a los tana'ri supervivientes del castillo Puerta del Infierno. Túrlang de los ents se movió rápidamente para ocupar el bosque al norte y al este que rodea las ruinas del castillo Puerta del Infierno, cerrando de paso la zona al comercio de los humanos.

Durante los útltimos tres años, las expoliaciones de trolls y gigantes se han convertido en más peligrosas, amenazando la frágil paz del norte. Para resistir ante las fuerzas del mal, la gran dama Alústriel de Argluna llamó a los líderes de los asentamientos más importantes a consejo en 1371 CV. Desde el antiguo Delzun, las tierras de la Luna y el valle Rauvin vinieron señores elfos, humanos y enanos para buscar respuesta a sus problemas comunes. De ese encuentro, en algunos momentos tempestuoso, surgió la alianza de la Gran dama, una confederación de ciudades conocida como la Liga de la Marca Argéntea.

Fuentes

  • La Marca Argéntea accesorio de Campaña para Reinos Olvidados